LIBER V

 

DE HIS QUAE SUPRA IPSUM SUNT

 

LO QUE ESTA POR ENCIMA DE TI

 

 

Capítulo 1

 

§ 1      

 

Libri superiores, etsi De consideratione inscribantur, plurimum tamen habent actionis admixtum, dum res aliquas non considerandas tantum, sed agendas docent vel monent. At qui in manibus modo est, sola in consideratione versabitur. Quae enim supra sunt, -id quidem insta-, actu non indigent, sed inspectu. Non est quod in eis actites, quae uno modo semper sunt, et in aeternum; porro aliqua et ab aeterno. 

 

En los cuatro libros anteriores, aunque se titulan.  Sobre la consideración, van entreverados muchos temas sobre la acción, porque explican o aconsejan algunos aspectos que no sólo se deben considerar, sino también llevarlos a cabo. Pero éste que ahora tienes en las manos tratará exclusivamente sobre la consideración. Las realidades que están por encima de ti -de las cuales vamos a tratar- no necesitan de nuestra  atención: sólo tenemos que contemplarlas: no te obligan a  desplegar tu actividad sobre ellas, pues subsisten iguales a si mismas ahora y por toda la eternidad.

 

§ 2       

 

Et hoc velim  sollerter advertas, vir sagacissime Eugeni, quia toties peregrinatur consideratio tua, quoties ab illis rebus ad ista deflectitur inferiora et visibilia, sive intuenda ad notitiam, sive appetenda ad usum, sive pro officio disponenda vel actitanda. Si tamen ita versatur in his, ut per haec illa  requirat,  haud procul exsulat.  Sic considerare, repatriare est. Sublimior iste praesentium ac dignior usus rerum, cum, iuxta sapientiam Pauli, invisibilia Dei per ea quae facta sunt,  intellecta conspiciuntur. Sane hac scala cives non egent, sed exsules. Quod vidit ipse huius sententiae auctor, qui, cum diceret invisibilia per visibilia conspici, signanter posuit: a creatura mundi. Et vere quid opus scalae tenenti iam solium? Creatura caeli illa est, praesto habens per quod potius ista intueatur. Videt Verbum, et in Verbo facta per Verum. Nec opus habet ex his quae facta sunt Factoris notitiam mendicare. Neque enim, ut vel ipsa noverit, ad ipsa descendit, quae ibi illa vi et, ubi longe me us sunt quam in seipsis. Unde nec medium  requirit ad ea corporis sensum: sensus ipsa sibi, seipsa  sentiens. Optimum videndi genus, si nullius egueris, ad omne quod nosse libuerit, te contentus. Alioquin iuvari aliunde, obnoxium fieri est, minusque a perfecto istud, et minus liberum.

 

Quisiera, Eugenio, que tú, agudo como eres, cayeras va en la cuenta de cómo tu consideración se desvía cada vez que  desciende de estas realidades a las más inferiores y visibles; claro que debes conocerlas y desearlas por su utilidad o para disponer de ellas por exigencias de tu ministerio. Pero si uno se entretiene en ellas únicamente para llegar a las realidades más sublimes, no se extraviará demasiado. Porque ejercitar la consideración con esta finalidad es lo mismo que retornar a la patria. Este es precisamente el destino más elevado y digno de las cosas presentes, tal como nos lo enseña Pablo: lo invisible de Dios resulta visible para el que reflexiona sobre sus obrar. Es obvio que no necesitan esa escala los ciudadanos, sino los desterrados. Así lo entendió el mismo Pablo. Cuando afirma  que lo invisible puede conocerse por lo visible, expresamente añadió: Por las criaturas del mundo. Y es natural. ¿para qué  necesita escala el que ya está sentado sobre el trono? La  criatura celestial, efectivamente, es la que tiene junto a sí el medio más excelente para contemplar las realidades superiores. Ve al Verbo y en el Verbo todo cuanto fue creado por el Verbo. Tampoco necesita mendigar de las criaturas el conocimiento del Creador. Ni tiene por qué descender hasta sí misma para conocerse, porque se contempla allí donde aparece más  transparente  que en sí misma. Este es el grado más perfecto de la contemplación: no necesitar de nadie, porque contigo te bastas para conocer cuanto deseas. Por el contrario, quien tenga  necesidad de ayuda ajena, está subordinado, vive lejos de la perfección y es menos libre.

 

Capítulo 2 

 

§ 1       

 

Quid quod et inferioribus eges? Nonne praeposterum  hoc et indignum? Plane  superiorum quaedam iniuria est  inferiorum operam desiderare, a qua iniuria nemo hominum  perfecte vindicabitur, nisi cum quisque evaserit in libertatem filiorum Dei. Nempe erunt hi omnes docibiles Dei  et, nulla interveniente creatura, solo beati Deo. Repatriasse erit hoc, exisse de patria corporum in regionem spirituum. Ipsa est  Deus noster, maximus spiritus, maxima mansio spirituum  beatorum, et, ne quid hic si usurpet carnis sensus seu  imaginatio,  veritas  est,  sapientia est,  virtus,  aeternitas summum bonum. Unde interim absumus, et ubi sumus, vallis  est,  et vallis  lacrimarum, in qua sensualitas regnat et  consideratio exsulat, in qua libere quidem et potestative se exserit  sensus  corporeus,  sed  intricatus  caligat  oculus spiritualis.  Quid igitur mirum, si ope indigenae advena  indiget?  Et felix secundum  tempus viator,  qui  civium  beneficium,  sine  quo  transire non potest,  in  obsequium convertere potuit, utens, non fruens; urgens, non petens;  exactor, non supplex.

 

¿Y no es un retroceso humillante tener que recurrir a las realidades inferiores? Es ofensivo que seres superiores añoren el apoyo de los menos perfectos, y ningún hombre se verá plenamente libre de esa injuria hasta que no llegue a la libertad de los hijos de Dios. Entonces serán todos discípulos de Dios, y sin mediación de criatura alguna serán felices sólo en Dios. Esto equivale a repatriarse: salir de la región de los cuerpos hacia la patria de  os espíritus. Esa patria es Dios mismo, el espíritu infinito, la máxima morada de las almas de los santos. Para  que los sentidos corporales o la imaginación no se arroguen o más mínimo, Dios es allí la verdad misma, la sabiduría, la  virtud, la eternidad, el sumo bien. El lugar en que estamos ausentes y vivimos mientras esto llegue es un destierro, y de lágrimas, donde reina la sensualidad y está proscrita la  consideración; lugar en que los sentidos corporales gozan de total libertad para satisfacerse cuanto deseen y la luz de la consideración queda envuelta en densas tinieblas. ¿Podemos  extrañarnos de que el forastero necesite recurrir a las gentes del país? Puede darse por satisfecho el caminante que consigue la ayuda de los ciudadanos, sin la que no podía caminar. Dichoso, sobre todo, si acierta a servirse de ese auxilio sin abusar de él; si sabe reclamarlo sin pedirlo y exigirlo sin suplicarlo.

 

Capítulo 3

 

DE TRIBUS SPECIEBUS CONSIDERATIONIS QUIBUS ASCENDITUR

 

LOS TRES GRADOS DE LA CONSIDERACIÓN

 

§ 1        

 

Magnus ille, qui usum sensuum, quasdam veluti  civium  opes,  expendere satagit, dispensando in suam  et  multorum salutem. Nec ille minor, qui hunc sibi gradum ad  illa invisibilia philosophando constituit, nisi quod hoc dulcius, illud utilius, hoc felicius, illud fortius esse constat. At omnium maximus, qui, spreto ipso usu rerum et sensuum, quantum quidem humanae fragilitati fas est, non ascensoriis  gradibus, sed inopinatis  excessibus,  avolare interdum  contemplando ad il a sublimia consuevit. Ad hoc ultimum  genus  illos  pertinere reor excessus Pauli:  excessus, non ascensus, nam raptum potius fuisse quam ascendisse ipse se perhibet. Inde est quod dicebat: Sive mente excedimus, Deo.   

 

Téngase por privilegiado el que pone su empeño  en valerse de los sentidos -un bien común a todos los hombres- ejercitándolos para su provecho personal y el de otros muchos. No es menos grande aquel que convierte los sentidos en medios para subir, filosofando, hacia las realidades  invisibles. Pero hay una gran diferencia entre los dos: el primero es más eficiente y más penoso; el segundo, más dulce y agradable. Sin embargo, el mayor de todos es aquel que,  despreciando hasta el uso de estas realidades y sentidos, en cuanto es posible a la fragilidad humana, ha ido habituándose a volar hacia las cumbres más sublimes a través de la  contemplación, no por grados ascendentes, sino por inesperados arrebatos. A este último género pertenecen, a mi parecer, los raptos de San Pablo: éxtasis y no ascensiones, pues  según su propio testimonio, más que subir él, se sentía arrebatado. Por eso decía: Si extáticos nos enajenamos, fue por Dios.

 

§ 2       

 

Porro haec tria ita contingunt, cum consideratio, etsi in loco peregrinationis suae, virtutis studio et adiutorio gratiae facta superior, sensualitatem aut premit ne insolescat, aut cogit ne evagetur, aut fugit ne inquinet. In primo potentior, in secundo liberior, in tertio purior: puritatis siquidem et alacritatis pariter alis fit ille volatus. 

 

Estos tres grados de la consideración son reales, con una condición: que el espíritu, todavía presente en este mundo de su peregrinación, haciéndose superior por sus ansias de virtud y con la ayuda de la gracia, o reprima os sentidos para que no se le insolenten, o los ate en corto para que no se derramen por el exterior, o se evada de ellos para que no le manchen. En el primer caso, el espíritu se hace más poderoso; en el segundo, más libre; en el tercero, más puro. Este vuelo lo realiza en a las de su pureza y agilidad.

 

Capítulo 4 

 

§ 1       

 

Vis tibi has considerationis species propriis distingui nominibus?  Dicamus,  si placet,  primam  dispensativam,  secundam  aestimativam,  tertiam  speculativam.  Horum  nominum rationes diffinitiones declarabunt. Dispensativa est consideratio  sensibus  sensibilibusque  rebus ordinate et socialiter utens  ad promerendum Deum. Aestimativa est  consideratio prudenter ac diligenter quaeque scrutans  et  ponderans ad vestigandum Deum. Speculativa est consideratio se in  se colligens et,  quantum divinitus  adiuvatur,  rebus humanis eximens ad contemplandum Deum.

 

¿Quieres que designemos estos tres grados de la  consideración con sus nombres propios? Pues llamemos al primero dispensativo, al segundo estimativo y al tercero especulativo. Su definición dejará más claro el sentido de estos tres términos. Dispensativa es la consideración que se sirve de los sentidos y realidades sensibles armónicamente y sin confusiones,  para tratar de ganar a Dios. Estimativa es la consideración que todo lo examina y pondera con prudencia y atención para alcanzar el conocimiento de Dios. Especulativa es la consideración que, recogiéndose en sí misma, y con la ayuda de Dios, te  libera de las cosas humanas, para llegar a la contemplación de Dios.

 

§ 2       

 

Puto vigilanter advertis aliarum hanc esse fructum, ceteras, si non referantur ad istam, quod dicuntur videri  osse, sed non esse. Et prior quidem absque intuitu huius multa serit et nihil metit, sequens vero, nisi a  istam se dirigat, vadit, sed non evadit. Ergo quod prima optat, secunda odorat, tertia gustat. Ad quem tamen gustum perducunt et ceterae, etsi tardius, nisi quod prima laboriosius, secunda quietius pervenitur.

 

Habrás podido advertir claramente que la tercera es una  consecuencia de las anteriores; si éstas no hacen referencia a ella, podrán asemejarse, pero no son lo que abarca su definición. Porque en ese caso la primera sembraría a manos llenas,  pero no cosecharía nada; la segunda, si tampoco se encamina hacia la tercera, empieza a caminar, pero no llega a su término. En consecuencia, la primera desea, la segunda olfatea, la tercera saborea. Es verdad que las dos primeras nos llevan a ese  mismo sabor, aunque más lentamente; porque la primera llega más trabajosamente y la segunda más lentamente.

 

Capítulo 5  

 

DE TRIBUS MODIS QUIBUS NOSTRA CONSIDERATIO DEUM ET ANGELOS INVESTIGAT

 

NUESTRA CONSIDERACIÓN EXPLORA DE TRES MANERAS A DIOS Y A LOS ANGELES

 

§ 1       

 

Dixisti, inquis, satis qua ascendatur; etiam  quo ascendendum dicere habes. Falleris, si id speras:  ineffabile est. Tu me existimas loqui quod oculus non vidit, nec auris audivit, et in cor hominis non ascendit?  Nobis  inquit, revelavit Deus per Spiritum suum. Ergo quae supra  sunt, non verbo docentur, sed Spiritu revelantur. Verum quod sermo  non explicat, consideratio quaerat, oratio expetat, mereatur vita, puritas assequatur.

 

Tal vez me acuses de que ya he expuesto suficientemente por dónde hemos de subir, y ahora me exigirás  que explique también a dónde vamos a subir. Pero te engañas si esperas que te lo diga: pertenece a lo inefable. ¿Piensas que puedo hablar de lo que ojo nunca vio, ni oído oyó, ni hombre alguno ha imaginado? A nosotros nos lo ha revelado Dios por medio del Espíritu. Por consiguiente, las realidades que hay allí arriba no las conocemos por la palabra humana, sino por la revelación del Espíritu Santo. Lo que no puede explicarnos la razón del hombre ha de buscarlo la consideración, suplicarlo la oración, merecerlo nuestro comportamiento y alcanzarlo  nuestra pureza.

 

§ 2       

 

Sane eorum admonitus quae supra sunt, non te existimes mitti a me suspicere solem, lunam, stellas, non ipsum firmamentum, non aquas quae super caelos sunt. Ista siquidem omnia, etsi supra loco, pretio infra sunt et dignitate naturae:  sunt enim   corpora. Tui portio spiritus est, quo superius quippiam frustra quaeris, quod non sit spiritus. Porro spiritus est Deus, sunt et angeli sancti, et hi supra te. Sed Deus natura, angeli gratia superiores sunt. Unum siquidem tui et angeli optimum, ratio est; Deus vero non sui aliquid optimum habet, unum optimum totus. Is, et qui cum eo sunt beati spiritus, tribus modis, veluti viis totidem, nostra sunt consideratione vestigandi, opinione, fide, intellectu. Quorum intellectus rationi innititur, fides  auctoritati, opinio sola veri similitudine se tuetur.  Habent illa duo cenam veritatem, sed fides clausam et involutam,  intelligentia nudam et manifestam; ceterum opinio, certi nihil habens, verum per veri similia quaerit potius quam apprehendit.   

