COMENTARIOS
AL EVANGELIO
Marcos 9, 38-43.45.47-48
Par: Lc 9, 49-50 Lc 17, 1-2
1.
Detrás de la observación de Juan (hemos visto a un extraño echando demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido) se vislumbra fácilmente el egoísmo del grupo (tan frecuente), ese temor mezquino de la competencia de los demás que tantas veces se disfraza de fe (con la pretensión de tutelar el amor de Dios), pero que en realidad es una de sus más profundas negaciones. El discípulo ruín y cicatero -pero también profundamente inseguro- soporta con dificultad que el Espíritu sople por donde quiera. Se muestra envidioso, se siente desmentido y traicionado: ¿no debería el Espíritu de Dios estar sólo en nuestras manos, de forma que se viera claramente que somos nosotros, solamente nosotros, sus portadores? Salta al recuerdo un episodio del Antiguo Testamento: Moisés comunicó el Espíritu de Dios a setenta ancianos que habían salido del campamento y se habían reunido junto al tabernáculo; pero un joven vio con sorpresa que el Espíritu de Dios se había posado también sobre Eldad y Medad, dos ancianos que no se habían unido al grupo y que no habían salido del campamento, pero que se pusieron también a profetizar. Y Josué exclamó: "Moisés, señor mío, ¡prohíbeselo!" Pero Moisés le respondió: "¿Estás celoso por mí? ¡Ojalá profetizase todo el pueblo de Dios y hubiera puesto el Señor su Espíritu sobre cada uno de ellos!" (Núm 11, 16-30). Los auténticos amigos de Dios, como Moisés y Jesús, gozan de la liberalidad del Espíritu. No se sienten desmentidos, porque aman a Dios y no se aman a sí mismos.
Y esto es lo principal. Pero muchos escrupulosos defensores de los derechos de Dios -podríamos decir que todos los escrupulosos defensores de los derechos de Dios- se están defendiendo y sosteniendo en realidad a sí mismos, su propio recinto. Pero también es verdad que no todos los gestos son de Cristo, que no todos los intentos de liberación pertenecen a Cristo; sólo le pertenece lo que se hace en su nombre ("Hemos visto a uno que no era de los nuestros y que expulsaba a los espíritus malos en tu nombre... No es posible que alguien haga un milagro en mi nombre y luego hable mal de mí.") Lo que pasa es que el "nombre" no indica el recinto, sino la lógica.
La sentencia con la que Jesús cierra todas estas enseñanzas es sorprendente: "El que no está contra nosotros, está con nosotros." Es exactamente lo contrario de otra sentencia (Mt 12, 30; Lc 11, 23): "El que no está conmigo, está contra mí." Pero no hay ninguna contradicción. Son las diferentes situaciones las que explican la diferencia de las afirmaciones. La unidad está en el hombre que necesita de vez en cuando advertencias distintas. De todas formas, "la tolerancia de Jesús prohíbe toda cerrazón ortodoxa". "Si alguno le quita la fe (escandaliza) a cualquiera de estos pequeños que creen..." (9, 42). En tiempos de Jesús eran los maestros de la Ley los que con el peso de su autoridad y con la fascinación de su prestigio -y también con las amenazas de sus excomuniones (cf. Jn 9, 22; 12, 42)- desaconsejaban a la gente sencilla que siguiera a Jesús: perturban su fe y eran para ellos piedra de escándalo. Más en general, el "pequeño" es el discípulo continuamente perturbado en su fe, perturbado no sólo por el mundo, sino por su misma comunidad, incluso por aquellos que pretenden ser sus maestros. Y como si esto no fuera suficiente, está también el escándalo que viene de nosotros mismos. El hombre es escándalo para sí mismo, lleno como está de vacilaciones, de compromisos y de excusas demasiado fáciles. Con su lenguaje ("si tu pie es para ti ocasión de pecado -te escandaliza-, córtatelo...; si tu ojo es para ti ocasión de pecado -te escandaliza-, sácatelo..."), Jesús afirma la exigencia de una decisión sin reservas por el Reino, la absoluta necesidad de ponerlo en el primer puesto.
BRUNO
MAGGIONI
EL RELATO DE MARCOS
EDIC. PAULINAS/MADRID 1981.Pág. 139
2.
