PANORÁMICA DEL DOMINGO

 

1. PRIMER ASPECTO: LA LLAMADA A EVANGELIZAR

La llamada de Dios a Amós, la llamada de Jesús a los Doce, y el propio ejemplo de Pablo que habla en la segunda lectura, no son casos excepcionales, propios de un sector de los cristianos (curas y obispos, por ejemplo). Curas y obispos realizan su tarea evangelizadora de un modo más institucional, más "profesional", por así decirlo. Pero la llamada es para todos. En este sentido, el ejemplo de Amós en la primera lectura, es significativo: él no es un profesional de la profecía, vinculado a tal o cual santuario, sino que es un individuo normal, un pastor y campesino que se siente llamado a dar a conocer a su pueblo la llamada de Dios. Y como él, todo cristiano ha sido llamado a esto: a coger el bastón y las sandalias, a ir por el mundo sacando demonios e invitando a cambiar el corazón. Y en cada época y en cada situación deberá verse qué es lo que esto significa.

En nuestra situación, en una sociedad que ya no es cristiana (que es "país de misión"), significa ante todo que la Iglesia no puede sentirse satisfecha teniendo mucha gente enrolada en consejos parroquiales, organizaciones, catequesis... como si el ideal fuera esto: que los cristianos se pasaran muchas horas en el interior de la iglesia, de manera que la iglesia se convierta en una especie de club que encierre y tranquilice a la gente. Las organizaciones de iglesia serán válidas si sirven para esto: para que los cristianos sean en el mundo verdaderos testigos de la fe.

Y significa, en segundo lugar, que la Iglesia como tal debe presentarse ante el mundo como un verdadero testigo transparente del amor de Dios. Con frecuencia la Iglesia aparece ante la gente normal más preocupada por tutelar las propias instituciones (por ejemplo, en determinadas defensas que se hacen de las escuelas católicas) o por sostener extrañas y quizás poco justificables normas morales (por ejemplo, con respecto a los anticonceptivos), que por hacerse solidaria de los anhelos y preocupaciones de los hombres para llevarles la Buena Nueva que JC le encargó comunicar.

 

SEGUNDO ASPECTO: QUÉ SIGNIFICA EVANGELIZAR

EVAR/QUÉ-ES: Evangelizar significa dar a conocer que Dios "nos ha destinado en la Pascua de Cristo -por pura iniciativa suya- a ser sus hijos" y que ha querido "recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra", como dice la segunda lectura. Es anunciar que hay que ponerse en camino, en el camino de JC, que significa creer en él y querer actuar como él.

Y para realizar esto, debe sentirse, de entrada, estos anhelos más profundos y caminar con la otra gente que también se esfuerza por realizarlos: anhelos de una vida más digna, de una mejor comunicación entre las personas, de una riqueza mejor repartida, de una convivencia más agradable... Si uno lucha por todo esto (como los apóstoles, que sacaban demonios y curaban enfermedades) empieza ya a realizar esta "recapitulación en Cristo de todas las cosas" y puede convertirse en testigo creíble de la vida plena de hijos de Dios que esperamos.

Y aún podríamos añadir una última cosa: para realizar esto hay un medio muy importante que es el de estar en comunión con los demás cristianos y ayudarse a vivir mejor este testimonio. Es muy importante poder tener alguna clase de grupo (puede haberlos de muchas clases) en donde profundizar la propia fe, compartirla, y ver qué testimonio de ella damos en el mundo.

 

TERCER ASPECTO: EL ESTILO DEL EVANGELIZADOR

La "no profesionalidad" de Amós, y sobre todo la misión de los Doce que deben partir sin llevar "ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja, ni una túnica de repuesto" muestra un aspecto importante de la tarea evangelizadora: se es testigo de la propia fe, no para sacar de ello alguna ventaja, sino porque uno se siente vitalmente empujado a ello. Y este estilo libre e independiente es decisivo para la limpieza del mensaje (como unos acogedores de novios, que alguna vez éstos les habían preguntado cuánto cobraban por su servicio, y habían quedado asombrados al saber que no cobraban nada. y esto había sido más importante que mil discursos).

Y esto se aplica también a las instituciones eclesiales y a la propia Iglesia: la misión profética y evangelizadora de los cristianos y de la iglesia será limpia si aparece liberada de toda clase de poder de este mundo.

JOSEP LLIGADAS
MISA DOMINICAL1982, 14


 

2. LA PRIMERA MISIÓN APOSTÓLICA

Todavía en el marco del ministerio de Jesús en Galilea, el evangelio de Marcos nos presenta la primera misión confiada por él a los apóstoles. Se trata de una misión que se mueve en el ámbito próximo, el de Israel donde Jesús ejercía su ministerio. Después de la resurrección, la misión confiada a los apóstoles será de alcance universal: "Id al mundo entero" (Mt 18,19).

