COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
2 Tm 04, 06-08. 16-18

 

1.D/FIDELIDAD:

En el mismo final del escrito hay una vez más una exhortación a la fidelidad. Es uno de los temas dominantes de este escrito, lo cual indica el carácter tardío del mismo. Para animar a los destinatarios, en singular, Timoteo o en plural si se da ficción literaria en ese punto, el autor apela al ejemplo personal del pretendido autor del escrito, Pablo. Quizá refleje aquí algo de las vivencias del Apóstol que le hubiesen llegado de algún modo. Puede ser también una imaginación del autor con base en la realidad de la vida paulina. No hay claridad sobre el punto.

Pero eso no es lo más importante. Se pone delante del lector la conmovedora figura de un hombre entregado durante toda su vida a la causa del Evangelio, de la fidelidad a su predicación y, en último término, al Señor Jesús. Ello a pesar de todas las penalidades, soledades, abandonos. Ciertamente Pablo de Tarso procedió de esta manera. Por ello con toda justicia se puede apelar a su ejemplo.

Naturalmente (véase 4,17 y 18) la fuente de todo ello ha sido Dios mismo que no ha abandonado a Pablo ni abandonará al cristiano. Lo cual no significa que le ahorre dificultades ni la muerte. El abandono que Dios no hace se refiere a la adhesión a El mismo, a su causa, a su amor manifestado al mundo. Pero eso puede llevar a la muerte, igual que ocurrió a Jesús. Y momentáneamente el protagonista puede sentirse desanimado y tentado, como también el mismo Jesús en la cruz. Pero eso no es la última palabra, sino la de esperanza y seguridad.

FEDERICO PASTOR
DABAR 1989/52


2.

Pablo es ya un anciano que está en la cárcel y espera la sentencia de muerte. No se hace ilusiones humanas, pero mantiene viva la esperanza en el Señor, que es un juez justo. Como todo hombre, teme la muerte; como creyente, la afronta con serenidad y la acepta como un sacrificio que ha de hacer a Dios y un retorno a la casa del Padre.

Pablo se acuerda de su vida, como un atleta que piensa en los incidentes de su carrera. Está contento porque ha sabido mantener encendida la antorcha de la fe hasta llegar a la meta, porque ha sabido luchar por esa fe y su combate ha sido bueno. Ahora confía recibir la corona merecida, la que el Señor tiene preparada para cuantos aman su venida al fin de los tiempos.

Las palabras de Pablo pueden parecer, a un lector superficial, muy semejantes a las del fariseo que se vanagloría de sus propias obras delante de Dios (evangelio de hoy). Pero el tono es muy diferente, también la expresión: Pablo agradece al Señor la ayuda recibida para cumplir su misión en el mundo (v.17); además concluye su discurso dando toda la gloria al Señor (v.18). Ninguna de esas cosas hace el fariseo en su oración.

Esta "primera defensa" puede referirse a la primera cautividad de Pablo en Roma, en cuyo proceso, no obstante haber sido abandonado por todos, fue absuelto. Y después de conseguir la libertad, continuó su misión evangelizadora y llegó hasta los confines de la tierra prometida, hasta España (cf. Rom 15,24 y 28). Según otros comentaristas, puede tratarse también de la primera defensa en la segunda cautividad. Pablo perdona a los que le dejaron solo en el peligro ante los tribunales.

Y no espera ya otra liberación que la definitiva. El Señor, que nunca le ha abandonado, le librará y le acogerá en su reino.

EUCARISTÍA 1989/49


3.

Pablo está casi seguro de que vive su último proceso; por lo demás, lo está sufriendo en el más absoluto aislamiento, lo que no deja de constituir la más dolorosa de las pruebas de su cautiverio. Pero se mantiene fiel (v. 7) a su misión en el corazón mismo de la prueba, ya que ésta le ha permitido a los paganos -sus jueces- anunciarles su evangelio. ¡Cómo creer que la prueba sea el fracaso de su misión cuando le ha proporcionado una ocasión para evangelizar! Además, la prueba permite a Pablo identificarse con los sentimientos de Cristo en la cruz, perdonando a quienes le abandonan (v. 16). ¿Cómo habría de poder dejarse dominar por el desaliento? El camino de la salvación está asegurado para quien lo recorre con Cristo.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VII
MAROVA MADRID 1969.Pág. 208


4.

-Recibir la recompensa del vencedor (2 Tim 4, 6-18)

San Pablo llega al final de su existencia. A cada momento se presenta para él, prisionero condenado a muerte, una muerte por ejecución. Contempla, pues, su vida y nos da el balance. En estos momentos se encuentra dispuesto a la ofrenda de su vida. Ha combatido bien, ha sido fiel, ha deseado la venida del Señor en su gloria; espera, pues, la recompensa.

En los interrogatorios que ha tenido que sufrir, aunque abandonado de todos, Pablo ha estado sostenido por el Señor. ¿Cómo no lo va a estar en el momento de su partida hacia el Reino? Conserva una prenda tranquilizadora. Ha sido fiel. Si el Señor le ha ayudado durante su proceso, ¿cuánto más no se verá ayudado por el Señor mismo cuando tenga que entrar en su Reino?

Esta confianza de Pablo es aliento para todos los que desean permanecer fieles y vivir su fe en la Iglesia. En su fidelidad tienen la prenda de la ayuda misma de Cristo para su entrada en el Reino.

ADRIEN NOCENT
EL AÑO LITURGICO: CELEBRAR A JC 7
TIEMPO ORDINARIO: DOMINGOS 22-34
SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág. 141


5.

Al llegar al final de la carta, Pablo habla de su situación presente, en la que siente muy cercano el término de su vida, ofrecida como una libación. La imagen del aceite o del vino derramados sobre el altar en las ofrendas diarias de la mañana y del atardecer, sirve a Pablo para expresar lo que es su vida una ofrenda, una donación, un devolver a Dios lo que él le ha dado. Para él morir es como una partida para ir el encuentro definitivo de Cristo.

Después compara su vida a un combate y a una carrera atlética, en los que se ha mantenido fiel. La imagen de la carrera culmina con el premio que se entregaba a los vencedores: una corona "Aquel día" se refiere al día del juicio, en el que el Señor le dará el premio merecido. Pero Pablo no habla sólo de él: también recibirán la corona "todos los que tienen amor a su venida", es decir, los que viven según los caminos del único juez.

La confianza que muestra el Apóstol en el "juez justo" proviene en parte del hecho de que el Señor ya le ha dado pruebas más que suficientes de su benevolencia. Cuando se encontró como Jesús, solo ante el tribunal, el Señor le dio fuerzas, como había prometido. También como Jesús, perdona a los que le abandonaron en un momento tan difícil. Y la fuerza del Señor le ha permitido, a pesar de todo, continuar la misión confiada: proclamar el Evangelio, sobre todo a los paganos . "Salvar de las fauces del león" es una expresión típica del Antiguo Testamento, que recuerda el episodio de Daniel en el foso de los leones, y también el salmo 21: en las situaciones más terribles, Pablo se ha sentido protegido por Dios. Esta experiencia le da confianza y puede acabar con una invitación a la alabanza a la que se puede añadir toda la comunidad diciendo "Amén".

JOSEP M. GRANÉ
MISA DOMINICAL 1992/13

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