COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
Flp 4, 6-9

 

1. TESTIMONIO/COMPROMISO  PRESENCIA DEL CRISTIANO EN TODO LO QUE HAY DE VERADERO/NOBLE/JUSTO EN EL MUNDO.

El modelo de comportamiento que se propone a los creyentes es el del mismo Pablo, en tanto que su vida es una vida en Xto. El cristiano no será nunca un hombre pasivo, sino que se interesa por todo lo bueno y justo que hay en el mundo: las cualidades que aquí se enumeran ("lo que es verdadero, noble, justo...") formaban parte del ideal del mundo pagano de la época. Todo esto lo vivirá el cristiano desde su pertenencia a Xto y dará como fruto la presencia de Dios en él.

J. ROCA
MISA DOMINICAL 1981/18


2. ORACION/PETICION: LA PETICIÓN ES LA ORACIÓN DEL POBRE/DEL QUE TODAVÍA NO HA LLEGADO/DEL QUE TODAVÍA CAMINA HACIA LA PLENITUD DE DIOS.

 VALORES-HMS/CR: EL CRISTIANO DEBE ESTAR SIEMPRE ABIERTO A LOS AUTÉNTICOS VALORES.

En el último capítulo de su carta, Pablo da a los filipenses unos consejos. En primer lugar, hace una invitación a la alegría (4. 4). La causa de esta alegría es la próxima venida del Señor (v. 5). Es cierto que dicha venida ha de ser también motivo de vigilancia y que no podemos vivir "alegremente", pero debemos descansar de todas nuestras preocupaciones en el Señor. Por eso Pablo añade: "Nada os preocupe". Es una llamada a la serenidad de ánimo que nace de la confianza en Dios y que nos libera de la inquietud propia de cuantos no tienen en quien confiar.

La petición es la oración del pobre, del que todavía no ha llegado, del que todavía camina hacia la plenitud de Dios. Por eso es la oración de los cristianos que esperan la venida del Señor. Por otra parte, sabemos que Dios nos ama y se ha revelado en su Hijo, JC. Así que tenemos siempre motivos para dar gracias a Dios, y nuestras peticiones deben ir acompañadas incesantemente de la acción de gracias.

La "paz de Dios" porque viene de Dios y no es la paz que el mundo puede dar. Esta es la paz que posee el que sabe conjugar en su vida la responsabilidad vigilante y la petición a Dios de lo que todavía espera, con la seguridad de una fe agradecida por lo que ya ha recibido en Xto Jesús. Pablo, que escribe desde la cárcel y a la vista de sus guardianes, compara esta paz de Dios a los guardianes que Dios pone ante las puertas del corazón y de la mente para que nada perturbe la serenidad interior.

Pero esta paz de Dios, que nos custodia de falsos temores, nos libera por ello mismo para apreciar y aceptar sin recelo cuanto de bueno hay en el mundo. Los cristianos tienen que tener siempre abierto el corazón a todos los valores que, no siendo específicamente suyos, son sin embargo auténticos.

EUCARISTÍA 1981/47


3. MORAL CRISTIANA/ETICA: MUCHOS CRISTIANOS CREEN QUE LA MORAL CRISTIANA ES "OTRA COSA"/OTRA MORAL ALEJADA DE LA VIDA. EL CRISTIANISMO NO SE INVENTA UNA MORAL PROPIA HACIENDO TABLA RASA DEL SENTIDO COMÚN Y DE LA CONCIENCIA ÉTICA.

Uno de los problemas que a los primeros cristianos se les planteó o se plantearon ellos mismos repetidas veces fue el de la moral.

Si el Evangelio era una Buena Nueva, si era efectivamente algo nuevo, ¿había también una moral nueva? La moral antigua, la ética del sentido común y de la ley natural, ¿seguía teniendo vigencia para ellos, o el cristianismo suponía una moral nueva, inventada, partiendo de cero, haciendo tabla rasa del sentido moral habitual? La pregunta no se quedó allí. Pablo respondió claramente en un texto que este domingo leemos en la liturgia de la Palabra. Pero la pregunta sigue latiendo hoy, porque nuestra conducta habitual no se basa sobre la respuesta de Pablo, sino sobre unos supuestos bien distintos.

