SERMO  SEXTUS

 

De ultima parte eiusdem et de sexto versu: "Non timebis a timore nocturno, a sagitta volante in die, a negotio perambulante in tenebris, ab incursu et daemonio meridiano".

 

Sobre la última sección del verso quinto y sobre el sexto: "No temerás el espanto nocturno, ni la flecha que vuela de día, ni al enemigo que se desliza en las tinieblas, ni el asalto del demonio al mediodía".

 

 

Capítulo 1

 

§ 1

 

    Solet in divinis Scripturis adversitas designari per noctem, et scimus quia adversus eos qui convertuntur, primum esse certamen de molestus corporis consuevit. Caro enim, hactenus indomita, castigari et in servitutem  redigi  nequaquam aequanimiter patitur, sed adhuc memor recens perditae libertatis, acrius concupiscit adversus spiritu, maximeque in his poenis, in quibus estis vos quotidie morientes, immo vero morte affecti tota die, quae et supra vires sunt, et ultra naturam, et contra consuetudinem vestram.

 

    Las divinas Escrituras con la palabra "noche" suelen referirse a la adversidad. Sabemos que el primer asalto contra los recién convertidos se centra en las molestias del cuerpo. Porque la carne, indómita hasta entonces, lleva muy mal que la castiguen y reduzcan a servidumbre. Tiene muy fresca todavía en  su memoria la pérdida de su libertad y lucha con mayor violencia contra el espíritu. Y más en vuestro caso, muriendo como estáis cada día entre tanto sufrimiento e incluso at borde de la muerte en cada momento. Todo lo cual es superior a la naturaleza y opuesto totalmente a vuestras tendencias habituales

 

§ 2

 

     Quid igitur mirum si turbant ista, maxime eos qui necdum consueverunt, necdum satis in promptu habent recurrere ad orationem, refugere ad meditationes sanctas, ut sic relevetur pondus diei et aestus? Necessarium plane nobis inter ipsa nostrae conversionis initia scutum Domini, ut non timeamus a timore nocturno. Bene autem dicitur non timendum a timore nocturno, et non dicitur a nocte, quia non ipsa afflictio tentatio est, sed magis timor ipsius. Nam et omnes laboramus, cum tamen non omnes inde tentemur, et qui tentantur, multo magis timore futurae poenae quam praesentis dolore laeduntur. 

 

    Nada extraño que esto inquiete, especialmente a los que todavía no están acostumbrados ni listos para recurrir a la oración o refugiarse en las meditaciones santas, cargando así con el peso del día y del bochorno. Nos es imprescindible el escudo de] Señor en los comienzos de nuestra conversión para no temor el espanto nocturno. Oportunamente se alude al espanto nocturno y no a la noche misma. Porque la adversidad no es tentación; lo es el temor a la adversidad. Todos padecemos, y, sin embargo, no todos somos tentados por ello. Y a los que son tentados les daña más el temor de los futuros sufrimientos que el tormento de los presentes.

Capítulo 2

 

§ 1

 

    Quia ergo timor ipse tentatio est, congrue dictum est ei qui circumdatur scuto Domini, quod a tentatione hac non timebit. Forte impugnabitur, forte tentabitur, forte timebit noctem, sed non ei timor iste nocebit, magis autem si non fuerit dominatus, tunc immaculatus erit, et emundabitur  sicut scriptum est, quia territi purgabuntur. Caminus est timor iste; sed ut examinet, non exurat, veritas facit. Nocturnus plane et tenebrosus timor, sed facile hunc radius veritatis exsuperat. Ingerit enim oculis cordis  nunc quidem peccata quae fecimus, ut quemadmodum de se Propheta ait, etiam nos in flagella parati simus, annuntiantes iniquitatem nostram et cogitantes pro peccato nostro;

 

     Y como el mismo temor ya es tentación, al que está rodeado por el escudo del Señor, justamente se le promete que no sentirá temor por la tentación. Quizá sea acometido, quizá sea tentado, quizá tema a la noche. Pero este temor no le hará daño. Es más: si consigue dominarlo, quedará libre e inocente, tal  como  está escrito: Serán purificados ron su temor. Porque este temor es como un horno, que purifica, pero no devora; que descubre la verdad. Este temor es como noche cerrada oscura, mas se disipa en un momento con la luz de la verdad. Obliga a reconocer ante los ojos del corazón los pecados que hemos cometido. Y, como dice el Profeta de sí mismo, mi dolor siempre me acompaña, porque confieso mi culpa y estoy acongojado por mi pecado.

 

§ 2

 

     nunc vero aeterna supplicia  quae meruimus, ut in eorum comparatione quae evadimus, universa quae patimur delicias reputemus; nunc quoque caelestia praemia, ad quae tendimus, crebro videlicet memorans, quoniam non sunt condignae passiones huius temporis ad futuram gloriam quae revelabitur in nobis; nunc etiam ea quae pro nobis pertulit Christus, ut crebro considerantes quanta sustinuit illa maiestas pro inutilibus servis, erubescamus non sustinere vel parva pro nobis.

 

    Nos presenta los suplicios eternos que hemos merecido; así, todos los sufrimientos nos parecen una delicia comparándolos con las penas de las que nos vemos liberados. O bien nos evoca el premio celestial a que aspiramos, recordándonos a menudo que los sufrimientos  el tiempo presente son cosa de nada comparados con la gloria que va a revelarse reflejada en nosotros. En fin, nos hace revivir lo que Cristo padeció por nosotros. Y, considerando sin cesar todo lo que sufrió su majestad por unos criados inútiles, nos sonroja por ser incapaces de soportar menudencias de escasa importancia.

 

Capítulo 3

 

§ 1

 

   Sed forte praevaluit veritas, praesertim tam multiplex et usquequaque circumdans, non repellere modo, sed etiam expellere penitus hunc timorem. Nox praecessit: ut filius lucis  et diei honeste ambulans, time sagittam. Leviter volat, leviter penetrat; sed, dico tibi: non leve infligit vulnus, cito interficit. Nimirum sagitta haec vana gloria est; non est unde impugnet haec pusillanimes et remissos. Qui ferventiores esse videntur, ipsi sibi caveant, ipsi paveant in hac parte, nihilominus adhuc solliciti non deserere scutum inexpugnabile veritatis. Quid enim aliud tam contrarium vanitati? Nec sane huic opponenda sagitta  secreta illa et quodammodo intima veritatis exigimus: se etipsam noverit anima, de se teneat veritatem. Difficile prorsus, ni fallor, homo verbis laudantium hominem in vita sua abduci poterit altum sapere, si se intus ad lucem veritatis sollicita consideratione discutiat. Nonne enim si propriam cogitet condicionem, dicturus est sibi: Quid superbis, terra et cinis?

 

      Pero quizá esa verdad que te rodea por todas partes y de mil maneras ha sido ya capaz de alejar e incluso de disipar este espanto. La noche está avanzada. Como hijo de la luz y del día, compórtate respetuosamente y teme a la flecha que vuela de día. Sabes que la flecha vuela veloz y penetra rápidamente, mas hiere de gravedad y es fulminante. Esta flecha es la vanagloria. Los débiles y relajados no deben temer que les asalte. Pero los que parecen más fervorosos, ésos son los que deben temer, ésos deben temblar, atentos siempre a no abandonar el escudo inexpugnable de la verdad. ¿Hay algo que se oponga tanto a la vanagloria como la verdad? Ciertamente, para  defenderse de esta flecha no es necesario penetrar misteriosa e íntimamente en la verdad. Basta con que el alma se conozca a sí misma, que posea su propia verdad. No creo equivocarme. El hombre que a la luz de esta verdad y con su atenta reflexión disipa en su intimidad todo lo que digan en alabanza suya mientras viva, difícilmente será inducido a soberbia. Efectivamente, si piensa en su propia condición, tendrá que decirse: ¿De qué te engríes, polvo y ceniza?

 

§ 2

 

     Nonne si propriam consideret corruptionem, fateamur necesse est quoniam non est in eo bonum?  Sed et si forte aliqui  habere videtur, non inveniet, puto, quid respondeat Apostolo dicenti: Quid habes quod non accepisti? et alibi: Qui stat videat ne cadat. Postremo si fideliter computet, facile illi erit advertere, quod nec cum decem occurrere possit ei, qui cum viginti millibus venit  ad  se,  et omnes  iustitias  suas tamquam pannum menstruatae  reputari.

 

   Porque, si considera su propia corrupción, ¿no deberemos reconocer que no encontrará en él nada bueno? Y, si cree encontrar algo bueno, pienso que no hallará réplica alguna a la pregunta del Apóstol  ¿Qué tienes que lo hayas recibido? Y dice en otro lugar: Quien se ufana de estar en pie, cuidado con caerse. Finalmente, si no echa mal las cuentas, le será fácil pensar si le bastarán diez mil hombres para hacer frente al que viene contra él con veinte mil. Y caerá en cuenta de que toda su justicia es como trapo de mujer en menstruación.

 

Capítulo 4

 

§ 1

 

   Eadem quoque veritas et eis nihilominus opponenda est tentationibus quae sequuntur. Nec enim vel sic cessat hostis antiquus, sed ad callidiora forte convertitur argumenta. Firmam probavit utroque latere turrim: non est quod vel a sinistris pusillanimitate timoris, vel a dextris eam humanis concutere laudibus; in utraque iam molitione frustratus, attentet. "Sed si viribus", inquit, "deicere nequeo, forte decipere possum alicuius ingenio proditoris". Quis, putas, erit hic proditor? Plane cupiditas radix iniquitatis; ambitio, subtile malum, secretum virus, pestis occulta, doli artifex; mater hypocrisis, livoris parens, vitiorum origo criminum fomes virtutum aerugo, tinea sanctitatis, excaecatrix  cordium, ex remediis morbos creans, generans ex medicina languorem.

