COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
2 Ts 2, 15-3, 5

 

1.

Si hay tantos hombres "perversos" y "malos", es tal vez debido a que les falta un "consuelo permanente" y una "esperanza".

Las comunidades cristianas deberían servir de trampolín a la Palabra de Dios "a fin de que se propague y sea acogida con honor como entre vosotros".

El hecho de que "la fe no es de todos" quiere decir que no todos llegan a la fe, la cual es un don de Dios (Ef 2. 8). Aunque Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, la respuesta al evangelio es un acto libre (Rm 10. 16) que el hombre puede rehusar. Pablo sabe que la predicación evangélica provoca a veces un rechazo y una reacción violenta contra el que la hace; por ejemplo, los judíos de Corinto acusaron a Pablo ante los tribunales del procónsul Galión (Hch 18. 12).

La perseverancia en la fe debe ir acompañada del amor a Dios y de la esperanza en la venida del Señor Jesús. Esto es lo que se pide aquí para los tesalonicenses.

EUCARISTÍA 1989/52


2.

Esta segunda parte de la carta concluye lo mismo que la primera (cfr. 1, 11s), con una oración. Pablo, Silvano y Timoteo (pues la carta es de los tres) invocan a "Jesucristo, nuestro Señor" y a "Dios, nuestro Padre" para que "consuele" y "dé fuerzas" a los fieles tesalonicenses. Los dos verbos se hallan en singular, no en plural como podía esperarse; la razón es que el Padre y Jesucristo constituyen un único principio de una misma acción (cfr. 1. Tes 3, 11).

Cuando Pablo y sus compañeros piden oraciones, piensan en su misión apostólica, en que el Evangelio se difunda a partir de la comunidad de Tesalónica. Pues la palabra de Dios corre y es glorificada en la medida en que los hombres responden a ella con la obediencia de la fe. En ese progreso hay obstáculos que sólo pueden superarse con la gracia de Dios. Por eso hay que pedir y rezar insistentemente.

Ante todas estas dificultades, Pablo y sus compañeros ponen su mirada en el Señor, cuya fidelidad conocen (cfr. 1 Tes 5, 24); esperan del Señor, que dé fuerzas a los fieles de Tesalónica para seguir firmes en la fe en medio de todas las persecuciones. Se consuelan también recordando que los tesalonicenses ya son fieles al Señor y a cuanto ellos mismos en su nombre les han enseñado.

La perseverancia en la fe debe ir acompañada de la constancia en el amor a Dios y de la esperanza en la venida del Señor Jesús. Y esto es lo que ellos piden ahora para sus amigos de Tesalónica.

EUCARISTÍA 1986/53


3.

Hacia el final de la carta encontramos este párrafo que es expresión de sentimientos y afectos paulinos respecto a los destinatarios de la carta. Es importante señalar que en la Biblia no siempre hemos de buscar -porque si los buscamos no los encontraremos en ciertos pasajes- mensajes doctrinales o informativos. Muchas veces el lenguaje bíblico simplemente expresa los sentimientos de la persona que escribe, tanto del autor humano directamente como los del autor divino en cuanto ello es posible. Y hay que ponerse en esa onda afectiva para comunicarse con el texto y comprenderlo, no intelectualmente, que no es posible, sino en sintonía con lo emitido por el autor. Y ello nos aporta enormes ventajas, nos pone a tono con ciertos sentimientos y afectos que quizá nosotros no tendríamos abandonados a nuestro propio mundo.

Aquí el autor expresa sus afectos de oración, la necesidad que él tiene de hacerla. También los de comunicarse con su comunidad, el amor que tiene hacia los hermanos, la confianza en Dios. El consuelo y la fuerza de vida que tiene dado el comienzo que Dios ha llevado a cabo con ellos.

"La fe no es de todos" (v. 3,2) es una indicación de que no todos los hombres se abren de igual modo al don de Dios. De ningún modo que Dios limite su acción.

Lo esencial es vivir como quiere el autor -y lo ve- de los destinatarios de la carta.

FEDERICO PASTOR
DABAR 1989/55


4.

-El Señor es fiel, da fuerzas y protege del mal (2 Tes 2, 16-3, 5)

San Pablo da a los Tesalonicenses un mensaje de esperanza. Aunque la vida del cristiano es una trama de luchas y de dificultades, Dios le ama, le da consuelo y una gozosa esperanza, pero también fuerzas para el bien y para el anuncio del evangelio. Por lo demás, hay que orar para que el evangelio se difunda y la palabra de Dios se escuche en todas partes. Esta difusión no se da sin persecución por parte de los que no creen. Pero Dios es fiel y da fuerza, protegiendo del mal. Es preciso que perseveremos en este camino.

