Recibir, tomar
El acto o proceso de recibir puede entenderse activamente como el alargar la mano
hacia lo que se ofrece (= tomar) o, pasivamente, como el acoger lo que se da (= recibir). A
estas dos direcciones de la acción corresponden los verbos griegos lap-fiávco [lambáno] y
óéxofica [dechomai]. Lambáno pone de relieve ante todo el aspecto activo, mientras que
dechomai acentúa el matiz pasivo. Las significaciones de los numerosos compuestos de
ambos verbos fundamentales se asemejan frecuentemente entre sí, de manera que en
ocasiones dichos verbos pueden utilizarse como sinónimos. En el NT ambos grupos de
palabras han recibido su impronta específica por el hecho de llegar a expresar los
movimientos de tomar y recibir mutuamente implicados en la fe.
Séxo/ioa [dechomai] aceptar, acoger;
SEKTÓQ [dektós] agradable; anodéxop.ou [apodéchomai]recibir de; anodox>í [apodoché] recepción, acogida;
OLTIÓSEKZCK; [apódektos]aceptable; npoaóéxopoa [prosdéchomai] recibir, aceptar; b~oyr\ [doche] convite
I 1. El significado fundamental de dechomai (desde Homero), emparentado semánticamente con el lat.
dexter, diestro o a la derecha, es aceptar, recibir (Homero, II. 23, 647). El objeto pueden ser fundamentalmente
cartas, regalos, ofrendas, etc., pero los significados de recibir palabras, esto es, oír, entender (Eurípides, Med. 924:
Áóyov SéxsaSoa [lógon déchesthai]) o recibir a personas, esto es, practicar la hospitalidad (Jenofonte, Oec. 5, 8)
pueden adquirir una importancia especial. El sujeto es generalmente el hombre, cuyo recibir puede llegar hasta el
soportar (p. ej. los golpes del destino; Homero, II. 18.115); más raramente en el contexto religioso la divinidad
recibe las ofrendas y las súplicas de los hombres (Homero, II. 2, 420). El sustantivo verbal correspondiente doche
significa primeramente el recipiente (así en Eurípides y en Platón) y luego, en sentido figurado, la
acogida depersonas,
el convite con invitados (así en Plutarco). El adjetivo verbal correspondiente dektós (no atestiguado antesdel NT) o SéxteoQ [dékteos] (sólo desde Luciano) designa literalmente lo que se puede recibir o aceptar, y luego
agradable, aceptable, favorable (cf. en el NT Le 4, 19 y 2 Cor 6, 2).
2. a) El compuesto apodéchomai, atestiguado asimismo desde Homero, refuerza el significado positivo del
simple en el sentido de recibir amistosamente, aprobar, estar de acuerdo, apreciar (Polibio, 21, 35, 5; Filón, Abr. 90;
Josefo, Ant. 9, 176). En la misma línea, el sustantivo apodoché, corriente en el helenismo significa
aceptación,aprobación, acuerdo
(Polibio, 1, 5, 5; Josefo, Ant. 6. 347: cf. en el NT: 1 Tim 1,15; 4, 9). El adjetivo verbal ÍTIOÓEKTÓÍ[apodektós]
(así en Plurarco, Mor. 1061a) o apódektos (así en el NT: 1 Tim 2, 3; 5. 4) tiene un significado similar adektós: aceptable, agradable, grato.
b) Prosdéchomai, desde Homero, significa acoger personalmente a alguien en un lugar o en una comunidad
(Platón, Leg. IV, 708a; Josefo, Ant. 14, 285) o, refiriéndose a cosas, recibir o aceptar algo (Jenofonte, Hist. Graec. 7,
4, 2; así espec. en los LXX). También tiene, lo mismo que ÍK- [ek-] o inmóéxoncu [apekdéchomai], el significado de
esperar o aguardar (Eurípides, Ale. 130; Sófocles, Phil. 123; cf. acerca de esta conexión escatológica el estudio de los
compuestos en -• esperanza, art. ánotcapadoKia [apokaradokía]).
Recibir, tomar (Séxo/iou) 24
II En los LXX se encuentra este grupo de palabras principalmente en la literatura profética, cultural
y sapiencial. Déchomai reproduce frecuentemente el hebreo láqah, tomar (cf. asimismo ->
Xa¡i¡iivw[lambáno]); tio&éxop.cti [eisdéchomai]
la mayor parte de las veces qábas, recoger, reunir; prosdéchomai preferentementea rásáh, tener agrado en; dektós casi siempre a rason, benevolencia y doché (excepto en Dn 5,1 LXX) siempre
a misten, simposio, convite.
