Una apuesta por la educación diferenciada


Marga Monforte

 

«La tarea de renovación educativa debe ser una constante. Lo obsoleto es el modelo único». Artículo publicado por Marga Monforte (Directora del Colegio Vallesol de Piura) en el periódico «El Tiempo», de Piura (Perú) en agosto de 2004.

Son muchas las personas que me han hecho esta pregunta en los últimos quince años: Como educadora, ¿qué dificultades encuentras a nivel personal para hacerte copartícipe de propuestas coeducativas? Como educadora, quisiera analizar las ventajas que encuentro en el modelo educativo que conozco y que, sin duda, es el de mi preferencia: Una educación diferenciada.

Me parece que actualmente, en general, se está optando por la coeducación o contra ella, más por el dictado de la moda que por una ideología de un signo u otro, aunque de hecho existe una presión ideologizante que va imponiendo un determinado modelo educativo.

Considerar el modelo coeducativo o la educación separada, requiere de un análisis profundo y minucioso, en el que se deberá tomar en cuenta el sustento filosófico por encima del económico y práctico, y más allá de lo simplemente metodológico y didáctico. He comprobado que, en la mayoría de los casos, las justificaciones para promover la coeducación se basan sobre todo en motivos sociales y económicos, siendo escasos los argumentos pedagógicos.

El tema invita a una reflexión, a un análisis para conocer los resultados científicos de un sistema que, a pesar de llevar muchos años en el candelero, son pocas las investigaciones que se han hecho hasta el momento. Afortunadamente son muchos los debates a favor y en contra que se están llevando a cabo en diferentes países.

¿Algunas ventajas?...

¿problemas e inconvenientes?...

¿Se corre un cierto riesgo?...

¿Es la mejor alternativa?...

¿Cuáles han sido los resultados obtenidos?...

¿Qué nos dice la historia?...

Si bien es cierto que durante más de 2.500 años, las mujeres han estado privadas de educación y han sido marginadas sistemáticamente del terreno del saber y del conocimiento, no es menos cierto que los tiempos han cambiado mucho. No hay más que tener en cuenta la cantidad y el nivel de las alumnas que, cada año, se matriculan en las universidades de los cinco continentes y terminan entre los diez primeros puestos. La mujer en los tiempos que corren ha reivindicado el derecho de ser ella misma, asumiendo competencias que hasta hace poco tenía vedadas, y se ha abierto a todas las actividades profesionales ocupando puestos de gran responsabilidad en el mundo laboral, sin olvidar su compromiso en el núcleo familiar y social. En este ámbito, la influencia de la mujer es cada vez mayor, por ello requiere de diversos medios que potencien bien sus capacidades y le brinden el apoyo necesario para ejercer su papel en toda la sociedad.

Es verdad que en todas las épocas históricas han existido unos espacios reservados para generar y transmitir cultura y conocimiento y que, esos espacios, han sido excluyentes para la mayoría de las mujeres. Esta discriminación histórica ha impedido de manera constante el acceso de las mujeres a ese tipo de conocimientos, dejándolos fuera de su alcance. De forma genérica, podríamos afirmar que las mujeres tradicionalmente han dedicado la mayor parte de su tiempo a las tareas del hogar, al cuidado de sus hijos, y muy poco tiempo a generar pensamiento, aunque también hayan existido mujeres "privilegiadas" que han logrado, a través de su desarrollo personal, ampliar sus horizontes intelectuales, siendo productoras de ciencia, arte, pensamiento, literatura, etc.

El primer atisbo de preocupación por la educación de la mujer lo encontramos a fines del siglo XVIII, en el período de la Ilustración, cuando los pensadores de esa época consideraron que la ignorancia femenina era un freno a la evolución y transformación de la sociedad. Hasta entonces predominaba la idea de que la ignorancia femenina era la mejor garantía para que la mujer se dedicara a las tareas domésticas en el hogar.

Estas ideas se concretaron en el primer modelo de educación formal que fue la separada.