En efecto, si miramos bien el sentir común de muchos cristianos, observaremos que existe el supuesto, consciente o inconscientemente, de que la moral cristiana es "otra cosa", otra moral alejada de la vida. Existe, diríamos, el convencimiento de que la moral cristiana pide a sus seguidores cosas muy alejadas de la vida. Las cosas ordinarias, las realidades diarias, las tareas e implicaciones sociales o personales modernas -y no pocas de las muy antiguas- quedan como fuera de la moral cristiana habitual porque se piensa que ésta es, efectivamente, otra cosa.

Si usted se sentara al confesonario podría observar que hay todavía muchos cristianos para los que la moral cristiana se queda muy alejada de la vida real, o mejor, se queda reducida a unas parcelas de la misma. Unos pocos capítulos referentes a las relaciones humanas familiares, a la sexualidad y a la disciplina de la Iglesia (precepto dominical) constituyen para muchos cristianos, como digo, lo central y casi único importante de la moral cristiana. Fuera de eso parece que ella no tiene ya nada que decir.

O sea, para muchos cristianos quedan fuera de la moral cristiana las grandes realidades diarias. De hecho muchos piensan que las obligaciones de las leyes de tráfico -en las que tantas veces jugamos con la vida propia y la ajena- son una cuestión civil, pero no moral frente a Dios. Muchos cristianos han podido intentar defraudar a Hacienda en sus declaraciones porque esto, ya se sabe, no tiene que ver para ellos con la moral cristiana.

El mundo de la corrupción administrativa y jurídica, las recomendaciones, tráfico de influencias, las injusticias en los procedimientos administrativos y legales está también lamentablemente protagonizados por cristianos que viven tranquilos de conciencia en esas irregularidades, porque para ellos la moral cristiana es "otra cosa". Para muchos otros cristianos las relaciones laborales, los compromisos políticos, el paro, el hambre en el mundo, el subdesarrollo... son cuestiones irrelevantes desde el punto de vista moral cristiano, porque la moral cristiana se refiere, efectivamente, a "otras cosas".

Y por lo que se refiere al capítulo de la vida cristiana misma, ocurre otro tanto. Muchos cristianos se acusan compungidos en el confesonario del "pecado mortal" de no haber ido a misa un domingo, pero no ven la más mínima inmoralidad en no haber intentado nunca vivir en serio en comunidad cristiana, en no haberse nunca formado cristianamente fuera de los años del catecismo infantil, en no haber hecho nunca ningún esfuerzo de evangelización, en no compartir en absoluto sus bienes en la comunidad cristiana, en no participar activamente en la vida de la Iglesia... La moral cristiana, repitámoslo, para ellos es "otra cosa". Otra cosa que queda reducida y confinada a unos pocos capítulos tradicionales bien recortados.

Por eso la palabra de Pablo puede hoy de nuevo conmover nuestras conciencias, nuestra moral cristiana tradicional: "todo lo que es bueno, noble, bello, justo, verdadero, amable, laudable... tenedlo en cuenta". El cristianismo no se inventa una moral propia haciendo tabla rasa del sentido común y de la conciencia ética natural. Cierto que tiene aspectos propios, nuevos, peculiares, que da una nueva perspectiva a todo el conjunto. Pero no queda reducida a ser "otra cosa".

Se impone la tarea de redescubrir la moral cristiana, de ampliarla a sus verdaderas dimensiones. Porque Jesús no trajo una moral nueva, más sofisticada o perfeccionada. Jesús trajo el anuncio de un Reino nuevo, que tiene en cuenta todo lo que es bueno, noble, bello, justo, verdadero amable, laudable... El día que "tengamos en cuenta" todo esto ganará mucho prestigio la moral cristiana. Que sea pronto.

DABAR 1981/52


4.

Como en tantas otras cartas paulinas, el final de Flp está dedicado a las exhortaciones éticas. Es muy importante saber entroncar esta sección moral con el resto de los escritos paulinos para no desvirtuar su sentido. En efecto, Pablo no es un moralista cuyo mayor interés fuera impartir indoctrinamiento práctico. Así han procedido no pocos predicadores, antiguos y modernos, pero ésa no es la forma de proceder de Pablo ni del mismo Jesús, aunque a primera vista quizá no sea tan evidente.

El punto principal de Pablo es la exposición y estímulo a vivir el SER CRISTIANO. A ello dedica la parte principal también de sus escritos. Exposición no teórica, sino con el objetivo de que se viva profundamente. Como es lo más importante y lo más difícil, a ello consagra sus mayores esfuerzos. Tanto en esta carta como en las demás.

