Violencia, barbarie y genocidio en el
Antiguo Testamento
Tabla de contenidos
1 Introducción
2 Metodología
3 La herencia de Marción
4 El Dios del Antiguo Testamento
4.1 Atributos
4.1.1 No comunicables
4.1.1.1 Es eterno
4.1.1.2 Omnipresente
4.1.1.3 Omnisciente
4.1.1.4 Omnipotente
4.1.1.5 Inmutable
4.1.2 Comunicables
4.1.2.1 Amor
4.1.2.2 Santidad
4.1.2.3 Justicia
4.1.2.4 Veracidad
4.1.2.5 Misericordia
5 Perspectiva histórica-social
5.1 El mal
5.2 Las guerras
6 Relación entre violencia e ídolos
7 Posibles claves hermenéuticas de lectura para la compresión de los textos
7.1 La imagen del Antiguo Testamento es incompleta, distorsionada y es en Jesús
que toma sentido
7.2 Respuesta necesaria ante un momento histórico-teológico concreto
7.3 Información incompleta y por tanto errónea de los autores debido a que el
proceso de revelación es progresivo
7.4 El mal proviene del hombre, Dios no justifica sino que busca poner límites a
la violencia
7.5 El mal proviene del hombre, es usado por Dios y será erradicado en un final
escatológico
7.6 Confusión de las exigencias de Dios con las de los ídolos
7.7 Es un error que solo puede ser alegorizado u obviado
8 CONCLUSIONES
Introducción
Resulta escalofriante la lectura de textos del Antiguo Testamento que narran con absoluta crueldad y frialdad las matanzas sangrientas de pueblos enteros (Sam. 15 y 16), incluyendo mujeres, niños, niños de pecho, ¡incluso los animales! Completos genocidios, fruto de la obediencia del pueblo hebreo a un mandato divino.
He continuado leyendo con una mirada de cierto pavor ante imágenes del profeta Samuel cuando asesina a Agag, no solo matándolo a espada, ni siquiera le resulta suficiente decapitarlo, sino que lo descuartiza, haciendo un despliegue de barbarie, ira y ensañamiento. Una vez muerto Agag lo golpea con su espada separando brazos y piernas del cuerpo, demostrando el enfado de YHWH porque Saúl había dejado un superviviente de su asoladora masacre.
Relatos como este constituyen escenas sangrientas, violentas, desagradables y horribles, una salvaje carnicería que casi pareciera sacada de un relato “gore” . Por ello, y entendiendo que el Dios al que rindo mi vida en agradecimiento, por el amor, la misericordia, el perdón y la fidelidad a las promesas hechas a su pueblo (de las que me ha hecho heredera por su gracia), no se ajusta demasiado a la idea de estas brutales narraciones, he querido buscar una explicación que me ayudase a disipar esta inquietud que me produce la lectura de estos textos que en su mayoría muestran la sed de venganza, la crueldad, la sangre, la barbarie y la violencia que caracterizan a los genocidios, guerras y sacrificios ofrecidos y realizados en el nombre de YHWH.
Es importante desmarcarnos y superar conclusiones
como la del exegeta P. C. Craigie:
´´No encontré nada que pudiera dar respuesta a mi pregunta, es decir al miedo
teológico que yo sentía porque Dios y la guerra parecían ser una misma cosa``
Metodología
En este ensayo he de reconocer que la base que he usado como clave ha sido la de reconocer que como lectora de las Escrituras y estudiante de teología, he entrado en un campo apasionante y dinámico de la profundización de la Sofía de Dios.
Planteándome interrogantes, elaborando preguntas, indagando en la historia del pensamiento y de los acontecimientos que nos han precedido, enjuiciando mis propias seguridades, aceptando de ante mano, que tal vez muchos de mis interrogantes quedarán sin respuesta.
Me he acercado a los textos con una disposición sincera de diálogo , en el que asumo el riesgo de ser convencida y convertida por estos, transformando mis propias ideas y prejuicios con los que llegamos siempre a los textos. Es con esta actitud con la que he querido desarrollar este trabajo.
Debido a la complejidad del tema, a la hora de abordarlo he querido establecer unas bases lo más claras y concretas posibles que me permitiesen un diálogo posterior con los textos de la Escritura y con las distintas posiciones en cuanto al tema, e incluso extraer las mías propias al profundizar en estas premisas.
Pues bien, he comenzado por hacer un acercamiento al personaje de Marción y a su doctrina, como modelo de pensamiento que muchos de los creyentes de hoy sostienen (aún sin saberlo), intentando dar respuesta al interrogante que abrió en cuanto a quién es Dios, he formulado un resumen con lo que conocemos sobre quién y cómo es Dios, haciendo una breve definición de los atributos divinos.
He continuado definiendo brevemente tres conceptos claves (el mal, las guerras y la relación entre ídolos y violencia) que unidos a lo anterior pudiesen establecer una base firme de discusión sobre las posibles interpretaciones y explicaciones que se pueden dar a la violencia en el Antiguo Testamento.
La herencia de Marción
Muchos cristianos hoy, todavía se acercan a las Escrituras, concretamente al Antiguo Testamento desde una visión marcionita de Dios .
La iglesia superó esta crisis, declarando que el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, no es otro que el Dios creador de todo lo visible e invisible, la creación proviene de él, y la creación es “buena”, como diría Génesis. Es la rebeldía y desobediencia del hombre lo que introdujo el caos y la muerte en la creación de Dios. A pesar de ello Dios actúa con el hombre como nos dirá la Palabra con amor, gracia y misericordia.
Pero ¿por qué en un tiempo en el que todos leían el mismo Antiguo Testamento como única Palabra de Dios, solo Marción y grupo de seguidores, fueron capaces de ver y denunciar que en los textos sagrados se encerraban historias espantosas llenas de crueldad y de violencia?
