XIBERTA, Bartomeu M.
Carmelita, nacido en Santa Coloma de Farnés (Gerona), estudió en Onda y Albacete. Ya en Roma, en 1921 presentó una disertación —conocida generalmente como tesis doctoral— para poder acceder al «Magisterio en Sagrada Teología» en la Pontificia Universidad Gregoriana sobre el terna de la penitencia, bajo el título Clavis Ecclesiae, dirigida por Maurice de la Taille S.J. Su objetivo era mostrar que la reconciliación con la Iglesia es la «res et sacramentum» de la penitencia sacramental. Hasta 1937 fue profesor del Colegio internacional carmelitano de san Alberto de Roma. Posteriormente se trasladó a España hasta ser nombrado asistente general de su orden en Roma en 1947, cargo que ejerció hasta 1956, cuando inició su enseñanza en el Pontificio Instituto de Ciencias Sagradas «Regina Mundi» de Roma. En 1960 fue nombrado miembro de la Comisión teológica preparatoria del concilio Vaticano II y en 1962 consultor del Episcopado español. En 1964 una prematura trombosis le impidió toda actividad intelectual hasta su muerte en 1967.
Su preocupación eclesiológica fundamental radica en su obra más famosa, Clavis Ecclesiae, cuya influencia fue decisiva en la teología del sacramento de la penitencia (>Reconciliación); «ha influido mucho en teólogos como K. Rahner, M. Schmaus... y ha marcado un hito en los estudios sobre este sacramento», según el prestigioso manual de E. Adnés. Más aún, encontró una resonancia clara en la formulación eclesiológica del Vaticano II cuando afirma que por este sacramento se obtiene también «la reconciliación con la Iglesia» (LG 11). El tema teológicamente está abierto a nuevas profundizaciones, pero sin duda la aportación de Xiberta potencia esa identidad y pertenencia eclesial reforzada e intensificada que surge tras el sacramento, el cual aparece así como constructor de una comunidad eclesial viva.
Sobre eclesiología más directamente, Xiberta publicó diversos escritos: desde un manual no editado: De Ecclesia Christi (1954; 1962), hasta diversos artículos entre el 1961 y el 1963. Será sobre todo el artículo con un significativo título programático: El «redescobriment» de la Iglesia, tarea de la teología actual, que recuerda el artículo sobre la penitencia, ya citado en notas, de K. Rahner titulado Verdades olvidadas..., y, sobre todo, las constataciones sobre «el siglo de la Iglesia» (O. Dibelius) y sobre el «despertar de la Iglesia en las almas» (R. Guardini). El «redescubrimiento» y la revalorización provienen de la intervención de la Iglesia como tal en la dinámica sacramental ya que «Xiberta iba más allá: la Iglesia interviene en la acción causadora de la gracia, es res en tanto en cuanto que, como todo sacramento, la penitencia tiene un primer efecto eclesial, pero también es sacramentum, es decir signo (y signo eficaz) del efecto final del sacramento».
Sobre otro tema eclesiológico tratado por Xiberta, el de la colegialidad (>Colegialidad episcopal), se encuentra también resonancia en el Vaticano II, precisamente en la cita explícita que le hace la intervención del arzobispo de Granada, Mons. R. García y García. En efecto, el texto de Xiberta quiere responder al problema de cómo articular la autoridad pontificia y la de los obispos (<Papas; >Obispos) con este «conato de solución»: «Atribuimos a los simples obispos una plenitud de potestad y de misión tendencialmente universalista, pero de hecho limitada por la coexistencia de otros obispos dotados de igual poder y misión; al papa, por su parte, atribuimos una plenitud no sólo tendencialmente sino muy actualmente universalista según la especial ordenación a toda la Iglesia que Cristo impuso a san Pedro». De esta forma Xiberta hace una aportación muy específica y de importancia para la articulación teológica entre primado y episcopado, puesto que parte sin duda de este postulado: «La duplicidad de poderes (orden/jurisdicción) queda superada en razón del carácter sacramental de la consagración episcopal, que es una y la misma para el obispo de Roma y para el obispo de cualquier diócesis».