COMENTARIOS
A LA SEGUNDA LECTURA
Santiago 3,16-4, 3
1.EV/ETICA:
En la línea típica de esta carta nos encontramos con una nueva exhortación moral, de tono apasionado. Los temas no son específicamente cristianos, sino de ética general. Son enteramente aceptables por un cristiano que es hombre.
Frecuentemente se intentan encontrar normas o conductas típicas de los cristianos, lo cual, a veces, lleva a errores. Porque el hombre, sea cristiano o no, tiene un sustrato común en su vida. Por ello el Nuevo Testamento acepta esta ética general, sólo que motivándola desde la fe y haciendo ver cómo en esa vida moral se realizan los planes de Dios sobre el hombre.
El autor hace caer en la cuenta a los lectores de la posible deshumanización -desgraciadamente llevada a realidad bastantes veces- en la vida social centrada en el egoísmo o el deseo de dominio y poder de unos sobre otros. Hay, de hecho, una realidad en el hombre y en los grupos sociales que es muy capaz de ello, aun cuando tal actitud vaya, a la larga más o menos, en detrimento del propio sujeto.
El placer ha de entenderse aquí en términos generales, sin concretarlo a una esfera determinada, sino un poco a la tendencia humana hacia la "hybris" o desmesura. Es bueno tener presente esta triste capacidad humana para no caer en idealismos. Y tampoco el cristiano se ha convertido en otro ser distinto, de forma que está expuesto a ese mismo peligro.
Lo difícil de este texto es la concretización en la vida cotidiana. Es tarea de cada uno y de cada grupo, de cada generación, encontrar la manera de hacer vivir estos ideales humanos. Nadie puede eximirse de esta tarea y pedir a otros que le den recetas y formularios. Aun con el riesgo de equivocaciones, pero con las ventajas del compromiso, hemos de intentarlo, sin aferrarse a formas quizá no actuales y, por eso mismo, no válidas, sino con creatividad y audacia.
FEDERICO
PASTOR
DABAR 1985, 47
2.
Hay una falsa sabiduría de la vida que se opone a la sabiduría de Dios. Es la sabiduría de los "vivos" o de los que "saben vivir", de aquellos que no buscan otra cosa que su proyecto. Esta falsa sabiduría es el origen de todos los males, de las envidias y de las peleas que siembran el desorden y hacen imposible la convivencia.
La auténtica sabiduría tiene otro origen, otras cualidades y, en consecuencia, produce otros frutos. Es la sabiduría que viene de Dios (cfr. 1, 5) y que consiste en ordenar la convivencia según las enseñanzas del evangelio. Las siete cualidades de la auténtica sabiduría la distinguen como don perfecto de Dios. Los que no han recibido la sabiduría construyen la paz y dan el fruto de la justicia. El autor se refiere en especial a la justicia por la que son justificados ante Dios los hombres que promueven la paz. Pero es claro que supone también aquella justicia humana sin la que es imposible la paz.
La ambición y los deseos de placer dividen al hombre en su interior, al no poder alcanzar lo que desea; pero esta división interior produce la envidia y se proyecta al exterior, afecta a la vida comunitaria y da origen en ella a las discordias y a los conflictos. Un consumo desenfrenado que estimula al hombre a tener siempre más es hoy la raíz de muchas frustraciones que, a su vez, desatan la violencia y dan pábulo a la agresividad de todo tipo: "Codiciáis lo que no podéis tener, y acabáis asesinando".
El autor piensa que el hombre permanece insatisfecho porque no pide a Dios lo que realmente necesita y, por lo tanto, no pide bien.
EUCARISTÍA 1982, 44
3.
-Artesanos de la paz (Sant 3, 16-4,3)
Las reflexiones de Santiago sobre sus cristianos son bastante pesimistas. Se parece a lo que en nuestro tiempo podría muchas veces escribir un responsable de parroquia. Existe una verdadera sabiduría, que viene de Dios y cuyos frutos son evidentes, entre los que el más importante es la justicia en la paz.
Lo contrario es desastroso para la comunidad cristiana y para el mundo. En realidad, la vida de los cristianos no llega a elevarse; la oración misma, si oran, no consigue elevarlos porque lo que piden son riquezas materiales para satisfacer sus instintos.
ADRIEN NOCENT
EL AÑO LITURGICO: CELEBRAR A JC 7
TIEMPO ORDINARIO: DOMINGOS 22-34
SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág.
128
4.
Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia
Hacemos el recorrido, a grandes pasos, de la carta de Santiago. Los domingos anteriores, el autor atacaba los favoritismos comunitarios y la fe desencarnada que no se traducen en obras. Y todo esto por coherencia con Cristo.
La sección 3,12-4,12 trata de los frutos que daña conocer la calidad del árbol. Las obras del cristiano han de estar inspiradas en la sabiduría y en un realismo sano. En el centro de la sección hallamos nuestra perícopa, que podemos dividir temáticamente en dos partes.
La primera se centra en la sabiduría. El término hebreo "sabiduría" expresa más un estilo de vida que una cualidad intelectual. La sabiduría del AT se basa en el estilo creyente de plantear la propia existencia, basado en la Torah. La sabiduría que propone Santiago a sus lectores cristianos se centra en la caridad fraterna y se manifiesta en la comprensión, la docilidad, la misericordia, las buenas obras y la siembra de la paz.
La segunda participa de la teología.judía de la época. Descubría la raiz del pecado en el "deseo", esto es, en aquel siempre querer más, incluso a costa de los demás; en basar la propia vida en un continuo cúmulo de insatisfacciones. Santiago lo traduce en guerras y contiendas mutuas. El autor contrapone a esta raiz otra: la obediencia de la fe que nos empuja no a seguir nuestras pasiones, sino la voluntad de Dios. (cf. 4,7)
JORDI
LATORRE
MISA DOMINICAL 2000, 12, 15