Aunque el ámbito de la misión, en lo referente a la geografía, es limitado, se dibujan ya en el texto los rasgos característicos de aquellos que son enviados como apóstoles: ser enviados en nombre de Jesús y, en su nombre, llevar a cabo la misión mesiánica.

En el mismo evangelio de Marcos, esta misión está descrita así: (Jesús) "iba por toda la Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando demonios" (1,39). Antes, al relatar el inicio de la misión de Jesús, ya se había especificado 1a síntesis de su predicación: "Convertíos y creed en la Buena Noticia" (1,15). Lo mismo que ahora vemos que hacen los apóstoles, predicando, expulsando demonios y curando enfermos.

En esta misión queda subrayada la autoridad de vida apostólica, para que en su actuación se ponga de manifiesto la misión y el mensaje que les han sido confiados, y no su propia manera de actuar. Es de destacar, también, el hecho de ser enviados "de dos en dos", como si resonara en está situación la promesa de Jesús de estar allá donde dos se reúnan en su nombre, aunque sólo sean dos, el número mínimo de los que pueden reunirse (cf. Mt 18,19?20, cita a la que podríamos añadir Mt 28,20).

Si tenemos presente la primera lectura y el salmo, también se pone de manifiesto que es el mismo Dios quien elige a los que envía ?y no que sean los mismos enviados los que hayan escogido personalmente llevar a cabo esta tarea? y que su predicación consiste en anunciar la paz, la salvación y la fidelidad de Dios. Son otros términos para expresar los frutos de la obra de Dios sobre aquellos que se convierten y escuchan la palabra del apóstol?profeta.

 

DIOS NOS HA BENDECIDO EN CRISTO

Iniciamos hoy la lectura de la carta a los Efesios. Escucharemos los fragmentos más significativos durante siete domingos (esto es, hasta finales de agosto). Hoy se trata de uno que, ciertamente, debemos destacar. El himno de alabanza a Dios por la obra realizada en Jesucristo. Con él se abre prácticamente la carta, después de las palabras de saludo del apóstol.

Se trata de un texto que, no es necesario recordarlo, tiene tal importancia que no ha de pasar desapercibido en la predicación. Y además, se trata de un texto destacado en la celebración del Año jubilar. Juan Pablo II lo cita en el primer párrafo de la Bula del Jubileo, diciendo que hemos de sentir "el deber" de hacernos nuestro este canto de alabanza ante la contemplación del misterio de la encarnación y redención de Cristo a los que el Jubileo nos invita. Y después de citar explícitamente dos fragmentos del himno, acaba diciendo: "De estas palabras se deduce evidentemente que la historia de la salvación tiene en Cristo su punto culminante y su significado supremo. En él todos hemos recibido "gracia sobre gracia" (Jn 1,16), alcanzando la reconciliación con el Padre (cf. Rm 5,10; 2Co 5,18). El himno nos invita, pues, a saber dar gracias a Dios por la obra primera que debemos agradecerle, al tiempo que nos hace caer en la cuenta de lo que es más central en la obra de Cristo y de los dones que por ella nos han sido concedidos:

Además, será bueno recordar que este himno ha sido el texto bíblico en el que se ha centrado este año la semana de oración por la unidad de los cristianos.

La presentación de este himno, como justificación del hecho que ha sido elegido para guiar la oración por la unidad de los cristianos (cf. Celebraciones y oraciones para el año santo, p. 98?100), nos ofrece los aspectos principales que podemos extraer de él para la predicación de hoy:

"El himno nos invita a glorificar a Dios. Está intercalado por expresiones de agradecimiento y alabanza, que bendicen a Dios por los muchos modos en los que él nos ha bendecido en Cristo; nos enseña a glorificar a la santísima Trinidad por el misterio de la salvación con el que hemos sido beneficiados, y del que estamos llamados a participar, puesto que incluye a todos los hombres y mujeres.

El fundamento de todas las bendiciones que hemos recibido es el don de la fe, que nos ha revelado el misterio de la voluntad de Dios, su designio de reunir en la plenitud de los tiempos a todas las cosas en Cristo (versículos 9?10). También hemos sido bendecidos con toda clase de bendiciones espirituales (v 3). En particular, hemos sido elegidos en Cristo, antes de la creación del mundo, para ser santos (v 4); hemos sido predestinados a ser hijos adoptivos de Dios (v 5); hemos sido redimidos por la sangre de Cristo y hemos recibido el perdón de nuestros pecados (v. 7); estamos entre los que pueden poner su esperanza en Cristo y deberíamos vivir para alabanza de su gloria (v 12). (...) El Espíritu de Dios, que hemos recibido con el sello del bautismo, actúa entre nosotros, y contribuirá a realizar en plenitud el designio glorioso de Dios".

JOSEP URDEIX
MISA DOMINICAL 2000, 9, 13-14