¿Acaso el resto de estudiosos de la Ley y los profetas no hacían una misma lectura de estos textos bélicos? Tal vez esto sucedió, por la misma razón por la que nosotros no entendemos ciertas cosas, porque la clave hermenéutica con la que ellos se acercaban no era la misma con la que nos aproximamos nosotros hoy y con la que quiso acercarse Marción.
Cuando el pueblo de Israel se acerca a la Torá lo hace desde sus propias experiencias con YHWH. Cuando los cristianos nos intentamos poner en contacto y salvar la frontera de tiempo y espacio creo que todo este proceso se torna sino imposible, muy complicado.
A mediados del s. II aparece el movimiento marcionita, iniciado por Marción. Natural de Ponto, es hijo de un obispo y fue educado en la fe cristiana. En el año 139 viaja a Roma donde comenzó a exponer sus opiniones y enseñanzas. Sobre el año 144, tras reunir a un grupo de seguidores, se separa de la iglesia formando una iglesia a parte.
Sus enseñanzas de carácter antisemita, tienen cierta influencia gnóstica, afirmaba que el Dios del Antiguo Testamento y de los judíos era un dios malo, un Demiurgos , ya que un mundo lleno de sufrimiento y crueldad solo puede ser obra de un ser malvado y no de un Dios bueno, el Dios del Antiguo Testamento y de los judíos por tanto era un dios malo.
¿Podía haber acaso un dios peor que el dios racista que elige al pueblo judío y se desentiende del resto de la humanidad? ¿Un dios más despreciable que ese dios vengativo, receloso, iracundo, que espía a los humanos para echarles en cara sus pecados con castigos desproporcionados?
Sostenía que en contraste con el Dios de los judíos había un segundo Dios, de amor y misericordia, que había permanecido escondido hasta que se reveló en Cristo, que vino en apariencia humana pero no como hombre real ya que consideraban el cuerpo, la carne como ´´mala``.
Este Cristo, vino en forma ´´fantasmagórica`` a rescatar y librar a la humanidad del gobierno del malévolo Demiurgo, siendo los fieles seguidores de éste los que crucificaron a Cristo sin saber que su muerte era el pago por el que el Dios de amor compraba a los hombres del poder del Demiurgo permitiéndoles escapar del reino de las tinieblas y de las exigencias legalistas del judaísmo.
Además negaba la autoridad del Antiguo Testamento,
considerando que era un libro judío que no le servía para nada a los cristianos,
arremetiendo contra el Dios del que hablaba considerándolo muy inferior al Dios
y Padre de Jesucristo del que habla el NT.
Acusaba a la iglesia de haber obscurecido la verdad del evangelio al intentar
combinarlo con el judaísmo.
Marción no solo desgarró la autoridad de las Escrituras arrancando el Antiguo Testamento, sino que se hizo un NT ´´a su gusto``, siguiendo su propio criterio y opinión.
Extrajo aquellos textos que consideró demasiado judíos de los escritos de Pablo a los que añadió el evangelio según Lucas, recopilando una de las primeras colecciones de escritos del NT, un NT más reducido y según él más puro.
Fue expulsado de la iglesia y considerado hereje. Sus enseñanzas heréticas impulsaron a los cristianos contemporáneos a hacer apologética frente a estas herejías, impulsando el establecimiento oficial de los libros que constituirían el canon del NT y la unidad en las bases doctrinales del cristianismo.
Se afirmó así que el Dios y Padre de Jesucristo no
es otro que el mismo Dios del Antiguo Testamento, Creador de todo, y que fuera
de él no hay otro. Que el mundo material no es malo en sí mismo, sino que la
corrupción, maldad, injusticia y dolor que existe es fruto de la rebeldía del
ser humano.
Es cierto que en Jesús se manifiesta el amor, la gracia y la misericordia de
Dios, pero esto no es una revelación novedosa, sino que JWHW contiene en su
naturaleza estos mismo rasgos.
Todavía hoy cuando consideramos a Dios como un Dios de amor desgarrando de su naturaleza el concepto de justicia, cuando menospreciamos el Antiguo Testamento y sus enseñanzas, cuando hacemos alarde de una fe exclusivamente neotestamentaria, reflejamos aun sin ser conscientes, las enseñanzas heréticas y erróneas de Marción.
Hoy, aún tenemos en nuestras filas algunos “destellos de marcionitas” que se dejan ver de vez en cuando en nuestras iglesias, que quieren fragmentar a Dios y su Palabra.
Una forma que tenemos de hacer una lectura correcta de los textos del Antiguo Testamento, desde nuestra condición de cristianos, evitando caer en una idea marcionita acerca de Dios es conocer quién es en realidad este Dios, teniendo en cuenta una verdad básica que sostiene nuestra fe cristiana: Jesús es el más claro reflejo de la persona de Dios.
Es el Logos encarnado, la máxima y más perfecta manifestación de Dios, la revelación más completa de lo que Dios es, su naturaleza, atributos, etc. Toda la Escritura (Antiguo Testamento y NT) hablan de un mismo y único Dios, YHWH el Dios de los judíos es el Dios encarnado en Cristo, el Dios de los cristianos y no hay otro.
Como primer paso en este camino de comprender la crueldad en ciertos textos veterotestamentarios, responder a la pregunta suscitada por Marción y que todavía sigue en pie en muchas mentes: ´´´¿Cómo es Dios de verdad?```
El Dios del Antiguo Testamento
Atributos
A lo largo de la historia han sido muchas las opiniones que se han formulado en cuanto a quién y a cómo es Dios. Algunos lo han visto como un número de emergencias al que llamar cuando tenemos un problema que requiere una solución rápida, llevada a cabo por un profesional (un Dios fontanero, electricista, incluso bombero).
