PRIMERA LECTURA
El pueblo de Dios no coincide con una nación ni con una institución. Está de continuo naciendo en los humildes y los pobres, que buscan y tienen en Dios consuelo y sentido. Son un pequeño resto de la nación y de la institución, pero que sobrepasa sus fronteras y sus denominaciones; no se rige por ellas. La promesa de la vida lograda es para los que, sin duplicidad engañosa, orientan toda la persona por la aspiración al infinito.
Lectura
del Profeta Sofonías 2,3; 3,12-13.
Buscad
al Señor los humildes,
que cumplís sus mandamientos;
buscad la justicia,
buscad la moderación,
quizá podáis ocultaros
el día de la ira del Señor.
Dejaré
en medio de ti
un pueblo pobre y humilde,
que confiará en el nombre del Señor.
El
resto de Israel no cometerá maldades,
ni dirá mentiras,
ni se hallará en su boca una lengua embustera;
pastarán y se tenderán sin sobresaltos.