1. a) Prescindiendo del uso profano (p. ej. Gn 33, 10: recibir regalos), déchomai designa primeramente la
voluntaria o benévola aceptación de la palabra de Dios (Dt 33, 3; Jer 9, 20) y de la actuación divina
(naaóei'a[paideía]
p. ej. Sof 3, 7); en Jer y Sof luego en la negación de la predicación del juicio: Israel no ha recibido lascorrecciones de Yahvé (Jer 25, 28: la imagen de la copa del castigo; cf. Os 4, 11). Así déchomai adquiere también el
significado del involuntario tener que cargar con la desgracia.
b) Eidéchomai se encuentra, por el contrario, generalmente en el anuncio salvador de los profetas: Yahvé
reunirá de nuevo a su pueblo disperso y destrozado y así lo recibirá renovado en su comunión consigo (Os 8, 10;
Mi 4, 6; Jer 23, 3; Ez 20, 34; Sof 3, 19 s; cf. 2 Cor 6, 17).
2. En algunas ocasiones aparecen déchomai, prosdéchomai y dektós también en los textos cúltico-sacerdotales.
Los LXX traducen con las fórmulas
06 (npoa-J oE*/9rjo£vxi [ou (pros-) dechthesetai]-o oó dtKtóv [ou dektón]-SEKTÓV [dektón]
las denominadas «fórmulas declaratorias» no es agradable, no es grato - es agradable o es grato,con las que los sacerdotes daban a conocer la aceptación o la repulsa de un sacrificio por parte de Yahvé (Lv 22,19-
25). Aquí Yahvé es presentado como el receptor del sacrificio, y, sin embargo, la decisión sobre la aceptación o
repulsa de los dones por boca de los sacerdotes comprende asimismo un juicio divino sobre ello, sobre si el hombre
que ofrece ante Yahvé es grato a Yahvé o no lo es (véanse las formulaciones pasivas en los LXX; cf. GvRad,
Teología del AT I, 329 s).
3. En la literatura sapiencial déchomai caracteriza la vida del hombre piadoso, abierta y receptiva, tanto
intelectual como existencialmente: el sabio recibe las palabras de la sabiduría (Prov 4, 10); acepta los mandamientos
(Prov 10, 8); recibe la corrección (Prov 16, 17) y la sabiduría (Prov 21, 11). Continuando la crítica profética del
culto (cf. Jer 6, 20), el término dektós tiene en la literatura sapiencial un carácter ético anti-cultual o acultual:
«Hacer el bien es emprender el buen camino: esto es más agradable a Dios que ofrecer sacrificios» (Prov 16,7 LXX;
cf. 15, 8.28 LXX; Eclo 2, 5; 3, 17 y passim).
III En el NT el grupo de palabras séchomai aparece principalmente en los sinópticos,
más concretamente en Le, y en Pablo, el cual usa también con frecuencia los
compuestos.
1. Lo mismo que en toda la antigüedad y espec. en el judaismo, la hospitalidad
desempeña en el NT un gran papel. Debido a su vida errante, Jesús, Pablo y los demás
apóstoles, tuvieron que echar mano a menudo de esa hospitalidad. Le menciona en
ocasiones la amistosa acogida que Jesús y Pablo encontraban en el pueblo y en las
comunidades (Le 8, 40; Hech 18, 27; 21, 17; apodéchomai), así como Jesús y Pablo
recibían con las mejores disposiciones a cuantos acudían a ellos (Le 9, 11; Hech 28, 30).
Pablo expresa su agradecimiento a las comunidades por su acogida (Gal 4, 14; 2 Cor 7,
15) y les exhorta a seguir estando dispuestos a ella (Col 4, 10). También al modo de ser
cristiano corresponde esta forma de humanidad.
2. a) Sin embargo, en la acogida de los discípulos y de los apostóles no se trata
sólo de esa ley no escrita de la humanidad. Más bien el enviado de Jesús representa a su
persona: «El que os recibe a vosotros, me recibe a mí» (Mt 10, 40). Porque los apóstoles
continúan la misión de Jesús (acerca de la institución de la sáliah del judaismo tardío, que
está en el trasfondo, cf. ThWb II, 52), la hospitalidad para con ellos significa la acogida a
Jesús y al mismo tiempo la acogida a Dios.
