REFLEXIONES

 

1. ACEPCION-PERSONAS:

Hoy la Epístola de Santiago no puede ser más expresiva como dibujo de una realidad permanente entre los hombres.

En nuestra sociedad, en nuestro mundo, la acepción de personas es normal. Cada persona vale por lo que tiene, no por lo que es (persona) y, por consiguiente, el trato y la calificación que damos a unos u otros es completamente distinta. Por eso, lo que para unos es una "gracia", para otros constituye un detalle de mal gusto; lo que es perfectamente tolerable en unos, se convierte en insoportable en otros. Tenemos y vivimos una injusticia permanente que se trasluce en los más mínimos detalles del trato diario con quienes nos rodean. Guardamos la sonrisa, la educación y los buenos modales para aquéllos a quienes consideramos superiores o, al menos, iguales a nosotros.

Utilizamos la indiferencia, cuando no el desprecio, para todos los que calificamos de "inferiores", los encuadrados en las calificadas (no sin cierto sarcasmo) "clases humildes".

..........

Hoy, entre nosotros, en la iglesia, se sigue practicando la acepción de personas. Seguimos inclinados hacia el poderoso, hacia el rico, hacia el influyente. Intentamos penetrar en su órbita, movernos en su entorno, ser como él complaciente y melifluo. Escapamos rápidamente de los pobres, de los débiles, de los que no pintan nada. A lo sumo los tratamos con una estudiada deferencia en los pocos momentos en los que nos resulta imprescindible su presencia. De verdad, no son los pobres nuestros preferidos. Esto es indiscutible.

..........

Difícilmente en nuestra iglesia se oyen condenas por vivir burguesamente o incluso lujosamente, difícilmente se consideran "opinables" determinados ambientes apostólicos de "altura" o de "categoría", difícilmente se pone en entredicho a los sacerdotes, religiosos, religiosas de a pie que se mueven en determinados ambientes en los que es posible encontrar grandes contradicciones con el Evangelio. Las suspicacias se dirigen siempre hacia aquéllos que han elegido a los abandonados del mundo como medio en el que desarrollar su inquietud evangélica. Es posible que en estos segundos ambientes haya "desviaciones". Pero lo que resulta chocante es que nos apresuramos a señalar esas posibles deficiencias, pasando por alto otras de bulto que se dan en ambientes privilegiados, por llamarlos de alguna manera.

Es actual la Epístola de Santiago. Muy actual. Y merece una reflexión seria y personalísima. Estoy segura de que todos nos veremos reflejados en su líneas y de que todos tendremos que rectificar nuestra marcha después de asimilarla.

ANA MARÍA CORTES
DABAR 1985/45


2. DIALOGO/COMUNICACION

LA CULMINACIÓN DE UN ENTENDIMIENTO:

"...Quien quiera "predicar" o, simplemente, interiorizar para sí el contenido de Mc 7, 31-37 no tiene necesariamente que ceñirse a afirmaciones alegóricas como, por ejemplo: "todos nosotros estamos sordos a causa del pecado". Una afirmación así es demasiado vaga e indiferenciada como para "decir" algo. En realidad somos sordos o duros de oído, sencillamente porque todos nosotros tenemos que filtrar lo que oímos, a fin de no sentirnos oprimidos por la sobreabundancia de información; porque todo lo que oímos, para poder comprenderlo, tenemos que organizarlo en un determinado horizonte, el cual es distinto de persona a persona; porque tal horizonte se produce, a su vez, a partir de los propios éxitos y fracasos, a partir de decisiones vitales elaboradas por nosotros mismos o arrastradas, a nuestro pesar, por puro compromiso; y también, entre todas estas cosas, a partir de nuestros propios pecados.

Quien quiera hacer suyo el contenido positivo de este anuncio de Jesús no tiene más que conectar con los concretos malentendidos que se producen entre los distintos grupos sociales, internacionales, religiosos (las iglesias), entre las generaciones y hasta entre los miembros de cada familia: y todo eso a causa de la circulante y positiva intención personal, la estrechez de espíritu (tal como la recibimos, sin duda, por ejemplo, al imbuirnos de los prejuicios que flotan en nuestro "medio")... Porque todo esto es lo que a una persona le hace dura de oído y es por esto por lo que podemos decir que a tal persona le es precisa la salvación en su cuerpo y en su espíritu, tiene que ser curada en su voluntad y en todo su ser.

Actualmente sabemos lo mucho que puede desarrollarse la audición, cuánto, también, tiene que trabajar una persona para convertirse en un ser sensible, oyente atento de su entorno.