 

Cuando te amonesto a considerar las realidades que están  por encima de ti, no vayas a pensar que te mando contemplar el sol, la luna, las estrellas, los espacios celestes y las aguas que cuelgan en el cielo. Aunque todo ello está más alto que nosotros, son muy inferiores por su valor y la dignidad de su naturaleza: al fin se trata de cuerpos materiales. Tú tienes una parte de tu ser que es espiritual, por lo que en vano buscarás algo superior a ti fuera  de los seres que son espirituales. Dios sí es espíritu, y los santos ángeles; por eso están sobre ti.  Dios por su naturaleza y los ángeles por la gracia, son  superiores a ti. Lo mejor del ángel y lo mejor de ti coinciden: es la razón. Pero en Dios, todo él es lo mejor y no una cualidad determinada. A él y a los espíritus que son bienaventurados con él se llega a conocerlos con nuestra consideración de tres  maneras o por tres caminos: la opinión, la fe y la inteligencia. Esta se apoya en la razón, la fe en la autoridad y la opinión se ampara en la apariencia de la verdad. Las dos primeras poseen la verdad con certeza, aunque velada y oscura en el caso de la fe; clara y manifiesta para la inteligencia. Mas la opinión no posee certeza alguna, pues busca la verdad en la verosimilitud, aunque no la alcanza.

 

Capítulo 6  

 

§ 1       

 

Omnino cavenda confusio, ne aut incertum opinionis  fides  figat,  aut,  quod firmum fixumque  est  fidei,  opinio revocet in quaestionem. Et hoc sciendum, quia opinio, si habet assertionem, temeraria est; fides, si habet haesitationem, infirma est; item intellectus, si signata fidei tentet  irrumpere, reputatur  effractor,  scrutator  maiestatis.  Multi suam opinionem intellectum putaverunt, et erraverunt. Et quidem opinio potest putari intellectus; intellectus opinio non potest. Unde hoc accidit? Profecto quia haec falli potest, il e non potest; aut, si falli potuit, intellectus non fuit, sed opinio. Verus nempe intellectus cenam habet non modo veritatem,  sed notitiam veritatis.

 

Debemos evitar toda confusión para no atribuirle a la  mera opinión la certeza de la fe o discutir como opinable lo que la fe afirma como cierto e inmutable. Es preciso tener ideas claras al respecto. Toda opinión que afirme algo  categóricamente es temeraria; la fe que pretenda conciliarse con la vacilación es débil; la inteligencia, cuando intenta irrumpir en una verdad sellada por la fe, viola y acecha la majestad de Dios. Muchos evaluaron su opinión como una verdad de la  inteligencia y se equivocaron. Es posible atribuir lo opinable a la inteligencia; pero inteligencia y opinión no pueden  identificarse. ¿Por qué así? Porque una puede equivocarse y la otra no; y si tu o equivocarse, es que no era una <verdad de la inteligencia, sino mera opinión. La verdadera inteligencia no sólo posee la verdad cierta, sino también el convencimiento de que  a posee.

 

§ 2       

 

Possumus singula haec ita diffinire: fides est voluntaria quaedam et certa prelibatio necdum propalatae veritatis; intellectus est rei cuiuscumque invisibilis certa et manifesta notitia; opinio est quasi pro vero habere aliquid, quod falsum esse nescias. Ergo, ut dixi, fides ambiguum non habet, aut, si habet, fides non est, sed opinio. Quid igitur distat ab  intellectu? Nempe quod, etsi non habet incertum non magis quam intellectus, habet tamen involucrum, quod non intellectus. Denique quod intellexisti, non est de eo quod ultra quaeras; aut, si est non intellexisti. Nil autem malumus scire quam quae fide iam scimus. Nil supererit ad beatitudinem, cum, quae iam certa sunt nobis, erunt aeque et nuda.

 

Cada uno de estos tres medios podemos definirlos así: la fe es como una pregustación voluntaria y cierta de una verdad  aún no manifiesta; la inteligencia es el conocimiento cieno y evidente de cualquier realidad invisible; la opinión es dar por verdadera una cosa, ignorando que es falsa. Por tanto, la fe no puede admitir la menor incertidumbre, ya que pasaría a ser  opinión. ¿en qué se diferencia la fe de la inteligencia? Las dos están al nivel de la certeza absoluta; pero la fe está cubierta con un velo que no encubre a la inteligencia. Además, una vez que entendiste algo con la inteligencia, ya no debes investigar más. Si tuvieras que hacerlo, significa que no lo comprendes. En cambio, nada hay que más deseamos saber como lo que ya  sabemos por la fe. Precisamente llegaremos al colmo de nuestra felicidad total cuando contemplemos nítidamente y sin velos lo que ya tenemos cierto por la fe.

 

Capítulo 7 

 

QUID IN SUPERNIS SPIRITIBUS CONTEMPLARI DEBEAMUS FELICITER

 

  LO QUE DEBEMOS CONTEMPLAR GOZOSAMENTE EN LOS ESPIRITUS SUPERIORES 

 

§ 1       

 

His ita expeditis, a e iam dirigatur consideratio  in eam quae sursum est Ierusalem, mater nostra, ac totis  tribus  memoratis viis  caute  et  vigilanter  vestigemus  investigabilia, quatenus tamen licet, vel magis quatenus nobis donabitur. Et primo quidem cives spiritus esse illic potentes, gloriosos,  beatos, distinctos  in personas,  dispositos in dignitates, ab initio stantes in ordine suo, perfectos in  genere suo; corpore aethereos, immortalitate perpetuos,  impassibiles non creatos, sed factos, id est gratia, non natura; mente puros, affectu benignos, religione pios, castimonia  integros, unanimitate individuos, pace securos, a Deo conditos, divinis laudibus  et obsequiis deditos. 

 

Hechas  estas aclaraciones  previas,  debemos  orientar ya nuestra consideración hacia la Jerusalén de arriba, nuestra madre. Para ello adentrémonos con cautela y atención por los tres caminos descritos, exploremos lo inexplorable en la medida de nuestras posibilidades ó, más bien, según el den que a cada uno se nos conceda. Ante todo sabemos que sus  habitantes son unos espíritus poderosos, bienaventurados,  gloriosos, distintos entre sí por sus personas, distribuidos según su dignidad, estables desde el principio en su orden  correspondiente, perfectos en su género respectivo, etéreos por su cuerpo, inmortales para siempre, impasibles no por naturaleza, sino por gracia; espíritus puros, benignos por el amor, piadosos por su religión, íntegros en la castidad, individualizados en su unanimidad, confirmados en la paz, creados por Dios, ocupados en su alabanza y adoración.

 

§ 2       

 

Haec omnia legendo comperimus, fide tenemus. Quamquam de corporibus orum non modo unde sint, sed an aliquatenus sint, haeret sententia aliquorum. Unde si quis inter opinabilia magis id ponendum censuerit, non contendo. Porro intellectu praeditos, non fide, non opinione, sed intellectu capimus, quia non possunt huius expertes et Dei simul participes esse. Sunt et nomina quaedam nota nobis similiter ex auditu, per quae harum  beatitudinum, etiam quae non liquido mortalium percepit auditus, officia, merita, gradus, ordines, utcumque a nobis conici et discerni queunt. Sed enim quod ex auditu non est, iam non ex fide, nam fides  ex auditu. Itaque opinando ista dixerimus. Ad quid enim caelestium nomina innotuerunt, si ne opinari  quidem salva fide aliquid licet de rebus, quarum nomina sunt? Angeli, Archangeli, Virtutes, Potestates, Principatus,  Dominationes, Throni, Cherubim et Seraphim, haec nomina.  Quae  significata  eorum?  Nullane  inter illos  spiritus  qui simpliciter Angeli,  et  eos  qui  Archangeli  nuncupantur, distantia?

 

Así lo hemos leído en las Escrituras y lo creemos por la fe. Pero hay autores que vacilan en su opinión sobre el lugar que ocupan sus cuerpos e incluso sobre si tienen cuerpos. Yo no entro en discusión con quien afirme que esta cuestión es materia simplemente opinable. Con todo, nos dice la razón, y no la fe ni la mera opinión, que están dotados de inteligencia. No podrían carecer de ella y tener experiencia de Dios. Poseen también sus nombres propios, conocidos por nosotros en la  Escritura, por los cuales podemos conjeturar y vislumbrar de alguna manera cosas que a los mortales no nos corresponde  percibir con claridad, como son sus oficios, méritos, grados y órdenes. Aquí hemos de significar que sólo entra en el ámbito  de la fe lo que hemos oído a la Palabra, porque la fe viene de la escucha. Por eso lo que acabamos  de afirmar no pasa de ser simple opinión. ¿Y para qué conocemos sus nombres celestiales si luego no podemos opinar, salvando la fe, sobre las  realidades que esos nombres significan? Angeles, arcángeles, virtudes, potestades, principados, dominaciones, tronos,  querubines y serafines. ¿Qué significan estos nombres? ¿No hay diferencia alguna entre los que se llaman ángeles y los que tienen el sobrenombre de arcángeles?

 

Capítulo 8 

 

§ 1     

 

Quid sibi ergo vult gradualis distinctio haec? Putemus Angelos dici, nisi tu convenientius aliquid considerasti, qui singuli singulis hominibus dati creduntur, missi in ministerium,  secundum Pauli doctrinam, propter eos  qui hereditatem capiunt salutis, de quibus Salvator: Angeli eorum semper vident faciem Patris.  Putemus  his praeesse Archangelos, qui, conscii  mysteriorum divinorum, nonnisi ob praecipuas et maximas causas mittuntur. E quibus magnus ille archangelus Gabriel missus legitur ad Mariam, ob causam utique  qua maior esse  non potuit.

 

¿Qué sentido tiene esta distinción gradual? A no ser  que tu consideración haya encontrado otra explicación mejor, podemos pensar que los ángeles, por datos de fe, son los  espíritus asignados a cada uno de los hombres y enviados para ejercer su ministerio con los herederos de la gloria, conforme a la doctrina de Pablo. De ellos dijo el Salvador: Sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. Podemos pensar que les preceden los arcángeles, quienes,  iniciados en los misterios divinos, son enviados con misiones de extraordinaria importancia. Entre ellos se destaca el arcángel Gabriel, que, como leemos en el Evangelio, fue enviado a María para anunciarle la causa más sublime.

 

§ 2       

 

Putemus super istos Virtutes esse, quorum nutu vel opere signa et prodigia, in elementis sive ex elementis facta,  apparent ad commonitionem mortalium. Inde est fortassis quod, cum in Evangeliis legas: Erunt signa in sole et luna et stellis e, paulo post habes: Nam Virtutes caelorum movebuntur, hi nimirum spiritus per quos signa et virtutes fiunt. 

 

Podemos pensar qué sobre ellos están las virtudes. Son los que ordenan ejecutar los signos y prodigios que para aviso de los mortales aparecen en los elementos o por los elementos de la naturaleza. Quizá por esto, cuando lees en el Evangelio: Aparecerán portentos en el sol, la luna y las estrellas, te dan a continuación el motivo: porque las virtudes de los cielos se pondrán en movimiento. Se trata -de los espíritus que realizan esas maravillas. Podemos pensar en las potestades,  que son todavía superiores, pues por su fuerza queda subyugado el poder de las tinieblas, reprimiendo su malicia; así no pueden hacer todo el daño que quieren, sino sólo cuando redunde en mayor  bien.

 

§ 3       

 

Putemus Potestates superiores istis, quarum virtute potestas tenebrarum comprimitur et coercetur malignitas aeris huius, ne quantum vult noceat, ne malignari, nisi  ut prosit,  possit.  Putemus Principatus his quoque praelatos, quorum moderamine et sapientia omnis in terris principatus constituitur, regitur, limitatur, transfertur, mutilatur, mutatur.  Putemus Dominationes adeo cunctis supereminere praefatis ordinibus, ut respectu horum ceteri videantur omnes administratorii spiritus, et a istos, tamquam ad dominos, referri  regimina  Principatuum,  tutamina Potestatum,  operationes Virtutum,  revelationes  Archangelorum, curam et providentiam Angelorum.

 

Podernos pensar también que por encima están los principados, bajo cuya dirección y sabiduría se establece, se rige, se  imita, se transfiere, se altera y se cambia todo poder superior de la tierra. Podemos pensar que las dominaciones sobresalen entre todos los órdenes mencionados, hasta el punto de que  los demás espíritus son como subordinados, pues de ellos  depende el gobierno de los principados, la protección de las potestades, los portentos de las virtudes, las revelaciones de los arcángeles, la providencia y custodia de los ángeles.

 

§ 4       

 

Putemus Thronos alto etiam ab his evolasse recessu, qui, ex eo quod sedent, Throni dicuntur, et ex eo sedent, quod sede in eis Deus. Neque enim sedere in is, qui non sederent, posset. Quaeris quid illam sentiam sessionem? Summam tranquillitatem,  placidissimam serenitatem, pacem quae exsuperat omnem  intellectum. Talis est qui sedet in Thronis Dominus Sabaoth,  iudicans omnia cum  tranquillitate, placidissimus,  serenissimus, pacatissimus. Et tales sibi constituit Thronos, simillimos sibi. 

 

Podemos pensar  que los tronos han volado por encima de las dominaciones. Se laman tronos, precisamente porque están sentados, para que sobre ellos se siente el mismo Dios. Pues si no estuviesen sentados, no podría sentarse sobre ellos el  Altísimo. ¿Me preguntas cómo concibo yo esta posición de  sentados? Equivale a gozar de una tranquilidad suma, de una serenidad placidísima, de una paz que supera toda experiencia. Así está el Señor Dios de los eJércitos juzgando todas las  criaturas con infinita tranquilidad, placidísimo, serenísimo, apacibilísimo. Y constituyó a los tronos muy parecidos a él.

 

§ 5       

 

Putemus Cherubim ex ipso sapientiae fonte ore Altissimi  haurientes, et refundentes fluenta scientiae universis civibus suis. Et vide ne is sit, quem Propheta loquebatur, fluminis impetus laetificans civitatem Dei. Putemus Seraphim, spiritus  totos divino igne succensos, succendere universa  ut singuli cives singulae sint lucernae ardentes et lucentes: ardentes caritate, lucentes cognitione.

 

Podemos pensar que los querubines son unos espíritus que deben de la misma boca del Altísimo y distribuyen corrientes de ciencia a todos sus conciudadanos. Mira si no aquel río del que habla el profeta, cuyo correr alegra la ciudad de Dios. Podemos pensar, por fin, que los serafines son unos espíritus abrasados por el fuego divino,  que incendian toda la creación, para que, a su vez, cada uno de os espíritus sean lámparas  encendidas y resplandecientes, luminosos por su sabiduría y ardientes por su amor.

