COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
1 Ts 1, 1-5b

1.

Hacia el año 50 o 51, después de haber sido expulsado de la ciudad de Filipos por haber curado a una pobre esclava de cuya enfermedad se lucraban sus amos, llegaban Pablo y sus dos discípulos, Silvano y Timoteo a la ciudad de Tesalónica. Aquí empezarían a predicar el Evangelio en la sinagoga de la comunidad judía, siguiendo su costumbre; pero, como otras veces, terminaron abandonando la sinagoga para continuar su evangelización en la casa de un prosélito llamado Jasón. Alarmados los judíos por la predicación de Pablo, organizan un alboroto y llevan a Pablo y a sus discípulos ante los tribunales. De nuevo se repite la acusación que hicieron contra Jesús, el maestro: estos individuos van contra los decretos del César. Apenas hacía cuatro meses que habían comenzado su labor en Tesalónica, cuando Pablo y sus discípulos se ven obligados a abandonar, no sin preocupación, la pequeña comunidad que se había ido formando en torno a su palabra y testimonio. Llegados a la ciudad de Atenas, Pablo manda a Timoteo que regrese a Tesalónica y se informe de la vida de los nuevos cristianos. Timoteo vuelve de su viaje con buenas noticias y alcanza a Pablo en Corinto. Es entonces cuando Pablo escribe esta primera carta a los tesalonicenses, que es el texto más antiguo del NT.

Notemos, en primer lugar, que se trata de una carta colectiva. Escriben Pablo, Silvano y Timoteo, colegialmente. Además, el destinatario es toda la comunidad cristiana de Tesalónica, la iglesia local.

Después de un breve saludo, la carta comienza dando gracias a Dios y recordando en esa acción de gracias a los fieles tesalonicenses. Es como un "memento" y un "communicantes". Este recuerdo y esta oración se hace por todos y por cada uno. Se describe concisamente el estado en el que se halla la comunidad de Tesalónica. Es una comunidad fundada en las tres virtudes teologales: en una fe que fructifica en obras, en un amor sincero que va más allá del sentimiento y llega al compromiso y en una esperanza capaz de aguantar todo lo que le echen. El centro de esa comunidad es JC.

El trabajo de Pablo y de su equipo no fue en vano en Tesalónica. Porque no fue pura palabrería, sino "manifestación del poder del Espíritu" (1 Co 2. 13). Ellos mismos pudieron comprobar entonces lo que más tarde diría Pablo a los romanos: que "el evangelio es fuerza de Dios para salvar a los creyentes" (1. 16). Y si ahora siguen fieles es porque tuvieron la experiencia inolvidable de la fuerza de Dios en la predicación apostólica.

EUCARISTÍA 1987/49


2. /1Ts/LIBRO: ES EL PRIMER ESCRITO DEL NT.20 AÑOS DESPUÉS DE LA PASCUA.

Estas palabras son probablemente las primeras de lo que luego fue el NT. Es opinión general que la Primera a los Ts es el primer escrito paulino, y a su vez, el primero cronológicamente, del canon del NT. Fue escrita en los primeros años de la década de los cincuenta de nuestra era, sin poderse precisar exactamente cuándo.

Su principal interés es que data de unos veinte años solamente después de la Pascua y es un testimonio, no sólo de la mente de Pablo, sino de la fe de aquellas primeras comunidades y de su forma de vivir.

F. PASTOR
DABAR 1990/51


3.

Cuando Pablo y sus compañeros dicen: "Siempre estamos dando gracias a Dios por todos vosotros", muy probablemente se refieren a la celebración eucarística ("dar gracias= "aujaisteîn"). Con esto quieren significar que el elemento aglutinante de la asamblea cristiana es precisamente la eucaristía, la cual no puede considerarse solamente de una manera vertical -unión con Dios-, sino también y muy principalmente de una manera horizontal: solidaridad entre todas las comunidades cristianas.