Pero Cristo no sólo se encuentra en sus enviados, sino que en todo aquél que es
pequeño, miserable y necesitado de ayuda él se presenta de incógnito a su comunidad:
«El que acoge a un chiquillo de éstos por causa mía me acoge a mí» (Me 9, 37 par). Con
eso se acoge a Dios en la profanidad arreligiosa de la vida diaria.
b) A eso corresponde —como ya ocurría en la literatura sapiencial— el que
dektós,apódektos
y euprósdektos hayan perdido su contenido cultual. El sacrificio agradable aDios se realiza ahora como la entrega de la propia vida al servicio de cada día en el
mundo (Flp 4, 18; Rom 12, 1; 15, 16). Es cierto que esta orientación paulina universal se
halla cincunscrita nuevamente en 1 Tim a un ideal ciudadano de piedad (2, 3; 5, 4).
3. En las comunidades del cristianismo primitivo la expresión
lógon déchesthai,recibir
o acoger la palabra se ha convertido a todas luces en un término técnico para'designar la aceptación del evangelio en la fe (Le 8,13; Hech 8,14; 11,1; 17,11; 1 Tes 1,6; 2,
13). Asimismo se asocian déchesthai con
fiocaúsh xov 9EOU [basileía toú theoú], el reino deDios
(Me 10,15 par), eóayyéÁiov [euangélion], la buena noticia (2 Cor 11,4), yó-Pl(i [cháris]la gracia (2 Cor 6, 1; cf. Rom 5, 17, unido a lambánó y
áyánr¡ xfjq áXrjSeíotg [agápé tésalétheías], el amor de la verdad (2
Tes 2,10). El paralelismo o la sinonimia entre «creer» y«recibir» aparece en Hech 2, 41, donde el ms. D sustituye ótnods^ápevoi [apodexámenoi]
por Tii(TT£vaavT£Q [pisteúsantes], pues la fe no es otra cosa que la acogida afirmativa del
reino de Dios, de igual manera que un niño recibe un regalo (Me 10, 15).
4. El término helenístico apodoché aparece únicamente en una fórmula kerigmática
de 1 Tim: «Este dicho (el mensaje) es mucha verdad y todos deberían hacerlo suyo» (1, 15;
4, 9). Hay que mencionar también las palabras que se toman en Le 4, 19 de Isaías 61, 2:
Con la venida de Jesús ha comenzado el tiempo «favorable» (dektós) de la salvación (cf.
2 Cor 6, 2).
H.-G. Link
Áocpfiávco [lambánó] coger, tomar, recibir; ávaÁocpfiávco [analambánó] tomar para sí,
tomar; áválnpyjiQ [análémpsis] acción de tomar; émÁapfiávcü [epilambánó] asir, agarrar;
KaxaÁapfiávco [katalambánó] agarrar, asir, empuñar; pexxltxpfiávco [metalambáno]
tomar parte; pexáÁnpy/iQ [metálémpis] el hecho de hacerse cargo o participar en;
n(xpoúap.fiiva) [paralambánó] tomar para sí; npokapfiivio [prolambánó] anticipar, tomar
antes; npoaXapfiávco [proslambánó] tomar junto a; npó<jXnp\¡jiQ [próslémpsis] aceptación,
toma; ünokapfiávw [hypolambánó] tomar, asir, opinar
I 1. Lambánó originariamente asir, agarrar, se halla atestiguado a partir de Homero, y significa:
a) asir, tomar. Puede significar tanto un acto hostil como un acto amistoso o bueno y tener como objeto a
hombres o cosas, p. ej. tomar una mujer, recibir impuestos, aceptar una sentencia, iniciar un camino; en sentido
figurado: tomar ánimos. Con sujeto de cosa se da p. ej. cuando el temor o el espanto se apoderan del hombre.
Pleonásticamente sirve lambánó de expresión gráfica para dar vida al discurso;
b) recibir, frecuentemente con acusativo de cosa, que puede abarcar todos los campos de la vida, desde la cosa
más trivial hasta el bien espiritual.
