SUMARIO: I.
Una antología tardía. II. Las cuatro páginas del libro. III. La carta de Jeremías.I. UNA ANTOLOGÍA TARDÍA. Esta obra deuterocanónica, según la técnica de la pseudonimia bastante frecuente en la literatura bíblica y apócrifa de la época helenista, se coloca bajo el patronazgo de Baruc ("Bendito"), el fiel secretario de Jeremías (cf Jer 32; 36; 43; 45); así se explica su posición en la Biblia católica, detrás de Jeremías y de las Lamentaciones. En realidad, se trata de una antología de diversos trozos de redacción tardía (probablemente del siglo II a.C.), que han llegado a nosotros solamente en griego. Quizá el salmo penitencial inicial (1,13-3,8) fuera compuesto en hebreo; algunos exegetas piensan que puede suponerse una matriz hebrea o aramea para todas las perícopas que componen la antología. De cualquier forma, se trata de una cuestión de difícil solución.
II. LAS CUATRO PÁGINAS DEL LIBRO. Idealmente podemos pensar que el libro de Baruc puede copiarse en cuatro grandes folios; cada uno de ellos recoge una sección de esta antología de géneros literarios diferentes. La primera página comprendería 1,1-14, y es una especie de Prólogo histórico. Se trata de una perícopa bastante compleja y artificiosa, redactada en un lenguaje cargado de datos históricos. Parece servir de introducción al texto penitencial que viene a continuación. Por primera vez aparece también la idea de una peregrinación anual de la "diáspora" a Jerusalén.
La segunda página de la antología es, por el contrario, una liturgia penitencial (1,15-3,8), un género de enorme éxito en el posexilio, cuando se intentaba, interpretar la tragedia del destierro como la consecuencia de la aplicación por parte de Dios de la teoría de la retribución "pecado-castigo". El sufrimiento presente se ve como consecuencia de la participación in solidum en el pecado de los padres (cf Esd 9,6-16; Neh 9,637; 1,5-11; Is 63,7-64,11; Si 36,1-19; Dan 3,26-45; 9,4-19). Las relaciones bastante claras que nuestro texto presenta con Dan 9,4-.19 pueden ser útiles para señalar su fecha de composición. Pero la perícopa resulta muy cargada, construida en una andadura in crescendo marcada por repeticiones enfáticas y barrocas. El movimiento estructural de la composición es doble, y comprende una confesión de los pecados (1,15-2,10) y una súplica (2,11-3,8). Los temas son los tradicionales: evocación de los pecados pasados, reconocimiento repetido de la propia culpabilidad, recuerdo de los castigos infligidos por la justicia de Dios, súplica y confianza en las promesas divinas.
La tercera página de la antología contiene más bien un himno sapiencial (3,9-4,4). Como Si 24, este himno tiende a identificar la /sabiduría divina con la tórah, "el libro de los mandamientos de Dios, la ley que permanece eternamente" (4,1). Este poema se hizo popular gracias a su uso en la liturgia judía del Kippur y en el leccionario cristiano de la vigilia pascual.
La cuarta y última página es una homilía profética, inspirada sobre todo en el Segundo Isaías (Is 40,4; 41,19; 42,15-16; 49,11) y relacionada también con los apócrifos Salmos de
Salomón (siglo II a.C.). En contra de la infidelidad de Israel que conduce a la catástrofe, surge el Señor fiel, llamado con un título bastante extraño en la Biblia: "Eternos" (4,10.14.22.35; 5,2). El horizonte hacia el que se proyecta la homilía es el de Jerusalén inmersa en la "magnificencia de la gloria que te viene de Dios" (5,1), en la alegría, en la paz, en la justicia.III. LA CARTA DE JEREMÍAS. La Vulgata añade a esta antología una quinta página, que suele titularse la Carta de Jeremías. Se trata de una requisitoria antiidolátrica, cuya atribución a Jeremías es fruto de la acostumbrada praxis de la pseudonimia (la referencia a la "carta a los desterrados" de Jer 29). Este escrito parece que ha de colocarse entre el 250 y el 120 a.C. Lejos de la finura del pequeño tratado sobre la idolatría de Sab 13-IS o de la ironía de Is 44,9-20 y de la pasión polémica de Jer 10,3-13, el texto es un escrito apologético bastante sobrecargado, marcado por una especie de estribillo antifonal que, a pesar de sufrir ligeras variantes, se mantiene en este módulo constante: "Por donde se pueden ver que no son dioses. Por tanto, no les tengáis miedo"(vv.14.22.28.39.44. 51.56.64.68).
BIBL.: ALONSO SCHLSKEL L., SICRE DIAZ J.L.,Profetas II, Madrid 1980, 1309-1340; AucusnH F., Baruch und das Buch Jeremia, en "ZAW" 67 (1955) 50-56; LOMBARDI L., Geremia-Baruc, Ed. Paoline, Roma 19832; PENNA A., Baruc, Marietti, Turín 1953; WAntencQ B.N., Les priéres de Baruch (1,15-2,19) el de Daniel (9,5-l9), en "Bib" 40 (1959) 463-475; ID, L limité littéraire de Bar 1-III, 8, en Sacra Pagina I, Gembloux 1959, 455-460.
G. Ravasi