Agnosticismo, ¿qué es?
Por P. CODA
Etimológicamente la palabra se deriva del griego a-gnostos (no
cognoscible); fue acuñada por el escritor positivista R. H. Huxley en 1869 (cf.
su ensayo Agnosticisme. en Collected Essays, Y Londres 1898). Pero, aunque apela
a una doctrina formulada en el ámbito del positivismo del s. XIX, abarca más en
general a todas las teorías del conocimiento que afirman la incognoscibilidad de
todo lo que trasciende el nivel del conocimiento fenoménico y empírico. Por eso
se distingue tanto del escepticismo como del ateísmo, los cuales, más que
abstenerse de afirmar la cognoscibilidad de lo suprasensible y de Dios, niegan
su existencia. Se puede observar una presencia del agnosticismo tanto en el
terreno filosófico como en el teológico.
1. Filosóficamente, se pueden distinguir tres formas fundamentales:
a} Ante todo, la que se relaciona de forma general con una concepción del
conocimiento que no reconoce la capacidad de penetración metafísica de la razón:
para ella, sólo es objeto de verdadero conocimiento lo que cae bajo el dominio
de las ciencias exactas (hechos físicos) o de las ciencias históricas (hechos
humanos).
b} Programáticamente, como teoría general de los ámbitos y de los límites del
conocimiento, el agnosticismo se afirma en el s. XIX sobre todo en la corriente
positivista.
c} Un antecedente ilustre -que hay que distinguir cuidadosamente de las formas
precedentes- es el que representa el criticismo kantiano, como formulación de la
imposibilidad (teórica. no práctica) de alcanzar lo suprasensible.
Finalmente, se puede recordar un agnosticismo banal que se refugia en una
afirmación genérica de la no-cognoscibilidad de Dios, sobre todo para no sacar
las consecuencias existenciales y prácticas que de allí se derivarían.
2. Puede darse -y se ha dado de hecho históricamente- una versión
teológica del agnosticismo, cuando de la incapacidad de la razón para llegar a
Dios se deduce la necesidad de la fe como único conocimiento válido de lo
suprasensible (fideísmo). Este agnosticismo teológico no debe confundirse con el
apofatismo, según el cual la cima del conocimiento de fe, que presupone la
razón, se realiza pasando por un momento esencial de silencio y de noche de la
razón misma, a través del cual Dios puede infundir a la criatura su mismo modo
de conocer (en el Espíritu).
3. En la tradición bíblico-cristiana no encuentra sitio una concepción
del conocer de tipo agnóstico. Efectivamente, en ella la revelación de Dios,
acogida con la fe. presupone la capacidad de la razón de llegar al conocimiento
de la existencia de Dios y de sus perfecciones, así como de reconocer como
procedente de Dios mismo el acto con que él se revela. Fue el concilio Vaticano
I, en la Constitución Dei Filius. sobre la base del testimonio bíblico (cf. Sab
13,1-9: Hch 1722-28; Rom 1,18-21), el que afirmó que «Dios, principio y fin de
todas las cosas, puede ser ciertamente conocido con la luz natural de la razón
humana a partir de las cosas creadas” (DS 3004). Teológicamente, el núcleo de
verdad del agnosticismo tiene que verse en el apofatismo: es decir, en el
reconocimiento de que Dios. incluso en su revelación, está siempre más allá de
una captación exhaustiva por parte del conocimiento humano (cf. santo Tomás,
Summa contra Gentes, XIV).
Dicconario de Teología
Bibl.: J. Splett, Agnosticismo, en SM, 1, 6669; L. Armstrong, Agnosticism and Theism in the 19th Century, Londres 1905; H, R. Schlette (ed.), Der modeme Agnostizisnzus, Dusseldorf 1979.