Pero, una vez expuesto ese horizonte, saca brevemente algunas consecuencias. Porque evidentemente -aquí podría estar uno de los fallos de Lutero en la exégesis paulina- un ser profundo no se puede concebir sin un obrar consecuente. Porque no sería humano algo puramente interno por sincero y profundo que fuese.

Pero Pablo no cae en la trampa de concretar excesivamente esta exhortación a la práctica. El obrar está enraizado y brota espontáneamente del ser, de la condición humana. Pero el modo de proceder ha de estar matizado conforme a las circunstancias concretas de cada uno, y tomando como último criterio la propia conciencia. Si no se quiere tratar a los cristianos como a niños, se ha de procurar que sean autónomos y responsables en su conducta.

De ahí que Pablo suela limitarse a recomendaciones generales como las de este párrafo de Flp. Naturalmente, en otras ocasiones, cuando es necesario, desciende a más detalles, como en 1 Co, pero eso no suele ser su talante.

F. PASTOR
DABAR 1990/49


5.

Pablo, con un destino muy incierto, se despide de los filipenses. Y lo hace con una invitación a la paz: "Nada os preocupe". Ahora bien, esta actitud del cristiano no surge de una filosofía o modo de entender la vida a nivel simplemente humano, sino que surge de la seguridad del próximo encuentro con el Señor.

-"Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús": La paz que proviene de Dios está en otro plano que la paz que proviene de las posibilidades humanas y de su modo de comprenderla. Es una paz que, como un centinela, mantiene al cristiano adherido de corazón y pensamiento a Jesucristo.

-"Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, tenedlo en cuenta": El apóstol termina con una doble recomendación a la comunidad de Filipo: asumir los valores humanos aceptados y divulgados por los pensadores griegos y vivir los valores del Evangelio ("lo que aprendisteis, recibisteis...").

JOAN NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1987/18


6. CRISTIANO: APASIONADO POR TODO LO HUMANO.

1.-Pablo esboza aquí para sus amigos de Filipos un estilo de moral, una forma de comportamiento que no tiene nada que ver con la moral pagana, sino que camina en otra línea. Señala varios puntos de apoyo que los creyentes harán bien en tomar. El primero es que el actuar cristiano se desarrolla en la oración, en un clima de ternura en Cristo Jesús. La prescripción de toda moral queda desplazada por una visión de amor y esto lo expresa el creyente en la acción de gracias. Algo que cada domingo toda comunidad cristiana se esfuerza por poner de manifiesto.

2.-Según el pensamiento de Pablo (Cf Rom 5), la paz no es algo que se caracteriza exclusivamente por la ausencia de guerra, no es siquiera una virtud moral, sino es el saberse salvado por Jesús. Esta es la paz fundamental de la que dimana toda otra paz. Pues bien, el creyente tendrá que esforzarse, si quiere ser consecuente con el hecho de Jesús, por ser un hombre de paz. El cristiano es, por definición, un pacifista, un no violento nato, un antimilitarista profundo, porque cree que el mejor medio para llegar al entendimiento entre dos personas es el camino de la paz. Construir la paz es querer infundir serenidad y coraje, simpatía y ánimo.

3.-El creyente, dice también Pablo, se caracteriza por una gran humanidad. Queda superada la concepción del que se aleja de los hombres porque le defraudan y "se refugia" en Dios. Ciertamente ese Dios no lo es tal, porque el Dios de Jesús pasa por el hombre Jesús. Por eso se podría definir al creyente como un apasionado por todo lo humano, por mejorar lo que se pueda mejorar dentro de la vida del hombre, por hacer al hombre más hombre. Y todo ello por exigencias de la fe. Este es el fruto que Dios espera del derroche de amor que ha hecho con el hombre (cf 1. lectura).

4.-Otras veces se ha propuesto Pablo a sí mismo como modelo de imitación en la lucha de la fe (3, 17; 1 Cor 4, 16; 1 Tes 4, 1). No es de ningún modo un orgullo fatuo sino la seguridad que da el mantenerse en fidelidad, la seguridad del profeta de verdad. El que desea avanzar por caminos de fe hará bien en animarse y tomar conciencia a través de los que se han lanzado a este trabajo de amor que es la fe en la más completa generosidad.

EUCARISTÍA 1978/46