En discusiones interminables hemos aprendido cuánto hay que aproximarse unos y otros, cuánto tiene uno que abrirse y cuánto hay que penetrar en las opiniones, para poderse comprender.

"Ábrete": esto no es algo que se haya dicho a los oídos, sino a los hombres. "Abrete": corre el cerrojo y abre tu puerta de par en par...." (Fragmento de unas conclusiones de jornadas juveniles en una comunidad cristiana de Sudáfrica, en la que a la vez se celebra un matrimonio entre mujer blanca y hombre negro, Septiembre, 1984).

EUCARISTÍA 1985/42


3. MASS-MEDIA ESCUCHA/COMUNICACION

Muchos abrigaban la esperanza de que, acabando con el analfabetismo, se iban a resolver todos los males. La cultura se veía como una panacea universal. "Pero la cultura no consiste sólo en saber leer y escribir, sino, sobre todo, en saber escuchar y querer hablar. Así que se ha acabado con el analfabetismo, pero sigue el gamberrismo a todos los niveles, que es otro analfabetismo, el de la vida y la convivencia.

Hay muy pocos que pueden hablar y hay muchos que están perdiendo, o la han perdido ya, la esperanza y las ganas de expresarse, como no sea a gritos y por las malas. Son pocos los que hablan, porque la palabra ha sido capitalizada por los que tienen dinero, poder o influencia (o las tres cosas). Los medios de comunicación no están al servicio de la comunicación, sino de la manipulación (son unilaterales), porque no están al servicio de todos, ni al alcance de casi nadie. Su mensaje, digan lo que digan, siempre nos dice lo mismo: calla y obedece, traga y aguanta, atiende y consume, escucha y calla. De manera que el silencio a que nos reduce es la causa del silencio que guardamos. La mayoría tiene que limitarse a oír, pero difícilmente puede hablar, así que acaba por cerrar los oídos y no escuchar.

Pero no sólo no puede expresarse la mayoría, es que tampoco se le escucha. Los que pueden hablar, sólo hablan de lo que les conviene, o sea, de lo que es conveniente para sus intereses. De suerte que todos están muy interesados en lo suyo, de cada cual, pero pocos manifiestan interés por lo de todos, por lo de los demás. La convivencia se parece a un corral, donde hay gallos que cacarean a todas horas, mientras el resto del gallinero dormita.

¿Diálogo de sordos? O quizá peor, diálogo para besugos, como aquellos memorables del tebeo.

La sordomudez es la plaga más grave que tiene planteada la sociedad. El gamberrismo, el desencanto, las mil formas de droga, el pasotismo en todos los niveles de la cultura, el encogerse de hombros, y las filas de coches fin-semaneros, todos por el mismo sitio y cada cual a lo suyo, no son más que lo síntomas de una sociedad que languidece por falta de comunicación. Pero son también síntoma de una convivencia que se desmorona por falta de responsabilidad.

EUCARISTIA 1982/41


4. PALABRA/COMUNICACION

La Palabra de Dios encarnada, JC, es quien devuelve al hombre a la Palabra creadora y a la Palabra eterna como fundamento y origen de la plena existencia humana.

Se hace así patente que el hombre ha de entenderse esencialmente desde la Palabra de Dios. La palabra y el lenguaje constituyen la clave para la inteligencia del hombre. "El hombre tiene la palabra. Su posesión así como una relación, esencial para él, con la palabra, que era al principio, constituyen su nota distintiva por encima de todas las otras criaturas de Dios. En la Palabra tiene él su humanidad y lo que le diferencia de los animales. No es que la única diferencia del animal sea su pensamiento. Más bien es todo su ser lo que le distingue del animal, como dice Feuerbach. Y esa diferencia del animal está precisamente en que posee la palabra. Cualquiera que sea la conciencia e inteligencia que pueda haber en los animales -de lo cual sabemos muy poco, pese a todos los experimentos de la psicología profunda-, lo que sí sabemos ciertamente, incluso sin contar con la psicología profunda, es que esa conciencia no abarca la palabra en sí, no se puede alcanzar por la palabra como tal, por la palabra en su contenido de sentido. Cuando Dios creó al hombre, no le quiso como un "ser que nada dijera", aunque tampoco como un necio hablador. No le quiso en la soledad de la conciencia, sino en la comunión del yo con el tú. Por ello le dio la palabra, cuando por la Palabra lo creó" (F.Ebner).

EL NT Y SU MENSAJE
EL EVANG. SEGÚN S. JUAN/04-1A
HERDER BARCELONA 1983.Pág. 116


5. /Lc/11/14 MUTISMO

Jesús victorioso de un demonio mudo; fijamos, pues, nuestra atención en esta forma particular que puede tomar el mal en nuestra vida: el mutismo.