Otros lo ven como un policía secreto que nos hace un seguimiento exhaustivo (tras sus gafas oscuras, ocultando su rostro tras un sombrero y un periódico que lee del revés), hasta que nos sorprende infringiendo alguna ley, para entonces sacar su libretita de multas y castigos.
Otros lo ven como un abuelito sentado en su trono celestial, con su larga barba blanca y su mirada de bonachón que pasa por alto las malas conductas de los hombres.
O tal vez como un juez inexorable, implacable y cruel al que no se puede apelar, y que hará recaer toda su furia y todo el peso de la justicia sin posibilidad de apelación alguna sobre el hombre.
Voy a citar los atributos no comunicables de Dios, que constituyen su esencia misma.
No comunicables
Dios es espíritu (Jn.4:21-24).
Posee personalidad (es alguien y no “algo”).
Es eterno
(Gn.21:33; Ap.1:18).
Omnipresente
(s.139:7-12).
Omnisciente
(s. 147:5).
Omnipotente
(Gn.17:1; 18:14).
Inmutable
(Num. 23:19; Stgo. 1:17)
Quiero detenerme un momento en algunos aspectos que nos permiten profundizar un
poco más en el carácter de Dios, en cuanto a sus características morales, es
decir, aquellas que condicionan la manera en la que Dios se relaciona con su
creación y en particular con los seres humanos.
Comunicables
Amor
“Dios es amor” (1Jn.4:8). La misma esencia de Dios se compone de un elemento
base, el amor. Ese amor se manifiesta claramente en su benevolencia y
providencia, a pesar del inmenso desorden moral al que estamos apegados. Sin
duda es en la obra redentora de Dios encarnado y clavado en una cruz donde se
hace patente el amor en acción que Dios tiene (es más, que Dios es en sí mismo)
y que se manifiesta de forma visible. Romanos 5:8,9 “Pero Dios demuestra su amor
para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos
salvos de la ira de Dios por medio de El.” Como el amor de Dios está firmemente
enraizado en el carácter personal de Dios mismo, es más profundo que el de una
madre por sus hijos (Is. 49.15; 66.13). Esto puede verse más claramente en Os.
1-3, donde la relación entre el profeta y su infiel esposa Gomer ilustra la base
última del pacto de Dios en una relación más profunda que la puramente legal, en
un amor que está dispuesto a sufrir. El amor de Dios es parte de su
personalidad, y no puede ser afectado por la pasión, o desviado por la
desobediencia (Os. 11:1-4, 7-9). La infidelidad de Israel no puede afectarlo,
porque “con amor eterno te he amado” (Jer. 31:3).
Santidad
Etimológicamente proviene del hebreo qodesh y denota “separación” y
consagración. Dios es Dios y no mundo, como dice Oseas “Dios y no hombre, el
Santo” Os.11:9.
Su santidad denota su perfección moral absoluta, que trasciende a lo creado, y
que no habita con lo malo o impuro. Su relación con su pueblo está profundamente
marcada por esta dimensión ética de Dios, y por tanto su pueblo con todo lo que
tenía que ver con Dios adquiría el carácter de sagrado, apartado de lo profano (Zac.14:20).
“Porque yo soy el SEÑOR vuestro Dios. Por tanto, consagraos y sed santos, porque
yo soy santo. No os contaminéis, pues, con ningún animal que se arrastra sobre
la tierra.”
Dentro de este concepto encontramos otros dos: justicia y veracidad.
Justicia
Absoluta rectitud de Dios en su persona y en la relación con el hombre.
Dios mismo es justo (2 Cr. 12.6; Sal. 7.9) por tanto todo lo que pide del hombre
es correcto ´´La ley del Señor es perfecta``(s.19:7) así como perfectos son sus
juicios (s.119:39,62; Hch.17:31). Por tanto la obra de salvación tiene como base
la justicia de Dios
´´Porque la paga del pecado es muerte`` (Ro. 6:23), todo hombre es pecador y por
tanto merece ser condenado, y Dios ha querido salvarlo no burlando su propia
justicia perfecta sino cumpliendo sus exigencias mediante la expiación de Cristo
.
La justa intervención de Dios (que aborrece la inmoralidad) en contra de la
iniquidad de los hombres injustos es un consuelo para el pueblo de Dios que a
menudo clama por justicia ante la inmoralidad cometida por hombres inicuos
(s.37; 1S.8:3ss). Dios es, por lo tanto, un juez justo que obra a favor de su
pueblo (Sal. 9.4; Jer. 11.20), y de cuya justicia depende ese pueblo para su
liberación (Sal. 31.1; Jer. 11.20). Así surge la fusión de los conceptos
mencionados de justicia y salvación. Dios es ´´Dios justo y (por lo tanto)
Salvador`` (Is. 45:21; Sal. 36:6; Is. 61:10).
Para el Antiguo Testamento Dios es el Creador y por lo tanto es el fundamento y
la garantía del orden moral. Su justicia está, por consiguiente, íntimamente
relacionada con otros atributos morales más generales, tales como su santidad.
El Creador, sin embargo, es también el Redentor, y su justicia se ve en su
actividad redentora. Es más, la experiencia que Israel tuvo de la justa
liberación de Dios en el pasado lo llevó a la expectativa de un acto salvífico
futuro.
El Mesías prometido que había de venir aparece como receptor e instrumento de la
justicia divina (Sal. 72:1ss; Is. 11:3-5; 32:1-20; Jer. 23:5).
Esto es así hasta tal punto que es “Justo” uno de los títulos que se le da al
Mesías (Is. 53.11; Hch. 3.14; 7.52; 22.14).
