COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 12, 32-48

Paralelos:
Mt 6, 20-21 Mt 24, 43-51

 

1.CODICIA/RIQUEZAS: Texto. Forma parte de una larga conversación de Jesús con sus discípulos. El desencadenamiento de la misma ha sido un litigio de herencia (domingo pasado). Jesús empieza señalando la raíz de estos casos: la codicia. A continuación da un paso más: Por esto os digo: no andéis agobiados pensando qué vais a comer o con qué os vais a vestir. Vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de ello. Buscad más bien su reino y tendréis también todo aquello (/Lc/12/22/30-31). Es decir, Jesús les propone a sus discípulos un punto de mira distinto: el mundo del Padre en vez del mundo de las riquezas. Aquí se entronca el texto de hoy: No tengáis miedo, pequeño rebaño, de que vuestro Padre haya querido confiaros su reino. Prefiero este matiz al de la traducción litúrgica. Siguen después unas invitaciones a desprenderse de los bienes (vs. 33-34) y a vivir en perspectiva de futuro (va. 35-40). Esto último se expresa con la imagen de unos criados a la espera de su amo y la de un propietario que trata de impedir que los ladrones le roben. Enseñanza plástica, a través de una parábola.

Pedro quiere saber quiénes son los destinatarios de esta parábola. ¿Has dicho esa parábola por nosotros o por todos? Para el lector no queda claro quiénes son unos y otros. Dos comentarios antiguos que tengo delante entienden el "nosotros" de los doce y el de "todos" de los discípulos. Creo sin embargo que, por el modo como Lucas estructura el auditorio en el cap. 12, el "nosotros" se refiere a los discípulos y el "todos" a la gente en general. Aunque como vamos a ver por el tipo de respuesta de Jesús, la distinción no tiene mayor importancia. La respuesta de Jesús no es directa.

Basta fijarnos en ella para ver que no guarda relación con los términos de la pregunta (vs. 42-48). Esto significa que Jesús no acepta el planteamiento de Pedro. Lo que Jesús hace es contar una nueva parábola con vistas a replantear el problema en otros términos. Algo parecido a lo que veíamos hace cuatro domingos a propósito del prójimo. En el texto de hoy, el planteamiento de Jesús se encuentra en los versículos finales 47-48. Se habla del criado que sabe lo que su amo quiere y del criado que no lo sabe.

Ambos serán castigados si hacen algo digno de castigo, aunque al que sabía se le castigará más, porque al que mucho se le dio, mucho se le exigirá. El planteamiento de Pedro era exclusivo; por nosotros o por todos. El de Jesús es asertivo: por vosotros y por todos. Vivir en perspectiva de futuro es una actitud que compete a todos en general, aunque probablemente todos tendrán el mismo grado de conciencia de esa perspectiva o no todos la vivirán con la misma intensidad.

Comentario. Jesús acaba de proponer a los discípulos un cambio en su escala de prioridades y de valores: El Padre antes que la comida. La verdad es que un cambio así impone. ¿No imponen acaso estas palabras: "Vended vuestros bienes"? No es ya el miedo teórico, es el miedo práctico: ¿Qué será de mí y de los míos? Vamos a ser honestos y a no rebajar lo que Jesús dice. Sintamos toda la angustia y todo el miedo que queramos. Resistámonos todo lo que queramos. Pero, ¡por favor!, no escamoteemos el sentido de las palabras de Jesús. Está en juego la esencia del ser cristianos. Ya sé que los maximalismos no sirven, que el lenguaje de Jesús era a veces agresivo e hiriente y que respondía a condiciones socioeconómicas infinitamente mucho menos complicadas que las actuales. Pero repito: ¡No acomodemos la palabras de Jesús a nuestras conveniencias! Propongo una solución. ¿Por qué no reconocemos que no estamos dando curso a la idea cristiana de Jesús? ¿Por qué no reconocemos que tenemos mucha tarea por delante hasta poder decir que somos cristianos? Donde hay tarea por realizar hay ilusión. Y donde hay ilusión hay sentido del humor, alegría y humildad. Y la angustia irá desvaneciéndose de nuestro interior y una gran paz tomará en nosotros el puesto de aquélla. "No temas, pequeño rebaño, de que vuestro Padre haya querido confiaros su reino". Hay mucho cariño y mucha fuerza en estas palabras. Buscad al Padre. Descubriréis que nada os faltará para vivir y vivir bien. Ante las palabras "Buscad..." de Jesús se me ocurre la siguiente pregunta: ¿No será que a fuerza de no vender nuestros bienes ya no tenemos bienes? ¿No será que por preocuparnos tanto de nuestra vida ya no tenemos vida? ¡Esto no es vida! exclamamos a veces, ¿Será que intuimos que lo primero es el reino del Padre y después todo lo demás? Ello significaría que nos estamos haciendo cristianos y que empezamos a tener ceñida la cintura y encendidas las lámparas.