En Europa la primera institución coeducativa se fundó en Escocia, en el siglo XVII, extendiéndose progresivamente a muchos países europeos.

En el Continente Americano la idea de una educación mixta surgió en el siglo XVIII, en Estados Unidos, en el marco de la industrialización creciente, en virtud de una concepción optimista, racionalista y liberal de la naturaleza humana. A partir de este hecho, la coeducación ha ido en aumento y actualmente en toda América hay muchos más centros mixtos que separados, esto quizá sea porque los alumnos y sus padres muestran sus preferencias hacia este tipo de educación.

En el Congreso de Pedagogía de 1882 celebrado en Madrid, se debate como tema la educación femenina y la competencia de las mujeres para enseñar. En el segundo Congreso Pedagógico, más conocido como el Congreso Hispano-Portugués-Americano, celebrado también en Madrid en 1892, se reconoce el derecho de la mujer a la educación y se consideran como estudios más apropiados a la condición femenina la docencia, la farmacia y los servicios sanitarios, teniendo en cuenta las virtudes características de la mujer: generosidad, delicadeza, comprensión..., cualidades fundamentales para cimentar el nuevo orden social.

Conocer el proceso histórico de la incorporación de la mujer a la educación hasta el momento actual, nos ayudará a comprender algunas razones que sostienen la propuesta coeducativa.

Es frecuente escuchar a los jóvenes de hoy -hombres y mujeres- que, por fin, ha desaparecido la discriminación, que al fin vivimos en sociedades en las que los derechos de la igualdad son los que rigen sus vidas, que todas y todos pueden elegir y tomar decisiones sobre sus proyectos de vida.

En este sentido podemos ver algunas teorías y modelos didácticos de los últimos tiempos acerca de ambas formas de educación:

La que abogaba por una educación claramente diferenciada para los niños y para las niñas, considerando que ambos son iguales en cuanto miembros de una especie, pero diferentes al poseer un potencial distinto para determinadas cosas. Estos supuestos planteaban la necesidad de un enfoque educativo idéntico en algunos aspectos, pero diverso en otros, al tener en cuenta las diferencias específicas de los sexos.

La que defendía una cierta igualdad educativa en algunos contenidos y grados. Se supone que chicas y chicos no necesariamente deben aprender los mismos contenidos. La idea de que las mujeres deben ser instruidas y formadas en sus capacidades propiamente femeninas para que puedan desempeñar su función de esposas y madres, eliminando todo atisbo de igualar y competir con los hombres en el plano intelectual o profesional.

La partidaria de una absoluta igualdad educativa al afirmar que no sólo son iguales sino idénticos. Como son todos iguales, todos tienen las mismas necesidades y deben tener posibilidades exactas. De esta tendencia surgirán las iniciativas coeducativas.

La investigación ha ayudado mucho a la educación. El conocimiento de la genética también ayuda a educar mejor. La explosión de investigaciones científicas en los últimos 10 años han encontrado cantidad de hallazgos en la investigación del cerebro como órgano administrativo y emocional construido de manera diferente en los dos sexos. Este cerebro procesa la información sensible e inteligente diferente, de modo tal, que da lugar a percepciones diferentes y a prioridades y comportamientos diferentes.

De hecho, las diferencias que ambos sexos notábamos en nuestra convivencia en el trabajo y en la casa, en las diversiones y en la familia, ya tienen una explicación científica: El estudio de las diferencias entre los hombres y las mujeres no demuestra que el hombre es superior a la mujer, pero tampoco muestra que somos iguales. Existen diferencias entre las manifestaciones de la inteligencia y el comportamiento normales de hombres y mujeres.

Hasta hace relativamente poco tiempo las diferencias en el comportamiento se explicaba por razones de condicionamiento social, de educación, colegio, ambiente social, etc. Pero, hoy día en que las mujeres participan del mismo modo en los estudios, se ha encontrado demasiada evidencia biológica (innata, prenatal, pre-sociológica) por la que podemos comprender por qué somos como somos, aún antes de ningún condicionante social, escolar o familiar.