A primera vista esto puede sorprendernos. Que haya un demonio charlatán, esto ya lo sabemos; también nosotros hablamos, frecuentemente, demasiado; ciertamente nos sucede que hemos de mordernos los labios con más frecuencia por haber hablado, que no por haber permanecido callados.

Pero existe en nosotros una forma de silencio que es la obra del demonio. Todo lo que concierne a la Palabra o al silencio, que es la supresión de la misma, tiene una enorme importancia en la vida moral, ya que nuestras relaciones con los demás se basan, fundamentalmente, sobre la conversación.

..............

LENGUA-MALA: En este texto se trata ciertamente de un demonio charlatán que hace hablar para decir mal y hacer daño. Pero este demonio charlatán tiene como cómplice un demonio mudo, el que inspira a los que escuchan.

Una mala lengua nunca habla sola; necesita un auditorio; incluso necesita un auditorio en el cual ella encuentra una especie de complicidad, que tiene lugar en la pasividad. Si tomásemos la resolución de Cuaresma de ponernos a tararear cada vez que por descuido o por malicia alguien se pone a hacer o a decir mal delante de nosotros, ¿no tendríamos que cantar demasiado frecuentemente en nuestros hogares, en nuestras relaciones o en el trabajo...?

"El fuego se extingue a falta de leña, la querella se apacigua a falta de delator. El chismoso para atizar las querellas es como carbón sobre las brasas, como leña sobre el fuego. Las palabras del delator son como bocados apetitosos que penetran hasta el fondo de las entrañas» (/Pr/26/20-22).

Oración: Invitación a la plegaria para que cada uno se penetre de la ruindad de la maledicencia y de la complicidad que a ella aportan quienes escuchan. Recogimiento en silencio; después, oración del celebrante, por ejemplo en estos términos: «Concedednos, Señor, compartir con Vos el horror que os inspira la maldad de la lengua. Os lo pedimos por J. C., N. S.».

 L. HEUSCHEN
LA BIBLIA CADA SEMANA
EDIC. MAROVA/MADRID 1965.Pág 143 ss.


6. 

SORDOS Y MUDOS

Señor, ábreme los labios y mi boca proclamará tu alabanza". Es la primera oración cada mañana, de los que celebran el oficio divino. Podría ser también el comienzo de una súplica más amplia y constante de todos los creyentes. El cristiano, ya desde su bautismo cuando era niño, es invitado a tener bien abiertos los oídos y la boca, como dice el texto del rito del "Effeta", que cobra plena actualidad este domingo: "El Señor Jesús, que hizo oir a los sordos y hablar a los mudos, te conceda, a su tiempo, escuchar su Palabra y proclamar la fe, para alabanza y gloria de Dios Padre".

En un mundo en que hay mucha sordera para los gritos de los pobres y demasiados silencios deliberados y persistentes por intereses engañosos y egoístas, el cristiano debe escuchar y hablar. El hombre de fe se distingue por su sensibilidad para percibir, en medio de los ruidos del mundo, la voz de Dios y por su compromiso en hablar palabras de verdad, que cantan la alabanza del Señor y proclaman su nombre en medio de los hermanos.

Quien tiene oídos nuevos y los labios liberados del mal tiene también ojos abiertos para los demás, mano extendida hacia los necesitados, corazón limpio para testimoniar el amor verdadero.

Cristo dijo al sordomudo tocando sus oídos y su lengua: "effetá", esto es, ábrete. Esta apertura física, fruto de la curación milagrosa, debe llevar a la apertura interior y espiritual. El hombre está demasiado encerrado en sí mismo, en sus problemas de horizonte pequeño. Abrirse a la fe es acoger la salvación, abandonar el recurso a las propias energía, confiar fundamentalmente en Dios, ver la luz de la esperanza. Para no ser sordos a la Palabra de Dios y sobre todo para poderla testimoniar con palabras y en la vida, hay que llegar al verdadero conocimiento de las Escrituras, transmitidas e interpretadas por la Iglesia.

Andrés Par


7. La iniciación a la vida litúrgica según el Catecismo de la Iglesia Católica

"La verdad de la palabra, expresión racional del conocimiento de la realidad creada e increada, es necesaria al hombre dotado de inteligencia, pero la verdad puede también encontrar otras formas de expresión humanas, complementarias, sobre todo cuando se trata de evocar lo que entraña de indecible las profundidades del corazón humano, las elevaciones del alma, el Misterio de Dios" (n. 2500).


8.

"Todo lo ha hecho bien...", es la expresión final en el evangelio proclamado poniendo de manifiesto lo que la gente pensaba de Jesús, siendo éste quizá, nuestro propio pensamiento.