Este breve pero tonificante pasaje de la carta va dirigido también a nosotros en medio del claroscuro de nuestra vida y de las tentaciones de atasco y desaliento. La certidumbre del amor que Dios nos tiene y de su ayuda nos levantan el ánimo e impide que nos entorpezcamos en las miserias grandes o pequeñas de nuestra existencia.

ADRIEN NOCENT
EL AÑO LITURGICO: CELEBRAR A JC 7
TIEMPO ORDINARIO: DOMINGOS 22-34
SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág. 145


5. /2Ts/02/01-17

El espíritu del creyente, como el de cualquier hombre, es débil e influenciable. La paz y la visión realista de sí mismo y de la propia tarea en la vida no se establecen de manera imperturbable, sino que siempre están sujetas al peligro de ser alteradas por factores diversos. Uno de ellos es la palabra. En este sentido, las "teorías" no son inofensivas, sino todo lo contrario.

La palabra dirigida a un hombre siempre deja en él una huella, superficial o profunda. Por eso, el creyente tiene que tener claridad de criterio y agudo sentido crítico para saber discernir lo que le conviene de entre todo lo que oye. De hecho, ya tiene en sí mismo el criterio. Pablo alude a él muy claramente en el texto que leemos hoy. El fiel debe rechazar toda palabra que le haga perder la sensatez, que le quite la paz, que le provoque temor (v 2), que tienda a oscurecer la luminosidad del destino de su vida, conocido mediante el anuncio del evangelio (14). A la vez, el Apóstol sugiere a los tesalonicenses y a todos los creyentes que consideren por qué razones o motivos han acogido el evangelio y dónde reside la fuerza de éste para sus vidas, diciéndoles que es para los hombres «una consolación indefectible y una magnífica esperanza» que los anima interiormente y los afianza en todo bien de palabra y por obra ( 16s). De este modo, la tarea del cristiano consiste en descubrir el bien y hacerlo. Se entiende, pues, que toda palabra o doctrina que tienda a desviarlo del cumplimiento de esta vocación suya se le revelará, por este solo hecho, como perniciosa. Es mala la doctrina que hace mal al hombre. Por otra parte, la decisión de llevar una vida cristiana en la búsqueda y práctica del bien no está tampoco condicionada por la oscuridad de ciertos párrafos extraños y sorprendentes, como una parte del texto de hoy, que a veces encontramos en la Escritura. Por lo que respecta al presente texto de la segunda carta a los Tesalonicenses, la inteligencia podría quedar satisfecha viendo que el Señor Jesús, anunciado en el evangelio, tiene ya de antemano ganada la batalla contra el mal (8). Guiándose por un sano realismo y en beneficio de su paz y serenidad, el creyente debe saber dejar a Dios que haga la obra que sólo él puede hacer. Para llevar adelante su obra de creyente, le basta saberse escogido para la santificación, amado por Dios y llamado a alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

M. GALLART
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD
MADRID-1981.Pág. 238 s.


6. /2Ts/03/01-18

La difusión de la palabra del evangelio encuentra obstáculos de parte de los «hombres perversos y malvados». Por eso Pablo pide a los tesalonicenses que rueguen por él, «para que la palabra del Señor se propague rápidamente y sea acogida con honor» y él se vea libre de semejantes adversarios (1s). El Apóstol vive sólo por la palabra, cuyo anuncio es para él el bien mayor que puede hacer a los hombres. Sin embargo, teme por su obra, la que ha hecho con su predicación en los creyentes de Tesalónica. Por eso, al tiempo que reconoce la fidelidad del Señor, no puede dejar de recordarles que «el Señor le da la certeza de que cumplís y cumpliréis nuestras instrucciones» (4). De todos modos, la confianza de Pablo en la constancia de los tesalonicenses no encuentra mejor refugio que la plegaria, con la cual les expresa a la vez todo lo que les desea: el amor de Dios y la paciencia de Cristo (v 5).

En la segunda parte del texto de hoy se alude a un problema singular: holgazanes en la comunidad de Tesalónica. Sin duda, ocasionarían disgustos abusando del buen corazón de los demás creyentes. Frente a ellos, el Apóstol no tiene reparo en proponer también aquí su comportamiento personal como modelo a imitar. Recuerda cómo, cuando estaba con ellos, tuvo cuidado de no comer de balde, a pesar de que tenía derecho a ello, sino que se ganó el sustento con su trabajo, con largas horas de fatiga, para no ser gravoso a nadie (7-9). Así deben comportarse ellos. Tal como él hará, quiere que se deje aislado al ocioso, pero con caridad, que no lo consideren enemigo, sino que lo corrijan como a un hermano (15).

Es ésa una manera concreta de hacer el bien, cosa de la que no se han de cansar nunca (13). Ante el comportamiento de Pablo, podríamos preguntarnos si no sería preferible vivir del propio trabajo y no a costa de la palabra predicada (por más que tenga en sí misma un valor inapreciable).

M. GALLART
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD
MADRID-1981.Pág. 239 s.

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