 

    Debemos esgrimir también esta verdad ante las otras tentaciones que se enumeran en el salmo. Pues, a pesar de todo; no desiste el enemigo primordial, sino que vuelve a la carga con argucias más astutas. Comprobó que la torre está firme por ambos lados. Que no puede derribarla por la izquierda agrietándola con el encogimiento del temor, ni halagándola por la derecha con glorias humanas. Y se siente por ello defraudado en su doble intento. Por eso dice para sus adentros: Y que no consigo hundirla por la fuerza, quizá pueda engañarla por la sagacidad de la traición. ¿Quién crees que puede ser ese traidor? La codicia, raíz de toda iniquidad. La ambición es un mal muy sutil; virus oculto, peste invisible, padre del engaño, madre de la hipocresía, progenitor de la envidia, origen de los vicios, yesca de los crímenes, herrumbre de las virtudes, polilla de la santidad, obcecación de los corazones, adulteración de los antídotos, medicina ponzoñosa.

 

§ 2

 

     Contempsit vanam gloriam, ait, quoniam vana est, forte solidius aliquid affectaret, forte honores, forte divitias. Quantos hoc negotium perambulans in tenebris trudi fecit in tenebras exteriores, veste spolians nuptiali,  et virtutum  exercitia fructu  pietatis  evacuans? Quantos haec pestis nequiter supplantatos turpiter quoque deiecit, ut ceteri quique, quos latuit occultus effossor, subitam expavescerent ad ruinam? Quid vero hunc vermem fovet aliud quam mentis alienatio et oblivio veritatis? Aut quid nisi veritas prodendum hunc vestigat proditorem, et negotium arguit tenebrarum? Nimirum haec est quae dicit: Quid prodest homini, si mundum universum lucretur,,se autem perdat, et detrimentum sui faciat?  Et item: Potentes, ait, potenter tormenta patientur. Haec est quae sedula suggestione reducit in mentem, quam sit in ambitu frivola consolatio, grave iudicium, usus brevis, finis ignotus.

 

    Y sigue diciéndose el mali no: Despreció la vanagloria, porque es una insustancialidad. Pero quizá algo más sólido termine haciéndole daño; a lo mejor, los cargos importantes o posiblemente las riquezas.¡Cuántos fueron arrojados a las tinieblas exteriores por culpa de esta epidemia que se desliza en las tinieblas, despojándoles del traje de bodas y privándoles del fruto de la piedad en el esfuerzo de sus virtudes! ¡Cuántos fueron engañados alevosamente por esta peste hasta verse derribados! Sin embargo, todos los demás, para quienes pasó desapercibido el solapado trabajo del excavador taimado, quedaron espantados ante su ruina repentina y tan inesperada. Pero era natural. ¿Qué otra esperanza puede acariciar este gusano sino la locura del espíritu, olvidan o su verdad? Pero la verdad rebusca hasta descubrir a este traidor y acusarlo de sus emboscadas nocturnas. Y esa misma verdad dice claramente: ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo? Y también afirma: Los fuertes sufrirán una fuerte pena. Con sus constantes insinuaciones nos obliga a pensar qué cortas se quedan las satisfacciones de la frivolidad, qué severo será su juicio, qué breve su experiencia, qué incierto su fin.

 

Capítulo 5

 

§ 1

 

    Hucusque tentationes Domini; quartam inimicus non praesumpsit afferre. Illa enim de ignorantia est, nec dubitabat sapientissimum, qui sic moderabatur responsiones suas, ut in nullo umquam posset deprehendere quo  quaerebat. Prima siquidem  tentatione esurienti suadebat de lapidibus panem facere; sed ille nec posse, nec non posse respondens, cibum alium praetendit, dicens: Non in solo pane, et cetera.

 

§ 2

 

     Secunda vero tentatione praecipitium suadebat, promittens quia non laederetur si Filius Dei esset, et sic videns omnis civitas laudaret eum  et magnificaret;  et  nec  esse  se,  nec non esse respondit. Tertia de ambitione fuit, quando omnia regna mundi promisit, si cadens adoraret eum. Videsne quod ambitionis via adoratio diaboli est, qua videlicet ad honores et gloriam mundi perveniendum suis ille adoratoribus pollicetur? Quarta, ut dixi, tentatione apud eum abstinuit, cuius nimirum tantam esset expertus prudentiam ex responsis.

 

   Con la segunda tentación le persuadía a que se arrojara desde el pináculo, prometiéndole que nada le pasaría, siendo como era Hijo de Dios; y que, al contemplarlo, todos le aclamarían para entronizarlo. Tampoco le contestó si era o dejaba de ser e Hijo de Dios. La tercera fue de ambición, prometiéndole todos los reinos del mundo si postrándose le adorara. ¿No ves cómo la ambición lleva a la adoración del diablo? Efectivamente, a sus adoradores les brinda el éxito mundano de los honores y la gloria. Y, como ya hemos dicho, se abstuvo de tentarlo por cuarta vez, después de percatarse de la gran sensatez de sus respuestas.

 

Capítulo 6

 

§ 1

 

    Quid autem a versus alios faciat, quos videt omnimodis diligere iustitiam et odisse iniquitatem? Quid, nisi ut iniquitatem palliet virtutis imagine? Quos enim perfectos boni noverit amatores, malum eis sub specie boni, nec mediocris, sed perfecti, persuadere conatur, ut cito consentiat qui magnopere diligit bonum, et facile qui currit, incurrat. Hoc igitur est daemonium non modo diurnum, sed etiam meridianum.

 

   ¿Y cómo puede combatir contra quienes aman por todos los medios la justicia y odian la impiedad? ¿No o hará descubriendo la maldad bajo apariencias de virtud? Cuando ve que los perfectos aman el bien, procura llevarlos al mal bajo capa de bien, y no mediocre, sino perfecto, para que consientan en seguida con su gran celo por el bien. Por aquella de que quien va corriendo, fácilmente cae. Este demonio es no sólo diurno, sino incluso el del mediodía.

 

§ 2

 

     Annon hoc timuit Maria, quando ad novam Angeli salutationem expavit? Annon hoc insinuabat Apostolus, cum diceret: Non enim ignoramus cogitationes eius? Ipse enim angelus Satanae transfigurat se in angelum lucis. Annon denique hoc ipsum metuebant Discipuli, quando videntes Dominum super mare ambulantem, clamaverunt, putantes phantasma esse?  Et vide quam bene congruit, quod quarta vigilia fuisse dicitur, quando contra tentationem quartam vigilasse Discipuli perhibentur. Nec vero in re manifestissima nostro arbitror opus esse eloquio, quod videlicet sola sit veritas, quae palliatam detegit falsitatem.

 

  ¿No fue éste al que temió María cuando se asustó por aquel saludo tan inesperado del ángel? ¿No lo insinuara así el Apóstol? Pues no ignoramos sus ardides; Satanás se disfraza de ángel de luz. ¿No era esto mismo lo que temían los apóstoles cuando vieron al Señor andar sobre el lago y se asustaron creyendo que era un fantasma? Mira qué oportuna coincidencia: era precisamente la cuarta vigilia de la noche, cuando los discípulos se encontraban en vela para luchar contra la cuarta tentación. Me parece innecesario insistir en algo tan claro como afirmar que es únicamente la verdad quien descubre la falsedad encubierta.

 

Capítulo 7

 

§ 1

 

    Quattuor has tentationes etiam in generali statu Ecclesiae haud difficile diligens considerator inveniet. Nonne enim timor nocturnus exercebat novellam adhuc Ecclesiae plantationem, quando omnis qui occideret servos Dei  arbitrabatur obsequium se praestare Deo?  Demum persecutione cessante et die reddita, turbavit eam gravius et afflixit sagitta volans, quando exierunt aliqui de Ecclesia, inflati spiritu carnis suae inanis et volatilis gloriae cupidi, et, volentes sibi facere nomen, linguas suas magnificando, diversa et perversa dogmata fabricarunt. At nunc quidem pax a paganis, pax ab haereticis, sed non est pax  a falsis filiis. Multiplicasti gentem, Domine Iesu, sed non magnificasti laetitiam, quoniam multi vocati, pauci vero electi. Omnes christiani, et omnes fere quae sua sunt quaerunt, non quae Iesu Christi. Ipsa quoque ecclesiasticae dignitatis officia in turpem quaestum et tenebrarum negotia transiere, nec in his animarum salus, sed luxus quaeritur divitiarum. Propter hoc tondentur, propter hoc frequentant ecclesias, missas celebrant, psalmos decantant. Pro episcopatibus et archidiaconatibus impudenter hodie decertatur, ut ecclesiarum redditus in superfluitatis et vanitatis usus dissipentur.

 

    Un observador atento encontrará sin dificultad estas cuatro tentaciones en la situación general de la Iglesia. Ella, plantío aún reciente, se atormentaba con el espanto nocturno cuando todo el que mataba a los siervos de Dios pensaba que así daba culto a Dios. Pero al amanecer, cuando cesaron las persecuciones, la sacudió con mayores tensiones, hiriéndola con la flecha que vuela de día. Porque salieron algunos en la Iglesia, hinchados por el espíritu de sí mismos, codiciosos de la gloria vana y fugaz, que, por el afán de hacerse famosos y con su lengua fanfarrona, inventaron caprichosamente dogmas nuevos y perversos. Y así, cuando estaba ya en paz con los paganos y en paz con los herejes, se quebró la paz por los hijos falsos. Has hecho crecer a pueblo, Señor Jesús, pero no has aumentado nuestra alegría, porque hay más llamados que escogidos. Todos son cristianos, pero casi todos buscan su interés, no el de Jesucristo. Incluso los mismos servicios de las dignidades eclesiásticas se han convertido en torpe lucro y en negocio de las tinieblas, porque no se busca la salvación de los hombres, sino el lujo de las riquezas. Para esto se tonsuran, para esto frecuentan los templos, celebran misas y cantan salmos. Hoy se compite, sin pudor alguno, por conseguir obispados y arcedianatos, para dilapidar las rentas de las iglesias en cosas superfluas y frívolas.