Es interesante el ritual que hace Jesús, toca los oídos y la lengua del enfermo, lo lleva a un lado, como para que descubramos en este suceso la estrecha relación que quiere tener con nosotros sea porque estamos enfermos física o espiritualmente, o porque estando en su presencia tomamos conciencia de que le necesitamos; él ha venido para aliviar el sufrimiento humano en todas sus formas haciendo visible el verdadero poder de Dios.

Es a cada uno que el Señor le dice "Abrete", queriendo sanar nuestra sordera; sordo es aquel que se mantiene cerrado a la Palabra de Dios y a la comunicación con él. Podemos admirarnos, proclamar sus maravillas, pero sin una repercusión directa en nuestra vida; deseamos recibir del Señor el bienestar sin valorar muchas veces lo que él hace en favor nuestro, nos perdona, nos santifica, nos acerca a él, se acerca a nosotros.

Para poder hablar de Dios como verdaderos testigos es preciso antes haberlo escuchado; quien no escucha no está capacitado para proclamarlo; quien no le reconoce presente y actuante en su vida hablará pura doctrina mas no por la experiencia de un Dios que vive y da la vida constantemente. Hoy Jesús quiere estar un momento a solas con nosotros para hablarnos en la oración, para tocar nuestras vidas, para convertirnos en auténticos cristianos. Abramos nuestros corazones pues Jesús quiere mantener una estrecha relación con nosotros.

CE de Liturgia
PERÚ


9.

Apuntarse a catequesis

Aunque parece la vuelta a la rutina de cada año, el comienzo de curso es una toma de conciencia colectiva para la sociedad: en la vuelta a lo de siempre muchas veces se hace una valoración de nuestra actividad cotidiana.

En concreto, la catequesis es una acción habitual de la Iglesia que exige cada año una decisión, de participar o no en ella, por parte de todos sus actores.

Los catequistas tienen que poner en juego su madurez cristiana para asumir, en las mejores condiciones, este servicio que les pide la comunidad a la que pertenecen. Llamados por los responsables de las parroquias, y por el mismo Espíritu Santo, han de decidirse por esta acción y han de comprometerse a ser testigos creíbles de la fe de la Iglesia a lo largo de todo el curso.

Los padres han de renovar la palabra que dieron en el Bautismo de sus hijos, de educarlos en la fe y de iniciarlos en la vida cristiana, dejándose acompañar en esta tarea por la parroquia.

Los jóvenes han de preguntarse si quieren seguir cuidando y enriqueciendo su identidad cristiana desde los valores del Evangelio.

Los adultos, que son los principales destinatarios de la catequesis, han de tomar la decisión de actualizar, renovar y profundizar su fe, acompañados en grupo por otros cristianos.

En definitiva, todos hemos de apuntarnos a esa oferta básica y necesaria de la Iglesia, que es la catequesis.

AMADEO Rodríguez


10.

Le tocó la lengua...

Con mucho sentido, la lectura evangélica describe el encuentro de Cristo con el sordomudo con estas palabras: "Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua".

Ciertamente Jesús hizo muchos milagros con sólo el poder de su palabra, pero en este caso prefirió hacerlo plásticamente, es decir, con gestos que indican que el milagro se produce porque se origina en un encuentro tan personal entre Él y el enfermo que llega hasta el contacto físico.

Los historiadores de la liturgia ven en estos gestos de contacto una reminiscencia de los gestos sacramentales previos al bautismo. Efectivamente, el sacerdote tocaba los oídos y los labios del niño pronunciando la palabra ritual "Efetá", esto es, "Ábrete".

Profundizando un poco más, podemos ver en los gestos de Jesús como una prolongación del misterio de la encarnación del Verbo. Efectivamente, en la encarnación se produjo el gran encuentro entre Dios y el hombre. La divinidad llegó a tocar, con toda sus consecuencias, a la humanidad y tan determinante fue este momento que la salvación sólo se realizará si entre Cristo resucitado y el hombre se repite el gesto encarnatorio y el hombre queda tocado por Cristo.

Signos sensibles de estos encuentros, por los que Cristo resucitado puede "tocar" al hombre y salvarlo, son la Palabra y los Sacramentos. Por parte del hombre, lo que hace posible que él también pueda "tocar" al Resucitado es la fe.

Participemos en la Eucaristía actualizando nuestra fe para que por medio de ella se produzca ese encuentro íntimo con Él, que tan bien define el verbo "tocar".

Antonio Luis Martínez
Semanario "Iglesia en camino"
Archidiócesis de Mérida-Badajoz
7 de septiembre de 1997