ESTER
DicTB
 

SUMARIO: I. El judaísmo triunfante. II. Las coordenadas de la obra: 1. El fondo histórico; 2. El cuadro de la narración. III. Medio literario y mensaje.


I. EL JUDAÍSMO TRIUNFANTE. "Soy tan enemigo de 2Mac y de Ester, que me gustaría que no existieran, pues son demasiado ju daizantes y contienen mucha malicia pagana": este juicio tan duro de Lutero (Conversaciones de sobremesa, ed. Weimar I, 208) choca lógicamente con el entusiasmo sinagogal, que ha puesto a Est entre los cinco Megillót, o sea, entre los cinco libros bíblicos más usados en la liturgia después de la tórah. Y con la tórah, Est es el único libro de la Biblia que tiene dos targum. La obra refleja altamente concentrado el orgullo nacionalista del judaísmo del siglo II a.C. y está totalmente impregnada del espíritu de venganza y de combate de algunos salmos imprecatorios (Sal 58; 94; 109; 137): "Cada mañana reduciré al silencio a todos los bandidos del país, extirparé de la ciudad del Señor a todos los criminales" (Sal 101,8). Así pues, este escrito es la reacción contra las amenazas de pogroms antijudíos que se perfilaban en el horizonte de ciertos ambientes de la "diáspora", pero sobre todo en Palestina, con la política helenista de los seléucidas.

Ester está ausente en Qumrán quizá porque en este libro no aparece nunca el tetragrama sagrado Yhwh. Se trata de una obra muy compleja a nivel textual, histórico, literario, teológico y litúrgico, aun cuando la sucesiva relectura cristiana la simplificó considerablemente, reduciéndola a una desvirtuada alegoría mariológica. Nos han llegado sustancialmente dos Est distintas. La obra griega es dos terceras partes más extensa que el texto hebreo, y nos la atestiguan al menos tres diversas recensiones, de las cuales nos parece preferible la contenida en los códices A, B, S, V y en el papiro 967 Chester Beatty. La Est hebrea está quizá más cerca del original; es más breve, y sus relaciones con el texto griego son todavía hoy objeto de discusión entre los autores.

II. LAS COORDENADAS DE LA OBRA. Como se ha dicho a propósito de Tob y de Jdt, este escrito judío resulta bastante artificial en cuanto al marco histórico y no poco variopinto a nivel literario. Intentemos precisar a continuación estas dos dimensiones, importantes para la lectura y la comprensión de la obra.

1. EL FONDO HISTÓRICO. El ambiente histórico del relato es ficticio y nos sitúa en la época del imperio persa, dominado por Jerjes (que murió el 465 a.C.). Se trata de un intento de tipificar a través de una retroproyección la época de los Macabeos, de los Tolomeos y de los seléucidas, en la que parece vivir el autor. En efecto, una apostilla de la versión griega indica que esta versión, hecha por un tal Lisímaco, fue llevada a Egipto durante el reinado de Tolomeo (Tolomeo VIII, según algunos: 114-113 a.C.; Tolomeo XIV, según otros: 48-47 a.C.).

No obstante, advertimos también que el autor conoce bastante bien la topografía de Susa, la documentación sobre Jerjes y sobre las costumbres persas (siete eunucos, siete consejeros de Estado, el consejo de los sabios, los sellos, los edictos irrevocables, los correos, la ejecución capital por la horca, los vestidos y coronas usuales en la corte). La obra, entonces, podría haber nacido en la diáspora judía oriental y podría haberse difundido luego en la diáspora occidental.

2. EL CUADRO DE LA NARRACIÓN. A. Barucq juzgaba de este modo la calidad literaria de Est: "La acción se desarrolla con un notable sentido de la economía general. Las fases principales están hábilmente preparadas por composiciones de lugar o sabiamente retardadas mediante la intervención de episodios curiosos o agradables. La repetición, en estribillo, de un diálogo en términos invariables entre el rey y Ester (5,3.6-7; 7,2-3; 9,11-13) ola de ciertas fórmulas protocolarias (1,19; 3,9; 5,4; 7,3; 8,5; 9,13) tienen un efecto muy particular". Efectivamente, la obra mantiene una buena tensión lógica y narrativa y su efectividad dramática revela una mano firme y genial.

La narración se abre con una grandiosa escena introductoria, dominada por un suntuoso banquete real (cc. 1-2). Entran en escena los dos personajes: Asuero-Jerjes está en el centro, y a su lado los dos sectores del bien (Ester y Mardoqueo, o sea, el judaísmo) y del mal (Amán, de Agag, símbolo de los enemigos tradiciones de Israel, los amalecitas). Es curioso advertir que los dos personajes hebreos llevan nombres paganos: Ester es el paralelo de la diosa Istar (más que del persa stareh = estrella) y Mardoqueo es nada menos que el nombre teóforo del dios Marduk. Quizá el autor, sabiendo que los desterrados hebreos de Babilonia habían recibido nombres locales de esclavitud, quiso hacer de este modo más creíble su relato ejemplar. Ya en esta escena aparece el modelo tradicional de "la inversión de la suerte" (Prov 26,27), que será fundamental en la estructura del libro: Vasti es repudiada, Ester es entronizada.