 

§ 2

 

     Superest iam ut reveletur homo peccati, filius perditionis, daemonium non modo diurnum, sed et meridianum, quod non solum transfiguratur in angelum lucis, sed extollitur supra omne quod dicitur Deus aut quod colitur. Nimirum insidiatur crudelius calcaneo matris Ecclesiae, a qua caput suum dolet esse contritum. Hic plane gravissimus erit incursus; sed ab hoc quoque Ecclesiam electorum  Veritas liberabit, propter eos brevians dies, et daemonium meridianum destruens illustratione adventus sui. Et haec quidem dicta sint de tentationibus istis; nam et in sermone quodam super Cantica canticorum memini me super his tractasse similiter, cum meridiani huius daemonii mentio incidisset, ex occasione scilicet meridiani accubitus  sponsi, quem sibi sponsa peteret indicari.

 

   Sólo nos falta que surja el hombre destinado a la ruina, el hijo de la perdición, el demonio diurno y del mediodía, que no sólo se disfrazará de ángel de luz, sino que te pondrá por encima de todo lo que se llama Dios o es objeto de culto. Y herirá el talón de su madre la Iglesia del modo más cruel, simplemente porque le duele que e la le haya quebrantado la cabeza. Esta será, sin duda, una batalla encarnizada. Pero la Verdad librará también ahora a la Iglesia de los elegidos, acortando en favor de ellos estos días, y aniquilará con el esplendor de su venida al demonio del mediodía. Y no quiero alargarme más a propósito de estas cuatro tentaciones, porque recuerdo que en un sermón sobre el Cantar de los Cantares también hablé de ellas. Allí incidía en el mismo tema del demonio del mediodía, cuando la esposa pregunta al esposo dónde sestea al mediodía.

 

SERMO  SEPTIMUS

 

De septimo versu: "Cadent a latere tuo mille, et decem millia a dextris tuis; ad te autem non appropinquabit".

 

Sobre el verso séptimo: "Caerán a tu izquierda mil, y diez mil a tu derecha; a ti no te alcanzará".

 

 

Capítulo 1

 

§ 1

 

    In spe vivimus, fratres, nec deficimus in tribulatione praesenti, quod in exspectatione simus indefectibilium gaudiorum. Neque enim vana nobis haec exspectatio, aut dubia spes videtur, innixa nimirum aeternae promissionibus veritatis. Deinde etiam ex perceptione praesentium  munerum firma est exspectatio futurorum, et praesentis gratiae virtus nimis credibiliter attestatur felicitatem promissae gloriae sine dubio secuturam. Nempe Dominus virtutum ipse est rex gloriae, et in hymno quoque eumdem votis vocamus:

 

               Patrem perennis gloriae,                Patrem potentis gratiae,

 

cui et in Psalmo canimus: Quia misericordiam et veritatem diligit Deus; gratiam ei gloriam dabit Dominus. Viriliter ergo sustineat in hoc saeculo pietas colluctationem, et persecutionem quamlibet aequanimiter patiatur. Quidni toleret omnia, quae ad omnia valet, promissionem habens vitae eius, quae nunc est, et futurae?  Repugnet fortiter impugnanti, quia et repugnanti propugnator aderit indefessus, et triumphanti non deerit largissimus remunerator. Scuto, inquit, circumdabit te veritas eius.

 

   Hermanos, vivimos en la esperanza y no nos desalentamos por la tribulación presente, porque aguardamos expectantes los gozos que no acaban. Y no es vana esta esperanza nuestra, ni dudamos de nuestra espera apoyados realmente en las promesas de la eterna felicidad. Además, los bienes presentes que ya estamos recibiendo consolidan más nuestra esperanza  e los futuros. Porque la fuerza de la gracia presente nos atestigua la credibilidad  de que con toda certeza conseguiremos  a felicidad de la gloria que nos espera. En verdad, el Señor es el Rey de la gloria. Y en el himno de laudes le aclamamos como :

 

            Padre de la perenne gloria,             Padre de la poderosa gracia;

 

al mismo de quien cantamos en un salmo: Dios ama la misericordia y la fidelidad; él da la gracia y la gloria. Por tanto, nuestra piedad debe resistir en este mundo e combate animosamente y sufrir con entereza cualquier persecución. ¿Habrá algo que no pueda tolerar la piedad, cuando ella es útil para todo y goza de las promesas para la vida presente de cada día y para la futura? Resiste, valiente, cualquier acometida, porque el defensor infatigable asistirá al combate y tan generoso remunerador no dejará vacío al vencedor. Así nos lo han dicho: Su fidelidad te rodeará como un escudo.

 

Capítulo 2

 

§ 1

 

    Necessaria plane insuperabilis protectio veritatis non modo interim in carne degenti, sed postmodum exeunti, et nunc quidem ob periculosos conflictus; tunc vero ob monstruosos occursus spirituum malignorum. Nempe et sanctissimam illam gloriosi Martini animam voluit pars inimica nocere, et cruenta bestia, sciens quod modicum iam tempus haberet, tota profecto insania malitiae infatigabilis non est verita prope assistere ei quoque, in quo nihil habebat. Immo vero ad ipsum etiam Regem gloriae  accedere impudentissima temeritas illa praesumpsit, sicut ipse testatur: Venit enim princeps mundi huius, et in me non invenit quidquam:

 

    Necesitamos absolutamente la protección invencible de su fidelidad no sólo en este ínterin de a vida mortal, sino también cuando tengamos que partir. Ahora, sin duda, por las peligrosas tentaciones, y entonces por los horribles encuentros con el espíritu del mal. También quiso dañar el enemigo en este trance el alma del glorioso Martín. Sabiendo la bestia cruel que disponía ya de poco tiempo, tuvo la audacia de presentarse ron todo el furor de su infatigable malicia ante aquel hombre en quien nada suyo poseía. Ya antes había llegado al extremo de acercarse con su desvergonzada temeridad al mismo Rey de la gloria, según él nos lo revela: Esta para llegar el Jefe de este mundo, pero no hallará en mí nada suyo.

 

§ 2

 

     Felix anima, quae sic interim tentationum iacula scuto repulit veritatis, ut nil prorsus venenatum in se coalescere passa, omnino non confundatur eum loquetur inimicis suis in porta; Nihil in me, funeste, reperies. Felix quem sic circumdat clypeus veritatis, ut introitum quoque et exitum eius custodiat: exitum utique ab hac vita, et introitum in futuram, quo videlicet nec moliatur a tergo, nec a facie mali quippiam inimicus intentet. Siquidem omnino opus erit illic custode, opus erit duce fideli, opus erit consolatore magno propter horribiles illas visiones, non minus quam hic adiutore et propugnatore contra invisibiles tentatores.

 

    Dichosa el alma que en esta vida rechazó con el escudo de la verdad los dardos de las tentaciones, hasta el punto de no haber consentido que le inficionara lo más mínimo su veneno. No quedará derrotado cuando litigue con su adversario en el umbral de la eternidad: Nefasto, nada encontrarás en mí. Dichoso el hombre a quien le rodea el escudo de la verdad porque le guardará sus entradas y salidas. Me refiero a la salida este mundo y a su entrada en el otro, pues no le traicionará el enemigo por la espalda ni le hará mal alguno de frente. Claro que, por causa de aquellas horribles visiones, necesitaremos en aquellos momentos de un compañero, de un guía fiel, de un consolador bueno que nos ayude y proteja, como ahora, entre los tentadores invisibles.

 

Capítulo 3

 

§ 1

 

    Glorificate itaque, dilectissimi, et portate interim Christum in corpore vestro, onus delectabile, suave pondus, sarcinam salutarem, etiamsi premere aliquando forte videtur, etiamsi interdum latera tundit et flagellat recalcitrantem, etiamsi quandoque in camo et freno maxillas constringit  et coercet omnino feliciter. Esto ut iumentum, qui Salvatorem portas, sed non penitus ut iumentum. Homo, inquit, cum in honore esset, non intellexit; comparatus est iumentis insipientibus, et similis factus est illis.

 

 

    Alabad a Cristo, amadísimos, y llevadlo en vuestro cuerpo mientras peregrináis. El es una carga deliciosa, pero llevadera; hatillo salvador, aunque a veces parezca que pesa, aunque a veces machaque las costillas o espolee al recalcitrante, aunque a veces tenga que domarnos con freno y brida para que lleguemos a la total felicidad. Pórtate como un jumento que lleva al Salvador, pero no seas como un jumento. Porque ya lo dijo: El hombre, constituido en honor, no ha tenido discernimiento; se ha igualado con los insensatos jumentos y se ha hecho como uno de ellos.

 

§ 2

 

     Quid enim tantopere vel plangit Propheta, vel arguit in homine similitudinem iumentorum, praesertim qui alio quodam loco de se loqui et dicere Deo non sine quadam congratulatione videtur: Ut iumentum factus sum apud te, et ego semper tecum?  Puto, immo non puto, sed scio, similitudinem aliquam iumentorum homini commendari sed plane non eam, quae in non intelligendo, et insipientiae quam patientiae imitatione consistat. Neque enim succensentis similiter, sed ne plangentis quidem videretur vox, si dixisset: Homo cum sub Dei onere esset, non recalcitravit; ut iumentum factus est apud eum. Quis non illi iumento plurimum invideret, cuius in humili tergo ad commendationem ineffabilis suae mansuetudinis dignatus est sedere Salvator, si cum illius tam pretiosi oneris gestatione, intelligentiam quoque tam singularis habuisset honoris? Ut iumentum igitur esto, minime tamen iumentum: patienter quidem sustinens onus, sed honorem intelligens, sapienter et delectabiliter cogitans tam ipsius oneris qualitatem quam propriam utilitatem.