2. Los compuestos dan fuerza o amplitud al significado fundamental. Analambánó, explotar, tomar para sí. A
esa palabra corresponde análémpsis, la explotación, la toma. Hypolambánó, tomar desde abajo; se desarrolla desde el
coger al vuelo hasta el captar intelectualmente, creer, opinar. Epilambánó, asir, agarrar, y también asistir, ayudar;
media: coger para sí, aferrarse a, agarrar; katalambánó da fuerza al significado primitivo y quiere decir
agarrar,empuñar, sorprender;
media: incautarse, apropiarse de algo; corresponde a eso el captar intelectualmente, elapropiarse algo a fondo o entender. Metalambáno se encuentra entre otras cosas con genitivo partitivo de cosa:
tomar parte, recibir. Metálémpsis es el acto de tomar parte o de hacerse cargo. En prolambánó predomina la
significación temporal de npo [pro]: tomar antes, anticipar. Proslambánó hace que se advierta el significado de la
preposición npÓQ [pros]: tomar junto a, someter; media: asociarse, ayudar. El nombre correspondiente es
próslémpsis, admisión, aceptación. Paralambánó se encuentra con acusativo de persona o de cosa y significa
tomar aalguien consigo, tomar sobre sí, encargarse.
II 1. En el uso lingüístico extracristiano lambáno con sus compuestos se halla profusamente atestiguado. En
los LXX (en el AT hebreo por lo general láqah más raramente nasa') predomina el significado activo de tomar p. ej.
la espada (Gn 34, 25), tomar una mujer (Gn 4, 19); también con un sujeto de cosas en Ex 15, 15: «fueron presa de
temblor ( = les cogió un temblor)». Más rara es la significación de recibir: recibir regalos (1 Sam 8, 3), un cargo o
una recompensa (Sal 109, 8; Prov 11, 21).
2. Entre los compuestos, hay que mencionar: analambáno, frecuentemente con objeto personal o de cosas, es
teológicamente importante en el aoristo 1.° pasivo para designar el rapto de Henoc (Eclo 49,14) y de Elias (2 Re 2,
11; Eclo 48, 9; 1 Mac 2, 58). Epilambáno es utilizado por los LXX con el significado fundamental de asir, agarrar en
2 Sam 13,11; Is 3,6; Jer 31, 32;Zac 14,13. Con katalambánó describen los LXX la acción de coger, tanto la de Dios
como la del hombre. «La mano de Dios cogió, como un nido, las riquezas de los pueblos» (Is 10,14), Dios atrapa al
hombre (Job 5,13), capta lo incomprensible (Job 34,24). El hombre se pregunta cómo captar a Dios, cómo alcanzar
la justicia y la sabiduría, es decir, cómo hacerlas posesión suya (Eclo 15, 1; 27, 8). También los poderes del mal
alargan la mano sobre el hombre y caen sobre él (Gn 19,19; Nm 32, 23). Proslambáno (en voz activa sólo en Sab 17,
10) describe la conducta de Dios que agarra a su pueblo o a sus elegidos para librarlos del peligro o del abandono
en que se encuentran (Sal 18, 17; 27, 10; 65, 5; 73, 24; 1 Sam 12, 22).
3. De especial importancia es paralambánó, tanto en el helenismo como en el judaismo tardío: como recibir
designa la aceptación de una tradición, ya se trate de la enseñanza o de la formación que da un filósofo, ya de los
misterios y consagraciones en el contexto del culto mistérico. En el judaismo la tradición se ciñe a la Tora y a su
exégesis (cf. Me 7, 4). El término técnico para la aceptación de la tradición es qibbel. También los rabinos
transmiten determinadas materias de enseñanza (cf. St.-B. I, 579; Chag 2, 1) en el secreto más riguroso para
proteger a los inmaduros religiosamente de cualquier falsa interpretación.
III 1. En el NT lambáno se halla atestiguado 258 veces. Se encuentra con sorprendente
frecuencia en Mt (53 veces), en Jn (46 veces) y en Ap (23 veces), mientras que en el
conjunto de los escritos paulinos el término sólo se utiliza 34 veces.