 

Capítulo 9 

 

§ 1       

 

O Eugeni, quam bonum est nos hic esse!  Quam ore  melius,  si  quando  tamen  toti  sequamur  quo  ex  parte praecessimus! Praecedimus animo, et ne ipso quidem toto, sed pane, et parte modica nimis. Affectus iacent mole corporea praegravati et, luto haerentibus desideriis, sola interim arida et tenuis consideratio praevolat. Et tamen ex tantillo quod iam datur, libet exclamare: Domine, dilexi decorem domus tuae et locum habitationis gloriae tuae. Quid si totam se colligat anima et, reductis affectibus e cunctis locis, quibus  captivi tenentur, timendo quae non oportet, amando quae non decet, dolendo vane, gaudendo vanus, cum his ineat tota  libertate volatum, pulset in impetu spiritus  e in pinguedine gratiae  illabatur? 

 

¡Ah, Eugenio! ¡Qué bien se está aquí! ¡Y qué será  cuando nos hayamos adentrado de lleno en la realidad hacia la cual sólo hemos dado los primeros pasos! Sí. Vamos avanzando algo en el espíritu, pero no con todo el espíritu, sino con  una parte y muy insignificante. Porque nuestros afectos yacen abatidos por el peso del cuerpo y nuestros deseos apegados al fango; por ahora únicamente puede elevarse un poco nuestra  consideración, aún árida y tenue. Mas a pesar de esta  insignificancia que se nos da, podemos ya exclamar con alegría en el Señor, yo amo la belleza de tu casa, el lugar donde reside tu gloria. Sería maravilloso que el alma pudiera recogerse toda entera en si misma, reunir junto a sí todos los afectos  desparramados que la traen cautiva, con sus temores infundados y sus amores pecaminosos, afligiéndose sin motivo y alegrándose vanamente, para lanzarse libre de una vez y volar con todo el ímpetu de su espíritu, bañándose en el caudal de la gracia.

 

§ 2       

 

Nonne,  cum  coeperit circuire  lucidas mansiones  et  sinum illum  etiam Abrahae  curiosius perscrutari, et sub altari, quodcumque illud est, Martyrium revisere  animas,  in prima  stola secundam patientissime exspectantes,  multo  magis  tunc instabit loquens cum Propheta: Unam petii a Domino, hanc  requiram: ut inhabitem in domo Domini omnibus diebus vitae meae, ut videam voluntatem Domini, ac visitem templum eius  Quidni ibi videatur cor Dei? Quidni ibi probetur quae sit voluntas Dei bona, et beneplacens, et perfecta?  Bona in se, placens in effectibus, beneplacens fruentibus, perfecta perfectis et nihil ultra quaerentibus.  Patent viscera misericordiae, patent  cogitationes  pacis, divitiae  salutis,  mysteria  bonae  voluntatis e,  benignitatis   arcana,  quae,  clausa mortalibus, etiam ipsis electis suspecta sunt.  id quidem salubriter, ne desinant timere, dum necdum igne amare idonei inveniuntur.

 

Cuando empiece a vagar entre las luminosas mansiones del cielo, escrutan o detenidamente el seno de Abrahán, y encontrar bajo su altar, sea el que fuere, las almas de los mártires, esas que aguardan pacientemente a ser revestidas de su segunda estola. Entonces no podrá contenerse sin exclamar con el  ardor del profeta: Una cosa pido al Señor, eso buscaré,  habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida,  contemplar la belleza del Señor examinando su templo. ¿Cómo no ver allí el corazón mismo de Dios? ¿Cómo no experimentar allí que la voluntad divina es amable, buena y perfecta? Buena en sí misma, amable por sus obras y perfecta para los que, por ser perfectos, nada buscan sino complacerle. Están patentes allí su entrañable misericordia, sus designios de paz, sus tesoros de salvación, sus misterios de amor, sus secretos de benignidad, que, impenetrables para los mortales, se mantienen velados aun para los mismos elegidos. Lo cual no deja de ser  providencial, pues así le temerán siempre mientras no sean  capaces de amarle dignamente.

 

Capítulo 10  

 

§ 1       

 

Cernere est in his, qui Seraphim appellantur, quomodo amet qui unde amet non habet, sed est et qui nihil horum quae fecerit odit, quos salvandos fecit quomodo foveat, quomodo provehat, quomodo amplexetur, quomodo delicta electae iuventutis  et paleas ignorantiarum eius ignis ille consumens, ipsam sibi purgatissimam et suo amore dignissimam reddat. Cernere est in Cherubim, qui plenitudo scientiae dicuntur, Deum scientiarum dominum esse, qui solus solam nesciat ignorantiam, qui totus sit lux et tenebrae in e non sint ullae, totus sit oculus et qui minime aliquando fallitur,  quia minime clauditur,  qui extra  se non quaerat lumen, cui admoveatur ut videat, ipse qui videt, ipse unde videt.

 

Hay que descubrir en los espíritus llamados  serafines, cómo Dios es capaz de amar cuando no hay razón alguna para amar; pero también cómo es incapaz de odiar nada de cuanto él ha creado. Cómo alienta a sus criaturas para salvarlas, cómo las impulsa, cómo las abraza, cómo las vuelve dignísimas de su amor y las purifica acrisoladamente, consumiendo con su fuego los pecados de su juventud en sus elegidos y la paja de sus  ignorancias. Hay que descubrir en los querubines, llamados plenitud de ciencia, que Dios es señor de todo conocimiento y no puede ignorar más que la ignorancia; que es todo luz y no hay en él tiniebla alguna; que es todo ojos y que no puede ser engañado nunca, porque nunca los cierra; que no busca la luz fuera de sí mismo para ser iluminado, porque él es luz y es  visión.

 

§ 2       

 

Cernere est in Thronis, quam non suspectus omni  innocentiae iudex sedeat in his, qui circumvenire nolit,  circumveniri non possit, quippe sic amans et sic videns. Nec vacat  sessio; tranquilitatis insigne est. De vultu tali  iudicium meum prodeat   opto, cui insit amor, error absit, absit et perturbatio. Cernere est in Dominationibus, quantae sit Dominus maiestatis, cuius nutu imperium constat et  imperio universitas atque aeternitas termini sunt. Cernere est in Principatibus principium ex quo omnia, et quomodo a  cardine ostium, sic ab ipso regi universitatem.

 

Hay que descubrir en los tronos cómo se sienta sobre  ellos un juez libre de toda sos echa para los inocentes, que no quiere engañar ni ser engaña o, porque es amor y luz. Jamás  interrumpe su audiencia; es única su tranquilidad. Yo deseo ser juzgado por ese rostro en el que siempre brilla el amor v del que están ausentes el error y la turbación. Hay que descubrir en las dominaciones la majestuosa grandeza del Señor,  cuyo imperio coincide con su voluntad y tiene como fronteras la universalidad y la eternidad. Hay que descubrir en los  principados el principio del que todo procede; a la manera como una puerta gira sobre sus goznes, así es gobernado por Dios el universo.

 

§ 3       

 

Cernere est in Potestatibus,  quam potestative idem princeps quos  regit protegit, contrarias potestates arcens et propulsans. Cernere est in Virtutibus unam ubique aequaliter praesto esse virtutem, per quam  omnia, vivificam, efficacem, invisibilem immobilemque, omnia tamen  moventem  utiliter, tenentem  fortiter, quae, cum in minus usitata effecta apud mortales eruperit, miracula sive prodigia vocant. Cernere postremo et mirari  est  in  Angelis  et Archangelis  veritatem  atque experientiam vocis il ius: Quoniam is: cura est de nobis R, qui talium nos et tantorum non desinit iucundare visitationibus, instruere revelationibus, suggestionibus commonere, sedulitate solatiari. 

 

Hay que descubrir en las potestades con qué poder protege Dios a los mismos seres que domina, venciendo y arrojando  lejos a todo poder adverso. Hay  que descubrir en las virtudes que él es fuerza presente por igual en todas partes, por la cual existen todos los seres; cómo es vivificante, eficaz, invisible e inmóvil. Y sin embargo lo encamina todo hacia su meta y lo  domina con fortaleza; cuando su fuerza irrumpe en la naturaleza y produce efectos menos frecuentes para los mortales, los  llamamos milagros o portentos. Por último, hay  que descubrir en los ángeles y arcángeles la verdad y la verificación de  aquellas palabras: A él le interesa nuestro bien, pues no cesa de alegrarnos con las visitas de seres tan grandes y admirables, instruyéndonos con sus revelaciones, previniéndonos con sus  sugerencias y consolándonos con su asistencia.

 

Capítulo 11  

 

§ 1       

 

Haec omnia contulit illis  spiritibus ipse qui  condidit illos, unus atque idem summus Spiritus, dividens  singulis prout voluit.  Haec operatur in illis, haec dedit operari et illis, sed aliter. Ardent Seraphim, sed igne Dei, vel potius igne Deo. Quod praecipuum est in eis, amant, sed non quantum Deus, nec quomodo. Lucent Cherubim et scientia  eminent, sed participio veritatis, ac per hoc non ut Veritas, nec quantum. Sedent Throni, sed insidentis beneficio. Iudicant et ipsi cum tranquillitate, sed non ad mensuram  modumve  pacis  pacantis,  pacis  quae  exsuperat  omnem  sensum.  Dominantur Dominationes, sed sub Dominio dominantur, sed  serviunt pariter.  Quid hoc  ad  summum  sempiternum,  singulare  dominium?  Praesunt Principatus  et regunt,  sed reguntur et ipsi, ita ut regere iam non norint,  si regi  desierint.

 

Todas estas perfecciones se las dio a estos espíritus su creador, el mismo y único Espíritu que reparte a cada uno en particular lo que a él le parece. Todo eso hizo en ellos y les concedió que ellos también lo hicieran, pero de distinta manera. Así, los serafines arden, pero en el fuego de Dios, o mejor dicho, en un fuego que es el mismo Dios. Su principal atributo es amar, pero no tanto como Dios ni del mismo modo. Brillan los querubines y descuellan por su saber, pero no porque sean la Verdad ni la posean en tan alto grado, sino porque participan de ella. Están sentados los tronos, pero por gracia del que sobre ellos se sienta. Juzgan también con él con suma  tranquilidad, pero no con la misma paz del que todo lo pacifica, paz que supera todo razonar. Dominan las dominaciones, pero son dominadas por el Señor, a quien también le sirven. No es posible compararlo con el supremo, sempiterno y único dominio  de Dios. Presiden y gobiernan los principados, pero a su vez son gobernados, de modo que no sabrían gobernar si dejasen  de ser gobernados.

 

§ 2       

 

Praecellit in Potestatibus fortitudo, sed cui debent  quod fortes sunt, et aliter est fortis, et plus, nec tam fortis quam ipsa fortitudo est. Virtutes pro suo ministerio satagunt excitare corda torpentia hominum exhibitione signorum;  virtus vero in eis manens, ipsa facit opera. Faciunt et illae, sed  in  comparatione eius  non  faciunt.  Denique  tantum interest, ut quasi singulariter Propheta dicat ad eum: Tu es Deus qui facis mirabilia, et idem de eo: Qui facit mirabilia magna solus. Adsunt Angeli et Archangeli, sed ille germanior nobis, qui non modo adest, sed inest.

 

En las potestades sobresale su fortaleza, pero aquel a quien se la deben es mucho más fuerte y de otra manera, porque  Dios no es fuerte, es la Fortaleza. Las virtudes, de acuerdo con su función, pueden despertar a los hombres de su entorpecimiento espiritual, exhibiendo portentos en la naturaleza; pero  quien los realiza es el poder que mora en ellos, en comparación del cual no poseen ninguno. Tan grande es la diferencia,  que el profeta dice de él en singular: Sólo él hizo grandes  maravillas. Y en otro lugar añade: El es el único que obra  grandes maravillas. Los ángeles y los arcángeles están junto a nosotros, pero Dios, que no sólo está cerca, sino dentro de  nosotros, se nos muestra mucho más fraternal.

 

Capítulo 12  

 

§ 1       

 

Quod si dicas posse inesse et Angelum, non inficior.  Memini scriptum: Et Angelus qui loquebatur in me. Atqui  differentia et iri hoc.  Inest Angelus  suggerens bona, non ingerens; inest hortans ad bonum, non bonum creans. Deus  sic inest ut afficiat, ut infundat, vel potius ut infundatur et participetur, ita ut unum perinde cum nostro spiritum esse dicere quis non timuerit, etsi non unam personam unam et  substantiam. Habes enim: Qui adhaeret Deo, unus spiritus  est.  Angelus  ergo  cum  anima,  Deus  in  anima.  Ille ut contubernalis animae inest, Deus ut vita. Itaque sicut anima videt in oculis, audit in auribus, odorat in naribus, in faucibus gustat, tangit in toto reliquo corpore, sic Deus diversa in diversis spiritibus operatur, verbi causa in aliis amantem se exhibens, in aliis agnoscentem, in aliis alia facientem, sicut unicuique datur manifestatio Spiritus ad utilitatem.

 

Si me dices que un ángel puede vivir en nuestro interior, no lo negaré, porque recuerdo que está escrito: Y el  ángel que en mí hablaba. Pero aquí debemos hacer algunas  distinciones. El ángel está en nosotros sugiriéndonos el bien, no haciéndolo. Está exhortándonos al bien, no creándolo. Por el  contrario, Dios está dentro de nosotros, de tal modo  que afecta al alma, le infunde el bien o, mejor, él mismo se difunde en ella y la hace partícipe de sí mismo. Por eso alguien pudo decir sin miedo que se hace un solo espíritu con el nuestro, no una sola persona o sustancia. Más exactamente: El que está unido al Señor es un espíritu con él. Por tanto, el ángel está con el alma; Dios está en el alma. El ángel está como un invitado del alma, pero Dios como vida. El alma ve por los ojos, oye por los oí os, huele por el olfato, gusta por el paladar y toca con todo su cuerpo. Así; Dios ejecuta diversas operaciones por los espíritus. En unos se manifiesta como amor, en otros como  conocimiento y en los demás realiza otras cosas; la manifestación del Espíritu se la da a cada uno para el bien común.

 

§ 2       

 

Quis est iste tam communis in vocibus, tam longe in reus? Quomodo quem nostris loquimur verbis, in sua reconditus maiestate nostros penitus et aspectus effugit, et affectus? Audi ipsum quid loquatur hominbus: Sicut exaltantur caeli a terra, sic exaltatae sunt viae meae a viis vestris et cogitationes meae a cogitationibus vestris. Dicimur amare, et Deus; dicimur  nosse, et Deus, et multa in hunc modum. Sed Deus amat ut  caritas, novit ut veritas, sedet  ut aequitas, dominatur  ut maiestas, regit ut principium, tuetur ut salus, operatur ut virtus, revelat ut lux, assistit ut pietas. Quae omnia faciunt et Angeli, facimus et nos, sed longe inferiori modo, non utique bono quod sumus, sed quod participamus.