Texto. Pertenece a la misma sesión docente del domingo pasado. Es una pena que el texto litúrgico no se haya ampliado dos versículos más. Nos encontraríamos con el final de la sesión y podríamos comprobar cómo este final remite al comienzo de la misma, creando un marco temático unitario para toda ella. La sesión se abría en 9, 33 con problemas de rango y de prioridades entre los doce y se cierra en 9, 50 con una invitación a los doce a convivir en paz.
Juan, uno de los doce presenta el siguiente caso: Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios invocando tu nombre y hemos intentado impedírselo porque no nos seguía. Observemos el empleo del plural: hemos visto, hemos intentado, no nos seguía. Marcos presenta a los doce actuando como grupo bien definido y compacto. La expresión no nos seguía o no era de los nuestros significa que el exorcista no era cristiano.
Todo el resto del texto lo presenta Marcos como respuesta unitaria de Jesús a propósito de la actuación exhibida por los doce en el caso del exorcista. Es cierto que para elaborar esa respuesta Marcos se ha servido de frases de Jesús pertenecientes sin duda a diferentes situaciones. A ello se debe la aparente dispersión de las frases. Pero esto no debe ser razón para que nosotros las leamos aisladamente. Marcos las ha introducido en un contexto y dentro de él es como hay que leerlas e interpretarlas. En este sentido hay que decir que las divisiones que de este texto suelen hacer las biblias ni respetan la unidad creada por Marcos ni favorecen su adecuada interpretación.
Jesús está en desacuerdo con la actuación seguida por los doce en el caso del exorcista no cristiano. Las razones aducidas son de diversa índole. En primer lugar menciona Jesús razones pragmáticas o de sentido común. Son los vs. 39-41. Es improbable que alguien que apele a Jesús vaya acto seguido a hablar mal de él. En este sentido, afirma Jesús, todo aquel que no se presente expresamente como enemigo debe ser tenido por simpatizante. Para demostrar simpatía no son necesarias solemnes adhesiones doctrinales, bastan los pequeños gestos de la vida ordinaria.
En segundo lugar menciona Jesús razones de escándalo. Son los vs. 42-48. Estos son los versículos que más se han desenfocado, al haberse interpretado el escándalo en relación con los niños y fundamentalmente en materia sexual. Tajantemente hay que afirmar que Jesús no habla aquí ni de niños ni de concupiscencia, sea ésta sexual o de otro tipo. El escándalo del que Jesús habla es del que los doce pueden ocasionar con una actitud como la exhibida en el caso del exorcista cristiano. Las víctimas del escándalo son los pequeños que creen en mí. Desde el domingo pasado sabemos que en esta sesión docente el niño es una metáfora para designar a todos aquellos que dentro de la comunidad cristiana son poco importantes o poco considerados. La actuación prepotente o altanera de los doce, simbolizada por la mano, el pie y el ojo, es un escándalo para estos creyentes. El lenguaje severo y amenazador de Jesús quiere ser un aviso y un freno a esta actuación.
Comentario. Propongo que la homilía de este domingo empiece con una afirmación clara sobre el desenfoque que ha padecido este texto. Es urgente una labor de desmonte y de enfoque en la línea expuesta en el análisis del texto. A la hora de enfocar el texto no podemos olvidar que la luz proviene de los acontecimientos de Jerusalén: muerte y resurrección de Jesús. Según Marcos los problemas cambian de perspectiva y de tratamiento si se ven a esta luz.
El problema de fondo abordado por el texto de hoy es el de la convivencia pacífica o comunión eclesial.
Amenazas a esta convivencia: el comportamiento puntilloso y la actitud intolerante de los doce y, por extensión, de cualquier creyente.
Aviso: un comportamiento y una actitud así son gravísimos.
Propuesta: No ver enemigos en todas partes. Apreciar los pequeños buenos gestos de los demás en la vida ordinaria. Magnanimidad. A veces los ataques son respuestas inducidas por la propia intolerancia del atacado. Pensar, pues, que hay ataques merecidos. Si el domingo pasado no se trataba de una cuestión de humildad, hoy sí que puede serlo. Leer y meditar bien la primera lectura de hoy. Números 11, 24-30 y Marcos 9, 38-50 son relatos similares.
ALBERTO
BENITO
DABAR 1988, 49
3.
Estas palabras van dirigidas contra esa determinada concepción de la autoridad que subyace detrás de la intervención de Juan, uno de los doce, en el v. 38: autoridad como control, como monopolio exclusivo y excluyente. Desde el v. 39 hasta el final, Jesús replica a esta concepción de la autoridad.