a) Lambáno se halla empleado en el sentido (más bien activo) de tomar p. ej. pan,
lámparas, el diezmo; figuradamente: el que toma su cruz (Mt 10, 38) o tomar «la
condición de esclavo» (Flp 2, 7). Asimismo: tomar, quitar; p. ej. tomar monedas de plata,
nuestras dolencias (Mt 8,17), quitar una corona (Ap 3,11), la paz de la tierra (Ap 6,4). En
un contexto teológico: Jesús tomará de nuevo el poder, la vida (Jn 10, 18), También el
enemigo tiene la posibilidad de quitar o tomar la vida (cf. Mt 21, 35 en el contexto) o
agarrar los enfermos (Le 9, 39). Los afectos se apoderan del hombre, que queda
sobrecogido (Le 5, 26; 7, 16). En^el significado de recibir, acoger: a alguien en casa; es
importante con compl. dir. de persona: recibir a Jesús (Jn 1,12; 5,43; 13,20); y en relación
con esto: recibir sus palabras (Jn 12, 48; 17, 8; Me 4, 16).
b) Recibir (en sentido más pasivo), p. ej. un bocado, dinero, limosnas; es importante
cuando el compl. dir. tiene un contenido teológico: «la vida eterna» (Me 10, 30), «el
espíritu» (Jn 7, 39), «la gracia» (Rom 1, 5), «el juicio» (Me 12, 40), «el perdón» (Hech 10,
43), «la misericordia» (Heb 4, 16). Finalmente sirve lambáno de circunloquio para
expresar la pasiva: p. ej. recibir algo constructivo = construirse (1 Cor 14, 5).
c) Lambáno es teológicamente importante con el significado de recibir; corresponde
al didóvaí [didónai] de Dios: Dios da y el hombre recibe.
a) También Jesús vive de recibir: su misión, el espíritu, el perdón (Jn 10,18; Hech 2,
33; Ap 2, 28). El es don de Dios y vive de recibir. Al tomar la condición de esclavo (Flp 2,
7) y nuestras «dolencias», como escribe Mt 8,17 citando Is 53, 5, carga sobre sí la muerte
por el pecado y cumple la misión que ha recibido del Padre (Jn 10,18). Así también en la
resurrección y en su exaltación: el crucificado recibe «poderío y riqueza, saber y fuerza,
honor, gloria y alabanza» (Ap 5, 12). El que ha sido exaltado sigue siendo el que recibe.
f¡) Sólo en calidad de receptar se encuentra el hombre a si mismo y se amolda al
orden establecido por Dios, que revela Jesucristo. Para los hombres que escuchan el
testimonio de Jesús la aceptación de la palabra decide sobre la vida y la muerte. Ahí
distingue Jn el objeto que en cada caso es recibido o tomado. El que recibe la
napwph[martyría],
el testimonio de Jesús, certifica que «Dios es veraz» (Jn 3, 33). El acredita con27 (loc/i/távcu) Recibir, tomar
la recepción de la palabra la verdad de Dios y vive de ella. El que recibe las
prjpocca.[rhémata],
las palabras de Jesús, adquiere conocimiento acerca de la palabra reveladora:Jesús procede de Dios y tiene la vida de Dios (Jn 17, 8; cf. 1 Cor 2, 12). Así Jesús, que es
pfjfia SEOU [rhéma theoü], la palabra de Dios, puede ser él mismo el objeto de la
aceptación del que cree; el que le recibe tiene parte en la gracia increada y recibe el
Espíritu santo (Jn 1,16; 7, 39; 20, 22). El que no recibe a Jesús, esto es, no le conoce ni le
reconoce, ya tiene «quien le juzgue» (Jn 12, 48). La misma palabra de Jesús le juzgará en
el último día.
y) Para Pablo, lambánó es participación en la promesa que se ha cumplido en
Cristo (Gal 3, 14), recepción del espíritu (Rom 8, 15), de la gracia y del don de la
justificación (Rom 5, 17), así como él mismo recibió la misión del apostolado como una
gracia singular de Dios (Rom 1, 5). Siendo ante Dios pobre, el hombre que recibe es
sumamente rico (1 Cor 4, 7); pues él recibe, si las acepta, la salvación escatológica, la
comunión con Cristo, la vida en el mundo futuro (Flp 3, 12 ss).
