Analogía del ser
DicFI

Concepto fundamental de la filosofía escolástica en que se basaba la posibilidad de poder hablar con sentido del primum esse subsistens, esto es, Dios. Todo término, en realidad, ha de entenderse en sentido analógico: ha de afirmarse en un sentido y negarse en algún otro; los términos y los predicados, cuando no son meras abstracciones, por lo común se aplican con propiedad sólo a algún referente originario, mientras que al resto se aplican en sentido derivado o figurado y hasta metafórico. «Vida», por ejemplo, es un concepto abstracto que se realiza en cada viviente de un modo analógico, pero que en su definición sólo afirma determinadas características comunes. Pero la realidad es analógica. En el caso del concepto ser, su carácter analógico, puesto primeramente de relieve por Aristóteles, cobra especial importancia por el hecho de que se aplica a todo lo existente: si no se admiten diferencias en el modo de ser, no sería posible construir ninguna ciencia universal del ente en cuanto ente, ninguna filosofía primera o ninguna metafísica, que lo tuviera como objeto; un objeto absolutamente indeterminado e indeterminable no produce ningún conocimiento. 

Todo es ser o del ser, pero hay muchas «maneras de ser», según Aristóteles. Estas maneras no pueden designarse ni mediante términos sinónimos ni mediante términos homónimos; los primeros son unívocos, y los segundos equívocos. Pero hay una manera intermedia de afirmar un concepto: según relación a un primero, esto es, por analogía. Entre el semblante, el clima y el alimento existe cierta relación que permite decir de cada uno de ellos que es «sano»; «sano» se afirma de ellos según una cierta relación, o proporción, pero del primero con total propiedad. De manera parecida, pero con mayor razón, todas las diversas maneras de ser: sustancia, accidentes, acto, potencia, materia y forma, el ser que se afirma como verdadero y el ser que se afirma como falso, se dicen con relación a un originario, del que se afirma sin ninguna restricción, la sustancia. La filosofía escolástica introduce la noción teológica de un primer ser subsistente y, si toda afirmación teológica que se haga de este primer ser ha de tener sentido, si sus nombres, esto es, sus perfecciones o atributos, y en primer lugar su misma existencia, han de significar algo a la mente humana, Dios también ha de entrar en la cadena de seres de los que se afirma el ser con relación a un primero. Pero el primero, el que propiamente es, en el pensamiento cristiano no puede ser sino Dios mismo, no la sustancia; de modo que Dios es realmente el primer ser de por sí, pero no en cuanto conocido, porque lo es a partir de las cosas (ver texto ). El cardenal Tomás de Vio Cayetano dio forma definitiva a esta doctrina escolástica.

 

Tomás de Aquino: según analogía 

Es imposible que algo se predique unívocamente de la criatura y de Dios; pues en todas las cosas unívocas el concepto significado por el nombre es común a todo aquello de que se predica unívocamente. [...] 

No puede decirse sin embargo que todo lo que se dice de Dios y de la criatura se predique de modo totalmente equívoco, porque si no se diese alguna conveniencia real de la criatura a Dios, la esencia divina no sería a semejanza de las criaturas; y así Dios conociendo su esencia no conocería a las criaturas. Igualmente tampoco nosotros no podríamos alcanzar al conocimiento de Dios a partir de las cosas creadas; ni habría por qué decir de Dios más un nombre que otro de los que convienen a las criaturas... Por lo cual se ha de decir que el nombre de «ciencia» se predica de la ciencia divina y de la nuestra, ni unívocamente, ni equívocamente, sino según analogía, lo que no es decir otra cosa sino según proporción.
__________________________________________________
Questiones disp., De veritate, q. 2, a.1 (en F. Canals, Textos de los grandes filósofos, Edad Media, Herder, Barcelona 1979, p. 122-123).