 

¿Quién es ese Señor que tantas veces lo tenemos en los  labios y tan lejos de nuestra realidad? ¿Cómo es posible que hablemos de él incesantemente, oculto en su majestad, se escape siempre a nuestros ojos e incluso a nuestros afectos? Escucha lo que él mismo dice a los hombres: Como el cielo  está por encima de la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes más que vuestros planes. Se dice que  amamos, y también Dios; y así muchas otras cosas. Pero Dios ama como amor que es; conoce en cuanto que es la verdad; juzga como justicia que es; domina como majestad suma, gobierna  como principio universal, protege como salvación, obra como poder, revela como luz, asiste coma piedad que es. Todo esto lo hacen también los ángeles y nosotros; pero de manera muy  imperfecta, es decir, no por el bien que somos, sino por la bondad de la que participamos.

 

Capítulo 13  

 

QUID IN ESSENTIA DEI CONTEMPLANDUM SIT, ET DE HAERESI EORUM QUI DICUNT: DEUS DIVINITATE DEUS EST, SED IPSA DIVINITAS DEUS NON EST, ET QUOD DEUS UNUS SIT

 

LO QUE DEBEMOS CONTEMPLAR EN LA ESENCIA DIVINA Y SOBRE LA HEREJIA DE QUIENES CREEN QUE "DIOS ES DIOS POR LA DIVINIDAD, PERO LA DIVINIDAD MISMA NO ES DIOS". Y SOBRE DIOS UNO.

 

§ 1    

 

Nunc iam transi spiritus istos, si forte cum sponsa dicere possis et tu: Paululum cum pertransissem eos, inveni quem diligit anima mea. Quis est? Non sane occurrit melius, quam qui est. Hoc ipso de se voluit responderi, hoc docuit, dicente Moyse ad populum, ipso quidem iniungente: Qui est, misit me ad vos. Merito quidem: nil competentius aeternitati, quae Deus est. Si bonum, si magnum, si beatum, si sapientem vel quidquid tale de Deo dixeris, in hoc verbo instauratur, quod est: Est. Nem e hoc est ei esse, quod haec omnia esse.  et centum talia addas, non recessisti ab esse. Si ea dixeris, nihil addidisti; si non dixeris, nihil minuisti.  

 

Pasa ya ahora más allá de estos espíritus, que  acaso tú, como la Esposa, puedas decir: Pero apenas los pasé, encontré al amor de mi alma. ¿Quién es ese amor? No se me  ocurre mejor contestación que ésta: el que es. Exactamente la misma que el Señor dio como respuesta, cuando se manifestó a Moisés, al dirigirse al pueblo por indicación suya. El que es me envía a vosotros. Respuesta perfecta, pues ninguna otra  corresponde con mayor precisión a la eternidad que es Dios. Porque si dices que Dios es bueno, que es grande, feliz, sabio, o cualquier otra cosa, en ese atributo está implicada su esencia: el que es. Efectivamente, para él, ser simplemente, es ser todo lo que acabas de decir. Y si añadieses cien cosas más, nunca te saldrías del ser. Porque al afirmarlas, nada le añades con su enumeración; y si las omites, en nada disminuye.

 

§ 2       

 

Iam si vidisti hoc tam  singulare, tam summum  esse, nonne in comparatione huius quidquid hoc non est, iudicas potius non esse quam esse? Quid item Deus? Sine quo nihil est. Tam nihil esse sine ipso, quam nec ipse sine se potest: ipse sibi, ipse omnibus est, ac per hoc quodammodo ipse solus est, ubi suum ipsius est et omnium esse.      

 

Si has advertido ya que este ser es tan único y tan sumo, ¿no crees que, comparándolo con él, cualquier otro ser es mas bien el no ser que el ser? Entonces, ¿qué es Dios? Sin él nada existe. Y es tan imposible que exista algo sin él, que ni  siquiera él mismo, sin contar consigo mismo, podría existir. El es para sí mismo y para todo lo demás; y en cierto modo puede afirmarse que Dios es un solitario, por ser la raíz de sí mismo y de todos los seres.

 

§ 3       

 

Quid est Deus? Principium; et hoc ipse de se responsum dedi. Multa in rebus dicuntur principia sed respectu posteriorum. Alioquin si ad aliquid praecedens respicias,ipsum potius  principium da is. Quamobrem si quaeras  verum simplexque  principium, invenias oportet quod principium  non  habuerit. Ex quo universum coepit, ipsum profecto minime coepit; nam si coepit, aliunde coeperit necesse est: a se enim coepit nihil, nisi forte quis putaverit, quod non erat dare sibi potuisse ut esse inciperet, aut fuisse aliquid antequam esset, quod utrumque, quia ratio non consentit, constat nihil sibimet exstitisse principium. Quod vero aliud principium habuit, primum non fuit. Verum ergo principium nequaquam coepit, sed totum ab ipso coepit. 

 

¿Qué es Dios? El principio: ésa es la respuesta que dio de sí mismo. Muchas otras realidades son llamadas principios, pero con relación a sus derivados. Si buscamos lo que realmente es anterior, llegarás al principio verdadero. Y si buscas al ser que realmente es el principio puro, necesariamente encontrarás al principio que no tiene principio. El ser por el que todo comenzó, el único que no tuvo que comenzar; porque si hubiera  tenido que comenzar, necesariamente comenzó en otro ser  distinto de sí mismo. Nada pudo comenzar por sí mismo, de  no suponer gratuitamente que, cuando no existía aún, podría  darse a sí mismo el comenzar a ser, o que existió como ser  antes de existir. Como ambas cosas repugnan a la razón, es  evidente que nada ha podido ser el principio de sí mismo. Y todo cuanto ha tenido un principio no ha podido ser lo primero. Luego el verdadero principió no ha tenido jamás principio,  sino que todo comenzó por él.

 

Capítulo 14  

 

§ 1       

 

Quid est Deus? Cui saecula nec accesserunt, nec  decesserunt, nec coaeterna tamen. Quid est Deus? Ex quo  omnia, per quem omnia, in quo omnia. Ex quo omnia,  creabiliter, non seminabiliter; per quem omnia, ne alium  auctorem atque alium opificem arbitreris; in quo omnia,  non  quasi in loco, sed quasi in virtute. Ex quo omnia,  tamquam uno principio, auctore omnium; per quem omnia, ne  alterum  inducatur principium  artifex;  in quo omnia, ne  tertium inducatur, locus; ex quo omnia, non de quo, quia  non est materia Deus: efficens causa est, non materialis.  Frustra  philosophi  materiam  quaerunt:  non  eguit  materia Deus. Non enim officinam quaesivit, non artificem. Ipse per se, in se omnia fecit. Unde? De nihilo; nam si e aliquo fecit, illud  non  fecit,  ac per  hoc  nec  omnia. 

 

¿Qué es Dios? El que desborda los tiempos, pero  no los anula ni los identifica con El. ¿Qué es Dios? Aquello de quien todo procede, por el que son todas las cosas,  en el que existen todos los seres. De quien todo procede, pero por creación, no por generación: Por el que son todas las cosas; mas no creas que uno es su inventor y otro su creador. En el que existen todos los seres, no como en su lugar, sino bajo su poder conservador. De quien todo procede, como de un único  principio creador de todo. Por el que son todas las cosas, porque no hay fuera de él otro segundo principio creador. En el  que existen todos los seres, porque no hay un tercer principio que sea el lugar en el que existen. De quien todo procede, no como si Dios fuese su materia de la que procede, sino su causa eficiente, no material. En vano buscarán los filósofos la materia de la creación; Dios no necesitó materia alguna para crear.  No buscó talleres ni artesanos. Todo lo hizo él, por sí mismo y en sí mismo. ¿De qué lo hizo? De la nada. Porque si lo  hubiese hecho de otro ser ya existente, no hubiera hecho ese otro ser, y así no sería el creador universal.

 

§ 2       

 

Absit ut de sua incorrupta incorruptibilique substantia tam multa fecerit, etsi bona, corruptibilia tamen. Quaeris, si in ipso omnia, ipse ubi? Nihil minus invenio. Quis capiat locus? Quaeris ubi non sit? Nec  hoc  quidem  dixerim.  Quis  sine  Deo  locus? Incomprehensibilis  est Deus; sed non parum apprehendisti, si hoc tibi de eo compertum est, quod nusquam sit qui non  clauditur loco, et nusquam non sit qui non excluditur loco. Suo autem illo sublimi atque incomprehensibili modo, sicut omnia in ipso, sic ipse in omnibus est. Denique, sicut ait Evangelista, in mundo erat. Alias vero, ubi erat antequam mundus fieret ibi est. Non est quod quaeras ultra ubi erat: praeter ipsum nihil erat; ergo in seipso erat.

 

Es absurdo pensar que de su propia sustancia incorrupta e incorruptible creara tantos seres, buenos sí, pero corruptibles. Si me preguntas dónde está él si en él está todo, te diré que eso es para mí lo más misterioso. ¿Qué espacio podría contenerle? Si me preguntas dónde no está, tampoco te lo puedo decir. ¿Qué lugar hay donde Dios no esté? Dios es incomprensible, pero  ya sabemos mucho de él, si has aprendido esto: que no puede ser contenido en lugar alguno, ni hay un lugar del que esté ausente. Así como todos los seres están en él, también él está  en todos los seres. Por último, como dice el evangelista: Estaba en el mundo. Por lo demás, está allí donde estaba antes de  que el mundo existiera. No tienes por qué seguir preguntando dónde estaba: fuera de él no existía nada, luego estaba en sí  mismo.

 

Capítulo 15 

 

§ 1       

 

Quid est Deus? Quo nihil melius cogitari potest. Si  approbas, non oportet assentiaris esse aliquid, quo Deus sit et quod Deus non sit. Hoc enim sine dubio melius. Quomodo non melius Deo, si Deus non est, quod dat Deo ut s? At melius illam  divinitatem, qua dicunt Deum esse, non aliud quam Deum esse fatemur. Non est in Deo nisi Deus. Quid? inquiunt: negas Deum habere divinitatem? Non sed quod habet, hoc est.Negas divinitate Deum esse? Non sed non alia quam quae ipse est. Aut si tu aliam invenisti, adiuvet me Trinitas Deus, adversus illam tota me contumacia erigo. Quaternitas orbem disterminat, non signat deitatem.

 

¿Qué es Dios? Lo mejor que puede concebirse. Si estás de acuerdo, no puedes admitir que exista un ser por el cual exista Dios y no sea Dios ese ser. Porque sin duda sería superior a Dios. ¿Cómo no sería superior a Dios un ser que no es Dios y hace que Dios exista? Pues con mayor razón hemos de reconocer que esa divinidad, por la cual dicen que Dios existe, no es sino Dios mismo. En Dios no hay nada más que Dios. Entonces, ¿Niego que Dios tenga divinidad como hay quien lo afirma? No lo niego; digo que, lo  que tiene, eso es. ¿Niego que es Dios por su divinidad? No. Afirmo que no hay otra divinidad que no sea Dios mismo. Que me ayude el Dios Trinidad para rebelarme con todas mis fuerzas contra esa divinidad, si ellos la encontraron. La cuaternidad divide al orbe, pero nada representa con relación a la divinidad.  

 

§ 2       

 

Deus Trinitas est, Deus trium singula personarum. Si quartam divinitatem adicere placet, interim ego hanc, quae Deus non est, persuasi mihi minime adorandam. Puto quod e tu; nempe Dominum Deum tuum adorabis, et illi soli servies. Gloriosa vero  divinitas, quae sibi honorem non audeat arrogare divinum. At melius quarum hoc omnino respuimus, quam sine honore recipimus. Multa dicuntur esse in Deo, et quidem sane  catholiceque,  sed  multa  unum.  Alioquin, si diversa putemus, non quaternitatem habemus, sed centenitatem. Verbi causa, dicimus magnum, bonum, iustum et innumera talia; sed nisi omnia unum in Deo et cum Deo consideres, habebis multiplicem Deum.

 

Dios es Trinidad y cada una de las tres personas es Dios. Si se les antoja añadir una cuarta divinidad, yo estoy totalmente decidido a no adorar a quien no es-Dios. Creo que tú tampoco lo harás. Porque al Señor tu Dios rendirás adoración, y a él  solo prestarás servirlo. Gloriosa divinidad esa que se atreve a usurpar el honor divino. Mejor será que rechacemos absolutamente esa cuarta divinidad que nos han entregado sin atributo  alguno. A Dios se le atribuyen muchas perfecciones, según la razón y la fe católica, pero sin romper su unidad. De lo  contrario, si las consideras distintas, no sólo tendríamos  cuaternidad, sino centenidad, por así decirlo. Por ejemplo, decimos que es grande, bueno, justo e innumerables cosas más; pero si dejas de concebirlas como una sola cosa con Dios y en Dios, tendríamos un Dios múltiple.

 

Capítulo 16  

 

§ 1       

 

Mihi vero non deest quod cogitem melius eiusmodi  Deo tuo. Quaeris quid? Mera simplicitas. Vero iudicio, natura simplex multiplici antefertur. Scio quod ad haec respondere solent: Non multa, inquiunt, sed unam tantum divinitatem,  quae  omnia illa sunt, Deo ut si conferre asserimus.. Asseritis ergo, etsi non multiplicem, duplicem Deum, et non ad merum simplex pervenistis, neque ad id quo melius cogitari non potest. Tam non est simplex, quod vel uni fuerit obnoxium formae, quam nec virgo vel uni cognita viro. Securus loquor: ne is quidem qui vel duplex est, erit meus.        

 

Pero yo tengo una idea de Dios mucho más perfecta  que ésa. ¿Cuál? Su pura simplicidad. En buena lógica, a  naturaleza simple aventaja a la múltiple. Ya sé que a esta  objeción suelen responder así: No afirmamos que Dios es Dios por su multiplicidad, sino que la divinidad es la multiplicidad de sus atributos. Por tanto afirman que Dios no es múltiple, pero sí doble. Y así no han llegado al ser puramente simple, de modo que sea inconcebible otro mejor. Y deja de ser simple todo lo que depende, aunque sea de una sola forma; como deja de ser virgen la mujer, aunque únicamente se una a un solo varón. Lo digo con toda seguridad: un Dios, aunque sólo sea doble, jamás será mi Dios. Porque tengo otro mejor.

