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H O M I L Í A S 

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DOMINGO XX
TIEMPO ORDINARIO

CICLO A

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ORA/PERSEVERANCIA 

Jesús se va hacia las fronteras de Israel. No queda claro si llega a salir del territorio de  Israel o sin tan sólo se acerca a la frontera, pero lo que sí es claro es que se aleja  patentemente de los lugares habituales.

Allí tiene lugar esta escena de la "mujer cananea". No se especifica a qué raza concreta  pertenecería la mujer, pero en cualquier caso los "cananeos" habían sido, a lo largo del AT,  los adversarios más inmediatos de Israel.

La escena presupone un hecho muy evidente en la vida de Jesús: él se siente enviado a  anunciar la Buena Noticia y a llamar al camino del Reino al pueblo de Israel, y no a pueblos  paganos. El mensaje de Jesús se dirige a Israel: quiere hacer de Israel el mensajero de la  novedad de Dios para los demás pueblos, pero él no tiene interés en ir más allá de las  fronteras israelitas. Será después de la resurrección, una vez se vea claro el rechazo de  Israel al Evangelio, cuando la primera Iglesia -con graves dificultades y tensiones- decidirá  romper las fronteras y desentenderse de los lazos originarios con el pueblo del AT. Jesús, por eso, no manifiesta interés por las súplicas de la extranjera. Y la rechaza con  una dureza que resulta difícil de entender en sus labios. Una dureza que, sin embargo,  desaparece inmediatamente ante la respuesta de la mujer, que es una mezcla de humildad,  fe e ingenio oriental: la mujer es capaz de pasar por lo que sea para obtener lo que desea,  la mujer cree profundamente que Jesús puede darle lo que ella espera, la mujer se toma la  frase de Jesús como una invitación a "jugar", a ver quién logra desarmar al contrincante. Jesús, al elogiar la fe de la mujer y curar a su hija, no teoriza sobre una posible misión a  los paganos, sino que simplemente muestra que, para él, la fe tiene una fuerza superior a  cualquier planteamiento o prejuicio: la fe salva siempre. Pero aunque Jesús no teoriza el  tema, este hecho de su vida fue luego aprovechado y resaltado como elemento a favor de  la apertura a los paganos, cuando esa cuestión se planteó conflictivamente en la iglesia  primitiva.

-La fe, fundamento de todo. Lo que más resalta en el evangelio de hoy es, como  decíamos, que para Jesús la fe es siempre algo más fuerte que cualquier otro  planteamiento previo. Allí donde hay fe, Jesús actúa. Y fe, aquí, significa convencimiento de  que Jesús es la vida y el camino, y confianza plena en él. Hoy somos invitados a examinar  si nuestra fe es verdadera y firme, si tenemos a Jesús presente en nuestras vidas, si nos  fiamos de él. Y a examinar, también, posibles pecados: que quizá confiamos demasiado en  otras cosas (sea nuestro dinero, o sean nuestras "buenas obras"), o que quizá negamos a  otros el derecho a "su" fe, que se expresará y se vivirá de modo distinto al nuestro. 

-Nuestro diálogo con Jesús. El dialogo de la cananea con Jesús es modélico. La mujer  tiene claro que lo que Jesús puede aportarle es fundamental para su vida, y pone en  marcha todos los registros a la vez: súplica, confianza, convencimiento, tozudez, incluso  una cierta adulación.

La mujer está decidida a no dejarlo escapar, y no lo dejará escapar. ¿Tiene esa  intensidad nuestro trato personal con Jesús? ¿Es tan deseado, tan convencido? Sin duda  tenemos que aprender de aquella pagana.

J. LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1990/16

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