Veracidad
´´Dios no es hombre para que mienta`` (Num.23:19), Dios es la Verdad (Jn.17), lo
que el dice siempre se corresponde con la realidad, esto hace que sus promesas
sean un fuerte consuelo porque ´´es imposible que Dios mienta``.
Hebreos 6:17-20 ´´De la misma manera Dios, deseando mostrar más plenamente a los
herederos de la promesa la inmutabilidad de su propósito, interpuso un
juramento, a fin de que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que
Dios mienta, seamos grandemente animados los que hemos huido para refugiarnos,
echando mano de la esperanza puesta delante de nosotros, la cual tenemos como
ancla del alma, una esperanza segura y firme, y que penetra hasta detrás del
velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho, según el orden de
Melquisedec, sumo sacerdote para siempre.``
Misericordia
´´Misericordia``, ´´misericordioso`` y ´´tener misericordia`` son traducciones
de varias raíces hebreas y griegas diferentes que se traducen por medio de otros
sinónimos, tales como ´´bondad``, ´´gracia`` o ´´favor``.
Ésta se identifica con la fidelidad de Dios a una relación establecida con
Israel o con un individuo, como manifestación de su gracia, y a pesar de la
infidelidad, desobediencia y rebeldía del hombre.
Como dice Snaith“Esta negativa firme y persistente de Dios a desligarse del
errático Israel es el significado esencial de la palabra hebrea que traduce
benevolencia” “Es el misericordioso favor del superior al inferior,
completamente inmerecido”.
Dios es “Padre de misericordias” (Ex. 34.6; Neh. 9.17). “Sus misericordias sobre
todas sus obras” (Sal. 145.9).
Por su misericordia somos salvos (Ef. 2.4). A menudo Jesús fue “movido a
misericordia”, y nos dice, “Sed… misericordiosos, como también vuestro Padre es
misericordioso” (Lc. 6.36; Mt. 18.21ss).
Este atributo del carácter de Dios expresa sin duda el aspecto más afectivo de
su amor: su compasión y piedad.
Descartando por tanto la posición marcionita, que ya quedó zanjada en el s.II,
como hemos comentado, debemos buscar una explicación a la violencia, barbarie y
genocidios en el Antiguo Testamento desde la premisa indiscutible de que el
nuevo Testamento no revela a un nuevo Dios, diferente del Dios del Antiguo
Testamento, por tanto es falsa la idea de que el Dios de los judíos era un Dios
vengativo mientras que el Dios del nuevo pacto es un Dios perdonador.
La Biblia en su totalidad revela a un único Dios, inmutable, que es a la vez
justo y misericordioso (Dt.6:4; Mc.12:29; Stgo.2:19).
Perspectiva histórica-social
El mal
El significado de la palabra “mal” es más amplio que la de “pecado”. La palabra
hebrea viene de una raíz que significa “dañar”, “romper en pedazos”, se trata de
algo que se rompe y, en consecuencia, pierde todo su valor.
Esencialmente significa aquello que es desagradable, ofensivo. Esta palabra
establece la relación directa que existe entre una mala acción y sus
consecuencias. En la antigüedad el concepto del mal y la violencia tenían un
cierto carácter sagrado.
En Babilonia los antiguos pensaban que en estos conceptos se encontraba el mismo
origen del mundo:
´´el dios Marduck, acompañado de vientos y relámpagos, había aplastado el cráneo
de Tiamat (el caos) y cortado en dos mitades su cadáver; con una de esas mitades
fijada en lo alto formó el firmamento para sostener las aguas de arriba, y con
la otra mitad creó el resto.``
Las guerras
La palabra en hebreo que se traduce es milh\aµmaÆ, aparece 313 veces en el
Antiguo Testamento y proviene de la raíz de la palabra, laµh\am, ‘luchar’.
Desde el punto de vista geográfico la posición de Palestina con respecto a
Mesopotamia y Egipto era crucial, ya que debido a que el gran desierto de Arabia
hacia de separación entre estas dos civilizaciones además aseguraba, que el
contacto fuese casi siempre por Palestina.
Estos encuentros eran normalmente enfrentamientos de carácter hostil, de forma
que Palestina no pudo evitar ser testigo implicado (y también botín de guerra)
sin buscarlo de los conflictos durante años en los dos últimos milenios a.C.
A esto hay que añadir que el pueblo de Israel conquistó un reino para sí solo,
mediante una guerra de conquista y que una vez que se establecieron, tuvieron
que llevar a cabo guerras defensivas para mantener a distancia a los filisteos,
que negaban la validez de propiedad de los israelitas en relación con Canaán. La
unidad de Israel bajo la monarquía duró poco y los reinos divididos de Israel y
Judá pronto se ven defendiéndose de los pueblos vecinos, y finalmente del poder
de Asiria y Babilonia.
No nos sorprende, por tanto, que la guerra ocupe un lugar importante en las
páginas del Antiguo Testamento ya que simplemente por la situación comprometida
geográficamente de Palestina, el pueblo de Dios se vio involucrado en multitud
de conflictos bélicos. Además de lo dicho hasta aquí, es importante tener en
cuenta que la guerra se consideraba como algo más que una lucha de poder por una
tierra.
Generalmente se le adjudicaba una expresión sagrada, en la que estaba en juego
de forma relevante y decisiva el honor del dios de la nación que representaba.
El Antiguo Testamento ofrece un parecido superficial con esto. La diferencia
está en que el Dios de Israel es ´´el Dios de los escuadrones de Israel`` (1
S.17:45), y está mucho más comprometido con las luchas de su pueblo que lo que
se consideraba que lo estaban Marduk o Asur (2 Cr.20:22).
