LÓGICA TRINITARIA
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SUMARIO: I.
El problema: 1. Lógica y teología; 2. Lógica y Trinidad.—II. Soluciones: 1. El principio de identidad comparada y su aplicación trinitaria en la escolástica clásica (desde el s. XIII-XX): a. Soluciones señalando alguna condición ya por parte de la forma, ya de la materia del razonamiento, b. Los que suprimen el problema; 2. Lógica y Trinidad en la lógica modernorum (mitad del XIV a mitad del XVI).—III. Raimundo Lulio (+ 1316) y la Trinidad.—IV. La transcendencia divina y la nueva racionalidad paraconsistente.—V. Reflexión final.


I. El problema

1. LÓGICA ARISTOTÉLICA Y TEOLOGÍA. El problema del choque entre la filosofía griega y las verdades reveladas del cristianismo se manifestó pronto tanto en el mundo latino como en el oriental. Se concreta en las relaciones entre fe y razón, examinando si los enunciados que no pueden ser conocidos por el entendimiento humano y son conocidos solamente por revelación divina pueden ser desarrollados con aplicación de la lógica. El problema era muy importante para el progresivo desarrollo de la teología especulativa y de la elaboración reflexiva de las verdades cristianas.

En las tres grandes religiones monoteístas, judaísmo, cristianismo, isla-mismo, existió desconfianza inicial hacia la filosofía y lógica griega. A causa de ese ocasional antagonismo, también se desarrolla en esas religiones una defensa razonada de la lógica y aún una apología. Voy a limitarme solamente a un aspecto de las relaciones entre lógica helénica y revelación cristiana, al choque entre la racionalidad aristotélica y el misterio trinitario dentro del escolasticismo latino, aunque el problema existió también en el cristianismo oriental y ya desde la inicial especulación de los Padres. Por ej. san Agustín y san Juan Damasceno pueden ser dos importantes testigos del interés por la lógica en relación al misterio trinitario, en ambas tradiciones occidental y oriental'.

N. Rescher publica una Apología árabe-cristiana de la lógica del siglo X, aparecida en Bagdad y debida a un cristiano nestoriano, que tuvo discípulos e imitadores. Sería también importante estudiar el influjo muy probable de la lógica en las primeras herejías trinitarias que significan el choque de la racionalidad helena con algunos dogmas cristianos.

2. LÓGICA Y TRINIDAD. Para situar el problema en un momento importante del desarrollo medieval hemos de recordar el Concilio IV de Letrán (1215) en el que se condena al abad Joaquín de Fiore y se defiende la doctrina trinitaria de Pedro Lombardo. En ese concilio se formula perfectamente la doctrina católica acerca de la Trinidad: en Dios hay una esencia o naturaleza única y simplicísima y tres personas realmente distintas entre sí. Pero entre cada persona en sí misma y la esencia divina solamente hay distinción de razón. La esencia, naturaleza o sustancia divina no es engendradora, ni engendrada ni procedente; la persona del Padre es el que engendra, el Hijo es el engendrado, el Espíritu Santo es el que procede. La distinción real se da entre cada persona entre sí; pero cada persona es realmente idéntica con la única naturaleza o esencia.

El choque y el problema con la lógica aristotélica era insoslayable y múltiple y venía discutiéndose sobre todo desde Gilberto Porreta. El problema se aumenta y agudiza según se va conociendo la racionalidad aristotélica: las personas divinas son lo mismo que la esencia divina y no obstante se distinguen realmente entre sí; hay predicados que se atribuyen a la esencia divina y no a las personas.

Podríamos condensar en los siguientes puntos los temas de fricción entre la lógica de raigambre aristotélica y la formulación del misterio trinitario:

1° Un Dios que es al mismo tiempo uno y trino parece conculcar el principio de contradicción y el de tercero excluido. Del mismo sujeto no se pueden predicar propiedades contradictorias.