Ahora bien, para que entre las comunidades cristianas haya una solidaridad es previamente necesario una información mutua. Una comunidad que se encierre en sí misma con el pretexto de que únicamente le interesa su relación con Dios empieza por ello mismo a dejar de ser cristiana.

La información que Pablo tiene sobre la comunidad de Tesalónica es valorada de una manera concreta: "la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza".

La "fe", para san Pablo no es simplemente un asentimiento intelectual, sino toda una actitud vital del hombre, que incluso abarca su dimensión comunitaria, hasta tal punto que algunas veces "fe" equivale a "comunidad de creyentes" (2 Co 1. 24).

El amor igualmente no es meramente un suspiro romántico, sino que implica todo un esfuerzo para realizar una situación donde no exista el odio, la explotación y la opresión. Igualmente la esperanza no es una mera espera, puramente pasiva, sino un esfuerzo continuado por mejorar el mundo en el que vivimos: para ello indudablemente hace falta mucho "aguante".

El porqué de esta espléndida situación de la comunidad tesalonicense se debe al hecho de que las cosas pasaron como debían pasar: "el evangelio no llegó a vosotros sólo con palabras, sino, además, con poder del Esp. Sto. y convicción profunda". Una comunidad cristiana no se convoca por la iniciativa de un hombre, sino por el hecho misterioso de la llamada de Dios.

COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT
EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1898


4. I/LOCAL:

-Vida de fe, de amor y de esperanza (1 Tes 1, 1-5) San Pablo saluda "a la Iglesia que está en Tesalónica". Merece la pena subrayar la expresión para los cristianos de hoy. Tenemos la tendencia a ver en la Iglesia local una porción de la gran Iglesia, mientras ésta estaría formada por la adición de las Iglesias locales. El Apóstol considera esta realidad de forma muy diferente. Para él, cada Iglesia es presencia de la Iglesia universal. Y así es como lo entiende el concilio _Vat-II en la constitución Lumen Gentium, n. 26, por ejemplo.

La Iglesia es, pues, la asamblea de los convocados por Dios, y a ella se dirige san Pablo en Tesalónica. Dentro de esa Iglesia (asamblea) es donde el Apóstol saluda a los cristianos, que no tienen real consistencia más que en la Iglesia.

San Pablo da gracias a Dios a propósito de estos cristianos. Su acción de gracias se dirige a Dios, en primer lugar, a propósito del pasado: los cristianos de Tesalónica acogieron la Palabra; luego, da gracias al constatar el dinamismo vivo de esa Palabra que conduce a los cristianos en medio de la esperanza hasta la vuelta de Cristo; y da gracias, en fin, por la eficacia de la Palabra: no ha sido vana entre ellos. Aquel anuncio fue allí fuerza, acción del Espíritu Santo, certeza absoluta.

Con ocasión de esta acción de gracias, podemos nosotros reflexionar en la intensidad de nuestra acogida a la Palabra; y todos cuantos tienen el encargo de anunciarla, están invitados a agradecer la eficacia de la Palabra de la que son mensajeros.

ADRIEN NOCENT
EL AÑO LITURGICO: CELEBRAR A JC 7
TIEMPO ORDINARIO: DOMINGOS 22-34
SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág. 138


5.  /1Ts/02/01-12:

Hoy se comienza la lectura de la primera carta a los cristianos de Tesalónica antigua capital de la Macedonia romana. Pablo había predicado allí, aunque con dificultades (Hch 17,1-10). Esta primera carta a los Tesalonicenses parece ser el escrito cristiano más antiguo de los que han llegado hasta nosotros. El saludo inicial es colectivo: Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de los tesalonicenses (1,1).

La predicación del evangelio había dado fruto allí, constituyéndose una comunidad de creyentes. De esas conversiones -«de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar del cielo a Jesús, su Hijo» (v 9s)-, los que remiten la carta dan ante todo gracias a Dios en sus plegarias, haciendo constantemente memoria de ellos por su fe, su caridad y su esperanza, demostradas en obras, fatigas y constancia (v 3). De tal manera habían respondido a su vocación -a pesar de las dificultades y tribulaciones- que su fama se había extendido, convirtiéndose en modelo para los creyentes de regiones cercanas (v 8).