Contra la intolerancia que sólo permite el reconocimiento a aquellos que se inscriben oficialmente en la Iglesia, Jesús afirma taxativamente el contenido de los v. 40 y 41. La autoridad debe caracterizarse por una amplitud de espíritu, por un saber estar por encima de las ideologías de grupo; debe estar abierta a todos los hombres que defienden una causa justa, aunque no sean cristianos; excluye la cerrazón ortodoxa, el sectarismo, la retirada al ghetto, la mirada introvertida...
Como en Mateo, también aquí se recoge una palabra en favor de los "pequeños" que creen en Jesús. Poco estimados, más ignorantes o débiles en la fe, jamás hay que hacerles tropezar (escandalizar). Estos pequeños pueden ser en la comunidad los que necesiten ser ayudados con cariño y paciencia para poder evolucionar sin desconcertar su fe. Pero también los que sufren la tentación de abandonar la Iglesia por la lentitud de ésta en renovarse.
La instrucción termina con una exhortación a convivir en paz (v. 50). A su luz debe leerse todo lo que precede.
EUCARISTÍA 1988, 46
4.
Jesús había enviado a sus discípulos a predicar el evangelio del Reino de Dios por tierras de Galilea (6, 7-13). Ahora, que ya han regresado, cuentan a su Maestro lo que les ha sucedido en esta primera experiencia misionera. Juan quiere hacerle una pregunta sobre el modo como se habían comportado con un exorcista, a quien le habían prohibido arrojar demonios en nombre de Jesús porque no era del grupo. Aunque Jesús no reprueba abiertamente esta conducta, pues sabe que no había en ello mala voluntad, aprovecha la ocasión para enseñarles qué deben hacer en adelante en casos parecidos.
En la guerra de César contra Pompeyo, éste consideraba enemigos a cuantos no estaban abiertamente con él; pero César, más generoso e inteligente, consideraba aliados suyos a cuantos no luchaban en contra suya. Jesús adopta en su lucha una u otra actitud de acuerdo a las circunstancias. Aquí dice a sus discípulos: "El que no está contra nosotros está a favor nuestro", pero en el evangelio de San Mateo encontramos la otra sentencia: "el que no está conmigo, está contra mí" (/Mt/12/30; cfr. /Lc/11/23).
Ahora bien, esta segunda sentencia está en un contexto en el que se habla de la batalla decisiva contra Satanás. Y es claro que en este caso no cabe la neutralidad, pues se trata de dos enemigos irreconciliables y de una guerra que a todos nos concierne personalmente.
También el exorcista que echa los demonios en nombre de Jesús está con Jesús y contra Satanás, aunque no sea oficialmente discípulo de Jesús. En este supuesto, Jesús pronuncia su sentencia contra todo tipo de partidismo. También en nuestros días hay muchos hombres que exorcizan el mal y la injusticia de nuestra sociedad y, con todo, no son expresamente cristianos, éstos son de los nuestros aunque no sean "de los nuestros", pues es claro que no están contra nosotros.
ESCANDALO/QUE-ES:Todo el que se hace discípulo de Jesús y aún no ha llegado a una fe adulta es "pequeñuelo". Y el que aparta de su camino a uno de estos pequeñuelos es un homicida, ya que les impide llegar a la verdadera vida. "Escándalo" es la piedra que nos hace tropezar, el impedimento que se encuentra en el camino. En sentido figurado significa tanto la dificultad que proviene de fuera, la dificultad objetiva (como en el presente texto), como la que surge del interior del hombre o dificultad subjetiva. En este segundo sentido habla Pablo de la cruz como "escándalo" para los judíos (1Co/01/23). Es claro que la cruz sólo es un impedimento para los que no la aceptan debido a sus prejuicios triunfalistas o de otro tipo.
La tentación nunca procede exclusivamente de fuera; de ahí que el hombre deba procurar también no escandalizarse a sí mismo. Y esto no es posible si uno no lucha contra sus propias inclinaciones y no toma medidas negándose a sí mismo.
Aquí se contrapone la "vida" al "abismo" o "gehenna". La gehenna era el nombre de un valle situado al sur de Jerusalén, en donde en tiempos de los reyes Ajaz y Manasés se sacrificaron niños al ídolo Molek (2 Re 23, 10; Jer 7, 31 s; Jer 32, 35). A partir del siglo II y a raíz de esta abominable experiencia, la gehenna pasó a significar en la literatura apocalíptica lo mismo que el infierno; esto es, el lugar de tormento de todos los condenados.