2° Muchos autores escolásticos se centran en estudiar cómo se aplica en la Trinidad el llamado principio de identidad comparada, que indica que las realidades idénticas a una tercera son iguales entre sí. Las relaciones reales en Dios, las tres divinas personas son idénticas a la esencia divina. Luego deberían ser idénticas entre sí. En una formulación latina bastante común: haec essentia est Pater, haec essentia est Filius, e Filius est Pater. Según el dogma trinitario, las premisas son verdaderas y la conclusión es falsa.

Otra manera de presentar la dificultad tiene también mucha historia: Omnis Pater genuit, essentia divina est Pater, ergo essentia divina genuit. Pero, el citado Concilio IV de Letrán había declarado que la essentia «non est generans,: neque genita».

El principio de identidad comparada era una de las bases del razonamiento silogístico, especialmente del llamado expositorio que tiene un término medio singular. Los escolásticos profundizan en esa supuesta incompatibilidad, estudiando las bases del razonamiento aristotélico, como el dictum de omni, dictum de nullo, la proposición predicativa y el principio de identidad comparada en su especial aplicación a los términos y enunciados sobre el Dios Uno y Trino.

3° Como las divinas personas están constituidas por relaciones se estudió especialmente el predicamento relación; profundizando en la distinción entre el esse ad y el esse in de esa categoría.

4° Otros temas que examinan son las definiciones, divisiones y propiedades de los términos in divinis en comparación con la situación lógica de los términos en el ámbito de lo finito y creado. Se aplica la nueva lógica modernorum, que se desarrolla a partir del XIV y no es de procedencia aristotélica directa.

5° En la proposición no sólo analizan la predicación y sus modos en los especiales términos in divinis. Algunos estudian también la oposición y conversión de enunciados predicativos, las consequentiae e inferencias inmediatas, fundadas en tales propiedades, utilizando además de la aportación aristotélica los grandes progresos medievales.

Podemos decir que la relación entre lógica y misterio trinitario es un enorme campo de estudio y de trabajo, intentanto buscar las condiciones para que sea posible aplicar la racionalidad lógica. El tema lo tratan los teólogos en los grandes comentarios al primer libro de las Sentencias de Pedro Lombardo, en los Comentarios a la Primera parte de la Suma Teológica, en todos los grandes escritos sobre la Santísima Trinidad hasta los manuales más recientes. También lo suelen tratar los grandes lógicos en sus exposiciones del tema silogístico. Además, veremos escritos especiales sobre nuestra cuestión. En los últimos años el problema está especialmente de moda.

Podríamos añadir que, en realidad, se trata de un problema epistemológico. ¿Vale la racionalidad humana aplicada al ámbito trinitario? ¿Exige algunos reajustes y restricciones que suprimirían las dificultades? ¿El gran misterio cristiano supera tanto la razón humana que es necesario renunciar a los principios universales del conocer y del razonar? Por un lado, los autores ven las dificultades. Por otro, se trata de defender siempre la racionalidad de la revelación, su no repugnancia al entendimiento humano para poder presentarla de manera conveniente a los infieles, singularmente a judíos y mahometanos que no admiten la encarnación y la Trinidad.

En lo que sigue intento presentar una breve visión panorámica de las diferentes soluciones dadas al problema que hemos planteado.


II. Soluciones

1. EL PRINCIPIO DE IDENTIDAD COMPARADA Y SU APLICACIÓN TRINITARIA EN LA ESCOLÁSTICA CLÁSICA (DESDE EL S. XIII AL XX). Es aspecto de nuestro problema que ha sido muy estudiado. El P.'Bartolomé Xiberta, eminente investigador carmelita, ha escrito un extenso trabajo histórico, desde los precursores de santo Tomás hasta Luis Billot, examinando once soluciones que distribuye en tres categorías: los que suprimen el problema declarándolo inexistente; los que señalan alguna condición por parte de la forma como necesaria para la aplicación válida del principio de identidad; los que indican alguna condición por parte de la materia, puesta la cual el principio carece de aplicación'. Agrupo en dos apartados las maneras de resolver las dificultades en la aplicación de dicho principio a la Trinidad.