A Dios se lo describe como “varón de guerra” (Ex.15:3; Is.42:13), y uno de sus
títulos es Jehová de los ejércitos, pudiéndose referir a ejércitos celestiales
(1 R.22:19) o ejércitos israelitas (1S.17:45). Era Dios el que conducía los
ejércitos de Israel a la batalla (Jue.4:14), de manera que el relato más antiguo
de los triunfos israelitas llevaba el nombre de ´´Libro de las batallas de
Jehová`` .
Más aun, en todas las etapas de los preparativos para la guerra se reconocía la
dependencia de Israel de su Dios.
Primero, se averiguaba si el momento era el idóneo para atacar (2 S.5:23-24),
luego se ofrecía un sacrificio.
Este último requisito preliminar se consideraba tan vital que Saúl en su
desesperación se tomó los mismos privilegios sacerdotales, para evitar que se
entrara en la lucha antes de haber buscado el favor de Jehová. (1 S.13:8-12).
Los profetas consideraban que Dios era la causa última del mal expresada en
dolor, sufrimiento, o desastre.
Relación entre violencia e ídolos
Uno de los pecados del pueblo que denuncia el profeta Oseas es que ´´seguían
sacrificando a los Baales y quemando incienso a los ídolos.`` ´´Y ahora
continúan pecando: se hacen imágenes fundidas``
Es importante fijarse en que el culto al verdadero Dios se disocia del
sacrificio sangriento humano, a la vez que el culto a los ídolos se ve
fuertemente asociado a esos mismos sacrificios.
Una de las formas más violentas es el sacrificio de niños, normalmente el
primogénito, práctica frecuente entre los cananeos, como vemos cuando el rey de
Moab desesperado por no poder resistir un asedio
´´Entonces tomó a su hijo primogénito que había de reinar en su lugar, y lo
ofreció en holocausto sobre la muralla.`` 2 Reyes 3:27.
También hay constancia de los sacrificios de infantes al dios Moloc, y su
práctica de ´´hacer pasar por fuego`` a los niños ofrecidos, esta práctica se le
recrimina a Jerusalén cuando Acaz y Manasés cometieron este pecado al sacrificar
de esta forma a sus propios hijos (2R. 16:3; 21:6).
Posibles claves hermenéuticas de lectura para la compresión de los textos
La imagen del Antiguo Testamento es incompleta, distorsionada y es en Jesús que
toma sentido
Puede que los “héroes” del Antiguo Testamento nos den una imagen distorsionada
de Dios. Pero que Dios sin dejar de ser el mismo, y por medio de Cristo corrigió
esta imagen fragmentada dándose a conocer en su manifestación plena y perfecta
en su Unigénito.
En una ocasión Jesús pasaba con sus discípulos y la gente de una aldea de
Samaria no quiso alojarlos, Jacobo y Juan profundamente indignados le
propusieron a Jesús que invocara fuego del cielo que les consumiera, pero Jesús
los reprendió: ´´vosotros no sabéis de que espíritu sois``.
Era evidente que para Jesús el espíritu no podía inspirar una conducta que
llevase a la matanza de seres humanos.
En cuanto a las enseñanzas de la no-violencia en Jesús, hay mucho escrito y creo
que no hay duda en cuanto al camino de la paz propuesto por Jesús, que en ningún
caso aprobó el uso de la fuerza o los actos violentos en sus discípulos.
Aunque ellos no entendieron ´´…no sabéis de qué espíritu sois``, Jesús que sí
sabía con toda certeza y exactitud de qué Espíritu era, sabía que el Espíritu de
Dios no inspira sentimientos ni ansias de venganza asesina.
Por tanto algunos entienden que estos relatos del Antiguo Testamento
distorsionan tan profundamente la imagen real, clara y pura de Dios, manifestada
en su encarnación en Jesús, que sin llegar a considerarlos falsos reconocen que
no tienen ningún valor en absoluto para el cristianismo hoy, entendiendo que si
en nuestra lectura del texto nos desviásemos tan solo en un detalle por pequeño
o grande que sea del concepto de Dios que tenemos en Jesús, en ese instante ya
hemos errado.
Por tanto con los genocidios, matanzas y sed de violencia del Antiguo Testamento
puede alegorizarse o recurrir a interpretaciones espiritualizadas, cualquier
cosa menos tomarlas literalmente, o entenderlas como una conducta aceptable.
Respuesta necesaria ante un momento histórico-teológico concreto
Si Dios no ha cambiado, ya que su naturaleza sigue siendo la misma hoy, que en
tiempos de los patriarcas y profetas, tal vez tan solo fue la conducta que él
exige de su pueblo la que es distinta.
Es posible que como estrategia temporal y pasajera, en un momento puntual de la
historia, con un pueblo en particular (Israel), y en un contexto de vida
específico, Dios permitió e inspiró ciertas conductas que en Jesús ya no eran
necesarias y por tanto no eran permitidas, ya que no responden al carácter y
naturaleza de Dios sino que son respuesta a una situación concreta de un pueblo
concreto con unas circunstancias concretas.
Como expone Norman Gottwald tras sus estudios sociológicos sobre la historia de
Israel, para que este pueblo sobreviviese y nos dejase documentación histórica,
era necesario que recurriese a la guerra y a ciertos episodios de genocidio
selectivo.
A pesar de confiar en la salvación que proviene de Dios, esta fe debía
acompañarse de las acciones bélicas exigidas por el momento, ya que lo contrario
hubiese desembocado en la desaparición del pueblo judío como etnia y también
como “religión”, se hubiese extinguido la luz que debía alumbrar a las naciones.
Las circunstancias en las que Israel se establece como nación, como pueblo de
Dios, fueron tan frágiles que Dios tuvo que tomar medidas extremas para asegurar
su supervivencia.