 

   ¿Por qué lo lamenta tanto el Profeta y le inculpa al hombre su semejanza con los jumentos? Sobre todo, cuando en otro salmo le dice a Dios, no sin cierta complacencia: Soy un jumento ante ti, pero yo siempre estaré contigo. Pienso, bueno; no pienso, lo sé, que al hombre se le recomienda que se parezca algo a los jumentos; y no en su irracionalidad e ignorancia precisamente, sino imitando su paciencia, pues no tendría que haberse irritado ni por qué lamentarse si hubiese dicho: El hombre no se echó atrás bajo la carga de Dios, sino que se hijo como un jumento en su presencia. ¿Quién no tendría verdadera envidia a ese jumento? Porque tuvo el honor de ofrecerle sus humildes lomos por su peculiar e inefable mansedumbre para que sobre él se dignara montar el Salvador. ¿Y si, hubiera tenido conciencia de tan singular honor? Hazte, pues, como un jumento, pero no seas jumento. Lleva con paciencia, sí, la carga, pero comprendiendo el honor que eso supone, saborean o con gozo tanto la calidad de la carga como el  propio provecho.

 

Capítulo 4

 

§ 1

 

    Magnus ille Ignatius, Discipuli quem Iesus diligebat  auditor, martyr noster, cuius pretiosis,reliquus nostra ditata est paupertas, Mariam quamdam, in pluribus quas ad eam scribit epistolis, Christiferam consalutat. Egregius plane titulus dignitatis, et commendatio honoris immensi: nempe cui  servire regnare est, gestare hunc, non ornari est, sed honorari. Ceterum non ei, de quo nunc loquebamur, Salvatoris asello  verendum ullatenus videbatur, ne sub illa tali sarcina deficere posset in via?  An vero timendus ei aut luporum incursus, aut raptorum occursus, vel praecipitium seu periculum aliquod sub tanto praeside metuendum? Felix qui; sic tulerit Christum, ut a Sancto sanctorum in sanctam civitatem  mereatur induci. Non est omnino quod timeat, ne vel in via quodlibet offendiculum, vel repulsam in ianua patiatur. Illi nempe iumento viam parabant  fideles populi, huic angeli sancti: Quoniam angelis suis mandavit de te, ut custodiant te in omnibus viis tuis, ne forte offendas ad lapidem pedem tuum. Sed non sunt haec praeoccupanda modo; series magis ipsa Scripturae expositionis ordine sequenda est.

 

     Aquel gran ignacio, oyente del discípulo a quien Jesús amaba, mártir con cuyas preciosas reliquias se ha enriquecido nuestra pobreza, saluda como cristífera a cierta María en varias cartas que a ella le escribió. Es egregio de verdad este título digno, glorioso y de inmenso honor. Porque llevar sobre el cuerpo al Señor, a quien servir es reinar, no es una carga, sino una gloria. Por lo demás, el jumento del Salvador al que nos hemos referido, ¿podría temer, bajo tal carga, un desfallecimiento en el camino? ¿Podría tener miedo con aquel guía el acoso de los lobos, el asalto de los ladrones, la caí a en algún precipicio o en cualquier otro peligro? Dichoso el que así llega a Cristo, y merece por ello que el Santo de los santos le introduzca en la ciudad santa. No hay nada que temer: ni un tropiezo en el camino, ni un rechazo ante la misma puerta. Porque al jumento aquel le alfombraba el camino el pueblo de Dios; a su jinete, los santos ángeles: Pues a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos, para que tu pie no tropiece en la piedra. Pero no vamos a tratar por ahora de esto. Hemos de seguir el orden de nuestra exposición tal como lo hace el salmo cuando dice:

 

Capítulo 5

 

§ 1

 

    Cadent, inquit, a latere tuo mille, et decem millia a dextris tuis; ad te autem non appropinquabit. Hic enim versus hodie nobis tractandus est: non ignoratis. In praecedenti sane capitulo, quod novissime tractabatur, dictum est, si recolitis, quemadmodum a quattuor quibusdam maximis equidem gravissimisque tentationibus huius vitae, protectio liberet veritatis, videlicet a timore nocturno, a sagitta volante in die, a negotio perambulante in tenebris, ab incursu et daemonio meridiano. Quod ergo sequitur: Cadent a latere tuo mille, et cetera, futurae magis vitae arbitror assignandum.

 

     Caerán a tu izquierda mil, diez mil a tu derecha; a ti no te alcanzará. Porque hoy nos corresponde tratar de este versículo; no lo ignoráis. En el Capítulo de ayer, si recordáis, decíamos al final cómo la protección de la verdad nos libraba de las cuatro tentaciones principales de esta vida. Esto es, del espanto nocturno, de la flecha que vuela de día, de la  este que se desliza en las tinieblas y de demonio que nos asa a al mediodía. Pues lo que sigue: Caerán a tu izquierda mil, etc., creo qué debemos reservarlo, más bien, para la vida eterna.

 

§ 2

 

     Unde et in principio sermonis huius, -meministis adhuc, ni fallor-, sententiae meminimus apostolicae, qua videlicet valere ad omnia pietatem, vitae quoque eius quae nunc est, et futurae promissionem habere commendat. Audite ergo, et audite in laetitia cordis vestri, quod ad futurae vitae promissionem et vestram exspectationem pertinere videtur. Ubi est thesaurus vester, sit et cor vestrum.

 

    Por eso, al comenzar este sermón -todavía lo recordáis, si no me equivoco-, aludíamos a aquella sentencia del Apóstol según la cual la piedad es útil para todo, porque goza de las promesas de Dios para la vida presente de cada día   también para la futura. Escuchad, pues, y escuchad con el gozo de vuestro corazón, lo que afecta a las promesas de la vida futura y, por tanto, a vuestra esperanza. Donde tengáis vuestra riqueza, tendréis vuestro corazón.

 

§ 3

 

     Et quidem studiose audistis praesentia: non sum immemor; sed studiosius decet audire futura. Nam et pseudopropheta -Balaam dico, recolite qui historias nostis et ipse, inquam, iniquus iustorum optabat mortem, et novissima sua horum similia fieri precabatur. Tantus est pietatis fructus, tanta iustitiae merces, ut ne ab ipsis quidem non desiderari queat impiis et iniustis. Minus tamen oblectat canticum Sion salices Babylonis. Suspendenda proinde organa apud eos; lamentandum magis super  flumina Babylonis, si forte persuaderi eis possit ut plangant. Hic plane mihi cantandum est, ubi non deerunt qui tota alacritate spiritus saltent ad vocem psalterii, ad canticum Sion, et vehementia quadam sacri desiderii ad eam gestiant praevolare dicentes: Quis dabit mihi pennas sicut columbae, et volabo, et requiescam? Quid enim aliud exsultare, quam ex seipso saltare est?

 

   Me consta que hasta aquí me habéis escuchado todo con gran interés;  restad ahora una atención aún mayor a lo que sgue. El seudoprofeta -me refiero a Balaán, recordadlo  os que conocéis su historia-, incluso este profeta, injusto como era; deseaba morir como los justos y suplicaba que se le concediera un final semejante. El fruto de la piedad es tan copioso y tan colmada la recompensa de la justicia, que no puede menos de ser deseada por los impíos e injustos. Pero no es muy seductor cantar un cántico  e Sión bajo los sauces de Babilonia. Por eso colgaban de ellos las cítaras. Junto a los canales de Babilonia suenan mejor las lamentaciones y, si cabe, más bien habría que excitar el llanto. Pero yo sí que puedo cantar aquí perfectamente, pues no faltarán quienes con todo el entusiasmo del espíritu dancen al ritmo del salterio, cantando el cantar de Sión, impacientes por marchar volando con todo el fuego de su sagrado deseo, diciéndose: ¿Quién me diera alas de paloma para volar y posarme? ¿Qué otra cosa significa en latín el verbo "exultare" sino salir transportado de sí mismo?

 

§ 4

 

     Minus sapit us qui medio adhuc periclitantur in mari, iactantur undis, aguntur fluctibus, quamlibet favorabile sit, quod de remoti et prope iam desperati tranquillitate seu amoenitate littoris nuntiatur. Sed nec ad eiusmodi pertinet anima quod hodie nobis propositum est; neque enim talis quaepiam adhuc meretur audire: Cadent a latere tuo mille, et decem millia a dextris tuis. Mementote cui facta sit haec promissio, nempe ei qui habitat in adiutorio Altissimi: in protectione Dei caeli  commorabitur    Mal tiene que sentarles a los náufragos que les recuerden desde tierra la estabilidad apacible de la lejana orilla de la que ya casi desesperan, cuando siguen en peligro sus vidas en medio del mar, envueltos por las olas y zarandeados por su violencia. El tema de hoy no puede ir dirigido a un espíritu que se encuentre en situación análoga, pues no está dispuesto para poder escuchar estas palabras: Caerán a tu izquierda mil; diez mil a tu derecha. Recordad que esta promesa va dirigida al que habita al amparo del Altísimo y vive a la sombra del Omnipotente.

 

Capítulo 6

 

§ 1

 

   Audiat igitur is qui salutis portu  cogitatione iam et aviditate propinquat, qui, praeiactata velut quadam anchora spei suae, terrae illi desiderabili  inconvulsibiliter inhaesisse videtur, cunctis diebus,quibus nunc militat, exspectans donec veniat immutatio sua. Praecipua sane et certissima propinquatio portus huius; haec ipsa, in qua positi estis, exitus praeparatio est, vocationis videlicet iustificationisque divinae. In is nempe duobus fidelis quaedam est constituta connexio, vellut cuiusdam aeternitatis ad aeternitatem, id est magnificationis ad praedestinationem, quarum equidem sicut praedestinatio nullo est praecisa principio, sic et magnificatio nihilominus nullo umquam fine claudenda. Ne vero eam, quam diximus, quasi geminae huius aeternitatis mediam connexionem esse putes nostrae adinventionis, Apostolum audi, si non tibi eamdem manifestius

 

     Escúchelo, pues, el que ya está cerca del puerto de salvación con el pensamiento y la añoranza; el que ya ha lanzado por la proa el ancla de su esperanza y está como irresistiblemente amarrado sin que le arranquen de su tierra deseada, esperando cada día, mientras sigue combatiendo, a que llegue su cambio de domicilio. Este género de vida al que os habéis consagrado es la arribada a puerto más segura, porque es una reparación para la muerte como llamamiento y justificación  divina: Ambos extremos están unidos por una estrecha conexión, como una especie de eternidad con a eternidad, es decir, como si se subordinase la comunicación de la gloria a la predestinación. Porque así como la predestinación no ha tenido nunca un comienzo, tampoco la comunicación de la gloria conocerá jamás el final. No tomes como originalidad mía la conexión intermedia a que me he referido entre esta como doble eternidad. Escucha al Apóstol, y verás que también él se refiere a la misma, pero más claramente.

