COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA

Hb 4, 14-16/5, 7-9 

 

Es sabido que la carta a los Hebreos, en el conjunto de los escritos del NT, representa un hito único en la audacia interpretativa de la figura de Jesús. En efecto, lo presenta como sacerdote y sumo sacerdote cuando él era un laico y murió como un blasfemo.

El texto que nos ocupa nos presenta las dos vertientes de este "sumo sacerdote": es el "Hijo de Dios" misericordioso con nuestras debilidades, y es un hombre como nosotros, que, como todo hombre, ha sido tentado a lo largo de toda su vida, con la diferencia que nunca ha sucumbido en la tentación: ha sido obediente a Dios, es decir, ha vivido la humanidad en plenitud. Más aún, "a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer".

La característica de nuestro "sumo sacerdote" es que asume del todo la humanidad (es tentado, sufre, quiere ahorrarse la muerte) y confía plena- mente en Dios. Es uno de los nuestros y vive cerca de Dios. Realmente podemos acercar a él con confianza. Ah, y por él sabemos que la única manera de "atravesar el cielo", es decir, de llegar a Dios, es asumiendo a fondo la humanidad.

J. M. GRANÉ MISA DOMINICAL 1992, 6


2.

Su sufrimiento se convirtió, a través de la plegaria, en una ofrenda. En la plegaria de Jesús hay un movimiento de asimilación de la voluntad de Dios, un paso desde el deseo humano de librarse de la muerte hasta la aceptación de plan de Dios. Es una plegaria que se educa y se transforma en el sufrimiento. En JC encontramos el hombre nuevo, el hombre de la obediencia a la voluntad de Dios hasta la muerte.

J. NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1987, 8


3. Para Hb 4, 14-16: ver Domingo 29 del ciclo B

4. Para Hb 5, 7-9: ver Domingo 5 de Cuaresma, ciclo B