A pesar de que la guerra es siempre cruel, llena de horror y muerte, en un mundo
sumido en el pecado, la degradación moral, el carácter despiadado de los pueblos
y la violencia de aquel tiempo, hicieron que solo fuese posible la entrada de
Israel en Canaan mediante el derramamiento de sangre.
Dios se revela irrumpiendo en la historia humana aceptando las consecuencias de
esa decisión. Que en el caso de establecer la identidad de Israel como nación
santa, apartada, incluyó el exterminio de un pueblo como el cananeo.
La preservación de Israel era fundamental para el bien de las naciones ya que
era el portador de la Palabra de Dios y de la simiente mesiánica (Gen.49:8,10;
2Sam.7; 23:1-7).
Solo en esta ocasión es Dios quien para proteger al pueblo de la promesa actuó
en sentido estrictamente militar como escudo y espada de Israel (Dt. 33:29;
1Cr.5:22), de ahí se deduce la idea de que estos enfrentamientos sean en
realidad guerras de Dios (Ex.15:3; 1Sam.18:27) y que el botín no se tome como
premio tras la victoria, sino que sea “anatema”, consagrado al Señor y por ello
no podían quedarse con nada.
Sin embargo estas circunstancias históricas han cambiado radicalmente, es más,
ya en los tiempos de dominación del Imperio Romano en el que le tocó vivir a
Jesús, la guerra y la violencia dejaron de ser instrumentos necesarios para el
avance del plan de Dios para su pueblo.
Vemos como la iglesia surge y se establece siguiendo el camino de la paz, el
amor, la misericordia y el perdón. Ahora Dios ya podía revelarse como siempre
había sido: como Dios de amor, perdón, misericordia y paz.
Dios se muestra en Jesús corrigiendo la falsa impresión dejada en el pasado
debido a las exigencias históricas particulares e irrepetibles del nacimiento de
Israel como nación santa en Canaan. Dios nunca más actúa ni permite una matanza,
sino que los discípulos de Jesús, el pueblo de Dios, tomarán su cruz cada día y
sufrirán ellos mismos antes de hacer sufrir al prójimo.
Información incompleta y por tanto errónea de los autores debido a que el
proceso de revelación es progresivo
Es posible sin embargo que la explicación radique en que esta distorsión del
Dios del Antiguo Testamento se deba simplemente a que los mismos autores del
Antiguo Testamento no tenían una idea clara o acertada de cómo era YHWH en
realidad.
En aquel momento histórico la revelación que Dios había dado sobre sí mismo no
era completa, es más era hasta tal punto tan escasa e incompleta que podría
entenderse desde nuestra visión hoy como errónea y tachar el concepto incompleto
de entonces como equivocado.
Entenderíamos por tanto que el problema de distorsión del Antiguo Testamento no
es sólo de nuestras propias limitaciones a la hora de entender los textos, sino
que la distorsión viene ya dada por el texto mismo.
Con esta teoría no se pretende poner en duda la inspiración de estos textos,
sino admitir que el Antiguo Testamento no comprende íntegramente por sí solo
toda la revelación de Dios y que aunque inspirado el Antiguo Testamento está
incompleto y por ello en algunos casos puede considerarse que puede llevar a
confusión o engaño, que se evidencia en la multitud de cuestiones que Jesús debe
corregir por las concepciones erróneas que los estudiosos de la Torá se habían
formado de Dios.
El mal proviene del hombre, Dios no justifica sino que busca poner límites a la
violencia
En la línea de pensamiento que traza P. Beauchmanp he recogido algunas
reflexiones que creo que son interesantes.
Beauchmanp se remonta al relato de la creación en Génesis, tras la caída, cuando
señala que se hace evidente la violencia interna en el corazón del hombre al
rechazar a Dios.
A pesar de esta actitud de pecado fruto de un mal uso del libre albedrío, el
hombre sigue siendo imagen de Dios, incluso cuando vemos que es capaz de manchar
sus manos de sangre.
Este es un argumento importante a tener en cuenta en cuanto a la clave
hermenéutica de lectura para entender los episodios de violencia en el Antiguo
Testamento Dios no se desentiende del hombre a pesar de su degradación (caída),
sin embargo nuestra visión de Dios está mediatizada por lo que el hombre es en
realidad (como imagen de Dios), ahora bien a través de este ´´cristal`` se ve a
un Dios violento, esto no quiere decir que Dios no pase por esa imagen sino que
Dios acepta pasar por ahí pero con un propósito, transformar esa violencia y
convertirla, y esto no se trata de una decisión puntual, sino de un proceso, que
se va cumpliendo en la historia.
Por tanto en la Biblia muchas veces llamamos violencia a lo que en realidad es
un reflejo de nuestro propio comportamiento violento.
Es importante recordar que (como relata Génesis 9) el hombre se había vuelto
violento y es Dios quien actúa poniendo un límite a esa violencia por medio de
la ley (con determinados pueblos no acabar con la vida de todos los habitantes
sino solo de los hombres, dejando con vida a mujeres y niños Dt.20:13, no
apropiarse de los tesoros de las ciudades conquistadas Jos.6:18, respetar los
pactos o alianzas Jos 17:25, la famosa ley del Talión que se da no para
justificar la violencia, sino para poner límites y acotar la sed de venganza
desmesurada que hay en el corazón del hombre).
Aunque parece un poco complicado es vital no perder de vista lo que hay detrás
de estos textos, en ellos se puede ver el deseo de contrarrestar mediante la
ley, una violencia que se vivía libremente como algo natural en aquel momento
histórico.
Con el establecimiento de estas leyes al parecer violentas, en realidad lo que
se hace es contrarrestar una violencia que sería aún peor, la ausencia de toda
ley (en la que se encontró en el pasado la humanidad y por la que Dios envío el
diluvio: ´´Y la tierra se había corrompido delante de Dios, y estaba la tierra
llena de violencia.`` Génesis 6:11.