2. Los compuestos analambánó y hypolambánó desarrollan toda la gama de significados
de tomar y recibir.
a) Analambánó se usa para indicar el tomar con o recibir en: tomar a alguien a bordo,
o consigo (Hech 20, 13 s; 2 Tim 4, 11). Con sentido figurado en Ef 6, 13, «Por eso os digo
que cojáis las armas que Dios da», una imagen muy viva y enérgica para situar al
creyente en la lucha contra los poderes de las tinieblas. Analambánó en aoristo 1.° pasivo
designa el término de la convivencia del Resucitado con los suyos (cf. Le 9, 51), que a
manera de fórmula se expresa concisamente en Hech 1, 2.11.22 como asunción o
acto deser arrebatado
o llevado. La meta de ese «se lo llevaron» es el cielo como el ámbito de lagloria de Dios (1 Tim 3, 16). Con análoga brevedad formula Me 16, 19, sin ninguna
referencia espacial, la ascensión de Cristo, para expresar la sessio ad dexteram Dei, el estar
sentado a la diestra de Dios.
Análémpsis, la acción de tomar hacia arriba, en el NT se encuentra solamente en Le 9,
51 y se aplica generalmente a la ascensión de Jesús al cielo. «Sin embargo, análémpsis
puede ser también la muerte, el fallecimiento» (así Bauer, loe. cit.; cf. la literatura del
judaismo tardío p. ej. SalSl 4, 18). Ambas cosas han de incluirse en la esperanza
neotestamentaria respecto a la muerte de Jesús, puesto que ella supone la exaltación del
Señor.
b) Hypolambánó se encuentra 5 veces en el NT. En Hech 1, 9: «Una nube lo ocultó a
sus ojos (lit.: lo tomó)». Aquí el tomar es un tomar desde abajo y elevar al mismo tiempo,
en el sentido de ocultar, arrebatar. De un modo semejante amonesta 3 Jn 8: hay que
recibir con hospitalidad a los hermanos extranjeros, esto es, hay que tomarlos de la calle
y protegerlos del peligro. Referido a procesos intelectuales o espirituales, hypolambánó se
aproxima mucho a nuestros tomar la palabra o contestar (Le 10, 30). Hypolambánó puede
significar asimismo una suposición; así en Hech 2, 15: «Estos no están borrachos, como
suponéis» (cf. Le 7, 43).
3. Los compuestos epilambánó y katalambánó intensifican el sentido originario de
asir o agarrar.
a) Epilambánó designa el agarrar fuertemente así como el confiado coger en la
mano. Pablo fue cogido por sus enemigos (Hech 17,19; cf. 18,17; Le 23,26). En el sentido
figurado, epilambánó significa coger a uno por la palabra; así los enemigos de Jesús
intentaban cogerlo en alguna expresión (Le 20, 20). Jesús por su parte, toma a los ciegos,
a los hidrópicos, al niño (Me 8, 23; Le 9, 47; 14, 4) o agarra la mano de Pedro que se está
hundiendo (Mt 14, 31), para ayudarle. En los sinópticos extraña el uso intencionado de
Recibir, tomar (Áapfíávco) 28
epilambánó: designa la conducta intrigante de los enemigos de Cristo, lo mismo que el
amor del Señor que se dirige a ayudar a los enfermos y a los que se hallan perdidos.
Para Pablo, epilambánó es la palabra propia para caracterizar el movimiento de la fe.
Se dirige a la vida eterna: «conquista la vida eterna» (1 Tim 6, 12). El prefijo éití [epí] se
refiere al objetivo; lambánó designa la intensidad del acto de fe.
b) Con katalambánó designa el NT, tanto el ataque de los poderes enemigos como la
intervención de Cristo. El muchacho epiléptico es atado por un espíritu que no lo deja
hablar, el cual lo tira al suelo (Me 9, 18). Las tinieblas no han «comprendido» la luz, es
decir, no tan aceptado a Cristo (Jn 1, 5; cf. v. 11), y se apoderan del hombre que no tiene
luz, que no tiene a Cristo (Jn 12, 35). Pablo dice a los creyentes, a los que no viven en
tinieblas: el día del Señor «no tiene por qué sorprenderos como un ladrón» (1 Tes 5, 4).
Positivamente, katalambánó se halla aplicado a la intervención de Cristo. Pablo ha sido
cogido por Jesucristo; él es propiedad de Cristo y por eso en el combate de la fe está
orientado totalmente hacia la meta de la vocación celestial (Flp 3, 12 s). Sólo el que ha
sido alcanzado corre a su vez para alcanzar la corona que no se marchita: la vida eterna
(1 Cor 9, 24). La media KoiTO,kap.fSávop.<xi [kalambanomai], el captar intelectualmente, el
ircomprendiendo,
descubre la verdad y permite reconocer una actuación oculta de Dios(Hech 4, 13; 10, 34; 25, 25).