Las diferencias entre el niño y la niña - las diferencias de sexo - qué duda cabe, constituyen un hecho psicológico, con independencia de cuál sea el pensamiento dominante de la época.

Durante la edad escolar los chicos se manifiestan más impulsivos, menos ordenados y con mayores dificultades para concentrarse en los estudios y/o manifestar sus emociones. Por el contrario las chicas a esas edades están mejor capacitadas para vivir el orden, la puntualidad y la constancia en el trabajo, y lo que es muy importante, expresan con facilidad sus emociones.

Es muy diversa también la naturaleza de la afectividad en unas y en otros. En ellas, la delicadeza, la atención en los detalles, y el énfasis que ponen en lo emotivo fundamentará más tarde su afectividad femenina. En los chicos, en cambio, su vida afectiva está caracterizada por los rasgos de dureza, insensibilidad y rudeza, descalificando globalmente la vida afectiva, que es percibida en esta etapa evolutiva como desprestigiada y hasta banalizada. De aquí no debe concluirse que en el mundo afectivo del varón no haya lugar más que para la violencia. No es eso. En su ámbito afectivo hay también un espacioso lugar para la ternura, sólo que está encerrada y no hace nada por manifestarse. Más tarde, durante la etapa adulta, aparecerá la ternura masculina, aunque expresándose de modo muy diverso a como acontece a las chicas. En todo caso, la ternura varonil aparece más tarde. En las chicas sucede lo contrario: aparece primero la ternura femenina que, más tarde, tal vez se mude en violencia de forma verbal.

El desarrollo de ambos está sujeto a diferentes velocidades. La chica madura biológicamente antes que el chico, hecho que también aparece en el rendimiento escolar. No resulta raro que hasta el ingreso a la universidad, las chicas rindan intelectualmente más que los chicos. El desarrollo cognitivo del varón es más lento en estas edades. Por este motivo existe un cierto agravio comparativo.

El proceso de socialización es en ambos, sin embargo, relativamente parecido, aunque con ricos matices diferenciales. En la etapa escolar se descubre la amistad efusiva y la amistad íntima entre compañeros del mismo género. Las chicas se cuentan todo unas a otras, mientras que los chicos participan solidariamente en los mismos juegos.

En realidad ambos funcionan en universos diferentes, cada uno de ellos herméticamente cerrado a las posibles interacciones con los compañeros del otro género. Todo esto hace que sea muy diferente el contexto educativo en el que se consolida la coeducación.

En efecto, como consecuencia de la coeducación, el rendimiento académico de algunos chicos puede verse algo disminuido, como consecuencia de comparar los resultados con los de sus compañeras. En las aulas en las que los primeros puestos los ocupan las chicas, los chicos disminuyen su autoestima, decrece su nivel de aspiraciones y hasta pueden tener complejo de inferioridad. Esa disminución del rendimiento escolar sí puede generar algunos efectos negativos como la depresión, la infraestimación personal, y como consecuencia las fugas del hogar, el consumo de drogas, de alcohol o la conducta delictiva. Estas situaciones suelen ser nefastas y podrían evitarse teniendo en cuenta el proceso del desarrollo y madurez en unas y otros.

Las investigaciones sobre la estabilidad emocional están dando cifras preocupantes. Afirman que la gente que nació en la primera mitad del siglo XX es menos depresiva, y que en la actualidad hay un % muy elevado de niños y jóvenes con depresiones de grado medio y leve. En la infancia las depresiones muchas veces pasan inadvertidas porque suelen ser pasajeras: niños irritables, inseguros, que padecen insomnio, temores, que comen con avidez..., pero muchas veces la depresión infantil se manifiesta por un bloqueo en los estudios que nadie se explica.

