«Jehová» es nombre profusamente empleado en algunas traducciones de la Biblia a lengua vernácula («Antigua versión de Casiodoro de Reina (1569), revisada por Cipriano de Valera» (1602). «Otras versiones 1862, 1909 y 1960»). Igualmente en la «Versión de los testigos de Jehová». Pero he aquí la paradoja: analizando los textos originales del A. T. no encuentro el nombre de «Jehová» por ninguna parte para designar a Dios. ¿Qué ha pasado? ¿De dónde ha venido? ¿Por qué se ha «colado» en las versiones? El misterio del Dios de la Biblia se presenta con otros muchos nombres:
«EL» aparece unas doscientas cuarenta veces en el A. T. -«ELOHIM», con mucha mayor frecuencia (unas 2.600 veces). -Combinaciones de «EL» en formas compuestas distintas, bien en los nombres de personas o localidades, como Ismael (Gén 16, 11), Bétel (Gén 28, 16-19), o bien en los apelativos divinos, unidos a experiencias sobre todo patriarcales, como «EL-ELYON» («Dios altísimo», Gén 19, 19-22), EL SADDAY («Dios omnipotente o de las montañas», Gén 17, 1), EL OLAM («Dios eterno o eternidad», Gén 16, 13)... Pero el nombre con que Dios se revela es YHWH (unas 6. 830 veces en el A. T.). Ordinariamente se emplea en la forma completa de cuatro letras («tetragrammatum sagrado»), aunque también se encuentra en su forma más abreviada: YAH y YHW, sobre todo en los nombres teofóricos. «Yaveh se revela a Moisés en el marco salvaje del desierto y en el desamparo del exilio, en la figura temerosa del fuego (3, 1-15). La revelación complementaria de Exodo 33, 18-23; 34, 1-7 no es menos terrorífica. Sin embargo este Dios de santidad devorada es un Dios de fidelidad y de salvación» (X. LEÓN-DUFOUR, Vocabulario de Teología Bíblica, Barcelona, 1965, p. 206). Sin duda alguna el nombre de YAVEH encierra un misterio; por sí mismo dice algo inaccesible: «Yo soy quien soy» (Ex 3, 14), nadie puede forzarlo, ni siquiera penetrarlo. Pero dice también algo positivo: una presencia extraordinariamente activa y atenta, un poder invulnerable y liberador, una promesa inviolable: «Yo soy». Se va cargando en el transcurso del tiempo de nuevos significados sorprendentes y sacrales, hasta convertirlo en «inefable», es decir, que no puede pronunciarse para no profanarlo (Cfr Ex 33, 18-23). Por respeto al nombre sagrado por excelencia, en la lectura se sustituía YHWH por ADONAY y a veces también por ELOHIM. Más tarde, cuando los escribas empezaron a escribir sólo las vocales hebreas de esta palabra, E. O. A., debajo de las consonantes de YHWH, apareció el híbrido «YEHOVA» o «JEHOVA». Se leyeron las consonantes YHWH con las vocales de ADONAY. ->Dios.
BIBL. — N. LOHFINK, La religión de los patriarcas y las consecuencias para una teología de las religiones, en «Exegesis y Teología», Salamanca, 1969, 11-130; X. DuFOUR (Leon), «Dios», en Vocabulario de Teología Bíblica, Barcelona, 1965, 106; A. MARAGON, «Dios», en NDTB (Nuevo Diccionario de Teología Bíblica), Madrid, 1990, 443-445.
Carlos de Villapadierna