a) Soluciones señalando alguna condición ya por parte de la forma, ya de la materia del razonamiento. Santo Tomás resuelve el problema en el ad primum del art. 3, q. 28, de la Primera Parte de la Suma Teológica: varias cosas idénticas con un tercero son idénticas entre sí, cuando tienen identidad plena, es decir, real y de razón. Las personas divinas se distinguen con distinción de razón de la esencia divina y, por tanto, no son idénticas entre sí. Por tanto, no es aplicable el principio en el ámbito trinitario. En la Summa contra Gentiles, lib. II, cap. 9, utiliza santo Tomás el principio de identidad comparada sin restricciones, demostrando la identidad entre sí de los atributos divinos porque se identifican realmente con la esencia, aunque conceptualmente se distingan de ella. El P. Manuel Cuervo en la Introducción a la edición de la BAC resume así la solución y las precisiones ulteriores de los tomistas: las cosas idénticas con un tercero son idénticas entre sí hay que distinguir: si son totalmente idénticas con el tercero, se concede; si son realmente idénticas y se distinguen con distinción de razón hay que hacer esta ulterior precisión: si se trata de cosas idénticas con un tercero del cual se distinguen con distinción de razón y se trata de perfecciones no opuestas entre sí, también se concede la aplicación del principio; pero, si se trata de relaciones opuestas entre sí, es decir, entre ellas hay oposición relativa sin distinción real en orden al tercero, entonces se niega la aplicabilidad del principio. Es el caso de Dios Uno y Trino.

Xiberta estudia como precursores de santo Tomás a Guillermo de Auxerre, Alejandro de Hales, san Alberto, san Buenaventura y otros con las diferentes matizaciones de cada uno. La solución tomista pasa, con algunos matices a otros escolásticos posteriores, como Capreolo, Cayetano, El Ferrariense, Zumel, etc., y también a los tratadistas modernos como Billuart, Billot al comentar el pasaje de referencia en el Doctor Angélico.

Duns Escoto se ocupa también del problema e insiste en que la identidad que se concluye entre los extremos ha de ser exactamente la misma que tienen con el medio. Hace interesantes precisiones sobre esa identidad para evitar razonamientos falaces. Posteriormente, los teólogos escotistas emplean la famosa distinción formal que va más allá de una mera distinción conceptual o lógica y es menos que la distinción real. Esa distinción formal que yace en la cosa misma, con cierta independencia de la razón humana, se utiliza para explicar el misterio trinitario admitiendo la identidad real entre cada persona y la esencia divina compatible con la distinción formal.

Un autor que ha sido especialmente estudiado es Francisco Suárez de cuya doctrina se han dado varias interpreta; ciones. Resumo la exposición del P, José Hellín SJ, de la doctrina del Doctor Eximio. El principio de identidad comparada en sentido formal se formula: si dos cosas se identifican con una tercera, tomada al menos una vez en toda su extensión, entonces se identifican realmente entre sí. Así propuesto es un principio analítico, inmediato, absolutamente verdadero y universal.

En sentido material se expresa así: si dos cosas se identifican realmente con una tercera singular y única, entonces se identifican realmente entre sí. Entendido y formulado así dicho principio tiene una excepción, cuando las cosas identificadas con otra tercera singular son relaciones opuestas e inmanentes. La excepción es única y se da solamente en materia trinitaria.

Algo parecido dice acerca del principio de no contradicción que en sentido formal es analítico y universal, pero materialmente tiene en Dios ciertas aplicaciones que son imposibles en las criaturas.

b) Los que suprimen el problema. El famoso carmelita Juan Baconthorp (+1345-48) adopta una actitud de crítica radical defendiendo que no hay un problema objetivo si nos atenemos a las fórmulas dogmáticas del Concilio lateranense, que no contienen nada que no se adapte perfectamente a los principios de contradicción e identidad comparada. Entre otras analogías pone la identidad real entre el ente y sus propiedades transcendentales y esa identidad no impide que, por ej., verdad y bondad sean predicados distintos.