La disciplina académica resulta también afectada por la coeducación. Para cualquier profesional de la enseñanza con experiencia resulta obvio que el ejercicio de la autoridad de un aula mixta sea más difícil que si enseñara independientemente chicas o chicos. La coeducación hace que se resienta la autoridad del docente, precisamente porque introduce y añade un nuevo ingrediente: el de las discrepancias, luchas y contradicciones entre los alumnos, a causa de las diferencias de sexo.

El comportamiento de chicos y chicas también cambia con la coeducación. Las chicas, ante la presencia de los chicos, transforman el compañerismo en competitividad. Surgen las calumnias, difamaciones y murmuraciones que debilitan la amistad que, hasta entonces, habría entre ellas. Por el contrario, los chicos hacen alarde de fuerza física renunciando a la competitividad intelectual con ellas.

Hace algunos años se defendía la hipótesis de la ventaja de la coeducación en tanto que se suponía que la temprana convivencia entre chicas y chicos contribuiría a mejorar el conocimiento y la mutua aceptación. En la actualidad esas hipótesis no han podido ser verificadas. Más bien, parece ser que la coeducación contribuye a que tanto las chicas como los chicos se cierren herméticamente en su propio grupo.

En la familia existe una relación entre ambos sexos; por lo tanto no es necesario la planeación de nuevos contactos entre los sexos en las escuelas para que aprendan a coexistir, pues desde que los niños llegan al hogar ya cuentan con esas relaciones sociales entre ambos sexos.

Es posible también entresacar algunas ventajas de la coeducación como por ejemplo el respeto al otro, cualquiera que sea su sexo, y una mayor comprensión de lo masculino y de lo femenino, lo que facilitaría una mejor aceptación del propio rol vinculado al sexo. Pero para lograr estas ventajas es necesario que en las reformas educativas se tenga en cuenta la formación integral de la persona humana.

En los años noventa, aparece una tendencia claramente perceptible en Inglaterra, Alemania y diversas zonas de Estados Unidos que niega la conveniencia de imponer el sistema coeducativo en todos los centros escolares. A la vista de los resultados obtenidos, señalan que la educación diferenciada tiene sus ventajas, en especial para las chicas. Lo más llamativo es que la defensa de la educación diferenciada surge también desde posiciones feministas. El motivo alegado es que el modo de aplicar la coeducación discrimina a las chicas. El feminismo es una ideología que va de capa caída, aunque hay que reconocer los logros que ha conseguido.

Lo que los resultados demuestran es que la enseñanza diferenciada no perjudica en absoluto a los alumnos, en concreto a las chicas. Por el contrario, la investigación ha mostrado que, en las escuelas exclusivamente femeninas, las niñas tienen más confianza en sí mismas, obtienen mejores resultados y siguen con facilidad los estudios de ciencias al pasar a la Universidad.

El problema central es que la coeducación no ha tenido en cuenta las diferencias reales entre chicos y chicas. Los planes de estudio no se han adaptado, sino que se han dejado como estaban, pensados para los chicos. Aunque las chicas tienen otro ritmo, pueden llegar a entender y asimilar mejor que los chicos aspectos de informática, matemáticas o física.

En algunas escuelas públicas mixtas de Texas, Michigan y Georgia, entre otros, por razones pedagógicas, se están separando alumnos y alumnas en algunas asignaturas para mejorar los resultados académicos y la disciplina.(Cfr. Newsweek, 24-VI-96).

En la enseñanza privada norteamericana hay una buena representación de escuelas no mixtas. En la enseñanza superior existen 84 colleges que sólo admiten alumnas. Desde 1990 se ha duplicado el número de solicitudes de admisión, y en ellos estudian 98.000 alumnas.

En Suiza el debate sobre coeducación se reabrió en 1993 a raíz de la conferencia de Directores Cantonales de Educación. En las conclusiones finales se proponía que, para eliminar los estereotipos y atender a las necesidades de las chicas, había que lograr una enseñanza individualizada y diferenciada en el marco de la coeducación. Los partidarios de la educación separada hicieron notar que una de sus ventajas tradicionales era precisamente esa.