En este punto se defiende una posible explicación que remontándose al origen de
la humanidad y a la caída, enseña que la ley permite una forma concreta de
violencia con el fin claro de contrarrestar a la violencia y el caos en
mayúsculas. Obviar esta explicación podría entenderse como expresó el profeta
Jeremías como querer cerrar los ojos a una realidad escabrosa pero cierta: “Y
curan a la ligera el quebranto de mi pueblo, diciendo: ´´Paz, paz``, pero no hay
paz.`` Jer.6:14.
El camino perfecto propuesto por Dios en Gen.1, su imagen real, sin distorsionar
la tenemos en la mansedumbre que es atacada por la violencia en la caída, pero a
pesar de ello la mansedumbre se irá abriendo camino a través de la violencia y
no fuera de ella, con el fin de obtener la victoria final. ´´Pondré enemistad
entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en
la cabeza, y tú la herirás en el talón.`` Gen.3:15.
Viendo como Jesús se abre paso ampliando la imagen distorsionada que teníamos de
Dios debido a una ley dada por la dureza del corazón del hombre, amplia el
decálogo con el sermón de la montaña, en especial, las bienaventuranzas.
En Jesús el ministerio de la violencia se revela plenamente en la violencia que
se despierta contra él hasta matarlo. Por tanto en la cruz se revela plenamente
la violencia del amor (si es que ambas palabras pueden llegar a concebirse
juntas) que movía tanto las acciones como las enseñanzas de Jesús, alejadas
totalmente de una falsa mansedumbre hipócrita.
El mal proviene del hombre, es usado por Dios y será erradicado en un final
escatológico
Otra posibilidad que se puede contemplar, y que estaría ligada en algunos puntos
coincidentes a la anterior es la que dice que el mal no proviene de Dios sino
del hombre y que Dios usa su consecuencia (el sufrimiento) para edificación. Es
decir, Dios en su soberanía tolera el mal en el universo, aunque lo somete a su
dominio y lo utiliza en su administración del mundo. Se utiliza para castigar la
iniquidad individual y nacional (Is.45:7; Lm.3:38; Am.3:6).
Los hijos de Israel repetidamente ´´hicieron lo malo`` y sufrieron las
consecuencias (Jue.2:11; 1 R.1:6). Dios está separado de todo mal y de ninguna
manera es responsable del mismo. Dios está en contra del mal, pero su existencia
constituye a menudo una piedra de tropiezo en algunos a la hora de creer en un
Dios de amor.
Pero el mal sólo puede atribuirse al abuso del libre albedrío de parte de los
seres creados, sean estos angelicales o humanos.
El sufrimiento como pueblo de Dios, sea en forma de problemas o persecución, es
permitido divinamente con fines de bendición espiritual (Stg. 1.2–4; 1 P. 1.7;
etc.) y no puede ser separado del amor de Dios.
En sintonía con lo dicho anteriormente esta teoría coincide en la visión de toda
la actividad salvadora de Dios orientada a resolver el problema del mal. Durante
su vida, Cristo experimentó dolor, pena, y sufrimiento (Mt. 8.16–17), pero la
cruz es la respuesta final de Dios al problema del mal.
Allí se demostró su amor de manera suprema (Ro. 5.8; 8.32) en la identificación
del Señor con el mundo sufriente al cargar con el pecado en la cruz. Esto
debería hacerse palpable con el cambio moral que el evangelio produce en los
hombres como evidencia de la realidad del triunfo de Cristo sobre todos los
poderes malignos (Col. 2.15; 1 Jn. 3.8), y por lo tanto de la victoria
escatológica final de Dios, donde el mal será eliminado del universo, y la
creación compartirá con el hombre redimido su glorioso destino y donde tanto el
mal físico como el mal moral desaparecerán eternamente (Ap. 21.1–8). El poder de
Satanás está bajo el control divino (Job1-2), y finalmente será derrotado
(He.2:14; Ap.12:9-11).
Confusión de las exigencias de Dios con las de los ídolos
Otra teoría es la que defiende que el origen de los episodios violentos del
Antiguo Testamento tienen su base en la violencia sacrificial sangrienta que
vivían los pueblos como el cananeo que seguían a ídolos y dioses falsos.
La contaminación de Israel con estas religiones les lleva a ejercer una
violencia propia que imputan a Dios.
El Antiguo Testamento relata multitud de ocasiones en las que el pueblo ofrece
sacrificios a YHWH que no son pedidos por él y por tanto los considera como
sacrificios que el hombre realiza para satisfacción de sus propios intereses,
violencia ejercida para si mismos, citaré algunos textos que creo que serán
esclarecedores de lo que intento resumir:
´´…vuestros sacrificios…vuestras víctimas…vuestros diezmos…vuestras
fiestas…vuestras solemnidades…`` (Am. 4:4; 5:21)
´´¿Quién os ha pedido esto?`` (Is.1:12)
´´Les gustan los sacrificios: ¡que sacrifiquen!``(Os.8:13)
´´Quiero lealtad, no sacrificios; conocimiento de Dios, no holocaustos``
(Os.6:6)
Un ejemplo de la confusión que existía entre lo que exigían los ídolos y lo que
exigía YHWH (y que probablemente no fueron hechos aislados), lo tenemos en la
historia de Jefté (Jueces 11), en la que se vio obligado a sacrificar a su hija
por hacer la promesa imprudente a Dios de inmolar a la primera persona que
saliera a su encuentro si obtenía la victoria en una batalla.