Una posición distinta es la del dominico de Cambridge Roberto Holkot (+ 1349) que al meditar en que el misterio de la Trinidad es inconciliable con las exigencias de la lógica concluye que hay una logica fidei distinta de la logica naturalis. La lógica de Aristóteles no tiene aplicación universal y en ese sentido no es formal y universal. Parece concebir una lógica no aristotélica que vale en un plano superior a la razón y soslaya todas las dificultades trinitarias.

Debido a su singular posición, quiero recordar aquí a Juan Caramuel (1606-1682), que niega validez al principio de identidad comparada en lo creado y en lo increado. En su Metalogica dice textualmente: «tan in humanis quam in divinis falsum est omnia quae sunt eadem uni tertio esse eadem inter se». Los escolásticos, dice, admitieron su validez con grave daño de las letras por no haberse atrevido a contradecir al Estagirita. Tal principio ha sido causa de grandes errores en que incurren Durando y Gilberto Porreta. Santo Tomás se contradice al admitirlo con limitaciones al tratar de la Trinidad, y sin ellas al explicar la identidad de los divinos atributos, como queda indicado. Poner limitaciones a ese principio, como han hecho muchos escolásticos, es ir contra la filosofía que debe partir siempre de la analogía entre lo creado y lo increado. El principio de identidad comparada debe admitirse o rechazarse tanto en el orden creado como en el increado. Añade que no conoce a nadie que lo haya negado antes de él y que lo ha hecho en ilustres Universidades europeas. Además piensa que se puede dudar de la verdadera mente de Aristóteles.

2. LÓGICA Y TRINIDAD EN LA LÓGICA MODERNORUM (MITAD DEL XIV A MITAD DEL XVI). En el XIV se desarrolla especialmente la llamada logica modernorum con sus tratados especiales como De proprietatibus terminorum, De consequentiis, De Insolubilibus, etc., que no pertenecen a la tradición aristotélica, pero enriquecen y transforman la visión de su legado. La nueva lógica ayuda a profundizar en el problema de su aplicación in divinis. Francisco de Meyronnes (f 1327), discípulo personal de Escoto en París, es un vigoroso defensor de la formalidad de la lógica. La primera cuestión de su obrita Conflatus (Basilea 1489) contiene una manera magistral de tratar y sostener la universalidad del principio de contradicción. En otra obra, De terminis theologicis (Venecia 1517), estudia especialmente los nombres divinos, su división, sus modos de significar y de suponer. De ahí deriva las reglas para hacer silogismos correctos, atendiendo especialmente a que no se varíe la suppositio del término medio, en los razonamientos trinitarios, y a que los enunciados estén debidamente regulados por los principios dici de omni y dici de nullo.

Guillermo de Ockham es singularmente importante por ser un excepcional representante del nuevo desarrollo de la lógica modernorum, que aplica al misterio trinitario nuevas nociones como la suppositio singularis en el silogismo de exposición, que sólo es legítimo en la tercera figura. Ockham admite la validez universal de la lógica aristotélica. Las normas del Estagirita son suficientes, pero al aplicarlas a la Trinidad hay que tener en cuenta la teología y la revelación. En los paralogismos trinitarios suele cometerse una fallacia accidentis o consequentis por no tener en cuenta que se trata de términos especiales y de naturaleza única. No se discute la validez universal de la lógica, sino el modo de su aplicación concreta in divinis.

Adam de Wodham (t 1358) es discípulo adicto de Ockham en Oxford, donde Adam también enseña teología. Defiende la validez universal de la lógica, aun en materia trinitaria, cuando es correctamente aplicada. Acerca del tema Utrum Deus genuerit Deum resuelve siete paralogismos trinitarios con las reglas de la lógica, descubriendo generalmente una fallacia accidentis a causa de no utilizar un término medio adecuado.