4. Metalambánó y metálempsis designan la participación real en los bienes corporales
y espirituales. Así p. ej. comer juntos, tomar alimentos (Hech 2,46; 27,33). Esos alimentos
fueron creados por Dios «para que los gustaran con gratitud los fieles que conocen la
verdad» (1 Tim 4, 3). La tierra «recibe la bendición de Dios» (Heb 6, 7). Dios espera el sí
respecto a los mandamientos, la obediencia y la acción de gracias frente al donante y a los
dones. Heb 6,4 ss incluye la advertencia de que la bendición recibida, cuando se apostata
conscientemente de Cristo, se pierde para siempre. Toda corrección sirve para que
participemos de la santidad de Dios (Heb 12, 10). Sólo en Hech 24, 25 se halla
metalambánó con el acusativo Ktupóv [kairón]: «Cuando tenga tiempo (le dice Félix a
Pablo) te mandaré llamar».
5. En prolambánó se convierte el significado temporal de npó [pro]: «Ella (la mujer)
ha hecho lo que podía: ha embalsamado de antemano mi cuerpo para la sepultura» (Me
14, 8). La acción, tan impregnada de amor, es un signo profético de la muerte próxima y
un sustitutivo de la ausencia del embalsamiento. 1 Cor 11, 21 menciona el tomar por
adelantado la cena: es algo poco fraternal e indigno; pues uno se adelanta a tomar lo que
es para todos. En Gal 6,1 aconseja Pablo la suavidad y mansedumbre hacia el pecado, si
«se le cogiera en algún desliz». Prolambánomai expresa en el prefijo pro que el pecador ha
sido sorprendido por el pecado antes de cualquier reflexión. Por eso pide Pablo que se
tenga con él dulzura y que se le ayude fraternalmente.
6. Proslambánó sólo aparece en el NT en su significación media de tomar aparte;
introduce la conversación personal intensiva. Pedro «lo tomó (a Jesús) aparte» (Me 8, 32;
cf. Mt 16, 22; Hech 18, 26). Proslambánó tiene importancia teológica en el significado de
acoger. «Dios (al que tiene la fe débil) lo ha acogido» (Rom 14, 3). «Acogeos mutuamente
como Cristo os acogió para honra de Dios» (Rom 15, 7). Pablo advierte que se acoja a los
inmaduros en la fe porque, tanto los maduros como los inmaduros fueron acogidos de la
misma manera por la muerte de Cristo en la comunión con Dios. También para los
judíos, a los que Pablo ve ante todo excluidos de la salvación, espera él la próslempsis, la
acogida por parte de Dios. Puesto que él ha experimentado en sí mismo que Dios le ha
acogido a él y que le ha regalado una nueva vida, asocia él indisolublemente la acogida de
su pueblo con la donación de la vida eterna.
7. En los evangelios y en Hech aparece frecuentemente paralambánó con acusativo
de persona: tomar a alguien consigo, esto es, elegirle entre muchos, establecer comunión
con los elegidos o tener un designio especial. Así, Jesús toma consigo a tres discípulos
para revelarse a ellos (Mt 17,1; 20,17; 26, 37; cf. Me 5,40). El mismo «vino a su casa pero
lo suyos no le recibieron» (Jn 1,11); el mundo le niega el reconocimiento y la obediencia.
Pero el creyente tiene la promesa: «Volveré para llevaros conmigo; así, donde esté yo,
estaréis también vosotros» (Jn 14, 3; cf. Mt 24, 40). Pablo designa con paralambánó la
recepción de un bien espiritual y relaciona ese recibir:
a) con las tradiciones dogmáticas y éticas que él ha recibido. De eso hablan las
palabras introductorias de 1 Cor 11, 23 y la paráclesis de Flp 4, 9 (cf. 1 Tes 4, 1; 2 Tes
3,6);
b)( con «predicar el mensaje de Dios» (1 Tes 2, 13), con «las Escrituras», que Pablo
según 1 Cor 15, 3 ha recibido y según Col 2, 6, con «Cristo Jesús», el Señor;
c) con la revelación personal de Jesucristo, que Pablo recibió ante Damasco (Gal 1,
12) donde el genitivo «de Jesucristo» presenta a éste como el contenido y el mediador de
la revelación.
B. Siede
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