 

§ 2       

 

Habeo enim meliorem. Esto quod hunc numeroso et multiplici anteponam; sed plane prae simplici sperno. Meus Deus ipse  catholice est Tam non habet hoc et illud, quam non  haec et illa. Est  ubi est   non quae est. Purus, simplex integer perfectus, constans sibi, nihil de temporibus, nihil de locis, nihil de rebus trahens in se, nihil ex se deponens in eis, non habens quod ad numerum dividat, non quae colligat ad unum. Unum quippe est, sed non unitum. Non partibus constat, ut  corpus; non affectibus distat, ut anima; non formis substat, ut omne quod factum est, sed neque formae, ut istis visum est. Magna laus videlicet Deo, ut se ab informitate vindicet forma una esse contentum: hoc est dicere cetera pluribus, Deum non nisi uni debere quod est. Quid? Cuius beneficio sunt quae  sunt, ipse pro suo esse alteri benefico inclinabit? Laus ista, ut vulgo  dicitur,  blasphemiam valet.  Annon  pluris  est  nullo indigere quam uno? Habe reverentiam Deo, ut quod pluris  est, illi tribuas. Si cor tuum usque huc ascendere potuit, Deum tuum infra quomodo collocabis? Ipse sibi forma, ipse sibi  essentia est. In hoc interim gradu suspicio illum, et si alter potior appareret, illum potius darem. Numquid verendum, ne cogitatio  transvolet illum?  Quantumcumque  in  altum  proficiat,  ultra  est.  Infra quod  homo  cogitare  possit, altissimum quaerere, ridiculum est; statuere, impium. Ultra, non citra quaerendus est.

 

Por supuesto, preferiría un Dios doble antes que uno múltiple. Pero rechazo a los dos por un Dios enteramente simple.  Con sentido netamente católico, éste es mi Dios. No posee  esto o aquello, ni lo de más allá. Es el  que es, no lo que es: puro, simple, íntegro, perfecto, invariable; nada recibe del tiempo, ni del espacio, ni de las cosas, ni se despoja de lo que él es para crearlas. No tiene nadá que pueda dividirlo  numéricamente, ni reducirlo a la unidad: es el ser uno, pero no unificado. No consta de partes diversas como un cuerpo; no tiene afectos opuestos, como el alma; no subsiste gracias a una forma, como todo lo creado; ni siquiera una sola, como algunos han defendido. ¡Vaya una gloria para Dios, si por no ser un ente informe tuviera que sujetarse a una sola forma! Es decir, que todos los demás seres están sometidos a diversas formas y Dios solamente a una. Entonces, aquel por quien existe todo lo que es, tendría que inclinarse ante otro ser, porque le hizo el beneficio de darle lo que es. Este panegírico de Dios, como vulgarmente se dice, equivale a una blasfemia. ¿Acaso no es mucho más decoroso no deber nada a nadie que deberlo siquiera a uno solo? Ten la debida reverencia con Dios atribuyéndole lo mejor. Si pudo tu corazón subir tan alto, ¿Cómo puedes colocar tan bajo a Dios? El es su propia forma, él su esencia misma. En ese grado de perfección lo contemplo yo; y si apareciese otro más perfecto, le tributaría toda mi alabanza. No hemos de temer que nuestro pensamiento vaya mucho más allá de lo que Dios es. Por mucho que suba, está aún más arriba. Buscar al Altísimo más abajo de lo  que el hombre puede concebirlo es absurdo; impío, situarlo ahí. Hemos de buscarlo más allá, no más acá. 

 

Capítulo 17

 

§ 1       

 

Ascende adhuc, si potes; ad cor alius, et exaltabitur Deus. Non est formatus Deus: forma est. Non est affectus Deus: affectio est. Non est compositus Deus: merum simplex est. Et ut liquido noveris qui  simplex dicam: idem quod unum. Tam simplex Deus quam unus est. Est autem unus, et quo modo aliud nihi Si dici possit, unissimus est. Unus est sol, quod non sit alter; una luna, quod aeque altera non sit. Atque id quidem Deus, sed plus. Quid plus? Unus est etiam sibi. Et hoc vis tibi declarari? Idem est semper, et uno modo. Non sic unus sol, non sic una luna. Clamat uterque non esse se unum, ille motibus, illa et defectibus suis. Deus autem non modo unus sibi: et in se unus est. Nihil in se nisi se habet. Non ex tempore alterationem habet, non  in.substantia alteritatem. Hinc de eo Boetius: Hoc vere unum, in quo nullus est numerus, nullum in eo aliud praeter id quod est. Neque enim subiectum fieri potest: forma enim est. 

 

Eleva, si puedes, mucho más arriba el corazón y  encontrarás a Dios todavía más excelso. Dios no es formado: es la forma. Dios no es afectado: es la afección. Dios no es un ser compuesto, sino el puramente simple. Y quiero aclararte más lo que yo entiendo por simple: equivale a decir uno. Es igual afirmar que Dios es uno o que es simple. Pero es uno como  ningún otro ser. Si vale la expresión, diría  que es unísimo. El sol es uno, porque no existe otro; lo mismo a luna, porque no hay otra. Y eso mismo es Dios, pero más. ¿Por que es más?  Porque es uno también con relación a sí mismo. ¿Quieres que  te lo explique? Es siempre el mismo y de una sola manera. El sol no es uno así, ni la luna tampoco. El con sus movimientos y ella con sus fases, nos lo dicen claramente. Dios, en cambio, no es solamente uno para sí mismo; también en sí mismo. Nada  tiene en sí que no sea él mismo. No sufre alteración alguna  con el tiempo ni modificación alguna en su sustancia. por eso dijo de él Boecio: Es verdaderamente uno el ser que excluye  toda idea de número y no tiene en sí a otro que a sí mismo. Ni puede estar sujeto a forma alguna, porque él es forma de sí  mismo.

 

§ 2       

 

Compara huic uni omne quod unum dici potest, et unum non erit. Trinitas est tamen Deus. Quid ergo? Destruimus quod dictum est de unitate, quia  inducimus  trinitatem?  Non;  sed   statuimus unitatem. Dicimus Patrem, dicimus Filium, dicimus Spiritum Sanctum, non tamen tres Deos, sed unum. Quid sibi vult iste, ut sic loquar, absque numero numerus? Si tria, quomodo non numerus? Si unum, ubi numerus? Sed habeo, inquis, quid numerem et quid non numerem: substantia una est, personae tres sunt. Quid mirum, quid vel obscurum in hoc? -Nihil si personae seorsum a substantia cogitentur. Nunc -ero cum tres illae personae illa substantia sint, et illa una substantia tres illae personae, quis numerum neget? Nam vere tres sunt. Quis numeret  tamen?  Nam  vere unum sunt. Aut si tu facile explicatu  id  putas,  dicendo  tres, dicito quid nurerasti? Naturas? Una est. Essentias? Una sit. Substantias? Una est. Deitates? Una est. - Non haec, sed personas numero inquis. -Quae non sint illa una natura, illa una essentia, illa una substantia, illa una divinitas? Catholicus es: minime hoc  dabis.

 

Compara con este ser a otro cualquiera que pueda llamarse uno y no será realmente uno. Y con todo, Dios es Trinidad.  Entonces, ¿queda anulado todo lo que hemos afirmado sobre  su unidad al adjudicarle la Trinidad? No. Confirmamos su  unidad. Decimos que es Padre, que es Hijo, que es Espíritu  Santo, pero no tres dioses, sino uno. ¿Y qué sentido puede  tener este número que no se numera? Si son tres, ¿cómo carecen de número? Si es uno, ¿dónde queda su número? Podrías  contestarme: Pero tengo algo que puedo numerar y algo que  no puedo numerar: la sustancia es una y tres las personas. ¿Encierra esto misterio alguno? Ninguno, si separamos  conceptualmente a las tres personas y a la sustancia. Pero como estas tres personas son una sola sustancia y esta única sustancia tres personas, ¿Quién puede negar su número? Porque  verdaderamente son tres. ¿Y quién las puede numerar si realmente es uno solo? Si crees que es fácil explicarlo, dime qué has  numerado cuando cuentas tres. ¿Naturalezas? Es una sola.  ¿Esencias? También es una. ¿Divinidades? Igualmente es una  sola. Numero personas solamente, me dirás. ¿Y esas personas  no son esa única naturaleza, esa única sustancia, esa única  esencia y esa única divinidad? Eres católico y no puedes  negarlo.

 

Capítulo 18  

 

DE UNITATE SUMMAE TRINITATIS

 

LA UNIDAD DE LA SOBERANA TRINIDAD

 

§ 1       

 

Personarum proprietates non aliud quam personas,  ipsasque  non aliud quam unum Deum, unam divinam substantiam, unam divinam naturam, unam divinam et summam maiestatem, Catholica confitetur. Numera ergo, si potes, aut sine substantia personas, quae ipsa sunt, aut sine personis proprietates, quae ipsae sunt. Aut si dividere quis conetur vel personas a substantia, vel proprietates a personis, nescio quomodo Trinitatis se profiteri cultorem possit, qui in tantam rerum numerositatem excesserit. Dicamus itaque tres, sed non ad praeiudicium Unitatis; dicamus unum, sed non ad confusionem Trinitatis. Neque enim nomina vacua sunt, nec absque significantia cassae voces. Quaerit quis quomodo hoc possit esse?  Sufficiat ei tenere sic esse, atque hoc non rationi perspicuum,  nec  tamen  opinioni  ambiguum,  sed  fidei  persuasum.  Sacramentum  hoc  magnum  est,  et  quidem  venerandum, non scrutandum. Quomodo pluralitas in unitate, et hac unitate, aut ipsa in pluralitate? Scrutari hoc temeritas est, credere pietas est, nosse vita, et vita aeterna est. 

 

La fe católica confiesa que las propiedades de  las personas divinas son las personas mismas; que estas tres personas son un solo Dios, una sustancia divina, una naturaleza divina, una suma y divina majestad. Cuenta, pues. si puedes, las personas sin la sustancia con la cual se identifican, o  las propiedades sin las personas que son respectivamente una misma realidad. Si alguien intenta separar de la sustancia a las personas o las propiedades de las personas, no sé con qué razón podría reconocerse como adorador de la Trinidad después de  haberse excedido con tantas operaciones. Digamos, pues, que son tres, pero sin perjuicio de la Unidad. Digamos que es  uno sin reducir la Trinidad. No se trata de palabras vacías o de nombres sin sentido. Si alguien se pregunta cómo puede ser  esto, bástele con saber que es cierto, no como una conclusión de la inteligencia ni por una opinión discutible, sino por la adhesión de la fe. Grandísimo misterio este que hemos de venerar, pero no escrutar. ¿Cómo es posible la unidad en la pluralidad, y más en esta clase de unidad? ¿Cómo conciliar esta  pluralidad con la unidad? Es una gran temeridad pretender  averiguarlo: creerlo es propio de la piedad y Conocerlo es, vida eterna.

 

§ 2       

 

Unde, si operae pretium censes, o Eugeni, percurrat nunc consideratio multa una, quo eminentia huius singularis unius fiat evidentior. Est unitas, quae collectiva potest dici, cum, verbi causa, multi lapides faciunt acervum unum. Et est unitas  constitutiva, cum multa membra unum corpus  vel multae pares unumquodcumque totum constituunt.  Est;  et coniugativa,  qua fit ut duo iam non duo sint, sed una caro. Et est nativa qua anima et caro unus nascitur homo. Est unitas potestativa, qua homo virtutis non instabilis, non dissimilis, sed unus sibimet semper nititur inveniri. Est ) consentanea, cum per caritatem multorum hominum est cor unum et anima una.  Est et votiva, cum anima, votis omnibus adhaerens Deo, unus spiritus est. Et est dignativa unitas, qua limus noster a Dei Vero in unam assumptus est personam.

 

Ahora, Eugenio, si crees que vale la pena, repasa en tu consideración las diversas clases de unidad que conoces; así quedará más patente lo excelso que es Dios precisamente por su Unidad. Hay una unidad que puede llamarse colectiva, como  la que forma un montón de piedras. Hay otra que podríamos  llamar constitutiva; la que hacen varias partes para formar un todo o varios miembros en un solo cuerpo. Hay una unidad  conyugal por la que dos ya no son dos, sino una sola carne, Está además la unidad natural del alma y, del cuerpo, que forman un solo hombre. Existe la unidad potestativa por la que el hombre, estable y constante, se esfuerza por permanecer siempre idéntico a sí mismo. Hay una unidad de consentimiento,  cuando entre muchos que se aman entre sí forman un solo  corazón y una sola alma. Tenemos la unidad de deseo cuando  el alma, adhiriéndose a Dios con todo su afecto, es un espíritu con él. Y existe la unidad de pura dignación divina, cuando  nuestro barro fue asumido por el Verbo de Dios para constituir una sola persona.

 

Capítulo 19 

 

§ 1       

 

Verum haec omnia quid ad illud summum atque, ut ita dicam, unice unum, ubi unitatem consubstantialitas facit? Huic uni quodvis illorum si assimiles, erit quoquo modo unum; si compares, nullo. Igitur inter omnia quae recte unum dicuntur, arcem tenet unitas Trinitatis, quae res personae una substantia sunt. Secundo loco illa praecellit, qua e converso tres substantia una in Christo persona sunt. Porro haec et quaecumque alia dici una possunt,  summae illius unitatis imitatione, non comparatione, una appellari vera sobriaque probat consideratio. Nec abducimur ab  hac  unitatis professione assertione Trium, cum in hac Trinitate non recipiamus multiplicitatem, sicut nec solitudinem in unitate. Quamobrem cum dico unum, non me Trinitatis turbat numerus, qui essentiam non multiplicat, non varia, non partitur. Rursum cum dico tria, non me arguit intuitus unitatis,  quae illa quaecumque tria, seu illos  tres, nec in confusionem cogit, nec in singularitatem redigit. 

 

Pero toda esta gama de unidades nada tiene que ver  con aquel que es el sumo y, por decirlo así, el únicamente uno, en el  que la consustancialidad hace la unidad. Si buscas algún parecido entras las unidades mencionadas y la de Dios,  encontrarás cierta unidad con él; pero si la comparas con la suya, no encontrarás ninguna. Entre todos los seres que  convergen en alguna unidad, por encima de todos está la unidad de la Trinidad, en la que tres personas son una sustancia. El  segundo puesto corresponde a esa unidad, en la que, por el contrario, tres sustancias son en Cristo una sola persona. Pero esta unidad y todas las demás pueden llamarse así, no porque son iguales, sino porque imitan en alguna manera a la unidad suma, que únicamente podemos encontrar en Dios mediante una  consideración genuina y sencilla. Al afirmar que son tres no negamos su unidad, porque en esta Trinidad no admitimos la multiplicidad, como tampoco pensamos en una unidad solitaria. Pero cuando digo "uno", no me inquieta el número de su  Trinidad, porque no multiplico su esencia, ni se cambia ni se fracciona. A su vez, cuando digo "tres", no me acusa la mirada vigilante de su unidad, pues no se crea confusión entre las tres realidades o entre los tres, ni los reduce a uno solo.