ALBERTO BENITO
DABAR 1986, 42


2.

Sentido del texto. No podremos en absoluto comprender estas fascinantes palabras de Jesús si desconocemos desde dónde están dichas. ¿Por qué puede hablar Jesús así? La respuesta es el v.32b: "Vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino". Jesús sabe del Padre y de su alternativa, lo conoce y la conoce. Jesús ha hecho un descubrimiento: "El Reino se parece a un tesoro escondido en el campo; si un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y de la alegría va a vender todo lo que tiene y compra el campo aquél" (/Mt/13/44). Desde este descubrimiento puede Jesús hablar e invitar como lo hace. Cuando se ha encontrado un tesoro, ¿qué importa la calderilla? ¿Qué miedo se puede tener a desprenderse de la calderilla? La atención y el interés estarán en el tesoro, no en la calderilla. "Buscad primero el Reino y esas otras cosas (alimento, vestido, etc.) las tendréis de sobra", son las palabras inmediatamente anteriores a las del evangelio de hoy (/Lc/12/31).

Secundar la invitación a desprenderse de las propias posesiones es lo mismo que secundar una invitación a desprenderse de la calderilla cuando se tiene un tesoro. Jesús no te invita a quedarte sin nada, sencillamente porque antes ya lo tienes todo. No tengas, pues, miedo a dejar el dinero.

CR/OPTIMISTA: Centra tu atención e interés en la maravillosa alternativa del Reino. Es un inesperado y fascinante valle de colores y de bienestar. Como los antiguos esclavos judíos en Egipto, ponte en disposición de marcha hacia la tierra que mana leche y miel. Estás a punto de llegar a ella. Haz un último esfuerzo: sal de la esclavitud y saborea la fiesta. Lucha, construye, no te desanimes. Te parece que no llegas: no creas a las sirenas que te hablan de realismo. El Hijo del Hombre sale a tu encuentro, está para llegar. ¿Eres cristiano? Lo tienes que demostrar por tu fe inquebrantable en un mundo nuevo. Ser cristiano lleva consigo esa fe. Por ser cristiano has adquirido la responsabilidad de creer en un mundo de colores y de bienestar. Quien no es cristiano no tiene tanta responsabilidad de creer en este mundo como tienes tú. Fuerza, pues, la historia: no te detengas, nunca te conformes, no caigas en la tentación esbozada por Pedro de entretenerte en jerarquizar personas y competencias. Fíjate cómo Jesús no da cabida en su respuesta a este tipo de problemática.

Lo importante es la capacidad de inquietud que tengas y la disconformidad que demuestres.

DABAR 1980, 43


3.RIQUEZAS/PREDESTINACION

Uno de los puntos más originales de la enseñanza de Jesús -y Lc lo señala más que ningún otro evangelista- es el juicio que hace sobre las riquezas. En la mentalidad general del Antiguo Testamento, las riquezas son una bendición de Dios, y a veces incluso una prueba de que alguien disfruta de su favor. En esta línea, el protestantismo y especialmente el calvinismo tenderá a ver en ella un signo de predestinación. Para Jesús, por el contrario, la riqueza está llena de peligros para el Reino.

HILARI RAGUER
MISA DOMINICAL 1977, 15


4.

Texto. Seguimos en la perspectiva de camino. El texto comienza con la fórmula de confianza "no temas", fórmula que garantiza protección y seguridad, y con el apelativo cariñoso de "pequeño rebaño", para inmediata- mente pasar a formular el motivo de la confianza y del cariño: "El Padre ha tenido a bien confiaros su reino". Manifestación capital en sí misma, por cuanto que supone la realización, al menos parcial, de la segunda petición del Padrenuestro: Venga tu reino. Manifestación, además, fundamental en el conjunto del texto, por cuanto que está a la base de todo lo que en él se dice después.

Tomando como punto de partida este versículo 32, el texto se articula de la siguiente manera:

1. Versículos 33-34. Una vez más nos sale al paso la frase corta y gráfica, desconcertante y agresiva." Vended vuestros bienes y dad limosna". La frase es de las que hieren, porque golpea fuerte. "Tocados" todavía por su impacto, escuchamos después algo sobre el corazón y el tesoro. Empezamos a relacionar: tesoro, dinero, valores, atención, importancia. De repente se nos ilumina el sentido de la frase: el dinero no puede ser el móvil de uno a quien el Padre le ha confiado su reino.

2. Versículos 35-40. Las palabras de Jesús siguen resonando gráficas. "Tened ceñida la cintura". En un mundo en el que se llevan túnicas muy holgadas que llegaban hasta los pies, era inevitable ceñirse la cintura con un cinturón para realizar cualquier actividad que supusiese esfuerzo o movimiento. Tener ceñida la cintura expresaba disposición, entrega a una tarea. Algo parecido hay que decir de las lámparas encendidas, indudablemente una metáfora para designar la actitud despierta y consciente.