Pero el texto de hoy, de forma imperceptible nos coloca frente a un hecho singular: la sorprendente conciencia de sí mismos que manifiestan los predicadores de las primeras horas. Para ellos, anunciar el evangelio ha llegado a ser una urgencia inexcusable de la propia conciencia, ya que se sienten responsables ante Dios por ello (2,4). Por el evangelio, en efecto, están dispuestos a sufrimientos y contradicciones de toda ciase, como de hecho soportan (v 2). No les importa nada más: ni la benevolencia y simpatía de los hombres, ni el provecho material, ni quedar bien (v 5s). Esta misma conciencia de responsables del evangelio es la que les urge a vivir de una manera santa, justa e irreprensible con los demás (v 10). Por otra parte, lo que piden a los tesalonicenses es -ni más ni menos- que vivan «como se merece Dios, que os ha llamado a su reino y gloria» (2,12). Es verdad que la conciencia es personal e intransferible.

Pero quizá sea preciso tener en cuenta que el evangelio no muestra su verdadera fuerza y todo cuanto puede significar para el hombre hasta que el creyente no se decide a vivir por encima de cualquier simpatía o antipatía, de todo interés material, de cualquier deseo de quedar bien o mal.

M. GALLART
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 111 s.


6. /1Ts/02/01-13: /1Ts/02/19-20: PD/PREDICADOR:

Pablo, ¿ejemplo y modelo de pastores? Lo sugiere la lectura de este texto, tomado de la primera carta a los cristianos de Tesalónica. La figura y actividad del Apóstol se perfilan como las del predicador completamente desinteresado, que no busca otra cosa que no sea únicamente la propagación y conocimiento del evangelio, dispuesto a entregar en cada momento su vida por aquellos que lo acogen, como lo hace una madre con los hijos que amamanta. ¿Una imagen bucólica de la predicación? ¿Que no se llamen «pastores» los predicadores? Su función es la de ocuparse únicamente de las ovejas, sin afanes de sacar provecho alguno o ganancia personal, y sin engañar a nadie con palabras de adulación, dejando de lado cualquier deseo de gloria humana. Y todo eso mirando al mismo tiempo de no ser una carga. La figura de predicador de Pablo brota de dentro, de la seguridad profunda, así como de sentirse portador de una palabra que no es de hombres, sino «palabra de Dios» (v 13).

Pablo, ¿ejemplo y modelo de pastores? Pero ¿cómo conseguir una seguridad de la propia palabra como palabra de Dios? Y ¿cómo hacer que sea recibida como tal? Algo de dramático oculta la predicación del evangelio: sembrar la palabra sin la certeza de verla germinar, ni saber siquiera si germinará. Y aún más: hacer de pastor sin osar presentarse como modelo o patrón a las ovejas, aunque sólo sea por pudor. Y predicar, evitando añadir al final «palabra de Dios». Tarea verdaderamente singular la de predicar para los otros y predicarse simultáneamente a uno mismo. Predicador y oyente al mismo tiempo.

Hay en el mundo esta palabra que se llama «de Dios». Y no para que la sirvamos, sino para que nos sirvamos de ella. Como todas las cosas de este mundo, también la palabra de Dios está a nuestro servicio, siempre que acertemos a servirnos de ella. Quién sabe si no sería ésta precisamente la tarea del pastor, del predicador hoy: descubrir el servicio que la palabra de Dios puede hacer al hombre de ahora, y de cada momento, y de siempre. Eso, claro está, quiere decir esfuerzo para conocerla, pensarla, sopesarla, digerirla y, al mismo tiempo, afinar y hacer cada vez más amplia la mirada sobre el mundo, los hombres y uno mismo. Y, después decir al pueblo la propia palabra viva. Sin esta palabra viva del predicador, la de Dios vendrá a ser un objeto de museo.

M. GALLART
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 861 s.