La famosa Regula Anselmi «in divinis omnia sunt idem ubi non obviat relationis oppositio», que es muy utilizada, solamente sirve para descubrir errores al hablar acerca de la Trinidad y no tiene valor para descubrir las causas de esos errores. Los paralogismos trinitarios se resuelven principalmente por la correcta aplicación de las reglas que da el Estagirita en los Primeros Analíticos, siendo las más importantes el dici de omni y dici de nullo".

Gregorio de Rímini, OSA (t 1358) escribe en París por 1340 un Comentario a las Sentencias, donde el influjo de Ockham está unido al predominante de san Agustín. En I, d.5, q.l (Venecia 1521), f.53r-55v formula siete paralogismos trinitarios, al modo de éste que es el cuarto: essentia divina est Pater generans, igitur essentia divina est generans, igitur essentia generat. En las falacias trinitarias que va examinando hay también los problemas de conversión de proposiciones indebidamente hechas, que dan origen al paralogismo sexto: generans est essentia divina, igitur essentia divina est generans.

Según Gregorio, el principio de identidad comparada solamente vale cuando las cosas iguales a una tercera lo son tanto real como conceptualmen+ te. De manera parecida defiende que el principio de contradicción sólo es váli; do cuando se trata de sujetos totalmente idénticos. Está influido por Ockham, defiende la validez universal de la lógica y, en líneas generales, para re solver las dificultades en la aplicación trinitaria propone Gregorio que se atienda a los principios dici de omni y dici de nullo, examinando con cuidado si las proposiciones universales o particulares son realmente tales'.

Hermann Lurtz de Nuremberg, profesor en la Universidad de Erfurt escribe por 1395 un Tractatus de parrdlogismis consuetis fieri in materia Trinitatis, conservado en el ms. 805 de la Biblioteca de la Universidad de Giessen y que ha sido estudiado por L' Meier en la RevHistEccl 50 (1955) 455-70.

Otro tratado De paralogismis q fieri solent in divinis, debido a Enriq Totting de Oyta (+ 1397), profesor París, Praga y en la recién fundada Universidad de Viena, ha sido publicado y estudiado recientemente por Alfonso Maierú. Totting nos dejó varios escritos sobre las Sentencias de Pedro Lombardo. Hace también un compendio de parte del comentario a las Sentencias del ya citado Adam de Wodham, que coloca en las Quaestiones Sententiarum escritas en París por 1378-1380. El mencionado trabajo de Maierú se refiere a una parte de la q.8, a.2 que encontró en tres manuscritos de Munich, en la Biblioteca del Estado de Baviera, ms. lat. 8867, lat. 17468 y lat. 18364. Ahí Totting distingue varios tipos de predicación en los enunciados acerca de Dios que deben examinarse cuidadosamente. Con el análisis de las proposiciones y los principios aristotélicos, sobre todo el dici de omni et nullo, se pueden descubrir los defectos formales cometidos en materia trinitaria. Da también mucha importancia a la fallacia accidentis. Un católico nunca debe afirmar que lo formal de la silogística aristotélica no tiene vigencia en el ámbito trinitario para no exponer la fe al desprecio de los infieles. La fe y la Sagrada Escritura sirven para mostrar los defectos desde un punto de vista material y de aplicación.

La exposición de Totting de Oyta debió tener mucho eco porque a fines del siglo siguiente la cita Gabriel Biel (+ 1495) comparándola con los lugares paralelos de Ockham, Gregorio de Rímini, Pedro de Ailly (t 1420) y otros.

Uno de los alumnos de Totting fue Nicolás de Dinkelsbühl (t 1433), que escribe: ¿Utrum regulae syllogizandi et paralogismos dissolvendi traditae a philosophis sufficiant christiano ad syllogizandum et respondendum in materia benedictae Trinitatis?, que se conserva ms. en Viena, Biblioteca del Schottenkloster, cod. 254, f.115v-200. Resume la doctrina de su maestro Totting, pero con una visión algo diferente del problema: las reglas del Estagirita con la Escritura y la doctrina de la Iglesia no bastan para distinguir los auténticos silogismos de los paralogismos en la doctrina trinitaria. Admitir eso no es exponer la fe a burla y desprecio, porque el misterio trinitario supera totalmente la comprensión humana.