Siguen a continuación dos situaciones, dos ejemplos de actitud despierta y consciente: de unos criados; de un dueño de casa. En ambos casos se pone de relieve la misma exigencia: necesidad de una actitud consciente y abierta al futuro.

¿De qué futuro se trata? Nos lo dice el v. 40 y lo formula en términos de venida del Hijo del Hombre. La formulación ahonda sus raíces en la imaginería apocalíptica judía, una imaginería al servicio de la más bella y la más real de las realidades: el encuentro pleno de los hijos con su Padre.

El sentido de los vs. 35-40 aparece claro: uno a quien el Padre le ha confiado su reino vive consciente de caminar hacia el encuentro pleno con el Padre.

3. versículos 41-48. Pedro interrumpe para saber si lo anterior se refiere sólo a ellos o también a todos en general. ¿Has dicho esta parábola por nosotros o por todos? Por el contexto inmediato el nosotros no se refiere a los doce, sino a los discípulos, es decir, al seguidor de Jesús.

En su respuesta Jesús emplea el mismo procedimiento que constatábamos hace cuatro domingos a propósito del letrado que quería saber quién era su prójimo. Jesús no responde en los mismo términos de la pregunta, sino que en los vs. 42-46 comienza contando la historia del posible doble proceder, bueno y malo, de un administrador. A continuación, en los versículos 47-48, centra su atención en el proceder malo y distingue dos nuevas posibilidades, según que ese proceder malo sea consciente o inconsciente. Por último, concluye con la siguiente llamada de atención: Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confía, mucho se le pedirá. Hacia esta llamada de atención va encaminada toda la anterior historia; esta llamada es lo verdaderamente importante de la respuesta de Jesús.

Comparemos ahora esta respuesta y la pregunta. Pedro quiere saber si lo manifestado por Jesús vale sólo para sus seguidores o también para todos. Jesús le contesta que no es eso lo que debe preocuparle como seguidor suyo. Lo que de verdad debe preocuparle es que por ser seguidor suyo tiene unas exigencias y unas responsabilidades, superiores incluso a la demás gente por cuanto un seguidor de Jesús sabe que las tiene y los demás no lo saben. Esas exigencias y esas responsabilidades es lo que de verdad debe de preocupar a un seguidor de Jesús, y no si los demás las tienen o dejan de tener, o si los demás son seguidores de Jesús o no. La respuesta de Jesús, por lo tanto, corrige los demás términos, y el planteamiento de la pregunta de Pedro.

Comentario. A decir verdad el texto no es fácil por cuanto que no deja traslucir a primera vista su articulación interna. A la hora de hablar de él hay que hacerlo partiendo de lo que es la afirmación central: El Padre ha tenido a bien confiaros su reino. El seguidor de Jesús debe vivir sabiendo que el reino del Padre es ya una realidad en él. Su vida goza del cariño, la protección y la seguridad que el Padre otorga. No tengas miedo.

A partir de esta vivencia y de esta certeza, el seguidor de Jesús da curso a un nuevo talante, a un estilo diferente de vida. El texto de hoy apunta dos manifestaciones de este nuevo estilo de vida.

Primera: El seguidor de Jesús no está en la vida para ganar dinero. Segunda: El seguidor de Jesús es sabedor de que camina hacia el encuentro claro y pleno con el Padre. Pero ¡ojo! Se trata de actitudes simultáneas e independientes entre sí. Por lo tanto, el no estar en la vida para ganar dinero no se debe al hecho de caminar hacia el Padre. Lo primero no está subordinado a lo segundo. Si el seguidor de Jesús no está en la vida para ganar dinero, ello se debe a que está en la vida para hacer otras cosas y con otros valores. A su vez, mientras hace esas otras cosas desde otros valores, el seguidor de Jesús sabe que su vida tiene perspectiva de futuro, un futuro que arranca del presente del Padre.

El texto termina con una parte que suele estar bastante maltratada. Una parte realmente maltratada. Hay comentaristas que la interpretan en el sentido de retribución según los méritos. Creo que esta línea de interpretación no tiene para nada en cuenta la articulación del texto. El sentido de la parte final está condicionado por la pregunta de Pedro, aunque no por los términos y su planteamiento. Lo hace por medio de la historia que cuenta, la cual tiene como función el preparar la llamada de atención final, que es donde se recoge el planteamiento o modo de ver las cosas por parte de Jesús. La preocupación de si lo que Jesús dice es aplicable sólo a sus seguidores o a todos en general debe dejar paso a esta otra: como seguidor de Jesús, éste tiene que llevar adelante un estilo de vida no basado en el dinero y consciente de su apertura al Padre. Esta es la tarea del seguidor de Jesús y de ella es de lo que tiene que responder. Los demás ya responderán de la suya, sea ésta la que sea. Lo que debe preocupar al seguidor de Jesús no es el hacer extensiva a los demás su visión de las cosas, sino el vivir de las cosas.

ALBERTO BENITO
DABAR 1989, 41