UNCIÓN DE ENFERMOS
DicEc
 

El Vaticano II recomendó que el nombre del sacramento de la «extremaunción» se cambiara por el de «unción de enfermos», afirmando al mismo tiempo que no se trataba sólo de un sacramento para los que estaban a punto de morir (SC 73). La Iglesia ha visto siempre su base escriturística en la unción con aceite de Mc 6,13 y en las palabras de Santiago 5,14-15: «¿Está enfermo? Que llame a los presbíteros de la Iglesia para que recen por él y lo unjan con aceite en nombre del Señor. La oración hecha con fe salvará al enfermo, y el Señor lo restablecerá y le serán perdonados los pecados que haya cometido». En la compleja historia del sacramento el acento se puso siempre en la curación hasta el siglo IX en Occidente, y así ha continuado siendo en gran medida en Oriente; en el período escolástico se subrayaron mucho los efectos espirituales, y Trento vio el sacramento principalmente como una preparación para la muerte.

La dimensión eclesial del sacramento deriva de su papel dentro de la atención general de la Iglesia a los enfermos y del ejercicio del >sacerdocio común por las personas enfermas: «Con la unción de los enfermos y la oración de los presbíteros, toda la Iglesia encomienda los enfermos al Señor paciente y glorificado, para que los alivie y los salve, e incluso les exhorta a que, asociándose voluntariamente a la pasión y muerte de Cristo contribuyan así al bien del pueblo de Dios» (LG 11; cf IG 5). El Ritual propone ejemplos de intenciones por las que el enfermo puede ofrecer sus sufrimientos: por la paz del mundo, por la profundización en la vida del Espíritu en la Iglesia local, por el papa y los obispos, por los que son víctimas de especiales calamidades (IG 56). Por otro lado, todos los cristianos deberían participar en el ministerio de los enfermos, especialmente sus familiares y amigos, confortándolos con palabras de fe, rezando con ellos, intercediendo por ellos, animándolos y celebrando con ellos los sacramentos (IG 33-34). Los sacerdotes sirven a los enfermos por medio de la palabra y el sacramento, y de este modo fortalecen también la esperanza y la fe de los demás en la Iglesia (IG 35-37). Los aspectos eclesiales son muy visibles en las celebraciones comunitarias (IG 36) del sacramento en parroquias o capillas.

Un gesto litúrgico importante en la unción de enfermos es la >imposición de manos acompañada de una oración consistente en una invocación del poder del Espíritu Santo sobre el enfermo. Se podría distinguir entre los efectos «curativos» y los efectos «salutíferos» o «saludables» del sacramento: a veces se produce la curación o desaparición de la enfermedad (IG 6); en una persona debidamente dispuesta, por otro lado, se producirán siempre efectos saludables, es decir, que el enfermo, sea cual sea su estado, será conducido a una plenitud de vida (cf In 10,10) espiritual y, casi siempre, también psicológica (cf IG 6).

El Código de Derecho canónico afirma que la persona receptora del sacramento ha de estar en peligro (CIC 998 pericolose; 1000 § 1, en periculo no «en peligro de muerte» como con frecuencia se dice). [En esta línea, por tanto,] puede administrarse a todo aquel cuya salud esté seriamente dañada, [es decir, «el fiel que empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez» (SC 73). Reflexiones teológicas recientes subrayan «una nueva integración del aspecto físico y del aspecto espiritual, no muy lejos de la solución hallada por la Alta Escolástica, la cual realza la prioridad de la curación espiritual y que proporciona la curación física a través de la salvación espiritual y de la curación espiritual»].

En tiempos recientes la liturgia anglicana prevé generalmente la unción de enfermos con imposición de manos. El sentido de este rito en el anglicanismo, al igual que la práctica de la unción de los laicos en la Iglesia católica hasta el siglo IX, necesita clarificación teológica. En particular se está sondeando en escritos contemporáneos el decreto tridentino, reiterado en el derecho canónico (CIC 1003 § 1, CCEO 739 § 1), que reserva su administración a los sacerdotes.