Un alumno del anterior, que también conoce a Totting, es Juan Wuel de Pruck, que siendo ya sacerdote se matricula en la Universidad de Viena por 1420. Pocos años después comenta el primer libro de las Sentencias, que se encuentra en el ms. Lat. 5067, f.120v-129r de la Biblioteca Nacional de la capital austríaca. Trata este tema Utrum regulae philosophorum et Aristotelis de syllogismis sufficiantgeneraliter ad catholice syllogizandum in divinis? Lo edita y comenta J. Auer-Bonn en el trabajo que tanto hemos citado. Wuel de Pruck recuerda las dos opiniones anteriores, la de Totting y la de Dinkelsbühl, dejando libertad para las dos opciones, aunque personalmente le gusta especialmente la doctrina que considera universalmente válidas las reglas de la lógica.

Auer-Bonn conoce un ulterior tratado anónimo Tractatus de paralogismis in materia Trinitatis, conservado en la Biblioteca del Estado de Prusia y que fue escrito en 1439. Está en el ms. lat. 694, f.301r-321, que contiene una extensa exposición, sistemática, de la problemática que vamos recordando. Contiene cinco grandes preámbulos sobre los términos y sus divisiones en Dios, la suposición dentro de la proposición, naturaleza especial de la predicación in divinis y especial aplicación del dici in omni et nullo. Da 44 reglas para resolver los paralogismos trinitarios. Entre otros autores cita la Lógica de Pedro Brinkel".

El citado prof. A. Maierú ha estudiado y publicado otro anónimo de fines del XIV o principios del XV, De modo praedicandi ac syllogizandi in divinis, conservado en la Biblioteca del Estado de Baviera en Munich, ms. lat. 17290, f.136r-145v. El autor anónimo comienza afirmando que el modus essendi de Dios es distinto del de las criaturas y defiende que a cada modus essendi diferente corresponde un modo adecuado diverso de enunciar proposiciones y hacer razonamientos sobre ese ámbito especial: en Dios hay una multiplicidad de identidades y distinciones. Por ej., hay identidad esencial entre cada una de las personas y la esencia divina; hay una identidad idéntica o personal entre la esencia y las personas y entre los atributos esenciales y las personas. En tercer lugar hay la identidad formal o propia, la que hay entre las personas y sus peculiares propiedades, entre la esencia y los atributos esenciales. De ahí se deriva que acerca de Dios se pueden enunciar tres tipos de proposiciones: esenciales, idénticas y formales. Los modos de la cópula se pueden expresar mediante un adverbio o una letra: eseentialiter (letra a), identice (letra b), formaliter (letra c).

Como Aristóteles no conoce el especial modo de ser del Dios cristiano no habla del especial modo de silogizar correspondiente a esos modos de predicación. Podemos tener silogismos con dos premisas en predicación formal en ese caso, el dici de omni et nullo, se aplica sin limitación alguna. Lo mismo sucede cuando las dos premisas contienen ambas una predicación idéntica. Pero, cuando las premisas no contienen la misma predicación, es decir son mixtas, por ej. de predicación formal idéntica, entonces hay que realizar modificaciones en la aplicación de los principios silogísticos dictum de omni nullo.