 

§ 2

 

     ipse commendat: Quos enim praescivit, et praedestinavit conformes fieri imaginis filii sui. Quomodo, putas, aut quo ordine magnificabit? Siquidem quae a Deo sunt,  ordinata sunt. Num a praedestinatione ad magnificationem saltu quodam pervenies repentino? Provide tibi medium pontem, aut magis ingredere iam paratum. Quos praedestinavit, inquit, hos et vocavit; quos autem vocavit, illos et iustificavit, et quos iustificavit, hos et magnificavit.

 

  Porque Dios los eligió primero, predestinándolos desde entonces para que reprodujeran la imagen de su Hijo. ¿Cómo y qué proceso seguirá para comunicarles su gloria? Porque todo lo que procede de Dios está sometido a una concatenación. ¿O piensas llegar desde la predestinación a la gloria de repente y como, de un salto? Has de encontrar un puente intermedio o, mejor todavía, atravesar el que ya está levantado. A esos que había predestinado, los llamó; a esos que llamó, los rehabilitó; y a esos que rehabilitó, les comunicó su gloria.

 

Capítulo 7

 

§ 1

 

    Haec via equidem bona videtur nonnullis hominibus sed et bona est, nihil super eius fine time dum. Non tibi sint viae huius suspecta novissima: perge securus, tanto vividius quanto certius ea iam propinquare videntur. Nempe tenes media; quomodo non novissima propinquarent? Agite, inquit, paenitentiam; appropinquarit enim regnum caelorum. Sed regnum  inquies, caelorum vim patitur,! et violenti rapiunt illud. Nullus mihi ad hoc, nisi per medios hostium cuneos Patet accessus. In itinere medio sunt gigantes: in aere volitant, obsident transitum, observant transeuntes. Attamen fiducialiter age; ne timeas. Magni sunt, multi  sunt; sed cadent a latere tuo mille, et decem millia a dextris tuis. Cadent undique numquam tibi deinceps in perpetuum nocituri. Parum est: non appropinquaturi. Equidem videbit peccato  et irascetur, sed a latere veniet, quod videlicet praeveniat te misericordia Dei  tui, eadem quoque nihilominus misericordia et subsequatur, et introitum videlicet tuum, -ut quidem supra meminimus- et exitum tuum custodiens. Alioquin quid in illo tam terribili spiritualium nequitiarum occursu humani posset consistere Sensus,  quod non intolerabili concuteretur horrore?

 

     Sin duda alguna, este proceso parece apto para algunos. Y así es en realidad. No se puede dudar de su éxito, ni debes desconfiar del término a que te lleva. Caminas seguro; más aprisa cuando más cercano lo sientes. Ya tienes los medios; ¿Cómo puede estar lejos el fin? Haced penitencia, ya que llega el reino de Dios. Pero dirás: El reino de Dios se toma por la fuerza y lo arrebatan los violentos. No tendré acceso a él si no paso a través del campamento enemigo. Me encontraré con gigantes en medio del camino: vuelan por los aires, obstruyen el paso, acechan a los que pasan. Sin embargo, vete confiado; no temas. Son poderosos, son muchos. Pero caerán a tu izquierda mil; diez mil a tu derecha. Caerán por todas partes; va no te harán nunca daño. Es más, ni se acercarán. Y, lógicamente, el malvado, al verlo, se irritará. Pero vendrá taimadamente. Con todo, la bondad de Dios se adelantará e irá contigo a donde vayas; como decíamos antes, guardará tus entradas y salidas. De no ser así, ¿qué hombre sería capaz de mantenerse firme en ese terrible encuentro con los espíritus malignos? Caería abatido por su propio espanto.

 

Capítulo 8

 

§ 1

 

     Quid putatis, fratres, si vel uni alicui e tam multis principibus tenebrarum  in medium vestri irruere, et in tota feritate sua ac tenebrosi enormitate corporis apparere liceret, quis illum posset vel corporis sensus sustinere, vel cordis? Denique ante hos paucos dies, -ipsi scitis-; unum quemdam ex vobis, et prius dormientem, et postea excitatum, tam graviter phantasia nocturna turbare permissa est, ut vix die illa via rationis compos, vix  potuerit esse securus. Etiam omnes vos pariter expavistis, cum territus ille terribilem nimis exclamasset in vocem. Erubescendum sane, quod usqUe adeo fides in vobis, vel dormientibus, visa fuerit obdormisse; sed ad nostram sine dubio factum est admonitionem, ut tota sollicitudine meminerimus adversum quos nobis sit colluctatio, nequando scilicet aut ignari hostilis invidiae, aut protectioni divinae inveniamur ingrati.

 

    Suponed, hermanos, que a uno de nosotros se le aparezca uno de los muchos jefes de las tinieblas y se le permitiera manifestarse con toda su crueldad y con la enormidad de su cuerpo tenebroso; ¿podrían soportarlo sus sentidos y resistirlo su corazón? Hace muy pocos días -lo sabéis-, uno de vosotros; primero dormido y luego despierto, fue turbado gravemente en su imaginación durante la noche. Al día siguiente, apenas fue dueño de su razón y trabajo costó tranquilizarlo. Todos vosotros en un instante quedasteis aterrados cuando dio aquel grito escalofriante. Sonroja ciertamente que vuestra fe estuviera adormecida hasta ese grado, aunque  dormíais. Pero esto ha sucedido, sin duda, para ponernos sobre aviso, recordando siempre con suma vigilancia contra quiénes luchamos, no sea que se nos juzgue por incautos, ante la envidia del enemigo, y por ingratos a la protección divina.

 

§ 2

 

     Ex vehementissimo siquidem proprii cruciatu livoris in tantum prorupit malitia inveterata furorem, his praesertim diebus sanctis, acrius sese indicans vestra devotione torqueri. Eodem sane tabescentis insaniae zelo, sed ampliori licentia, exeuntibus sanctis adest, non nisi  latere tamen; neque enim vel occurrere iam a facie, quasi ut vim faciat, vel a tergo repere, tamquam ut decipiat, permittet.

 

   Fue su vetusta malicia la que estalló con aquel furor, porque se le recomían las entrañas por la envidia, más exasperada aún durante este santo tiempo. Con ello nos indica que estos días se retuerce de rabia por vuestra generosa devoción. Con esa misma rabia de una locura que le consume, pero con mayor licencia, se acerca a los santos cuando están para emigrar de este mundo. Pero sólo les ataca por la izquierda. No tiene autorización para embestir de frente, ni para deslizarse por la espalda como a traición.

 

Capítulo 9

 

§ 1

 

    Sed nec iuxta iter quidem de cetero scandalum ponet  tibi: ad te enim non appropinquabit. Non modo non attinget ut feriat, sed nec accedet ut terreat. Puto enim id verebaris, ne te forsitan gravis ad illas tam monstruosa effigies et larvalium tantam multitudinem facierum horror invaderet. Sed egregius tibi Paraclitus et efficacissimus aderit consolator, ipse nimirum de quo legisti: Coram illo procident Aethiopes, et inimici eius terram lingent. Plane ad nihilum deducetur in conspectu eius malignus, sic timentes se glorificabit. Praesente te, Domine Iesu, quantumlibet irruant hostes, immo non irruant, sed ruant; confluant undique, sed ut fluant, et pereant a conspectu Dei, quemadmodum fluit cera a facie ignis. Quid enim metuam deficientes, quid trementes paveam, quid verear cadentes? Etsi ambulavero in medio umbrae mortis, non timebo mala, dummodo tu mecum sis, Domine Deus meus.

 

     Tampoco te pondrá tropiezo alguno junto al camino para que caigas, porque a ti no se te acercará. No te alcanzará para herirte, ni se arrimará para espantarte. Pienso que era esto lo que más temías: que en tu último trance te invadiese un espantoso terror al contemplar tan monstruosas representaciones y tantos fantasmas horripilantes. No. Estará contigo el gran Paráclito y maravilloso consolador. Ese de quien has podido leer: Que en su presencia se inclinen sus rivales, que sus enemigos muerdan el polvo. En su presencia será pisoteado el maligno, y así llevará a la gloria a los que le temen. Estando tú presente, Señor Jesús, arremetan cuantos quieran; o mejor, que no embistan,que se hundan. Lleguen de todas partes, pero que se dispersen. Perezcan en tu presencia como se derrite la cera ante el fuego. ¿Por qué voy a temer a quien se desmaya de miedo? ¿Por qué voy a sentir pavor ante uno que está temblando? ¿Por qué voy a recelar del que cae? Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo, Señor, Dios mío.

