COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
Col 3, 1-5. 9-11

 

1.

Comienza en esta perícopa la sección parenética de la carta. En ella, como en otras, se abordan temas de la ética y moral cristiana. Es claro que Pablo espera de los creyentes una manera concreta de vivir su fe. Está lejos de un quietismo o de un libertinaje. Pero su motivación profunda es diferente de la usada en otros momentos por otros autores. Aquí la encontramos en los vs. 1-4. Como fundamento de la conducta cristiana se presenta la vida nueva del hombre en Cristo, procedente de su unión con el Muerto y Resucitado por ellos. Retoma esta misma motivación el los vs. 9b-11. Se trata, en el fondo, de vivir lo que se es. Es procurar reproducir la imagen del Resucitado en la conducta de todos los días. Es "conocerlo" bíblicamente. El "estar en Cristo", unidos con El, ser miembros suyos... como quiera decirse, todo esto tiene exigencias no exactamente morales, sino ontológicas. Si uno es hijo de alguien, vivirá como hijo de quien es.

Esta es la razón de vivir de un modo determinado. En formas humanas, porque no tenemos otras. Y se ponen algunos ejemplos generales (v.5) pero sabiendo por qué y más bien poniendo el acento en la raíz que en las formas concretas.

Por otra parte, hay tensión escatológica. Todavía no se ha manifestado lo que somos, aunque ya tengamos sus raíces. Hay también puntos negros o no plenamente iluminados en nuestra condición presente que tampoco pueden olvidarse. En ese sentido hay realismo en esa exhortación, pues se cuenta con el hecho de la posible marcha atrás. Pero nótese dónde se insiste.

Hay mucho que aprender en esta motivación apostólica a la ética, dejándose de moralinas que no conducen sino a unas domesticaciones o imposiciones impropias de un hijo de Dios. Aun corriendo algunos riesgos de malas interpretaciones. Pero vale la pena que la gente viva como lo que es, aun cuando se equivoque.

F. PASTOR
DABAR 1986, 41


2.

Después de haber sentado con claridad el principio, contestado por un sector de los Colosenses, de que Jesús está por encima de todo poder creado (1, 14-20), Pablo habla de aquello a lo que, por el bautismo, hay que aspirar: las cosas de arriba, es decir, una vida renovada en Cristo Jesús, y en oposición al mundo antiguo (las cosas de abajo, v.2). En modo alguno se trata de una depreciación de las llamadas "realidades terrestres". Lo que se quiere dejar sentado es el principio de que, precisamente por el triunfo de Jesús, hasta lo terrestre adquiere sentido, pero en el mismo Jesús. No es un falso optimismo, sino una realidad seria.

H-NUEVO:NOVEDAD:Exhortaciones morales para preparar el gran cambio que conlleva el paso del hombre viejo al nuevo. Si seguimos siendo y viviendo igual que si no tuviéramos fe estamos traicionando lo propio del hombre nuevo: la vida nueva. Vivir como creyentes, es vivir siempre en novedad.

La expresión nueva condición (aquí y en /Ef/02/15; /Ef/04/24) es claramente la transformación del bautismo, que implica un nuevo comienzo. Ya en el AT hay temas afines a este: la renovación por el espíritu (Ez 36, 22s); la nueva forma de ser (Ez 18). El hombre llega a ser un nuevo hombre, un nuevo Adán (1 Cor 15, 45), una nueva imagen de Dios (Col 1, 15); el hombre se encuentra en Cristo su verdadera humanidad. Por eso ya no tiene sentido la diversidad de razas, de formas de ser o pensar, ya que todo es Cristo (v.11). Lo que Qohélet ansiaba (1a.lectura) se hace realidad en el hecho de Jesús: él asocia al que cree en él a una novedad radical. El que aún no se ha dado cuenta de la novedad de su propio bautismo es como un cristiano de alma vieja.

Aquí tenemos una formulación concisa y clara de lo que significa el bautismo: Cristo todo en todos (cf. 1Co 12, 13; Ga 03, 28). No es que el nuevo tipo de vida que instaura Cristo haga desaparecer por arte de magia las antiguas categorías, pero sí que éstas dejan de ser lo determinante y exclusivo para el hombre. Por esto está Cristo todo en todos: porque él ha puesto en nosotros la semilla de la posibilidad de una novedad radical.

Si es que aún no hemos experimentado esta novedad es porque tal vez aún no nos hemos decidido a romper con las obras de la vieja condición humana. Todo lo que significa romper y rasgar produce dolor; pero es la única forma de crear la vida.

EUCARISTÍA 1977, 37


3.