Durante la época del destierro el profeta Ezequiel va más allá en la denuncia de
la idolatría del pueblo declarando que:
´´Tomaste además a tus hijos y a tus hijas que habías dado a luz para mí, y se
los sacrificaste como alimento. ¿Acaso eran poca cosa tus prostituciones para
que degollases a mis hijos y se los ofrecieras haciéndolos pasar por fuego?``
Se puede ver que el pueblo de Dios no logró librarse en su totalidad (en el
tiempo de la monarquía) de sus orígenes de contaminación con los cananeos
(durante la época de la conquista y los jueces).
Estos ritos fueron llevados a cabo en varias ocasiones por personas que creían
estar obedeciendo a YHWH como vemos en el ejemplo de Jefté. Ante este tipo de
confusión de culto sangriento Dios habla diciendo:
´´¿Acaso les di estatutos que no eran buenos o decretos que no eran buenos,
mandamientos por los cuales no podrían vivir? ¿Los contaminé con las ofrendas,
que hacían inmolando a sus primogénitos? ¿Los horroricé para que supieran que yo
soy el SEÑOR?``(Ezequiel 20:24-26).
Al igual que el culto a los ídolos evoca mutilaciones, matanzas y violencia
´´sacrificial``, también a menudo estas prácticas están destinadas a YHWH pero
el las rechaza.
Es un error que solo puede ser alegorizado u obviado
Por último, otra posible argumentación, según Dionisio Byler, es la de entender
los genocidios, las matanzas y la violencia en general como un error humano.
Entender esto como una aberración, una verdadera atrocidad que de ningún modo
puede ser justificada, una muestra de injusticia e inmoralidad contraria a la
voluntad de Dios ante lo cual puede hacerse cualquier cosa excepto tomarlo como
conducta aceptable y mucho menos exigida por Dios a su pueblo, que incluso dirá
que ´´cualquier persona mínimamente espiritual se queda de piedra, horrorizado,
al recordarlos`` .
CONCLUSIONES
El problema de la violencia y el mal en el Antiguo Testamento puede ser
entendido sin necesidad de intentar suavizar los textos, ni restarles
dramatismo.
Es fundamental al leer la Palabra de Dios tener presente que lo relevante no son
las palabras que utiliza sino la lectura que yo hago de ellas y la
interpretación que realizo.
Por ello al acercarme a este tema, desde el conocimiento general de la
naturaleza y características del Dios de la Palabra, ésta, recobra su sentido
(si es que en algún momento lo perdió).
No se puede explicar un texto desgarrándolo de un todo. Los textos oscuros o
difíciles de entender deben cobrar sentido a la luz de los que hablan claramente
y nunca al contrario.
Por ello cualquiera de las claves de lectura citadas creo que son válidas para
entender la realidad del Dios de Paz que se nos revela sin lugar a dudas en la
Escritura, teniendo su imagen más completa y perfecta en Jesús de Nazaret.
Personalmente me resulta innegable darme cuenta que Dios se caracteriza por
involucrarse de forma real y tangente en la historia de su pueblo. Irrumpe en
ella.
Marca momentos históricos puntuales, épocas sujetas a una geografía, cultura,
economía, costumbres, creencias, etc.
Al leer los textos desde la abrumadora realidad a la que Dios se enfrenta para
levantar un pueblo y mantener viva su promesa, creo que se entiende que los
acontecimientos del pasado obedecen a un momento puntual con unas tensiones
teológicas y sociales concretas que no han vuelto a repetirse, no obstante a
pesar del momento de terrible barbarie Cananea entre la que el pueblo de Dios
debe abrirse paso, vemos a un Dios que pide que su pueblo sea santo como él es
Santo, dando normas levíticas de cuidar al pobre y extranjero, de no difamar, no
vengarse, no tener rencor, no derramar sangre, amar al prójimo, al extranjero y
al residente como a si mismos, para que la tierra que vomitó a los cananeos no
los vomite a ellos también (Lev.18-20).
Si a pesar de ello se albergó alguna distorsión de la imagen de Dios, en Jesús
fue disipada.
Como dijo G. Lohfink:
´´´“El Antiguo Testamento aún procedía del mundo de la violencia, la
desenmascaró a todas luces y preparó su superación”```.
VIII. BIBLIOGRAFÍA.
1. Dionisio Byler, Historias inmorales en el texto sagrado, Revista Alétheia.
Pág.7-19. Edita Comisión de Teología de la Alianza Evangélica Española.
2. José Grau, El Dios del Antiguo Testamento, Revista Alétheia. Pág.27-52.
Núm.20. Edita Comisión de Teología de la Alianza Evangélica Española. 02/2001.
3. Bernhard Häring, La no violencia, Ed. Herder, Barcelona, 1989.
4. J.M. Palomares Fernández, Reflexiones en la ética cristiana, Ed. Clie.
Barcelona, 1992.
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6. Kenneth Scott Latourette, Historia del cristianismo TOMOI, Ed. Casa Bautista
de Publicaciones, Barcelona, 1959
7. José M. Martínez, Fundamentos teológicos de la fe cristiana, Ed. Clie y
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8. José Grau, La violencia: una perspectiva Bíblica, Revista vol. IV: La
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9. P. Beauchamp, D.Vasse, La violencia en la Biblia, Cuadernos bíblicos nº 76,
Ed. Verbo Divino, Navarra, 1992.
10. Carson, D.A.; France, R.T.; Motyer, J.A.; Wenham, G.J., Nuevo Comentario
Bíblico: Siglo Veintiuno, (El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones) 2000,
c1999.
11. Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Bíblico Certeza, (Barcelona: Ediciones
Certeza) 2000, c1982.
12. Apuntes de clase de la asignatura de Filosofía impartida por Joana Ortega en
Ibste 2003 - 2004.
Autora: Pepi Vicente
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