 

§ 2

 

     Siquidem protinus adspirabit dies et inclinabantur umbrae, cadent hinc inde principes tenebrarum. Quos enim  nunc quoque, dum inter malignas eorum occultasque suggestiones per fidem adhuc, non per speciem ambulamus, fides tamen victoriosa triumphat,  quomodo non facilius ipsa iam tunc propalatae cognitio evidens veritatis,  cum suis illis tenebrosis ferrugineisque imaginibus, exsufflabit? Nec causeris forte de numero, vel ipsam saltem multitudinem vere ris. Memento sane quod, a  unum Salvatoris imperium, ab obsesso iam et diu possesso unius hominis corpore daemonum legio tota discessit, et ne ipsos quidem ausa est, nisi ab eo iussa, contingere porcos. Quanto magis ipso duce, quotquot fuerint, undique cadent, cum ingenti admiratione dicentes  Quae est ista quae ascendit sicut aurora consurgens, pulchra ut luna, electa ut sol, terribilis ut castrorum aries ordinata? Intrepidus itaque et omnino impavidus, magis autem gratulabundus et laudans, oculis tuis considerabis, nec sane iam vel impugnationem sustinebis, vel furorem pavebis, sed magis retributionem peccatorum videbis.

 

   De repente amanecerá, se disipará la noche, caerán por todas partes los jefes de las tinieblas. Si triunfa victoriosa nuestra fe; incluso ahora que ella nos guía -y no la visión- entre sus ocultas y dañinas sugestiones, ¿Cómo no se van a disipar mucho antes sus imágenes sombrías y tenebrosas cuando nos veamos invadidos por la contemplación clara y al descubierto de la verdad misma? No te preocupes ni temas porque son muchos en número. Recuerda que una sola palabra del Salvador hizo salir toda una legión del cuerpo de un hombre poseído por el demonio durante mucho tiempo. Y no se atrevió a tocar ni a los mismos puercos sino después de mandárselo él. Con mucha mayor razón, siendo Cristo nuestro guía, caerán a un lado y a otro todos los que vengan, pudiendo decir con gran alborozo y alegría: ¿Quién es esa que se asoma como el alba, hermosa como la luna y límpida como el sol, terrible como escuadrón a banderas desplegadas? Valiente y plenamente tranquilo, incluso lleno de gozo y alabando a Dios, nada más mirar con tus ojos, verás la paga de los malvados, y no tendrás que resistir ya sus ataques ni espantarte por su furor.

 

Capítulo 10

 

§ 1

 

     Et quidem viderentur sufficere hodie posse quae dicta sunt; sed a huc sane aliquos vestrum nonnulla arbitror exspectatione suspendi. Movet enim studiosiores quosque, ni fallor, quidnam sibi velit, quod a dextris quidem Decem millia, a sinistris vero mille perhibet esse casuros. Nam latus sane quod simpliciter dicitur, nonnisi sinistrum hoc loco licere accipi puto, praesertim quod dextrum quidem incontinenti proprio designetur ex nomine. Et quidem non sine certi ratione mysterii a sinistris multos, sed multo plures a dextris casuros praedixisse videtur. Nisi forte quis tam hebes fuerit et insulsus, ut in eo quod dicitur mille et decem millia, certam exprimi putet numeri taxationem, et non magis superabundantem comparationem. Nos enim non sic divinas Scripturas accipimus, sed neque Ecclesia Dei.

 

     Lo dicho podría ser ya bastante por hoy. Pero veo que entre vosotros quedan algunos espetando todavía algo más, Si no me equivoco, los más interesados desean saber qué sentido puede tener la frase caerán a tu izquierda mil, y diez mil a tu derecha. En el original, el texto no menciona el lado izquierdo. Pero expresamente menciona el lado derecho; luego se sobrentiende que el otro es el izquierdo. Y no deja de ocultar cierto misterio el que a la izquierda caigan muchos, pero muchísimos más a la derecha. Espero que no haya entre vosotros nadie tan obtuso o tan simple, capaz de pensar que, cuando el salmo dice mil y diez mil, se trata de una cifra exacta y no de una comparación ilimitada. Porque nosotros no entendemos así las Escrituras, ni tampoco la Iglesia de Dios.

 

§ 2

 

     Cadent ergo a sinistris quidem mille, a dextris autem decem millia, quod videlicet abundantiori malignitate, et velut copiosiore manu, dextris insistere partibus, dextrum latus appetere consuevissent. Quod quidem si magnum illud Ecclesiae corpus  considerare libet, facile satis advenimus, longe acrius impugnari spirituales viros ipsius Ecclesiae quam carnales: quae nimirum duo eius latera, dextrum sinistrumque, puto non  inconvenienter accipimus. Agit hoc sane superba semper invidiosa malitia perfectiores quosque vehementius pulsans, iuxta illud: Esca eius electa, et item: Absorbebit fluvium, et non mirabitur, et habet fiduciam quod influat Iordanis in os eius.

 

    Caerán, pues, a tu izquierda mil, y diez mil a tu derecha. Quiere decir que el enemigo nos ataca y hiere por la derecha más astutamente y con un ejército más numeroso. Echemos una mirada al gran cuerpo de la Iglesia, y fácilmente advertiremos que los hombres espirituales de la misma Iglesia son combatidos con mayor violencia que los carnales. Eso es lo que, en mi opinión, podemos interpretar con todo rigor: los dos lados, el de la izquierda y el de a derecha, representan a la Iglesia, porque la maldad del enemigo procede siempre con soberbia y envidia. Persigue con mayor furia a los más perfectos. Ya lo dice la Escritura: Su carnada es selecta. Es capaz de sorberse un río, y todavía le parece poco; presume de poder agotar el Jordán entero.

 

§ 3

 

     Agit, inquam, etsi non sine certa divini dispensatione consilii, qui quidem  nec imperfectiores, supra id quod possunt ferre, tentari permittit, faciens cum tentatione proventum, et perfectioribus non modo gloriosiores, sed et numerosiores parat ex hoste trium hos. Tota ergo electorum Ecclesia pariter coronabitur, quod utraque parte sui legitime certaverit, utroque nimirum cornu tam potenter interim ventilans inimicos, ut paulo post manifestius cadere videantur a latere eius mille, et decem millia a dextris ipsius. Sic nimirum olim, iam quidem David perfectiore virtute probata, necdum vero propalata in Israel reprobatione Saulis, canebant in choro dicentes: Percussit Saul mille, et David decem millia.

 

    Y persigue a los elegidos no sin cierta disposición del plan de Dios, según la cual no permite que los imperfectos sean tentados por encima de sus fuerzas, convirtiendo toda tentación en provecho espiritual. Por otra parte, brinda triunfos más gloriosos a los más perfectos. De esta manera, toda la Iglesia de los elegidos será igualmente galardonada, porque por ambos lados peleó según las reglas de la estrategia; por ambos flancos rechazó con tal resistencia a los enemigos, que puede ver inmediatamente cómo caen a su izquierda mil, y diez mil a su derecha. Así sucedió en tiempos de David cuando ya había sido puesto a prueba su poder, pero aún no se había hecho manifiesta en Israel la reprobación de Saúl y cantaban los grupos de hombres y mujeres: Saúl mató a mil, y David a diez mil.

 

Capítulo 11

 

§ 1

 

    Sin autem ad singulos magis placet hoc referri, non vobis deest ne in hac quidem parte spiritua is intelligentiae via, dummodo propriam super hoc experientia consulatis. Longe siquidem ampliori sollicitudine et calliditate multiplici pars adversa vulnerare in nobis dexteram satagit quam sinistram, nec tam corporis profecto quam cordis laborat auferre substantiam. Utramque nimirum prosperitatem humano generi invidere noscuntur, utraque eos felicitate fraudare contendunt, et caelesti videlicet, et terrena, sed longe amplius rore caeli quam pinguedine terrae. An vero incongrue haec dixerimus duo latera, quibus nimirum duplicem hominis substantiam constat inniti, vos iudicate.

 

   Pero, si alguien todavía necesita buscar en todo esto una aplicación individual, podrá encontrar también aquí un sentido espiritual recurriendo a la experiencia. Efectivamente, el enemigo se esfuerza en herimos por la derecha con una presunción mucho mayor, y con una astucia mucho más sagaz que por la izquierda. No pone el mismo afán para arrancarnos los bienes del cuerpo como para robarnos los del corazón. Sabemos muy bien que codicia estos dos aspectos del bienestar humano y que procura privamos de esta doble felicidad: la terrena y la celestial. Pero trabaja con más ahínco para  privarnos del rocío celestial que de la fertilidad terrena. juzga ahora si ha sido una incongruencia considerar la realidad material y la espiritual como si fueran esos dos lados del salmo, cuando nos consta que en ambas realidades se apoya la doble sustancia de la naturaleza humana.

 

§ 2

 

     Nam quod spiritualia quidem attribuimus bona dexterae, sinistrae vero carnalia, minime prorsus vereor arguendum, praesertim a vobis, quibus semper studii est nec dexteram aliquando sinistram, nec sinistra  dexteram reputare. Nec vero aliter vera quidem Sapientia probat, quam ut in sinistra divitiae et gloria, in dextera autem sit longiturnitas vitae. Nam et hoc sane nullatenus expedit ignorari, quanam vobis vehementius instet pervicax hostium multitudo. Illic nempe studiosius repugnandum, ubi gravior urget necessitas, ubi totum belli imminet pondus, ubi colluctationis ratio universa consistit, unde vobis tota paratur  aut victis ignominiosa captivitas, aut vincentibus gloria triumphalis.

 

   Y espero, naturalmente, que no me echéis en cara al haber asignado a la derecha los bienes espirituales y a la izquierda los  materiales, especialmente vosotros que andáis siempre atentos a no confundir la izquierda con la derecha, ni la derecha con la izquierda. Así lo confirma, además, la verdadera Sabiduría: en la diestra trae largos años, y en la izquierda, honor y riquezas. Es importante que nunca perdáis de vista por dónde ataca con mayor violencia la contumaz caterva de los enemigos. Para resistir más intrépidamente allí donde sea más urgente, donde recae más todo el peso de la batalla, donde estriba la clave decisiva de la lucha, donde se decide definitivamente o la ignominiosa cautividad para los vencidos o la gloria del triunfo para los vencedores.