 

Capítulo 20  

 

DE UNITATE ANIMAE, ET CARNIS

 

LA UNIDAD DEL ALMA Y DEL CUERPO

 

§ 1       

 

Idem me sentire fateor et de illa unitate, cui  secundum ab ista inter cetera una. honorem dedi. Dico in  Christo  Verum,  animam  et  carnem,  sine  confusione  essentiarum unam esse personam, et item absque praeiudicio personalis unitatis in sua numerositate manere. Nec negaverim hanc ad illud quoque genus unitatis pertinere, qua anima et caro unus est homo. Decuit quippe familiarius similiusque  cum  hominis  convenire  constitutione,  quod  pro  homine constitutum est sacramentum. Decuit et cum  summa,  quae in Deo est et Deus est, unitate congruere, ut quomodo ibi tres personae una essentia, ita hic convenientissima quadam contrarietate tres essentiae sint una persona. Videsne pulchre inter utramque unitatem  hanc collocari, in eo utique qui  constitutus est mediator Dei hominisque, homo Christus  Iesus?   Pulcherrima, inquam,  convenientia,  ut salutare sacramentum  congrua quadam  similitudine  ambobus  respondeat, et salvanti videlicet et salvato.  Ita haec  unitas duarum consistens media unitatum, alteri succumbere, alteri praeeminere cognoscitur, quantum superiore inferior, tantum inferiore superior.

 

Confieso que siento lo mismo sobre aquella unidad a la que honré clasificándola en segundo lugar entre las diversas clases de unidad. En Cristo, el Verbo, el alma y el cuerpo son una sola persona, sin mezclarse las esencias, y subsisten igualmente en su número sin perjuicio de su unidad personal. Tampoco niego que este género de unidad corresponde al mismo que hace del cuerpo y del alma un solo hombre. Nada más oportuno. Porque así el  misterio instituido para salvar al hombre, guarda semejanza y parentesco con la constitución misma del hombre. Y nada mejor para que este misterio fuese también congruente con la soberana unidad que es Dios y hay en Dios. Así como tres personas son una misma esencia así, por un oportunísimo paralelismo, tres esencias forman una sola persona. De este modo, puedes cotejar la armonía entre ambas unidades, al contemplar al hombre Cristo Jesús como mediador entre Dios y los hombres. Precioso oportunismo,  repito, que el misterio de la salvación res onda con ciertas semejanzas a ambas unidades: la del Salvador y la de los  salvados. Así, la unidad de Cristo se sitúa entre la de Dios y la del hombre, reconoce superior a la primera y está sobre la segunda.

 

Capítulo 21 

 

§ 1       

 

Tantam denique tamque expressam unionis vim in se  praefert ea persona, in qua Deus et homo unus est Christus  ut si duo illa de se invicem praedices, non erraveris, Deum videlicet  hominem  et hominem  Deum  vere  catholiceque  pronuntians. Non autem similiter vel carnem de anima, vel animam de carne, nisi absurdissime, praedicas, etsi similiter anima et caro unus sit homo. Nec mirum, si non aeque potens anima sit sua illa vitali, etsi non parum valida, intentione connectere; atque suis affectibus adstringere, sibi carnem, ut sibi divinitas hominem illum, qui praedestinatus est filius Dei in virtute. Longa catena et fortis ad stringendum, divina praedestinatio: ab aeterno est enim. Quid longius  aeternitate? Quid divinitate potentius? Inde est quod nec morte incidente ullatenus intercidi haec unitas potuit, etsi carne et anima ab invicem separatis. Et fortassis hoc sensit ille, qui se indignum professus est solvere corrigiam calceamenti huius.      

 

En fin, tan grande y tan dinámica es la fuerza unitiva  en esa persona, por la que Dios y el hombre son un único  Cristo, que si le atribuyes cualquiera de las dos naturalezas no caes en error alguno, llamando, con toda propiedad y conforme a la fe, Dios al hombre y hombre a Dios. Pero no sucede lo  mismo con la unión del cuerpo  del alma que forman un solo  hombre. Sería todo un absurdo llamar alma al cuerpo y cuerpo al alma. No es extraño que el alma, a pesar de su poderoso  impulso vital, no sea capaz de abrazarse así con el cuerpo a través de sus afectos, ni de unirse a él con el deseo, como la divinidad lo hizo con aquel hombre, predestinado a ser el Hijo de Dios en todo su poder. Larga y fuerte cadena para unirlos que se llama predestinación divina, porque es eterna. ¿Hay  la algo más largo que la eternidad? ¿Y algo más fuerte que la divinidad? De ahí que ni siquiera la irrupción de la muerte  pudo romper esa unidad, a pesar de haberse separado el cuerpo del alma. Quizá lo presintiera así aquel que se reconoció  indigno de agacharse para desatarle la correa de sus sandalias.

 

Capítulo 22 

 

 DE TRIBUS SATIS FARINAE FERMENTATIS IN PANEM

 

LAS TRES MEDIDAS DE HARINA FERMENTADAS EN UN SOLO PAN

 

§ 1       

 

Sed et illa tria sata de Evangelio, mixta et fermentata in panem unum, si quis  ad  haec tria dixerit pertinere, non  incongrue id mihi facere videbitur. Quam bene ea mulier  fermentavit, ut nec divisione quidem acta  carnis  et animae,  a carne vel  anima Verum divideretur! Mansi et in separatione inseparabilis unitas. Nec enim quae ex parte  contigit    separatio  potuit  unitati  praescribere, permanenti in totis tribus.  Sive coniunctis, sive disiunctis duobus, nihilominus perseveravit in tribus unitas personalis. Aeque unus Christus unaque persona, Verum, anima et caro, etiam mortuo homine, perduravit.  In  utero Virginis, ut sentio ego, commixtio haec et fermentatio facta est, et ipsa mulier quae miscuit, et  fermentavit;  nam  fermentum non immerito fortasse dixerim fidem Mariae. Plane beata, quae credidit quoniam perfecta sunt in ea quae dicta sunt ei a Domino. Perfecta autem non essent,  si  quominus, iuxta verbum Domini, esset fermentatum  totum, et perpetuo fermentatum, servans nobis, tam in morte quam in vita, pariter unum atque integrum mediatorem Dei et hominum  eum sua deitate, hominem Christum Iesum.

 

No creo incongruente relacionar con estas tres  sustancias de la persona dé Cristo las tres medidas de harina, amasadas y fermentadas en un solo pan. ¡Qué bien las hizo  fermentar aquella mujer, pues aun después de ser separados el cuerpo y el alma por la muerte, el Verbo se mantuvo unido a los dos! La separación verificada en parte no pudo atentar  contra la unidad que permaneció en cada una de las tres  sustancias. Tanto unidas como separadas, se mantuvo en las tres la unidad personal. Muerta su naturaleza humana, subsistió, idénticamente el mismo Cristo y la misma persona: el Verbo, el alma y el cuerpo. Yo tengo muy hondo el sentimiento de  que la mezcla y su fermentación se realizaron en el seno de la Virgen. Y la mujer que amasó y fermentó la harina fue la misma mujer. La levadura, diría yo, y no caprichosamente, fue la fe de María. Verdaderamente dichosa tú que has creído. Porque  la que te dijo el Señor se ha cumplido. Pero se hubiera  consumado, a no ser que por la palabra del Señor la masa entera no hubiera fermentado, y por siempre jamás, para que tanto en la vida como en la muerte, uno y entero a la vez con su divinidad, gozáramos de un mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús.

 

Capítulo 23 

 

 DE HIS QUI CARNEM CHRISTI NOVAM IN VIRGINE CREATAM ET NON DE VIRGINIS CARNE SUMPTAM ASSERUNT

 

ALGUNOS AFIRMAN QUE EL CUERPO DE CRISTO FUE CREADO EN LA VIRGEN, PERO NO FUE TOMADO DE LA VIRGEN

 

§ 1       

 

Advertere est in hoc admirabili sacramento, iuxta  numerum satorum, mirae et decentissimae distinctionis  gradus: novum, antiquum, aeternum. Novum: animam, quae  de nihilo tunc creata creditur, cum infusa; antiquum: carnem, quae a primo usque hominum, id est ex Adam, traducta  cognoscitur;  aeternum:  Verbum, quod  ab  aeterno Patre  coaeternum illi genitum indubitata veritate asseritur. Et in his triplex, si diligenter advertas, divinae potentiae genus, quod factum sit de nihilo  aliquid, de vetusto novum, aeternum beatumque de damnato et mortuo. Quid hoc ad nostram   salutem?  Multum per omnem  modum:  primum quidem  quod peccato redacti in nihilum, per hoc quodammodo iterato creati sumus, ut simus initium aliquod creaturae eius; deinde quod  ex  vetusta  servitute  in  libertatem  filiorum  Dei translati, in novitate spiritus ambulantes; postremo, quod de  potestate  tenebrarum   vocati  ad  regnum  claritatis aeternae, in quo iam et consedere nos fecit in Christo.

 

Es de notar que en este admirable misterio están  representadas las tres medidas de harina con una triple y  oportuna distinción de calidades: la harina nueva, la vieja y la eterna. La nueva es el alma, creada de la nada, cuando fue infundida en el cuerpo; la vieja es la carne, y sabemos cómo la recibimos desde el primer hombre, Adán; la eterna es e) Verbo, que, como nos lo atestigua la certeza de la fe, fue engendrado eternamente por el Padre y es tan eterno como él. Si te fijas bien, en las tres puedes descubrir una triple manifestación del poder de Dios: de la nada, saca un ser; de lo viejo, algo nuevo ; de lo  condenado y muerto, algo eterno y bienaventurado. ¿Tiene esto algo que ver con nuestra salvación? Mucho y por diversas razones. Lo primero de todo, encontrándonos reducidos a la  nada por el pecado, en cierto modo somos creados de nuevo, como primicias de una nueva criatura suya. Además, sacados  de la antigua esclavitud, hemos vuelto a la libertad de los hijos de Dios, caminando por la nueva senda del espíritu. Y en tercer lugar hemos sido llamados del poder de las tinieblas al  reino de la claridad eterna, en el cual nos permitió sentarnos por la persona de Jesús.

 

§ 2       

 

Alieni sint a nobis qui Christi a nobis carnem alienare conantur, novam creatam;n Virgine, et non de Virgine sumptam, impie asserentes. Pulchre propheticus spiritus longe ante  occurrit huic sententiae, immo blasphemiae impiorum: Egredietur, inquiens, virga de radice Iesse, et flos de radice eius ascendet. Dixisse poterat:et flos de virga, sed maluit: de radice,  ut unde virgam, inde florem duxisse originem demonstraret. Inde igitur sumpta caro, unde ora Virgo, nec nova in Virgine, quae prodiit ex radice. 

 

Alejemos de nosotros a todos los que intentan demostrar que la carne de Cristo es ajena a la nuestra, afirmando  impíamente que no la tomó de la Virgen, sino que en la Virgen fue creada una humanidad distinta. Bellamente, y mucho antes, se enfrentó con esta opinión blasfema de los impíos el espíritu  profético cuando dijo: Saldrá un tallo de la raíz de Jesé y  brotará una flor de su raíz. Podía haber dicho: Saldrá una  flor del tallo, pero prefirió decir: de su raíz. Así demostraba que la flor tuvo el mismo origen que el tallo. El cuerpo humano de Jesús, por tanto, fue tomado del mismo origen del que nació la Virgen; no fue creado como algo distinto en la Virgen, sino que descendía de la misma raíz común de la raza humana.

 

Capítulo 24 

 

 DE MULTIMODA CONTEMPLATIONE DEI

 

HAY MUCHAS MANERAS DE CONTEMPLAR A DIOS

 

§ 1       

 

Forte substomacharis, si adhuc pergimus quaerere quid est Deus, tum quia toties iam quaesitum est, tum quia diffidis inventum iri? Dico tibi, Pater Eugeni, solus est Deus qui frustra numquam quaeri potest, nec cum inveniri non potest. Doceat te de hoc experimentum tuum; aut si non, experto credito, non mihi, sed Sancto qui ait: Bonus es, Domine, sperantibus in te, animae quaerenti te. Quid ergo est Deus? Quod ad universum spectat, finis; quod ad electionem, salus; quod ad se, ipse novit. Quid est Deus? Voluntas  omnipotens, benevolentissima  virtus, lumen aeternum, incommutabilis ratio, summa beatitudo, creans mentes  ad  se participandum, vivificans  ad  sentiendum, afficiens  ad  appetendum,  dilatans  ad  capiendum, iustificans ad promerendum, accendens ad zelum, fecundans ad  fructum,  dirigens  ad   aequitatem,  formans  ad  benevolentiam, moderans ad sapientiam, roborans ad virtutem, visitans ad consolationem, illuminans ad cognitionem, perpetuans ad immortalitatem, implens ad felicitatem circum ans ad securitatem.

 

Tal vez te esté impacientando ya tanta insistencia en  preguntarnos qué es Dios. Porque lo hemos repetido muchas veces y porque desconfías de que podamos encontrarlo. Pero te recuerdo, padre Eugenio, que Dios es el único a quien nunca buscamos en vano, aun cuando no se le puede encontrar. Te lo demuestra tu experiencia personal. Y si no, creéselo a quien lo ha  experimentado, no a mí, al Santo aquel que dijo: El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan. ¿Qué es Dios? Con relación al universo, su fin; en cuanto a los elegidos, su  salvación; por lo que respecta a él mismo, él solo lo sabe.  ¿Quién es Dios? Voluntad omnipotente, fuerza llena de  benevolencia, luz eterna, razón inmutable, felicidad infinita, creador de las almas para hacerlas partícipes de sí mismo. El que da vida a sus sentidos y deseos a sus apetencias; el que ensancha su capacidad de comprensión y las hace justas para que puedan merecer; el que las inflama en el celo y las hace fecundas en buenas obras; el que las orienta por caminos de justicia y las educa en la benevolencia; el que les da la moderación de la sabiduría y el vigor para la virtud; el que las visita con la consolación y las ilumina con el conocimiento; el que las hace perpetuas para la inmortalidad, colmándolas de felicidad y  rodeándolas de seguridad con su defensa.

