SEGUNDA LECTURA

«Espíritu» y «carne» en el Nuevo Testamento no corresponde a «alma» y «cuerpo», sino al hombre cuando se deja guiar por las inspiraciones del Espíritu Santo o cuando únicamente se atiene a sus egoísmos y ambiciones. Solamente si nos dejamos guiar por el Espíritu, participaremos de la resurrección gloriosa de Cristo.

 

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8,9.11-13.

Hermanos:

Vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros.

El que no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.

Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por el mismo Espíritu que habita en vosotros.

Por tanto, estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.