Pablo presenta dos temas preferidos: la unión con Cristo y el ser prolongación de Cristo. Pablo insiste siempre en que nosotros debemos completar lo que Cristo hizo ya por nosotros. Este texto contiene todo el campo conceptual y teológico de la complementariedad. Para Pablo hay dos tipos de complementariedad tomados del AT y que no son intercambiables. El primero se expresa con la fórmula paulina "por nosotros, por todos". Quedan eliminadas todas las diferencias de clases. Esta fórmula tiene su origen en los poemas del Siervo de Yahvé.

El segundo tipo se expresa con la fórmula "con él". La lectura de hoy trata preferente de este tipo. Nuestra participación en la obra de la salvación es distinta de la de Cristo. No podemos decir que lo que él es para nosotros, seamos nosotros para él.

Pero se trata de llevar a plenitud la obra salvífica y en ella tenemos asignada nuestra parte. Esto presupone que toda la existencia humana entra en comunión con Cristo. Los cristianos quedan insertos en el destino de Cristo.

PERE FRANQUESA
MISA DOMINICAL 1986, 15


4.MORAL-CRISTIANA:ETICA-CRISTIANA:

Por el bautismo y en el bautismo, participamos de la muerte y de la resurrección de Jesús, morimos con él misteriosamente para comenzar una vida nueva. Y esto que sucede en la profundidad de la existencia cristiana y se expresa ante la faz de la iglesia por el símbolo sacramental del bautismo, es lo que debe atestiguarse y proclamarse ante todo el mundo llevando en adelante una vida orientada a Dios y a "los bienes de arriba". Para Pablo, las exigencias éticas o la conducta moral que debe distinguir a los fieles se fundan y derivan de un hecho de salvación: "Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba". Lo primero es la nueva vida que recibimos graciosamente; lo segundo y lo necesario es el cambio de conducta.

El desprendimiento cristiano pudiera interpretarse como desarraigo y hasta como un abandono de la responsabilidad que nos ata a las cuestiones de la tierra. Pero la intención de Pablo es otra. Lo único que pretende es que seamos realistas, que tengamos en cuenta la ambigüedad de este mundo que pasa y no nos dejemos esclavizar por los valores temporales. Nada hay absoluto bajo el sol, y es bueno que la esperanza en las "cosas de arriba" ponga en su lugar las de acá abajo. Esto hace que los cristianos, sin olvidar ni abandonar sus responsabilidades temporales, no caigan en la esclavitud de adorar como algo absoluto lo que, siendo importante, no es más que relativo.

Aparentemente nada ha cambiado para los que ya hemos sido bautizados. Porque Cristo, que es "nuestra vida" (ya que sólo participando del modo de ser de Cristo resucitado podemos vivir de verdad), ha sido elevado al cielo y sentado a la diestra del Padre y, así, está oculto a nuestros ojos terrenos y a los de todos los mortales. Pero cuando vuelva con poder y majestad al fin de los tiempos, se manifestará y con él aparecerá nuestra gloria, nuestra vida auténtica, lo que ya somos y lo que está oculto en el seno del Padre. Porque ya somos hijos de Dios, pero no tenemos ni idea de lo que esto significa y de la herencia que nos espera cuando todo se cumpla.

Por lo tanto, nos queda por ver y experimentar claramente lo que ya creemos y somos en el misterio.

Lo que ya ha sucedido por la fe en Cristo y al ser bautizados en su nombre, lo que ya ha sucedido en la raíz de nuestra existencia, está en curso de maduración. Y en esa situación de crecimiento, entre el "ya' y el "todavía/no", la nueva vida puede malograrse si no mortificamos las malas inclinaciones que hay en nosotros. De ahí la advertencia de Pablo. Podemos conformarnos a la "vieja condición" que se introdujo en el mundo con el pecado de Adán o despojarnos de ella para revestirnos del modo de ser de Cristo. El paso de una a otro condición, que acontece en principio al ser bautizados (/Rm/06/06; /Gá/03/27), debemos realizarlo constantemente en cada una de nuestras decisiones, rechazando lo que es malo y aceptando lo bueno.

Se trata de una "pascua" continua, de una renovación permanente, en la que nos vamos pareciendo más y más a nuestro creador (Gn 1,27) y nos convertimos en su "criatura/nueva" (Gá 06, 15). Una recreación del hombre que lo conduce al reconocimiento de Dios.

Para la "nueva criatura", para el "hombre nuevo", que ha sido creado "en justicia y santidad" (Ef 04, 24), ya no existen las viejas diferencias raciales, culturales, sociales y aun religiosas que nos dividen.

Todo esto queda superado en Cristo por aquellos que se unen a Cristo, porque él está en todos y es la síntesis de todo. En Cristo, ni siquiera hay diferencia entre varón y mujer (Gá/03/28).

EUCARISTÍA 1986, 37

bluenoisebar.jpg (2621 bytes)