PARA
VER LA IMAGEN AMPLIADA HAGA CLIC SOBRE LA MISMA
Un
pan que nunca se termina, que alcanza a todos. Unos peces que pasan de
mano en mano, y todo el mundo toma cuanto quiere. ¡Qué historia más
sorprendente! Y al mismo tiempo, qué historia más sugerente, qué
historia más expresiva de LO QUE NOSOTROS DESEARÍAMOS QUE SIEMPRE
SUCEDIERA: que nosotros, y todo el mundo, pudiera tener siempre lo que
necesita, y lo que anhela, y lo que le hace feliz. La historia es muy
sorprendente, y al mismo tiempo muy importante. Y sin duda puede ofrecer
enseñanzas útiles para nuestra vida.
-Que
haya comida para todos
Aquella
multitud seguía a Jesús. Se sentían impresionados y tocados por él,
porque curaba enfermos y le daba un sentido nuevo a todo. Esperaban
mucho de él, y por eso no lo dejaban en ningún momento. Y Jesús,
allí, en la montaña, se dispone a hablarles como siempre hacía: a
hacerles ver que todo lo que él hace, esas actuaciones que tanto les
atraen, son signo de que está llegando el Reino de Dios, de modo que es
necesario cambiar el corazón y la vida, y aprender a ser como Dios
espera que seamos los hombres. JESÚS SE DISPONE A HABLARLES, PERO ANTES
SE DA CUENTA DE QUE TODA AQUELLA GENTE NO HA COMIDO, y que quizá lleva
mucho tiempo sin comer. Y de ahí, de esa atención de Jesús para con
la gente, y de lo poco -cinco panes y un par de peces- que traía un
muchacho, surge una comida capaz de alcanzar para todos.
La
primera preocupación de Jesús ha sido esta: que todo el mundo coma. Y
HA QUERIDO HACER PARTICIPAR A SUS DISCÍPULOS DE ESTA PREOCUPACIÓN, ha
querido que se preocuparan de buscar comida para la gente, para que se
dieran cuenta de la importancia que eso tenía. Porque sin duda es
importantísimo: que todos tengan lo necesario para vivir. Y del mismo
modo que hizo que sus discípulos se preocuparan por la comida de todos,
quiere que nos preocupemos también nosotros, sus discípulos del siglo
XX. A nosotros, Jesús nos dice: TODO EL MUNDO DEBE TENER LO NECESARIO
PARA VIVIR.
-Aquella
comida, un signo de todo lo que Jesús ofrece
¿Y
que ocurrió entonces, después de aquella comida? Todo el mundo quedó
admirado, y decían: "Este sí que es el Profeta que tenía que
venir al mundo". Y así es: aquel pan inacabable es como un signo.
Lo primero es que todo el mundo pueda tener lo necesario para vivir.
Pero la misión de Jesús, lo que Jesús viene a decir y a hacer, no
termina con esto. EL PAN ES UN SIGNO DE UN BANQUETE MAS PLENO, más
definitivo, más para siempre. Así como para nosotros, por ejemplo, la
cena de Nochebuena no es sólo una comida que hacemos porque tenemos
hambre, sino que es signo de fiesta, de unión familiar, de alegría
compartida, lo mismo ocurre con la comida que Jesús dispuso para la
multitud.
Aquella
maravilla de pan y de pescado que en un lugar tan lejano se multiplica
sin fin y alcanza para todos, es UN SIGNO DE TODOS LOS ANHELOS, DE TODAS
LAS ESPERANZAS, DE TODOS LOS DESEOS DE LOS HOMBRES, QUE JESÚS, QUE
DIOS, VIENE A LLENAR. Está el anhelo del pan de cada día, y ése es el
primero. Pero luego está el anhelo de unas condiciones de vida dignas,
de una cultura, del respeto para todos. Y después los anhelos de paz,
de justicia, de entendimiento entre los hombres, de solidaridad. Y el
anhelo de romper todo lo que nos estropea por dentro: la envidia, el
egoísmo, el afán de imponer siempre nuestros criterios, el afán de
poder y de prestigio. Y muchas cosas más. Y, más allá de todo, el
anhelo de una vida que nunca termine.
Aquel
pan repartido llevaba en sí todas estas otras clases de pan. Y
nosotros, ¿tenemos hambre, deseamos el alimento completo que aquel pan
significaba?
-¿Qué
buscamos nosotros en Jesús? Porque resulta que, leyendo como termina el
evangelio que hemos escuchado, PARECE MAS BIEN QUE A LA MULTITUD QUE
SEGUÍA A JESÚS LE BASTASE CON EL PAN que Jesús había multiplicado, y
no deseasen nada más.
Porque
ya lo habéis oído: Jesús tiene que retirarse rápidamente, porque
"iban a llevárselo para proclamarlo rey". Querían que Jesús
mandara, para poner orden y asegurar que nunca faltase el pan, y listos.
Porque claro, todos los demás anhelos, los demás tipos de pan, no se
arreglan con que un señor mande y ya está: son anhelos que se viven y
cultivan por dentro, y no mediante simples leyes y mandamientos...
Por
todo ello, hoy podríamos terminar nuestra reflexión preguntándonos:
¿qué buscamos nosotros en Jesús? Preguntémonos SI NUESTRAS ÚNICAS
ASPIRACIONES SON LOGRAR QUE LA VIDA NOS FUNCIONE BIEN Y SIN PROBLEMAS, o
si esperamos de él algo más. Cuando venimos aquí los domingos a la
misa, cuando participamos en este banquete de la Eucaristía, ¿qué
buscamos? PREGUNTEMONOSLO AHORA, EN ESTOS DÍAS, MUY DE VERDAD: ¿QUE
BUSCAMOS NOSOTROS EN JESÚS?
JOSEP
LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1985, 15
|