 

Capítulo 12

 

§ 1

 

     Denique propter hoc, non quidem ad insipientiam vobis, tundendum libere adversario videmini latus exposuisse sinistrum, ut dexterum proinde tota sollicitudine conservetis. Haec nimirum commendata a Christo et christianis omnibus imitanda, serpentis prudentia  est, ut caput solum, toto, si necesse fuerit, exposito corpore, tueatur. Haec vera philosophia, hoc consilium Sapientis, ut omni custodia servetur cor, quia ex ipso vita procedit. Haec denique gratia et misericordia Dei in servos eius, et respectus in electos illius, ut interim eorum sinistram quidem velut dissimulans, dexterae semper studiosus protector assistat. Hinc est quod de se ipso Propheta testatur: Providebam Dominum in conspectu meo semper, quoniam a dextris est mihi, ne commovear. Numquid non et illius manum dexteram, et solam eum putas dexteram tenuisse, cuius totam in facultatem pariter et in carnem licere passus, quidquid libere visum est inimico? Verumtamen animam, inquit, eius serva.

 

     Finalmente, y no os digo ningún disparate, habéis expuesto vuestro lado izquierdo para que libremente lo golpee el enemigo, y así defender el derecho con mayor atención: Esto precisamente recomendó Cristo, y todos los cristianos deben seguirlo: imitar la astucia de la serpiente, que, cuando es necesario, expone todo su cuerpo para defender sólo su cabeza. Esta es la verdadera filosofía y el consejo del Sabio: Por encima de todo, guarda tu corazón, porque de él brota la vida. Esta es, por fin, la gracia y la misericordia de Dios para sus siervos, que mira por sus elegidos. Pues, como olvidándose provisionalmente de su izquierda, los asiste en su derecha, siempre solícito protector. Esto lo testifica de sí mismo el Profeta: tengo siempre presente al Señor; con él a mi derecha no vacilaré. ¿No crees que él únicamente agarraba la mano derecha también a aquel hombre al que, por permisión suya, el enemigo pudo libremente hacer cuanto quiso en su hacienda y en su carne? Porque le dijo: Respétale la vida.

 

§ 2

 

     Utinam mihi semper a dextris; sis, Iesu bone! Utinam semper teneas manum dexteram meam! Scio enim et certus sum, quoniam nulla nocebit adversitas, si nulla dominetur iniquitas. Tondeatur interim et tundatur sinistrum latus; pulsetur iniuriis, vellicetur opprobriis: libens illud expono, dum a te custodiar, dummodo sis ipse protectio mea super manum dexteram meam.

 

   ¡Ojalá, buen Jesús, estés siempre a mi derecha, ojalá me agarres siempre la mano derecha! Sé y estoy cierto que no me dañará adversidad alguna si no se apodera de mí la iniquidad. No me importa que sea esquilmado y maltratado mi lado izquierdo; que me hieran con injurias, que me muerdan los oprobios; a ello me expongo gustosamente, con tal de que me guardes tú y tú mismo me protejas por mi lado derecho.

 

Capítulo 13

 

§ 1

 

     Forte enim mille qui a sinistris casuri sunt, homines magis sunt intelligendi quam daemones  Hi nimirum nobis non nisi ob temporalia quaelibet adversantur et transitoria bona, quae quidem aut nos habere invidiosa malignitate suspirent, aut cupiditate iniusta sese potius doleant non habere. Forte enim mundi huius conantur auferre substantiam  forte favorem hominum, forte ipsam corporum vitam. Usque ad haec humana saevire persecutio potest; animae enim non habent quid faciant.

 

     Tal vez, debamos pensar que son más bien hombres y no demonios esos mil que van a caer a mi izquierda, ya que sólo nos persiguen por unos bienes materiales y caducos; bien porque los codician por la vileza de su envidia o bien porque, debido a la injusticia de sus ambiciones, se sienten tristes por no poseerlos. Quizá pretendan arrebatarnos los bienes de este mundo, o el favor de los hombres, o la vida misma. En todo esto puede ensañarse la crueldad de la persecución humana; pero al alma nada puede afectarle.

 

§ 2

 

     Nam daemones quidem superna nobis et aeterna potius invidere noscuntur, non tamen ut sibi cedat quod irreparabiliter amiserunt, sed ne illuc pauper de pulvere suscitatus  accedat, unde ipsi in gloria conditi irreparabiliter ceciderunt. Indignatur et livore tabescit obstinata malignitas humanam obtinere fragilitatem, quod retinere ipsa non meruit. Sed et si quando forte temporalia cuivis damna aut inferre conantur, aut gratulantur inferri, haec eorum tota molitio est, ut iactura exterior vel eidem ipsi, vel alteri accasio sit internae,

 

   Los demonios, por el contrario, nos envidian principalmente los bienes superiores y eternos; no para recuperar lo que irremisiblemente perdieron, sino para que el pobre levantado del polvo no consiga la gloria en la que fueron creados y de la que cayeron irremisiblemente. Su obstinada maldad se enfurece y consume de odio al ver que la fragilidad humana alcanza lo que él no mereció conservar. Y si alguna vez intentan arruinar a alguien en sus bienes materiales o son felices cuando otros se lo hacen, ponen todo su esfuerzo en que sus reveses materiales sirvan de ocasión para ruina espiritual o ajena.

 

§ 3

 

     sicut e regione homines, quoties ea suadere nobis, aut quolibet modo efficere curant, unde dextera nos ra laedatur, non hoc quidem principaliter agere, sed temporale aliquod cuivis proventurum, vel sibi scilicet, vel nobis, vel alteri forte cuipiam, aut detrimentum aut emolumentum exinde seu captare, seu propulsare velle videntur. Nisi forte eatenus quis in daemonem transierit ex homine, ut optare ullo modo possit quemlibet sibi inimicissimum hominem aeterna damnatione mulctari.

 

   Por su parte, los hombres, siempre que nos inducen o intentan perjudicarnos de cualquier manera, no buscan expresamente nuestro mal, sino en  unción de un resultado material, bien para ellos mismos, para nosotros o para un tercero. Sólo pretenden, al parecer, alcanzar un provecho o evitar un perjuicio. A no ser que alguien se haya vuelto demonio y desee la condenación eterna para el hombre, como a su mayor enemigo.

 

Capítulo 14

 

§ 1

 

    Quid nos miseri dormitamus a spirituali studio quos tam multipliciter insectatur nequitia spiritualis?  Et pudor est dicere, et silere prohibet vis doloris. Quantos enim invenire est, fratres, ex his quoque qui in religionis habitu et proposito degunt perfectionis, quos terribilis illa Prophetae sententia comprehendisse videtur: Si oblitus fuero tui, Ierusalem, oblivioni detur dextera mea!  Nempe sinistri custodiae lateris tota sollicitudine incubantes, callent admodum, sed sapientia huius saeculi, cui abrenuntiasse debuerant, ea quoque nihilominus quam revelat caro et sanguis, quibus, iuxta Apostolum, noluisse acquiescere videbantur. Denique videas eos tam avide lucra captare praesentia, tam saeculariter transitoriis utilitatibus adgaudere, ad terrenarum damna vel minima facultatum tam pusillanimiter turbari, tam carnaliter super his decertare, discurrere tam  impudenter, tam irreligiose saecularibus s:se implicare negotiis, ac si haec esset eorum tota portio, haec universa substantia.

 

     ¿Es posible que nosotros, pobres hombres, nos adormilemos en nuestro desvelo espiritual cuando nos ataca el espíritu maligno de maneras tan diversas? Decirlo da vergüenza pero es imposible callarlo por el intenso dolor que produce. Hermanos, ¡a cuántos les sorprende aquella terrible frase del Profeta, incluso entre los que llevan un hábito religioso y viven comprometidos con la perfección: Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha! Efectivamente, se desviven volcados sobre su lado izquierdo para custodiarlo; saben mucho; pero su sabiduría es  a de este mundo, al que debían haber renunciado; es un saber revelado por la carne y por la sangre y parecía que no deseaban contar con él. Podrás, finalmente, descubrirlos cuando tratan de conseguir con tanta avidez los intereses presentes; cuando se regocijan, muy vulgares; con los bienes transitorios; cuando se turban con  profundo abatimiento ante los infortunios, aun mínimos, de los medios materiales; cuando pleitean por ellos tan egoístamente y corren de aquí para allá con increíble libertinaje, y cuando se enredan en asuntos civiles con tan poco sentido religioso, como si todo ello fuera su única porción, todo su patrimonio.

 

§ 2

 

     Attentius sane agricola pauperem excolit fundum, sed cui forte nulla amplior sit pretiosiorve possessio. Buccellam panis in sinu suo mendicus abscondit, quod in saccellis suis solum hoc metalli genus aeruginet. Tu quid ita extremae huic paupertati, et quidem proprii male prodigus laboris, incumbis? Est et alia tibi possessio, sed forte remota. Erras: nil tam prope nos quam quod in a nos est. At forte non quidem longius positam, sed inutile  esse causaris, ut hic tibi quaerendam magis sufficientiam putes. Falleris: ibi magis invenies; immo non invenies nisi ibi. A  vero aestimas quod vel operam tuam non exigat, vel minus respondeat operanti? Aut certe in tuto credis esse locatam, nec ulla deinceps sollicitudine custodis egere? Quodlibet horum sapias, scito quod desipias vehementer. Ibi enim vel maxime quae seminaverit homo, haec et metet. Sed et qui parce seminat, parce et metet; qui vero in benedictionibus seminaverit, de benedictionibus et metet, ut faciat unum triginta, unum  sexaginta, unum centum. Habes autem thesaurum istum in vasis fictilibus si tamen adhuc habes. Puto enim iam amisisti, puto iam sublatus est,  puto  iam  comederunt  alieni  robur tuum, et ignorasti; nec potes thesauro tuo cor apponere, quippe qui thesaurum ipsum non habeas.     