 

Capítulo 25 

 

 QUOD DEUS NON MINUS SiT POENA SUPERBORUM QUAM HUMILIUM GLORIA 

 

DIOS ES IGUALMENTE CASTIGO DE LOS SOBERBIOS Y GLORIA DE LOS HUMILDES

 

§ 1       

 

Quid est Deus? Non minus poena perversorum  quam humilium gloria.  Es  enim  rationabilis quaedam aequitatis directio inconvertibilis atque indeclinabilis, quippe  attingens  ubique; cui  illisa  omnis  pravitas conturbetur necesse est. Quidni in hanc omne tumidum vel distortum  impingat et conquassetur? Vae  universo, quod obvium forte offenderit cedere nescia rectitudo;  nam  et fortitudo est. Quid iniquis voluntatibus tam contrarium et adversum, quam semper conari, impingere semper, e frustra? Vae oppositis voluntatibus, solam suae profecto aversionis referentibus poenam. Quid tam poenale, quam semper velle  quod numquam erit et semper nolle quod numquam non erit?  Quid tam damnatum, quam voluntas addicta huic necessitati  volendi nolendique, ut ad neutrum iam, sicut nisi perverse, ita nisi misere moveatur? In aeternum non obtinebit quod vult, et quod non vult in aeternum nihilominus sustinebit. Digne  omnino, ut qui ad nihil afficitur umquam quod deceat, ad nil umquam quod libeat, evadat.

 

¿Qué es Dios? Es también castigo de los soberbios y  gloria de los humildes. Efectivamente, es como una regla recta de equidad, inflexible e indeclinable, que llega a  todas partes. Toda perversión debe estrellarse necesariamente contra él. ¿Cómo no ha de chocar y quebrarse en él todo lo  hinchado y retorcido? Desgraciado el que se atraviese en su camino frente a su rectitud intolerante. Nada contraría y repugna tanto a una voluntad inocua como luchar y darse constantemente contra la pared sin conseguir nada. ¡Pobres voluntades, las que siempre se resisten para conseguir solamente el castigo de sus rebeldías! ¿Hay castigo mayor que estar siempre deseando lo  que nunca se ha de conseguir y rechazando lo que jamas se  puede eludir? No hay con pena mayor que la de no pender  sustraerse a este deseo inevitable de querer y no querer, sin poder elegir más que lo perverso y miserable. Nunca alcanzará lo que desea y jamás se librará de lo que rechaza. Justo es que quien nunca apeteció lo que débía, jamás llegue a lo que  ardientemente desea.

 

§ 2       

 

Quis hoc facit? Rectus Dominus Deus noster, qui et cum perverso pervertitur. Numquam recto  pravoque  conveniet:  haec  enim  sibi  invicem adversantur, etsi non invicem laedant. Laesio alterius est absit ut Dei Durum tibi est, inquit, contra stimulum calcitrare, hoc est: non stimulo durum, sed calcitranti. Est et turpium poena Deus: lux est enim. Et  quid tam invisum  obscenis flagitiosisque mentibus? Profecto omni  ubi male  agit, odit lucem. Sed dico: numquid non poterunt declinare? Minime omnino. Lucet ubique, etsi non omnibus. Denique in  tenebris lucet, et tenebrae eam non comprehendunt. Videt  tenebras lux, cui hoc est videre quod lucere; sed non vicissim a tenebris ipsa videtur, quia tenebrae eam non comprehendunt.  

 

¿Quién hace todo esto? Nuestro Señor, el Señor recto, que  se comporta duramente con los duros de corazón. No podrán  ponerse de acuerdo nunca el recto y el depravado; mutuamente se oponen, aunque no pueden dañarse entre sí. De los dos,  el que pierde es el depravado: Dura cosa es para ti revolverte contra el aguijón. No es duro para el aguijón, sino para el que se revuelve. Dios es el castigo de los malvados, porque es la luz. ¿Hay algo que odien tanto los espíritus obscenos y viciosos como la luz? Todo el que obra perversamente detesta la  luz. ¿Y no podrán esconderse de ella? Jamás. Brilla en todas  partes, aunque no para todos. Por que brilla en las tinieblas y las tinieblas no la han comprendido. La luz ve las tinieblas, porque para la luz lucir equivale a ver. Pero recíprocamente las tinieblas no ven la luz, porque las tinieblas no la han  comprendido.

 

§ 3       

 

Et videntur ergo, ut confundantur, et non vident, ne  consolentur. Nec modo a luce: et in luce videntur. A quo vel a quibus? Ab omni vidente, ut pro multitudine intuentium si  confusio multa. At nullus de tanta numerositate spectantium molestior oculus suo cuiusque. Non est aspectus, sive in caelo, sive in terra, quem tenebrosa conscientia suffugere magis  velit, minus possit. Non latent tenebrae vel seipsas: se vident, quae aliud non vident. Opera tenebrarum sequuntur illas  nec est quo se abscondant  ab illis, ne in tenebris quidem. Hic est vermis qui non moritur, memoria praeteriorum.  Semel  iniectus,  vel  potius  innatus per peccatum,  haesit firmiter, nequaquam deinceps avellendus. Nec cessat rodere conscientiam,  eaque  pastus,  esca  utique  inconsumptibili, perpetuat  viam.  Horreo  vermem  mordacem,  et mortem  vivacem. Horreo incidere in manus mortis viventis, et vitae morientis.

 

Los viciosos son descubiertos  ara su confusión; pero ellos no pueden ver para que no puedan consolarse. No sólo son  delatados por la luz; también son descubiertos en la luz. ¿Por quién o por quiénes? Por todos los que pueden ver, para que  aumente su vergüenza ante tantos que los ven. Pero entre todos aquellos que los contemplan, nadie les resulta tan molestos como ellos mismos. Ni en el cielo ni en la tierra encontrarán otra mirada que tanto deseen evitar como la de su propia  conciencia tenebrosa. Las tinieblas no pueden contentarse ni en ellas mismas; los que no ven absolutamente nada, se ven en sí mismos. Les acompañarán las obras de las tinieblas y no podrán ocultarlas ni encubriéndolas entre las tinieblas. El recuerdo del pasado es un gusano que no muere nunca. Una vez que  se introduce, o mejor, que nace en el alma por el pecado, se agarra a ella fuertemente y jamás podrá ser arrancado. Roe  incesantemente la conciencia; vivirá perpetuamente alimentándose de ella como de un pasto inagota le. Me horroriza este  gusano voraz y esta muerte en vida. Es horrendo caer en manos del Dios vivo y de la vida siempre agonizante.

 

Capítulo 26 

 

§ 1       

 

Haec secunda mors, quae numquam peroccidit, sed semper occidi. Quis det illis semel mori, ut non moriantur in aeternum?  Qui  dicunt montibus:  Cadite super nos,  et collibus:  Operite nos, quid nisi mortem, mortis beneficio, aut finire, aut evadere volunt? Denique invocabunt mortem, ait, et non veniet. Intuere id clarius. Constat immortalem animam esse, nec aliquando absque sua memoria vivere, ne non animam aliquando esse contingat. Itaque, durante anima, durat et memoria. Sed qualis? Foeda flagitiis,  horrida facinoribus, vanitate tumida, contemptu hispida et neglecta. Quae priora, transierunt  et non transierunt:  transierunt a manu, sed non a mente. Quod factum est, factum non esse non potest. Proinde etsi facere in tempore fuit; sed fecisse in sempiternum manet. Non transi cum tempore, quod tempora transit. In aeternum ergo necesse est cruciet, quod perperam te egisse in aeternum memineris.

 

Esta es la segunda muerte que nunca acaba de matar y  siempre mata. ¡Quién le diera morir para no estar muriendo  eternamente! Los que piden a los montes: Desplomaos sobre  nosotros, y a las colinas: sepultadnos, ¿qué pueden pedir  sino el beneficio de morir a su muerte y la gracia de acabar con ella? Ansían una muerte que no llega. Vamos a explicarlo  mejor. Sabemos que el alma es inmortal, que jamás perderá la memoria, porque dejaría de ser el alma. Mientras ella viva, vive su memoria. Pero ¿qué memoria? Una memoria deformaba  por los vicios, espantada por los crímenes, hinchada de soberbia, resentida y rechazada por el desprecio. El pasado pasó por  ella sin acabar de pasar: se alejó del presente, pero no del pensamiento. Lo hecho, hecho queda para siempre. Se realizó en el tiempo, pero permanece como realizado para siempre. Lo  que sucedió en el tiempo no se desvanece con el tiempo. Será un tormento eterno el recuerdo del mal que hiciste para  siempre.

 

§ 2       

 

Experiri erit hoc veritatem vocis illius: Arguam te et statuam contra faciem tuam. Dominus locutus est, cui omne  adversum et sibi adversari necesse est, ut sit sera querela: O custos hominum, quare posuisti me contrarium tibi, et factus sum mihimetipsi gravis?  Ita est, o Eugeni. Non potest Deo esse contrarium quid, et sibimet cohaerere; sed qui arguetur a Deo, arguetur et a seipso. Non est sane iam tunc quod aut veritatem dissimulet ratio, aut rationis intuitum anima declinet, abrupta membris corporeis et in sese collecta. Quo enim id valeat, sopitis conclusisque in morte sensibus, per quos utique curiosius exire et a se ire solebat in eam, quae praeterit, mundi istius figuram?  Vides turpibus nihil deesse ad confusionem, cum  producentur spectaculum  fieri Deo, angelis,  hominibus,  sibiipsis? O quam male mali omnes locati sunt, utique oppositi torrenti huic directae aequitatis, et huic lumini propalatae veritatis expositi. Nonne hoc est perpetuo tundi perpetuoque confundi? Duplici contritione, ait il e, contere eos, Domine, Deus noster.     

 

Es como un experimentar la verdad de aquellas palabras:  Te acusaré, te lo echaré en cara. Las dijo el Señor y nadie  podrá contradecirle sin contradecirse a sí mismo. Será demasiado tarde para poder quejarse contra el Señor como Job:  Centinela del hombre, ¿por qué me has tomado por blanco de  tus enoJos, hasta hacerme intolerable a mí mismo? Así es,  Eugenio. Nadie puede ser enemigo de Dios y vivir en paz consigo mismo: el que es acusado por Dios, es también acusado por  si mismo. Entonces la razón no podrá ocultar disimuladamente la verdad, ni el alma podrá esquivar la mirada de la razón,  cuando se encuentre despojada  de las ataduras corporales y recogida dentro de sí misma. ¿Cómo podrá hacerlo después de  haberse adormecido y extinguido por la muerte aquellos sentidos por los que se alejaba de sí misma y salía a curiosear las  apariencias de este mundo que pasa? ¿Ves cómo a los impúdicos todo se les viene encima para su confusión, dándolos como  espectáculo a Dios, a los ángeles, a los hombres y a sí mismos? Qué incómodos han de encontrarse todos los injustos frente  al que es un caudal de rectísima justicia y expuestos a la luz de la verdad manifiesta! ¿No es verse golpeados y avergonzados eternamente? Quebrántalos con doble quebranto, Señor, Dios  nuestro.

 

Capítulo 27

 

QUID SIT LONGiTUDO, LATITUDO, SUBLIMITAS ET PROFUNDUM

 

QUÉ ES LA LONGITUD, LA ANCHURA, LA ALTURA Y LA PROFUNDIDAD

 

§ 1     

 

Quia est Deus? Longitudo, latitudo, sublimitas  et  profundum. Quid? inquis tenemus te quaternitatis, quam abominatus es, professorem. Minime: abominatus sum, et abominor. Visus sum protulisse plura sed unum est. Unus Deus signatus est pro captu nostro, non pro suo statu. Divisus hic est, non ille. Voces diversae, semitae multae; sed unum per eas significatur, unus quaeritur. Non divisiones substantiae in quaternario isto  expressae sunt; non dimensiones, quales in corporibus intuemur; non distinctio personalis, qualem in Trinitate adoramus;  non numerus proprietatum, qualem personis ipsis inesse fatemur, etsi non aliud a personis.

 

¿Qué es Dios? Longitud, anchura, altura y profundidad. ¿Cómo es esto? ¿afirmas ahora la cuaternidad que antes  abominabas? Nada de eso: la sigo abominando. Sí; a la impresión de que me he referido a varias realidades distintas; pero de hecho es una sola. Las aplicamos al Dios una, tal como nosotros lo podemos entender, no tal como es en sí. Es nuestro modo de entender el que se divide y no Dios. Muchos son los nombres y muchos los caminos; uno solo es aquel a quien nos referimos y a quien buscamos. Esta cuaternidad no significa división en  la.sustancia divina, ni dimensiones como las que observamos en los seres materiales, ni distinción de personas como las que adoramos en la Trinidad, ni un número de propiedades como  reconocemos en esas personas, aunque se identifican con ellas.

 

§ 2       

 

Alioquin hoc singulum horum in Deo, quod quattuor simul; hoc quattuor ipsa, quod singulum est. Nobis autem, quia non possumus eum Deo simplicitate contendere, dum contendimus apprehendere unum, occurrit veluti quadruplicatum. Facit hoc speculum et aenigma, per quod solum interim videre datur. Cum autem videbimus facie ad faciem, videbimus sicuti est. Nec enim iam tunc fragilis acies mentis nostrae, quantumlibet vehementer intendens,  aliquatenus resiliet dissilietve in suam pluralitatem. Colliget sese magis, adunabit conformabitque unitati illius, vel potus unitati illi, ut una uni facies respondeat faciei; nempe simile ei erimus, quia videbimus eum sicuti est. Beata visio, ad quam merito suspirabat qui ait: Exquisivit te facies mea, faciem tuam, Domine, requiram.

 

Dicho de otro modo: cada una de estas cosas son en Dios lo que son las cuatro reunidas; y estas cuatro son lo mismo que cada una de ellas. Pero respecto a nosotros, como no podemos rivalizar con la simplicidad de Dios, cuando queremos  captarle como un ser uno se nos presenta como cuadruplicado. Es debido a que ahora le vemos confusamente como en un  espejo. Cuando le veamos cara a cara, tal como es, entonces la frágil mirada de nuestra inteligencia, aun contemplándole fijamente, no rebotará ni se quebrantará en su pluralidad. Se recogerá más en sí misma, se encontrará y adaptará a su unidad, o mejor, a aquella unidad; así, esa visión simplificada  corresponderá a la suya. Seremos semejantes a él, porque le  veremos como es. Visión felicísima, por la que suspiró el  salmista: Tu rostro buscaré, Señor; no me escondas tu rostro.

