MIQUEAS
DicTB


SUMARIO: I. El profeta. II.
El libro.


I. EL PROFETA. Miqueas, en hebreo Mikah (forma abreviada de Mikahay, Mikayahu, "¿quién es como Yhwh?"), uno de los doce profetas menores, natural de Moréset (o Moréset-Gat), la actual Tell el-Giudeideh, a 35 km al sudoeste de Jerusalén, fue contemporáneo del profeta Isaías; en efecto, ejerció su misión durante los reinados de Ezequías, rey de Judá (716-687), de Jotán (740-736) y de Acaz (736-716), actuando quizá también durante parte del reinado de Manasés (687-642). En el libro de Jeremías, en un pasaje fechado el año 609 a.C., leemos: "Miqueas de Mirasti, que profetizaba en tiempos de Ezequías, rey de Judá, dijo también a todo el pueblo de Judá..." (Jer 26,17-18). De esta cita se deduce que estaba ya en circulación una profecía que leemos en Miq 3,12, y que era bien conocido el hecho de que Miqueas de Moréset había actuado como profeta bajo el reinado de Ezequías.

El profeta procedía del campo, como Amós, lo cual contribuye quizá a explicar el motivo de que vea en las capitales Samaria y Jerusalén dos centros de iniquidad, prediciendo la destrucción de Jerusalén, mientras que su contemporáneo (pero hombre de ciudad) Isaías da un juicio distinto de ellas (Is 1,26). Quizá su resentimiento contra Jerusalén resulte más comprensible si se tiene presente que la región de donde procedía fue la primera en sufrir las consecuencias de la alocada política de la capital, pues fue invadida en el 701 por el rey asirio Senaquerib, que llegó a saquear hasta cuarenta pequeñas ciudades.

II. EL LIBRO. Desde el punto de vista literario, el libro se presenta como una recopilación pues parece que algunos pasajes se pueden reconocer como del profeta, mientras que otros son dudosos y otros ciertamente posteriores. La mayor parte del texto de la primera parte se reconoce como auténtica del profeta. Dado que la segunda parte está formada por textos que se siguen sin ningún vínculo lógico aparente, se discute su atribución al profeta. La tercera parte es considerada generalmente como auténtica. Las objeciones de algunos críticos proceden especialmente de la claridad con que el texto habla de una esperanza en la salvación cercana, lo cual se juzga más adecuado al período posexílico.

La primera parte (cc. 1-3) es un elocuente mensaje social, muy amargo por las reflexiones que ocupan la mente de Miqueas, testigo de la realidad cotidiana que se vive en los dos reinos de Judá y de Israel. El profeta ve en los jefes, en los profetas (falsos) y en los sacerdotes infieles a los responsables de las injusticias sociales (opresión de los débiles, hurtos de las propiedades de tierras), mientras que ellos ni siquiera quieren reconocer las injusticias cometidas. Miqueas acude para ello a unas palabras memorables: "Odiáis el bien y amáis el mal... Devoráis la carne de mi pueblo, desolláis su piel, quebrantáis sus huesos, le hacéis trozos como carne en la olla... Luego clamarán al Señor, pero él no les responderá" (3,2-4).

La segunda parte (cc. 4-5) es una colección de oráculos proyectados todos ellos hacia el futuro; constituye uno de los textos literariamente más delicados y profundos de las páginas de los profetas: "Sucederá en el futuro..." que el monte de Sión constituirá la meta de los pueblos; a él se volverán las naciones, "pues la ley saldrá de Sión y la palabra de Dios de Jerusalén", las espadas se transformarán en azadas, los pueblos caminarán en nombre del Señor y la paz reinará por doquier: el Señor recogerá a los que cojean y a todos los que hasta entonces había "maltratado"; Jerusalén alcanzará la soberanía de los tiempos antiguos y la realeza. Estos acentos serenos quedan interrumpidos por un triste recuerdo del destierro, de las humillaciones y sufrimientos, a las que pone fin, sin embargo, la reivindicación de Israel. En este contexto leemos algunos pasajes memorables, que consideran mesiánicos los hagiógrafos del NT: "Y tú, Belén, Éfrata, la más pequeña entre los clanes de Judá, de ti me saldrá el que ha de reinar en Israel. Sus orígenes vienen de antiguo..." (5,1), oráculo que el evangelista Mateo dice cumplido con el nacimiento de Jesús en Belén. La continuación del mismo capítulo 5 tiene un claro sentido mesiánico (liberación de los opresores, alejamiento de toda forma de idolatría y de soberbia humana): la persona percibida por el profeta "extenderá su poder hasta los confines de la tierra. El mismo será la paz" (5,3-4).

La tercera parte (cc. 6-7) comienza con una apasionada requisitoria de Yhwh contra Israel. Fue acogida en parte y desarrollada también en la liturgia latina. Las estrofas comienzan dirigiéndose expresamente al pueblo: "Escuchad... Escuchad, montes... Pueblo mío, ¿qué te he hecho? ¿En qué te he molestado? Respóndeme... Pueblo mío, recuerda... Acuérdate..." (6,1-5). Vienen luego seis versículos, en donde el profeta desarrolla las preguntas anteriores en forma de "proceso", subrayando con una intensidad conmovedora cuán profundo, íntimo y personal es su concepto de la religión (6,6-12); en esta misma línea de una religión vinculada a la justicia social, véase además, por ejemplo: Is 1,10-16; 58,1-8; Sal 50,1-15; 51,18-19).

La última parte no es menos apasionada: el profeta recalca el estado de confusión moral en que ha caído el pueblo (6,16-7,7); pero concluye con la promesa de exaltación de Sión por encima de todo el mundo pagano, en forma de una lamentación individual (6,8-10), de una profecía (6,11-13) y de una oración por la restauración, que termina con la certeza del perdón divino: "Volverá a compadecerse de nosotros, pisoteará nuestros pecados..." (7,19).

BIBL.: ALONSO SCHÖKEL L.-SICRE DIAZ J.L., Profetas II, Cristiandad, Madrid 1980, 1033-1072; BERNINI G., Osea, Michea, Nahum, Abacuc, Ed. Paoline, Roma 19833; DEISSLER A.-DELCOR M., Les petits Prophétes, París 1964; ELLICER K., Das Buch der zwdlf kleinen Propheten, Gotinga 19645; RINALDI G.-LUCIANI F., 1 Profeti minori III. Michea, Nahum, Abacuc, Sofonia, Aggeo, Zaccaria, Malachia, Marietti, Turín 1969; WOLFF H.W., Dodekapropheton: Micha, Neukirchen 1980.

L. Moraldi