 

   Si el labrador cultiva con mucho afán su pobre tierra, es porque no tiene otra finca de mayor valor. Y si el mendigo esconde en su seno un mendrugo de pan, es porque se trata del único metal que puede enmohecerse en su bolsa. Pero tú, ¿cómo vuelcas tus propias ansias en tan extrema miseria y despilfarras infelizmente tu propio trabajo? Mira que tienes otros bienes, aunque te parezcan alejados. Te equivocas; nada tan cercano a nosotros como lo que llevamos dentro. Pero quizá no te quejas porque están lejos, sino porque te parecen improductivos, y por eso crees que debes buscar aquí tu propia subsistencia. Te engañas: allí la encontrarás mejor; es más, sólo la encontrarás allí. ¿Por qué piensas que no exigen tu esfuerzo o que no compensarán tu trabajo? ¿O crees que ya están bajo seguro y no necesitan la vigilancia de un guardián? En cualquiera de las dos suposiciones, ten por cierto que deliras. Pues allí se harán plena realidad aquellas palabras: Lo que uno cultive, eso cosechará. A siembra mezquina, cosecha mezquina; y quien siembra con larguezas, con larguezas cosechará. Y dará treinta, sesenta o ciento. Si tienes aún el tesoro, lo llevas en vasijas de barro. Pero creo que ya lo perdiste, que ya te lo robaron; me parece que otros devoraron tu fuerza y no te enteraste; ya no puedes poner tu corazón en tu tesoro, pues te has quedado sin él.

 

§ 3

 

     Alioquin, quaeso te, si tam sollicitus es, si nec minima spernis, si tam prudenter servas paleas tuas, et horreum tuum custodire memento. Immo vero non exponas thesaurum tuum, qui sic incubas sterquilinio tuo. Forte enim illud tibi invident mille, sed istum obsident decem millia, nec minus superabundantes astuti et crudelitate quam numero. Verte illuc oculos fidei. Forte enim iam irruperunt aditus forte iam libere diripiunt omnia forte iam spolia ipsa distribuunt. Quid sinistro lateri tam male studiosus observator inhaeres, nisi quod iam tibi non in latere esse, sed in facie sinistra videntur, quod haec provideas in conspectu tuo semper, et qui tangit haec, non latus tetigisse putetur, sed pupillam oculi tui?

 

   Si no es así, si eres tan solícito, si no eludes lo más insignificante, si con tanta delicadeza te preocupas hasta de la faja, te ruego que no olvides la vigilancia de tu granero. No expongas tu tesoro, tú que te acuestas en tu muladar. Y si tal vez lo envidian mil, a tu tesoro lo cercan diez mil, que les aventajan tanto en número como en astucia y crueldad. Vuelve allí los ojos de la fe, porque quizá han forzado ya las puertas; tal vez estén ahora robándolo todo a discreción y repartiéndose el botín. Y si vives apegado al lado izquierdo, ¿por qué te cuidas tan mal de él? ¿No será quizá porque las cosas del lado izquierdo se te han puesto enfrente? Por eso las tienes siempre delante de ti, y el que las toca, piense que no te ha tocado la mejilla, sino la niña de tus ojos.

 

Capítulo 15

 

§ 1

 

    Ceterum iam nunc tibi provide, quisquis es dextri negligens, sinistri lateris cultor, ne cum hae is locum accipias in sinistra  quam elegisti. Asperum verbum est, fratres: non immerito expavistis. At cavere non minus necesse est quam pavere. Et quidem Dominus meus Iesus post cetera inaestimabilis suae erga me benefici pietatis, etiam  dextrum sibi propter me passus est latus fodi, quod videlicet nonnisi de dextera mihi propinare vellet, nonnisi in dextera locum parare refugii. Utinam ego  talis  merear esse columba,  quae in  foramine petrae  habitet, et in foramine lateris dextri! Considera tamen hoc quidem vulnus eum penitus non sensisse. Neque enim illud excipere voluit, nisi iam soporatus in morte, ut moneret te, quamdiu vivis, in huius semper lateris vigilare custodia, sed et mortuam censeri animam eam oportere quae quidem perniciosa insensibilitate dissimulet in dexter  sibi vulnus infligi.

 

     Por lo demás, cuídate de ti mismo, quienquiera que seas; si es que, olvidando las cosas de la derecha, te esmeras en las de la izquierda, no sea que te encuentres colocado con las cabras a su izquierda. Dura palabra, hermano; no sin razón os habéis espantado. Pero no es menos necesario prevenirse como estremecerse. Precisamente, mi Señor Jesús, colmados todos los beneficios de su inestimable compasión para conmigo, toleró que su lado derecho fuese traspasado por mí, porque deseaba darme de beber de su lado derecho y disponer en él un refugio para mí. ¡Ojalá merezca yo ser como una paloma que anide en los huecos de la peña, en las oquedades de lado derecho! Pero ten en cuenta que él no sintió esta herida. Quiso recibirla después de muerto, para prevenir que tú, mientras vivas, debes vigilar siempre guardando este lado; es menester considerar como muerta el alma que con una insensibilidad funesta oculte que le han herido en el lado derecho.

 

§ 2

 

     Merito quidem in sinistro latere positum dicitur esse cor hominis, quod affectio eius prona sit se  per et proclivis in terram. Nec sane ignorabat hoc qui, miserabiliter ingemiscens: Adhaesit pavimento, ait, anima me: vivifica me secundum verbum tuum. Sed ne his quidem in hoc nos pondere condicionis humanae et gravedine cordis re manere volebat, qui sic admonens loquebatur: Levemus corda nostra cum manibus ad Deum. Plane id suadebat, ut a sinistro latere erigerentur ad dextrum. Saecularis militia, fratres, in sinistro tantum latere clypeum portat: non imitemur, si inter eos nolumus deputari, quos huic saeculo constat militare, non Christo. Nemo, inquit, militans Deo, implicat se negotiis saecularibus, hoc est scutum applicat non tam dextrae quam sinistrae.   

 

   Con razón se afirma que el corazón del hombre está a la izquierda, porque su amor está inclinado siempre instintivamente hacia la tierra. Y lo sabía aquel que gemía lastimosamente: Mi alma está pegada al polvo; reanímame con tus palabras. Pero tampoco quería una resignación bajo esta tendencia de nuestra condición humana por la pesadez del corazón. Por eso nos amonestaba: Levantemos con las manos el corazón al Dios del cielo. Con esto nos insinuaba resueltamente que lo cambiemos del lado izquierdo al derecho. La milicia del mundo; hermanos, en el brazo izquierdo lleva solamente el escudo. No les imitemos, si no queremos que nos consideren como a ellos, que luchan por el mundo, no por Cristo. Ningún soldado en activo se enreda en asuntos civiles. Es decir, que siempre se debe coger el escudo con la izquierda, nunca con la derecha.

 

Capítulo 16

 

§ 1

 

    Attamen, fratres, utrumque nobis  latus tegendum est, si meministis. Scuto, inquit, circumdabit te veritas eius, et Apostolus ipse: Per arma,  inquit, iustitiae a dextri; et a sinistris. Ceterum ipsam audi Iustitiam. Forte enim non eadem utrique lateri forma praescribitur. Nempe hinc quidem mandatur: Non vosmetipsos defendentes, carissimi, sed date locum irae.  Inde vero praecipitur: Nolite locum dare diabolo, et item: Resistite diabolo, et fugiet a vobis. Audi adhuc quomodo tegas latus utrumque: Providentes bona, ait idem Apostolus, non tantum coram Deo, sed etiam coram hominibus.

 

    Sin embargo, hermanos, no olvidéis que ambos lados debemos cubrirnos. Su fidelidad te cercará como escudo. Y el Apóstol dice: Con la derecha y con la izquierda empuñamos las Armas de la honradez. De todas maneras, escucha a la misma justicia, porque tal vez nos indica que no protejamos de la misma manera a los dos lados. Por una  arte, se nos manda: Amigos, no os toméis la venganza; dejad lugar al castigo. Además; nos indica: No dejéis resquicio al diablo. Y también: Resistid al diablo, y os huirá. Escucha también cómo debes cubrir ambos lados: Procurad la buena reputación no sólo ante Dios, sino ante la gente.

 

§ 2

 

     Haec est enim voluntas Dei, ut benefacientes non modo tabescere malignorum daemonum invidiam, verum etiam obmutescere faciatis imprudentium hominum ignorantiam. Numquid tamen in aeternum nobis erit haec protectio necessaria, aut semper ab utroque latere hostile agmen instabit? Erit quando non modo non instabunt, sed nec stabunt quidem. Cadent a latere tuo mille, et decem millia a dextris tuis. Siquidem nec humana malitia iam tunc habebit quid faciat, nec daemonum millia plus verebimur quam toti em vermium agmina vel muscarum. Haud aliter denique intuebimur eos quam filii Israel, transmisso iam Mari Rubro, undique sui Aegyptios mortuos, sed et rotas curruum in profundum ire cernebant, ut et nos scilicet, longe tamen securius et delectabilius, cantemus Domino, quod gloriose honorificatus sit equum pariter et ascensorem eius deiciens in abyssum. Amen.

 

  Lo que Dios quiere es que, haciendo el bien, no sólo consigáis disipar la envidia de los malos espíritus, sino también tapéis la boca a la estupidez de los ignorantes. Pero ¿necesitaremos siempre esta protección, porque el escuadrón enemigo nos atacará de continuo y por ambos lados? No; llegará un día en que no nos acometerán e incluso ni se mantendrán en pie. Caerán a tu izquierda mil, y diez mil a tu derecha. Y entonces ya no tendrá nada que hacer la malicia humana, ni temeremos a las miles de demonios, como si fueran otras tantas bandadas de moscas o de gusanos. Como los hijos de Israel después de atravesar el mar Rojo, contemplaremos los cadáveres de los egipcios por doquier y las ruedas de los carros hundiéndose en lo profundo. Y también nosotros, pero con mayor seguridad y gozo,  cantaremos  al  Señor,  porque  manifestó  su  gloria arrojando al mar a caballos y jinetes. Amén.