REFLEXIONES

1. FE/COMUNITARIA/ECLESIAL

Es la fe de nuestros amigos, de nuestros seres queridos, la que nos resucita. Nada más patente ni más estremecedor en todo el evangelio que estos grupos de familiares que, movidos por Jesús, confían, creen, y alcanzan la vida para los suyos. Nuestra resurrección aparece así como el fruto de una fe eclesial, comunitaria.


2. FE/NO-SIRVE  SANTOS/MANIPULACION

La fe no sirve para llegar más alto, ni para ser más rico, ni para tener más suerte; a pesar de todos los pesares, la tarea de Pancracio-SAN no es ser un sucedáneo de agencia de colocación, ni el perejil le compromete a favorecer con la lotería a quien tan vegetablemente le adorne; el rosario no es un amuleto ni está dotado de poderes mágicos; la reliquia del santo de turno no es para tocarla o frotarla como si se tratase de la lámpara mágica de Aladino y conseguir así tres deseos. La fe, con frecuencia, no sólo no facilita las cosas, sino que puede incluso hacerlas más complicadas. "El compromiso con el Reino hace beber más cálices que brindis", asegura González Faus.

Pero la fe coloca en el centro de nuestro corazón la certeza de que esos cálices no los está bebiendo uno en solitario; la certeza de que todo lo que en nuestra vida sucede tiene en sí mismo un germen de eternidad, una semilla de vida que un día ha de germinar y florecer; aunque, claro, como toda semilla, antes ha de morir y caer en tierra.

La fe es la certeza de esa compañía, la luz que nos alumbra el camino, aunque muchas veces no es más que "la luz suficiente para poder soportar la oscuridad" (Evely).

Fe, ¿qué fe?, ¿por qué creemos?, ¿para qué creemos?, ¿qué le pedimos a la fe? Las respuestas a estas cuestiones no son indiferentes.

LUIS GRACIETA
DABAR 1988/36


3. /SAL/029.

El reino de Cristo es reino de vida, y por eso enemigo irreconciliable del diablo: "Por envidia del diablo entró la muerte en el mundo". (1. lectura). Por eso también la fuerza de Cristo devuelve al hombre lo que siempre Dios ha querido para él: "Dios no hizo la muerte... Dios creó al hombre incorruptible, le hizo imagen de su misma naturaleza" (1. lectura). Uno podría recordar aquí las palabras de Jesús a Pedro: "el poder del infierno no la derrotará" (Mt 16, 18), leídas en la solemnidad de los apóstoles.

Esta atmósfera de victoria sobre la muerte es la que respira el salmo 29, especialmente en los versículos que recoge el texto litúrgico del responsorial. Todo él puede interpretarse como una plegaria de Cristo y como una plegaria nuestra. Hay una amplia coincidencia en los comentaristas al comentar el versículo: "Al atardecer nos visita el llanto, por la mañana, el júbilo". Algunos lo refieren al orden con que se presenta la creación en el Génesis: una tarde y una mañana... "El día de Dios empieza por la tarde... el día del hombre empieza por la mañana. Dios empieza por breves trabajos y termina con largos descansos. Ningún día ha tenido el mundo más solemne y glorioso que el de la resurrección de Jesucristo, nuestro redentor. Pues, siendo el día de Dios, de acuerdo con su estilo, empieza por la tarde, y termina por la mañana. La tarde fue la pasión del Salvador" (Alonso de Cabrera).

"Nuestro Señor tuvo una tarde en la que fue enterrado, y una mañana en la que resucitó. Tú también fuiste enterrado una tarde, en el paraíso, y resucitaste al tercer día"

(·Agustín-SAN). (Véase el sugestivo comentario a todo el salmo en el libro de L. Alonso Schökel, Treinta salmos: poesía y oración; Cristiandad, Madrid, 1981, pp. 138-145).

PERE TENA
MISA DOMINICAL 1985/14


4.

Dice SAN JUAN CRISOSTOMO: "Las Escrituras dicen ser rapiña, avaricia y defraudación, no sólo arrebatar lo ajeno, sino también no dar parte de lo suyo a los otros. Esto dice para demostrar a los ricos que lo que tienen pertenece al pobre, aun cuando lo hayan adquirido por herencia paterna o les venga el dinero de donde quiera que sea. Las cosas o riquezas, de donde quiera que las recojamos, pertenecen al Señor".

Teología y pobreza
Misión abierta, 4-5, año 1981, pág. 87