Examina luego el silogismo de exposición y el principio de identidad comparada quaecumque uni et eidei sunt eadem, inter se sunt eadem. Al aplicarlo, hay que atender también al triple modo de ser idéntico en Dios. Cuando las premisas expresan identidad esencial, o identidad formal con el término de comparación, se sigue el mismo tipo de identidad en la conclusión. Pero cuando los extremos se unen entre sí con identidad idéntica o personal, no se sigue esa identidad en la conclusión sino solamente identidad esencial. De este modo nuestro anónimo introduce un nuevo sistema de lógica basado en los tres modos de cópula en los enuncidos trinitarios (essentialiter, identice, formaliter). Con su aplicación evita todos los paralogismos, conservando todos los modos silogísticos del Estagirita, formulando cuatro reglas para los afirmativos y ocho para los negativos. Este anónimo de Munich critica otras soluciones fundadas en la distribución completa del término medio que señalaban otros lógicos. Piensa que ese procedimiento no resuelve nada. En efecto, otros lógicos tanto contemporáneos como posteriores acudían una precisión cuantitativa. Por ej. el enunciado Deus est Pater y Deus est Filius hay que formularlos Omne quod est Deus est Pater y Omne quod est Deus est Filius. Como son proposiciones falsas, no permiten la aplicación del principio de identidad comparada para concluir Deus est Filius que sería herética. En los negativos hay que añadir nihil quod est. Por eso no se sigue: nullus Pater est Filius, omnis Deus est Pater, ergo nullus Deus est Filius. En cambio, sería correcto: nihil quod est Pater est Filius, omnis Deus est Pater, ergo nullus Deus est Filius, pero la mayor y la conclusión son falsas. Así Alberto de Sajonia (+ 1390).

Es necesaria la distribución completa del término medio, como señalan también Marsilio de Inghen (t 1396), Buridán-Dorp y muchos otros. Los sumulistas del XIV, XV y primera parte del XVI en los grandes tratados silogísticos suelen ocuparse del tema in divinis, como sucede en Domingo de Soto, Luis Coronel, Lax, etc. El eminente Juan de Celaya, In libros Priorum Aris totelis (París 1516) dedica todo un tratado al razonamiento silogístico cum terminorum divinorum tractatu.

Agustín de Esbarroya (t 1554) es uno de los últimos representantes destacados de la logica modernorum que imprime en Sevilla por 1533 varios trabajos de lógica y en ellos inserta un Opusculum terminorum divinorum (f.47r-56v) que tiene cierta independencia doctrinal y tipográfica. Trata sólo de la problemática de la lógica en su aplicación trinitaria. Toma como base y punto de partida la doctrina del Concilio IV de Letrán y estudia a continuación las definiciones, divisiones y propiedades de los términos in divinis, las leyes de la oposición de proposiciones, las inferencias y consequentiae inmediatas, los principios dici de omni et nullo y el silogismo de medio común, especialmente se detiene en el silogismo de exposición aplicado a Dios Uno y Trino. Sostiene que los paralogismos trinitarios o pecan en la forma o en la materia o en ambas. Nunca la fe obliga a admitir contradicciones o a negar principios evidentes en el orden creado, es decir, la fe supera las luces de la inteligencia creada, pero no repugna a nada racional

Con esto terminamos esta breve panorárnica de las conflictivas relaciones de la lógica humana y racional con el misterio trinitario revelado.


III. Raimundo Lulio (+ 1316) y la
Trinidad

Se ha hablado mucho de las doctrinas de Lulio para demostrar por razones necesarias los artículos de la fe cristiana, sobre todo la Trinidad y la encarnación que no eran admitidas por árabes y judíos. Su pretensión ha dado lugar a discusiones sobre la auténtica interpretación de su verdadero pensamiento. Es posible que haya solamente una exageración debida a la máxima preocupación por exaltar la racionabilidad de esos dogmas. Raimundo Martí y el mismo Duns Escoto han sido objeto también de acusaciones de racionalismo exagerado. En cualquier caso, merece recordarse a Lulio por la crítica que han hecho Gabriel Vázquez, Domingo Báñez, Francisco Suárez y otros autores a las demostraciones racionales del misterio trinitario.


IV. La transcendencia divina y la nueva racionalidad paraconsistente

Hoy se habla mucho de la racionalidad y lógica paraconsistente, que admite como legítima y verdadera la contradicción dentro de ciertos límites. La filosofía cristiana fue profundamente contraria a la paraconsistencia y eso parece deberse al enorme influjo de Aristóteles y su lógica, que habría inspirado algunas desviaciones, como le sucedió a Nestorio amamantado en la escuela de Antioquía.

