JUSTINO, San
(ca. 100-165)
DicEc
 

Justino nació en Palestina hacia el año 100 de padres griegos. Frecuentó varias escuelas de filosofía antes de convertirse al cristianismo hacia el año 130. Fue a Roma hacia el 150 y mantuvo allí discusiones con judíos, paganos y herejes. Tuvo dos preocupaciones: el incremento de la persecución y las oportunidades para la difusión del evangelio. Forma parte del grupo de los Padres apologetas (del griego apologia = defensa). Considerado comúnmente como el primer filósofo cristiano, trató de convencer a los otros de la verdad que él personalmente había encontrado en Cristo y en las Escrituras, y de defender al cristianismo de los ataques intelectuales y a sus miembros de la persecución. Murió mártir el año 165, negándose a sacrificar a los ídolos.

Tres obras de Justino han llegado hasta nosotros: dos Apologías, la segunda de las cuales es probablemente un apéndice o añadido a la primera —ambas van dirigidas al emperador Antonino Pío (138-161)—, y el Diálogo con Trifón, un judío. Se trata de testimonios primitivos muy importantes para la historia de la teología. Algunos de sus temas más importantes son: la creación; la relación del Antiguo con el Nuevo Testamento; la cristología; la redención a través del Logos, encarnado por medio de la Virgen María; el >milenarismo; las fórmulas o confesiones de fe; una teología trinitaria emergente; la relación de la filosofía con el cristianismo. Existe bibliografía secundaria sobre estos y otros aspectos de su pensamiento.

Desde el punto de vista de la eclesiología hay una serie de temas muy importantes. Justino parece referirse a un >catecumenado primitivo y describe con detalle los ritos del bautismo y de la eucaristía —algo que más tarde sería prohibido en muchas partes en razón de la >disciplina arcani—. Aunque hace referencia a que hay alguien que preside la eucaristía, no ofrece mayor información sobre esta persona, probablemente porque era cuestión que no interesaba al emperador, a quien iba dirigida la obra. Dado el contexto en el que escribe, su silencio acerca de los presbyteroi/episkopoi no puede ser un argumento en contra de la evidencia de otros datos (>Laicado y ministerio, >Apostólico/Apostolicidad, >Sucesión apostólica). En su discusión con Trifón hace referencia al carácter sacrificial de la eucaristía, aludiendo a Mal 1,11. El domingo es un día santo porque tanto la creación como la resurrección tuvieron lugar ese día. Ese día la gente se reúne para celebrar la eucaristía; se recogen además colectas para las > viudas y los necesitados.

Justino se esfuerza todo lo posible por mostrar en sus Apologías que los cristianos son buenos ciudadanos, que no existe ningún conflicto inherente entre la Iglesia y el Estado. Quizá su aportación más profunda a la eclesiología resida en su visión del Logos dando unidad a la historia entera de la humanidad, [a partir de su famosa expresión «semina Verbi» como preparación para el Evangelio (1 Apol. 44; 2 Apol. 13; textos citados en el Vaticano II para ilustrar la expresión «praeparatio evangelica» de LG 16). Por esta razón] el cristianismo es para Justino una religión universal, en la que todo adquiere significado último por medio de Cristo; en él se cumplen todas las promesas del Antiguo Testamento.