En España la enseñanza mixta se impuso desde el gobierno y sin debate en todos los centros públicos en 1984. Actualmente ningún texto legal obliga a que los centros privados ?concertados- tengan que adoptar ese modelo y, desde 1995 también los centros públicos han pasado a tener autonomía, aunque la inmensa mayoría son mixtos.

En Gran Bretaña, donde existe una arraigada tradición de escuelas sólo para chicos o para chicas, los resultados de los exámenes nacionales revelan cada año el buen papel de las escuelas femeninas. Un estudio de la Universidad de Manchester del año 1995 señala que la mitad de las 48 escuelas privadas con mejores resultados académicos en los exámenes para el ingreso en la Universidad son femeninas aunque los centros de este tipo solo representan el 40% del sector. En el sector público, la diferencia es más acusada: la tercera parte de los centros mejor clasificados son exclusivamente femeninos, aunque sólo representan el 9% del total. (Cfr. The Times,22-VIII-95)

En el Perú, en la enseñanza privada, siempre ha habido una buena representación de escuelas separadas, aunque en los últimos años, algunos Centros Educativos para captar un mayor número de alumnos han abierto las puertas de colegios masculinos para que entren alumnas, pero conservando modelos y valores predominantemente masculinos, y otros, por problemas de subsistencia causados por la disminución del número de alumnos, también son ahora mixtos.

Por otra parte, corresponde a los Centros Educativos definir el perfil pedagógico para presentar a los padres de familia una oferta educativa específica con unos argumentos convincentes. Es importante que los padres de familia conozcan bien el colegio antes de ingresar, porque decidir sobre la educación escolar de los hijos es decisivo y a veces se escoge un colegio porque está de moda, porque están todos los primos, o porque es buena la enseñanza de un idioma.

Es evidente que el ambiente de hoy es muy diferente al de hace unos años, por eso la educación ha cambiado y es bueno que cambie porque es preciso situarse en el contexto actual para proponer sistemas pedagógicos acertados resistiendo a las presiones de la moda al uso, cuando esas modas empobrecen la vida humana.

La sabiduría en temas educativos suele estar en mostrar un camino y en respetar la elección. La libertad es más plena y genuina cuando la inteligencia llega a un conocimiento mayor, más profundo, menos superficial, menos reduccionista de la realidad.

El debate está abierto. Como decía el pedagogo español Víctor García-Hoz, "desde el punto de vista científico no hay evidencia clara para decir que la coeducación sea superior a la educación separada o que ésta sea superior a la primera". Pero lo que no debe imponer la autoridad política es un modelo único de educación que sería signo de un totalitarismo educativo. La elección de un tipo u otro de escuela no es un problema de técnica científica sino de libertad personal y social. Se trata además de una cuestión pedagógica que todavía no ha sido estudiada como debiera, de manera que se conozcan claramente cuáles son los efectos.

Desde la perspectiva de una educadora no puede concluirse que la coeducación sea nefasta, tampoco se puede considerar anticuada la enseñanza con separación de sexos. Siempre constituirá un enriquecimiento para la oferta educativa poder contar con las dos opciones.

Mi opción preferencial es la educación diferenciada, que no es exactamente la educación tradicional rígida, sino todo lo contrario, aquella que sabe conjugar la educación permanente y esencial con técnicas de vanguardia. La investigación, en este sentido, siempre será un factor clave en una metodología que busca la renovación constante. La tarea de renovación educativa debe ser una constante para los profesionales de la educación.

No he pretendido agotar el tema pero queda claro que es mucho más rica una oferta educativa donde coexistan los dos tipos de escuela con los mismos derechos. Cada familia podrá satisfacer sus preferencias, con independencia de su nivel socio-económico. A un tipo de alumno ?chica o chico- le vendrá bien la educación mixta, mientras que la diferenciada responderá mejor a las necesidades de otro. La libertad de enseñanza en una sociedad plural y democrática, como la nuestra, exige un pluralismo semejante en opciones educativas. Lo obsoleto, en esto, como en todo, es el modelo único.