El corazón de la narración está representado en dos actos. El primero (3,1-5,8) enuncia el edicto real de exterminio de los judíos, que habrá de cumplirse en un día y un mes definido por las "suertes". Aparece así el término acádico pur, "suerte", "dado", importante para el objetivo de la narración y traducido por el mismo autor en 3,7 y 9,24 con el equivalente hebreo góral. El segundo acto (5,9-9,19) se desarrolla sobre la base del esquema de la "inversión": la exaltación de Amán debería suponer la horca para Mardoqueo; en realidad, la exaltación de Mardoqueo llevó a Amán a la horca; la matanza preparada para los judíos se transforma en matanza de los impíos, sus enemigos. La obra se cierra con una escena que constituye la inclusión con la escena del exordio (9,20-10,3). Es la etiología de los Purim, la fiesta popular de carnaval en Israel.

Hemos seguido sustancialmente el trazado narrativo del texto hebreo. El relato griego, más enfático y redundante, más religioso y apologético, contiene otros datos: la anticipación en sueño de los acontecimientos a Mardoqueo, los edictos de Artajerjes (no Asuero), antisemita el primero, favorable al reconocimiento de los derechos civiles para los judíos el segundo y, finalmente, dos amplias súplicas de Mardoqueo y de Ester, destinadas a interpretar teológicamente los sucesos (cf Jdt 9; Dan 9).

III. MEDIO LITERARIO Y MENSAJE. El mensaje de Est, cuya sustancia se indica ya en el motivo de la "inversión" de las suertes, tiene tantos matices como son los aspectos literarios o géneros que dirigen el relato. El volumen, incluso en una lectura superficial, revela elementos novelísticos y folclóricos (Tob). Pensamos, por ejemplo, en el tema del repudio de la favorita (Vasti) y del triunfo de la "cenicienta" huérfana (Ester), y en el fondo exótico y pintoresco, parecido al de la narración egipcia de José o a la "babilónica" de Daniel. Pensamos también en el dato del banquete fastuoso y barroco que va puntuando repetidamente el texto (1,3.5.9; 2,18; 3,15; 5,4-5.8.12; 6,14; 7,1-2.8; 8,17; 9,17-18.22). Estamos, por tanto, en presencia de una novela histórica, de una "diasporonovela", como la ha definido A. Meinhold, es decir, de una narración histórica ejemplar, nacida en el ambiente de la diáspora judía oriental. El fresco novelado de una época como la persa se usa como parábola para describir y resolver el choque entre Israel y el helenismo.

Sin embargo, en el rollo de Ester, como en el paralelo de José el egipcio, se respira también una atmósfera sapiencial [/Sabiduría]. Dios está casi ausente de la escena exterior de la historia; en el centro se mueve el hombre con su habilidad y su astucia, y hasta el judío con sus recursos humanos, intelectuales y estéticos, en una especie de "sionismo" ante litteram. Se vislumbra, por consiguiente, una dimensión "secular" en la nueva sabiduría de Israel: esta sabiduría, a pesar de que no arrincona lo sagrado ni excluye lo sobrenatural, destaca el aspecto humano con sus capacidades personales, sus maniobras, sus éxitos, sus venganzas. S. Talmon ha definido justamente Est como "un relato sapiencial historificado".

Pero la teología clásica de Israel no está ausente del libro; más aún, se la afirma sólidamente a través del mencionado esquema de la "inversión" buenos-malos/ humillación-exaltación/salvación-muerte. Tob, Jdt, Sab 11-19, el relato de José, Dan, el estrato arcaico de Job (cc. 1-2 y 42), el cántico de Ana (lSam 2), muchas súplicas de los Salmos (Sal 6; 7; 13; 28...), muchos aforismos de los Prov (15,33; 16,18; 18,12...), las suertes de Débora y de Yael (Jue 5) y otros muchos pasajes veterotestamentarios se mueven en esta línea. También hay que entender en esta línea el castigo inmanente al pecado mismo o la represalia que se aplica al impío Amán, víctima de su propia iniquidad. En el texto griego no falta una referencia general a la categoría profética del "día de Yhwh"; de este modo, este episodio se inserta en la serie de las intervenciones salvíficas y judiciales de Dios en la historia de la salvación. Este es, por tanto, un libro ético-teológico.

Pero también es fundamental para comprender el significado último de este libro la relación que tiene con la fiesta hebrea de los Purim. G. Gerleman, R. de Vaux y H. Cazelles han sospechado incluso que Est es un leccionario o un midras o una etiología cúltica de esta festividad hebrea, de origen externo, pero interpretada bíblicamente sobre todo a la luz del Éxodo. De hecho, Gerleman ha intentado poner de relieve los paralelismos que se dan entre Est y Ex, interpretando nuestra obra casi como una actualización de la teología del éxodo. He aquí una serie de estos paralelismos: contexto histórico egipcio (Ex)-contexto histórico persa (Est); persecución faraónica (Ex)-persecución imperial (Est); decreto de exterminio egipcio (Éx)-decreto de exterminio persa (Est); pascua el 14 Nisán (Ex)-decreto el 13 Nisán (Est); corte egipcia (Ex)-corte persa (Est); príncipe Moisés (Ex)-príncipe Mardoqueo (Est); Aarón portavoz ante el faraón (Ex)-Ester portavoz ante Asuero,(Est); liberación triunfal y fiesta (Ex y Est). Los Purim se convierten entonces en un ulterior memorial de la liberación que Dios ofrece continuamente a su pueblo (9,24-26). Por esto mismo, así como el éxodo a través del mar Rojo acaba en cánticos y danzas (Ex 15), también hay que celebrar los Purim como "días en que los judíos se deshicieron de sus enemigos y mes en que la tristeza se convirtió en alegría y el luto en regocijo. Estos dos días debían convertirse en días de banquete y alegría, haciéndose regalos unos a otros y dando donativos a los pobres" (9,22).

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G. Ravasi