SUBDIÁCONOS
DicEc
 

El orden de los subdiáconos se remonta a la Iglesia primitiva. En la >Tradición apostólica, del siglo III, se dice que el subdiácono no recibe la >imposición de manos, pero es elegido para colaborar con el diácono (13/ 14). Este pasaje de la Tradición apostólica falta en el manuscrito latino y es difícil determinar a qué período pertenece (¿la Iglesia egipcia posterior al 500?). Los subdiáconos figuran en una lista de órdenes contenida en una carta del papa Cornelio a Fabiano, obispo de Antioquía (251). El subdiácono se ocupaba generalmente de los vasos sagrados y estaba al servicio de los diáconos en las >Constituciones apostólicas, del siglo IV, donde se dice que se trata de una orden de institución apostólica.

Hasta el siglo XIII el subdiaconado era una orden menor; pero en tiempos de santo Tomás de Aquino —quien observa que lleva aparejado el voto de continencia— se considera una orden sagrada. En Trento se consideró una orden mayor y, junto a las órdenes menores, un paso hacia el presbiterado. El papel del subdiácono era en gran medida litúrgico, e incluía la proclamación de la primera lectura en la misa y el cuidado de los vasos sagrados.

Pablo VI, en su reforma de las órdenes y los ministerios de 1972, suprimió el subdiaconado en la Iglesia occidental y asignó las funciones que anteriormente desempeñaba el subdiácono al >lector y al >acólito. Admitió la posibilidad de que, si la conferencia episcopal lo consideraba oportuno, al ministerio del acólito se le diera el nombre de subdiaconado. En la Iglesia oriental se mantienen los subdiáconos, y recientemente se ha restaurado este orden en algunas diócesis anglicanas, después de haber sido abolido en el siglo XVI.