Con estas palabras alusivas a Is 66, 24 se describen las torturas de los condenados. El "gusano que no muere" significa para algunos la conciencia, los remordimientos; pero hay quien piensa que se trata de una alusión a la imagen profética del montón de cadáveres que quedan sin enterrar y son pasto de los gusanos.
EUCARISTÍA 1982, 44
5. GEHENNA.
-El castigo es visualizado a través de la imagen del valle de la Gehenna, en el que antiguamente se habían sacrificado niños a Moloc y en el momento presente era lugar de putrefacción ("donde el gusano no muere y el fuego no se apaga"): ahí situaba el judaísmo apocalíptico del tiempo de Jesús el lugar del castigo en el día final.
J.
NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1988, 18
6.
El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Si tu mano te hace caer, córtatela
El fragmento evangélico que leemos en este domingo incluye dos temas muy diferenciados: el monopolio dle nombre de Jesús, y el escándalo en el seno de la comunidad.
La primera generación cristiana daba importancia especial al uso del nombre de Jesús en las fórmulas sacramentales y los exorcismos (cf. Hc 3,6). Jesús no es monopolio de los Doce. Es de admirar la amplitud de miras con que contesta Jesús, y a la vez nos interpela: hoy, "el nombre de Jesús" ¿es monopolio de las instituciones eclesiales, o de los grupos cristianos, o de la misma Iglesia?
El segundo tema es el del escándalo que podemos nosotros causar con nuestras ideas o nuestro comportamiento. Escándalo no es sólo aquello que repugna moralmente, sino todo aquello que pueda menoscabar la fe del prójimo. El esquema ternario de miembros del cuerpo (mano, pie, ojo) no es exclusivo, sino abierto. El acento recae en la radical renuncia que Jesús exige a los suyos para evitar el mal a los demás. Renunciar a las cosas, al ejercicio de las convicciones... al propio cuerpo, por un valor mayor: la unidad de la comunidad.
San Pablo afronta el mismo problema en 1 Co 8-9 y en Rm 14. "Tened presente al débil en la fe, sin discutir opiniones", "me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles", "así, al pecar contra los hermanos hiriendo su conciencia tan débil, pecáis contra Cristo". La unidad en la comunidad cristiana, expresión de amor fraterno y núcleo de la "verdad del Evangelio" (cf. Gal 2,14) es un valor capital entre los discípulos de Jesús, hasta el punto que impone renuncias radicales en la conducta de los cristianos con "ideas más claras", o con una mayor responsabilidad eclesial.
JORDI
LATORRE
MISA DOMINICAL 2000 12 38
7. ACI DIGITAL 2003
40. Nosotros: Así reza el texto griego según Merk.
Algunos códices dicen vosotros, como en Luc. 9, 50. La variante parece acentuar
más aún la diferencia que Jesús establece entre El - que es el fin (Mat. 12, 30)
- y nosotros simples medios. Cf. Filip. 1, 15 ss.; Núm. 11, 24 - 30.
43. Véase Mat. 5, 29 s.; 18, 8s. Cf. Prov. 5, 8; Ecli. 9, 4. Gehenna: infierno,
Cf. Mat. 5, 22 y nota: Mas Yo os digo: "Todo aquel que se encoleriza contra su
hermano, merece la condenación; quien dice a su hermano "racá" merece el
sanhedrín; quien le dice "necio" merece la gehenna del fuego. Se trata aquí de
fórmulas abreviadas de maldición. Se pronunciaba una sola palabra, mas el oyente
bien sabía lo que era de completar. Tomado por sí solo, racá significa estúpido
y necio en las cosas que se refieren a la religión y al culto de Dios. Necio es
más injurioso que "racá", porque equivale a impío, inmoral, ateo, en extremo
perverso. El concilio, esto es, el Sanhedrín o supremo tribunal del pueblo
judío, constaba de 71 jueces y era presidido por el Sumo Sacerdote. Representaba
la suprema autoridad doctrinal, judicial y administrativa. Gehenna es nombre del
infierno. Trae su origen del valle Ge Hinnom, al sur de Jerusalén, donde estaba
la estatua de Moloc, lugar de idolatría y abominación (IV Rey. 23, 10).
44. Los vv. 44 y 46 faltan en los mejores códices griegos. Son repeticiones del
v. 48, introducidas por los copistas (véase Merk, Joüon, etc.).