El pensamiento paraconsistente continúa de alguna manera tanto en el cristianismo ortodoxo como en el pensamiento herético. Por ej. san Pedro Damián (t 1072) rechaza la aplicación a Dios del principio de contradicción. Al pensamiento paraconsistente le interesa especialmente la tradición neoplatónica. Plotino concede propiedades contradictorias al Uno, que es todo y nada, comprende en sí toda la realidad y, sin embargo, no posee ninguna naturaleza determinada, está en todos los sitios y en ningún sitio. Proclo, el PseudoDionisio y Escoto Eriúgena recogen algunas de esas notas contradictorias. Del neoplatonismo hay influjo en la mística cristiana, donde también hay elementos paraconsistentes muy significativos, como en el Maestro Eckart (t 1327)

Dios posee propiedades mutuamente opuestas en grado que en los entes finitos serían incompatibles y no realizables conjuntamente. Dios es la reconciliación de todas las contradicciones. La coincidencia de los opuestos en Dios aparece muy especialmente en el profundo pensamiento de Nicolás de Cusa (1 1464). El Cusano critica a los aristotélicos por insistir tanto en la no' contradicción y en el principio de no contradicción y por rehusar de manera,l tan obstinada la compatibilidad de contradicciones en la realidad. Dios es un ser misterioso y contradictorio, que posee en alto grado el ser uno y trino a la vez. Posee a la vez infinita justicia e infinita misericordia, porque Dios es lógicamente transcendente y no hay en él perfecciones que se excluyan. Aquí hace falta una lógica paraconsistente: que admita que Dios posee en alto grado propiedades mutuamente opuestas, que no se excluyen por ser lógicamente transcendente. Las contradicciones son racionales en las criaturas y en Dios de manera muy especial debido a esa transcendencia lógica. Tal es hoy la posición de algunos teólogos y sobre todo, de los numerosos lógicos partidarios de la racionalidad de la contradicción.


V. Reflexión final

El tema lógica y Trinidad ha sido objeto de mucha atención por parte de filósofos y teólogos de la tradición escolástica. Un mismo autor, por ej. Juan de Santo Tomás se ocupa del tema en el Cursus Theologicus y también en el Cursus philosophicus. Por eso es necesario atender a la literatura lógica y sumulista y a la teológica. Hay materia, para una extensa monografía de gran interés para ver la preocupación por resolver los conflictos que estimulan la especulación escolástica, utilizando los progresos de la lógica. Soto se quejaba de que los sumulistas modernos a vecesr escribían contra universalem usum theologorum, exigiendo que se atendiese a la naturaleza de los términos en Dios. Otro tema de confluencia era el de la relación, que es un predicamento aristotélico y en la Trinidad es constitutiva de las divinas personas. En filosofía unas veces se estudiaba en lógica y otras en metafísica. Juan de Santo Tomás estudia los predicamentos en el Ars Logica, aludiendo al problema trinitario. Suárez, en cambio, le dedica la disputa 47 de sus famosas Disputationes Metaphysicae (1597), donde también trata la relatio identitatis y las relaciones divinas de la Trinidad. En el Dr. Eximio hay una verdadera síntesis de toda la tradición acerca de la relación. Los teólogos también estudian el tema de la relación al hablar de las divinas personas

Un estudio completo del problema exigiría una extensión y una amplitud mucho mayor.

[—> Agustín, san; Amor; Analogía, Anselmo, san; Buenaventura, san; Concilios; Encarnación; Escolástica; Escoto, Duns; Espíritu Santo; Fe; Filosofía; Hijo; Islam; Joaquín de Fiore; Judaísmo. Mística; Misterio; Naturaleza; Nicolás de Cusa; Padre; Padres (griegos y latinos); Personas divinas; Relaciones; Revelación; Teología y economía; Tomás, santo; Trinidad.]

Vicente Muñoz Delgado