 

§ 3       

 

Et quia adhuc in quaerendo res est, interim ascendamus quadrigam istam, utpote infirmi et imbecilles,  indigentes  tali  vehiculo,  si  fore  vel  sic apprehendamus, in quo apprehensi sumus, id est huius ipsius vehiculi rationem. Nam hoc monitum habemus ab ipso auriga et primo currus huius exhibitore, ut studeamus comprehendere cum omnibus sanctis quae sit longitudo, latitudo, sublimitas et profundum.  Comprehendere  dici,  non cognoscere., ut non curiositate contenti scientiae, tota cura fructui inhiemus Non in  cognitione  est  fructus,  sed  in  comprehensione. Alioquin  scienti  bonum  et  non facienti,  ut  ait  quidam, peccatum est  ei; et ipse Paulus alio loco: Sic currite inquit, ut comprehendatis. Quid sit comprehendere, inferius declarabo.

 

Pero como todavía estamos buscándole, subamos a esta  cuadriga, porque, enfermos y débiles como somos, necesitamos de un vehículo; a ver si podemos alcanzar nuestro destino, es decir, la meta de esa cuadriga. Así nos lo aconseja su propio conductor, que nos invitó a llevarnos: que seamos capaces de comprender, en compañía de todos los consagrados, lo que es su anchura y  largura, altura y profundidad. Comprender, dice, y no "conocer", para que no nos limitemos a satisfacer la curiosidad por la ciencia, sino que aspiremos con todas nuestras fuerzas a recoger sus frutos. El fruto no es el conocimiento, sino el acto de comprender. Porque, como dijo alguien, el que conoce el bien y no lo hace, está en pecado Y también dice Pablo: Corred de manera que lleguéis a comprender. Más tarde explicaré que es comprender.

 

Capítulo 28 

 

§ 1       

 

Quid igitur est Deus? Longitudo, inquam. Quid ipsa?  Aeternitas. Haec tam longa, ut non habeat terminum, non magis loci quam temporis. Est et latitudo. Et ipsa quid? Caritas. Quibus et ista terminis agnustetur in Deo, qui nihil odit horum quae fecerit?  Denique solem suum oriri facit super bonos et malos, et pluit super iustos et iniustos. Ergo et inimicos includit sinus ille. Ne hoc quoque contentus, evadit in  infinitum. Omnem non  modo affectionem,  sed et cognitionem excedit, adiciente Apostolo et dicente: Scire etiam  supereminentem  scientiae  caritatem  Christi.  Quid  plus dicam? Aeterna est. Nisi quod hoc plus forsitan est, quia  aeternitas  est.  Vides  tantam  esse  latitudinem,  quantam et longitudinem? Utinam sic videas non tantam esse, sed ipsam: id esse unam quod alteram; non minus unam quam duas, nec  plus duas quam unam. Deus aeternitas est, Deus caritas est: longitudo  sine  protensione,  latitudo  sine  distensione.  In utroque  pariter  locales  quidem  excedit  temporalesque  angustias, sed libertate naturae, non enormitate substantiae. Tali modo immensus est qui omnia fecit in mensura; et  quamvis immensus, hic amen modus et ipsius immensitatis.

 

¿Qué es Dios entonces? Largura. ¿Y qué es largura?  Eternidad. Es tan larga que no tiene límites ni de espacio ni de tiempo. También es anchura. ¿Qué es anchura? Amor. ¿Qué  barreras puede  encontrar el amor en un Dios que no aborrece nada de o que ha hecho? Hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos. Su regazo acoge  incluso a los enemigos, y no contento con esto, su amor se abre hasta lo infinito. Por eso supera cuanto podemos sentir y conocer, como dice el Apóstol: Conocer lo que supera todo  conocimiento, el amor de Cristo. ¿Qué más puedo decir? Su  amor es eterno. Todavía más: su amor es eternidad. ¿Ves como su anchura es igual que su largura? Ojalá puedas comprender no va que son iguales, sino sobre todo que se identifican  entre sí. Una es igual a la otra; una sola, lo que son las dos; y juntas, lo que es una sola. Dios es eternidad. Dios es amor. Largura sin alargamiento: anchura sin extensión. Porque en  ambas está él por encima de todo límite y estrechez de espacio y tiempo, pero por la libertad de su ser y no por la extensión enorme de su sustancia. Así es de inmenso el que todo lo hizo según una medida; y aunque es inmenso, es la única medida de su misma inmensidad.

 

Capítulo 29 

 

§ 1       

 

Quid item Deus? Sublimitas et profundum. In altero supra omnia, in altero intra omnia. Liquet in deitate nusquam  claudicare aequalitatem, stare eam undique firmiter, constare immobiliter sibi. Sublime, potentiam; profundum, sapientiam eius considera. Ex aequo e ista respondent sibi, dum  et sublimitas  inattingibilis,  et  profunditas  aeque inscrutabilis  cognoscatur, Paulo admirante et exclamante: O altitudo   divitiarum sapientiae et scientiae Dei, quam inscrutabilia sunt iudicia eius, et investigabiles viae illius. Libet et nos  exclamare cum Paulo, horum utcumque intuentes in Deo et cum  Deo simplicissimam  unitatem:  O sapientia potens, attingens ubique fortiter! O potentia sapiens, disponens omnia suaviter!  Res  una,  effectus multiplex operationesque  diversae.  Et  illa  una res est  longitudo propter aeternitatem, latitudo propter  caritatem, sublimitas propter maiestatem, profunditas propter sapientiam.

 

¿Qué más es Dios? Altura y profundidad. Por lo primero  está por encima de todo; por lo segundo, dentro de todo  ser. Claro es que en la divinidad nunca se desequilibran sus atributos; Dios se mantiene siempre constante en sí mismo y permanece inmóvil en él. En su altura considera su poder; en su profundidad, su sabiduría. Ambas realidades se corresponden por igual: su anchura es inalcanzable y su profundidad  impenetrable. Este pensamiento provocó la admiración de Pablo, hasta exclamar: ¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de  conocimiento el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! También nosotros podemos exclamar con él, al contemplar la unidad simplicísima que en Dios  y con-Dios constituyen estos dos atributos. ¡Oh poderosa  sabiduría que alcanza con vigor de extremo a extremo; oh poder lleno de sabiduría que gobierna el universo con acierto! Una única realidad con múltiples efectos y operaciones las más  diversas. Esa misma realidad es largura por su eternidad, anchura por su amor, altura por su poder y profundidad por su  sabiduría.

 

Capítulo 30 

 

§ 1       

 

Novimus haec. Num ideo et arbitramur nos comprehendisse? Non ea disputatio comprehendit, sed sanctitas,  si quo modo tamen comprehendi potest quod incomprehensibile  est. At nisi posset, non dixisset Apostolus ut comprehendamus cum omnibus sanctis. Sanctis igitur comprehendunt.  Quaeris  quomodo?  Si  sanctus  es comprehendisti et nosti; si non, esto, et tuo experimento scies. Sanctum facit affectio sancta, e ipsa gemina: timor Domini sanctus  et sanctus amor. His perfecte affecta anima, veluti quibusdam duobus brachiis suis comprehendit, amplectitur,  stringit, tenet e ait: Tenui eum nec dimittam.

 

Ya hemos llegado a conocerlas. Pero ¿las hemos comprendido? No lo comprende el razonamiento, sino la santidad de vida, suponiendo que pueda comprenderse lo que de suyo es  incomprensible. Pero si no fuera posible no habría dicho el Apóstol: Para que comprendamos con todos sus consagrados. Por tanto, lo compren en los santos. ¿De qué manera? Si eres santo, lo conociste y lo comprendiste; si no lo eres, trata de serlo y lo sabrás  por experiencia. Serás santo si tus afectos son  santos, y ellos  dedos maneras  por el santo temor de Dios y por el santo amor. Afectada totalmente el alma por este como doble abrazo suyo, comprende, abraza, estrecha, posee y exclama: Lo agarraré y no lo soltaré.

 

§ 2       

 

Et timor quidem sublimi et profundo, amor lato longoque respondet. Quid tam timendum quam potestas cui non potes resistere, quam sapientia cui abscondi non potes? Poterat minus timeri Deus, alterutro carens. Nunc autem perfecte oportet timeas illum, cui nec oculus deest omnia videns, nec manus potens omnia. Quid item tam amabile quam amor ipse, quo amas et  quo amaris? Amabiliorem tamen iuncta aeternitas facit, quae, dum non excidit, foras mittit suspicionem. Ama igitur perseveranter et longanimiter, et habes longitudinem; dilata amorem tuum usque ad inimicos, et latitudinem tenes; esto  etiam in omni sollicitudine timoratus, et sublime  profundumque apprehendisti.

 

El temor responde a su altura y profundidad; el amor, a su largura y anchura. ¿Podemos imaginarnos algo más temible  que un poder al que nadie se puede enfrentar y una sabiduría a la que nadie se puede ocultar? Si Dios careciese de alguno de estos dos atributos, podría temérsele menos. Pero debes temer a Dios, porque sus ojos todo lo ven y sus manos son  todopoderosas. Igualmente, ¿hay alguien al que podamos amar más que al mismo Dios por el que amas y eres amado? Y aún es  más di no de amor si pensamos en su eternidad, por la que  nunca falla y excluye por eso todo temor. Ama, por tanto, con perseverancia y longanimidad y poseerás la longitud; tiende tu amor a tus enemigos y poseerás la anchura; pon tu solicitud por perseverar en el santo temor y poseerás con eso la altura y  a profundidad.

 

Capítulo 31 

 

§ 1       

 

Aut, si mavis quattuor aeque tuis divinis quatuor  respondere, facis hoc, si stupes, si paves, si ferves, si  sustines: stupenda  plane  sublimitas  maiestatis;  pavenda  abyssus iudiciorum. Fervorem exigit caritas, aeternitas  perseverantiam sustinendi. Quis stupet, nisi qui contemplatur gloriam Dei? Quis pavet, nisi qui scrutatur profundum sapientiae? Quis fervet, nisi qui meditatur caritatem Dei? Quis sustinet et perseverat in amore, nisi qui aemulatur aeternitatem caritatis?  Nempe aeternitatis quamdam  imaginem perseverantia praefert. Denique sola est cui aeternitas redditur, vel potius quae  aeternitati hominem reddit, dicente Domino: Qui perseveraverit usque in finem, hic salvus erit.

 

O si prefieres corresponder a estos cuatro atributos  divinos con cuatro afectos de tu corazón, lo conseguirás si eres capaz de vivir en la admiración, el temor, el fervor y la  constancia. l.a sublimidad majestuosa de Dios debe embriagarnos de admiración; sus insondables juicios deben atemorizarnos. Su amor nos reclama una gran pasión, y su eternidad, firme  fidelidad. ¿Quién  no se queda atónito si contempla la gloria de Dios? ¿Quién no se espanta si desciende a los abismos de su  sabiduría? ¿Quién no se abrasa de celo si medita en el amor de Dios? ¿Quién no se confirma y persevera en el amor si aspira a la eternidad de ese mismo amor? La perseverancia es como  una imagen de la eternidad. Y además es la única virtud a la que se le asigna la eternidad, o mejor, devuelve al hombre la eternidad: quien resista hasta el fin, ése se salvará.

 

Capítulo 32 

 

§ 1       

 

Et nunc adverte in quattuor istis contemplationis  species quattuor. Prima et maxima contemplatio est admiratio maiestatis. Haec requirit cor purgatum, ut, a vitiis liberum atque exoneratum peccatis, facile ad superna levet, interdum quoque, vel per aliquas morulas, stupore et exstasi suspensum teneat admirantem. Secunda autem necessaria est huic: est  enim intuens iudicia Dei. Quo sane pavido aspectu, dum  vehementius concutit intuentem, fugat vitia, fundat virtutes, initiat ad sapientiam, humilitatem se  at. Virtutum siquidem bonum quoddam ac stabile fundamentum, humilitas. Nempe  si nutet illa, virtutum aggregatio nonnisi ruina est. Tertia contemplatio occupatur, vel potius otiatur, circa memoriam beneficiorum, et, ne dimittat ingratum, sollicitat memorantem ad amorem benefactoris. De talius di it Propheta, loquens ad Dominum:  Memoriam  abundantiae suavitatis tuae  eructabunt. Quarta, quae retro sunt obliviscens, in sola requiescit exspectatione promissorum, quae, cum sit meditatio aeternitatis  -siquidem quae promittuntur, aeterna sunt-,  longanimitatem alit et perseverantiae dat vigorem.

 

Y ahora fíjate cómo a estos cuatro atributos de Dios  corresponden otras cuatro especies de contemplación: La primera y más importante es la admiración de su majestad. Requiere un  corazón purificado, libre de los vicios y descargado  de pecados para que pueda elevarse fácilmente hacia las cosas de arriba. A veces podrá quedar incluso suspenso en la admiración, aunque sólo por unos instantes, dada la violencia del  estupor y del éxtasis. La segunda es imprescindible para que se dé la anterior, porque contempla los juicios de Dios. Su  espantosa visión, cuanto con más fuerza impresiona al alma que los contempla, le obliga a huir de los vicios, a echar cimientos sólidos a sus virtudes, a iniciarse en la sabiduría y a  mantenerse humilde. Porque si falla la humildad, las virtudes acumuladas se vienen abajo. La tercera contemplación se ocupa, o más bien halla su ocio en el recuerdo de los beneficios, y para no caer en la ingratitud, induce a la memoria al amor del que los concedió. Dirigiéndose al Señor, dice a este respecto el  Profeta: Difunden la memoria de tu inmensa bondad. La cuarta contemplación prescinde de las realidades que quedan atrás  y descansa solamente en las promesas. Es una meditación de  la eternidad, pues las cosas prometidas son eternas; fomenta la longanimidad y corrobora la perseverancia.

 

§ 2       

 

Puto iam facile  est quattuor  nostra  haec  quattuor  illis   Apostoli assignare, dum longitudinem comprehendit meditatio promissorum, latitudinem  recordatio beneficiorum, sublimitatem contemplatio maiestati, profundum inspectio iudiciorum.  Quaerendus adhuc fuerat, qui nec satis adhuc inventus est nec quaeri nimis potest; at orando forte quam disputando dignius quaeritur et invenitur facilius. Proinde is sit finis libri, sed non finis quaerendi. Pienso que ya está clara la correspondencia entre estas cuatro clases de contemplación y las cuatro expresiones del Apóstol. La meditación de las promesas corresponde a la largura, el  recuerdo de los beneficios a la anchura, la de su majestad divina a la altura y la de los juicios a la profundidad. Pero deberíamos buscar todavía más al que aún no hemos hallado del  todo, ni jamás  puede  ser buscado suficientemente.  Lo haremos mejor  me   ante la oración que con la indagación intelectual. así lo encontraremos más fácilmente. Y sea ya éste el final del libro, pero no el de nuestra búsqueda.