Ministerio
DJN
 

Indica la mediación de servicio entre Dios y los hombres. En el A. T., aunque no el nombre, existía la idea; y diversas funciones, como la del rey, los profetas, los sacerdotes, ejercían un verdadero ministerio en el sentido indicado. En el N. T., siendo Jesús el único mediador, el único sacerdote, es también el único ministro de la Nueva Alianza. El ministerio posterior no es más que la continuación de este servicio mediador de Jesús y participación de él (Mt 10,40; Lc 10,16; Jn 13,20). El ministerio, por consiguiente, es un servicio a la comunidad. Los dos ministerios principales son el servicio de la palabra (Rom 12,6-8; 1 Cor 12,8; 1 Tim 3,2; Act 13,7) y el servicio de la comunión fraterna (Rom 12,8.13; 1 Cor 12,28; 1 Tes 5,12); es decir, el servicio fundamental es el apostolado; y luego otros ministerios, que el Espíritu Santo distribuye, a modo de carismas, al servicio del pueblo de Dios, según las necesidades que el pueblo tiene (1 Cor 12,4; 14,26; Ef 4,7.16). Como el ministerio es "un servicio en el medio", poco a poco el ministerio adquiere en la Iglesia una jerarquía cada vez más definida: designados por los apóstoles, aparecen los ancianos o presbíteros, encargados de dirigir y presidir las asambleas cristianas; los diáconos (sentido estricto que no hay que confundir con la diaconía en general, que es el mismo ministerio), encargados de servicios inferiores, materiales, aunque también ejercen el apostolado de la palabra; los obispos, por fin, son, como indica la palabra, los inspectores, los superintendentes de las comunidades para vigilar sobre ellas, con autoridad que se va perfilando cada vez más. Todos esos ministerios son conferidos por el rito de la imposición de manos; tiene, pues, un carácter sacramental. Siendo la continuación del servicio mediador de Jesucristo como sacerdote del N. T., este triple ministerio representa la continuación en la Iglesia, procedente de los apóstoles, del único sacerdocio de Jesucristo, en su aspecto jerárquico, es decir, como esencial servicio entre Dios y el pueblo cristiano, que también participa de un sacerdocio radical en virtud del sacramento del bautismo.

E. M. N.