REFLEXIONES


Fuente: Fundación GRATIS DATE
Autor: P. Manuel Garrido Bonaño, O.S.B.

Entrada: «La misericordia del Señor llena la tierra, la palabra del Señor hizo el Cielo. Aleluya» (Sal 32,5-6).

Colecta: (textos del Gelasiano, Gregoriano y Sacramentario de Bérgamo): «Dios Todopoderoso y eterno, que has dado a tu Iglesia el gozo inmenso de la resurrección de Jesucristo; concédenos también la alegría eterna del Reino de tus elegidos, para que así el débil rebaño de tu Hijo tenga parte en la admirable victoria de su Pastor».

Ofertorio (del Misal anterior, retocada con textos del Gelasiano y del Gregoriano): «Concédenos, Señor, darte gracias siempre por estos misterios pascuales, para que esta actualización repetida de nuestra redención sea para nosotros fuente de gozo incesante»

Comunión: «Ha resucitado el Buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y se dignó morir por su grey. Aleluya».

Postcomunión (del Veronense, Gelasiano y Gregoriano): «Pastor bueno, vela con solicitud sobre nosotros y haz que el rebaño adquirido por la sangre de tu Hijo pueda gozar eternamente de las verdes praderas de tu Reino».

Ciclo C

En este Domingo cuarto de Pascua se centra nuestra atención y nuestra fe agradecida en la presencia misteriosa del mismo Cristo Jesús, Pastor único y universal de nuestras almas. Cristo ha prolongado esta cualidad suya en los Pastores de su Iglesia. Hemos de descubrir a Cristo Jesús en el magisterio y en la autoridad de nuestros legítimos Pastores, en comunión con el Romano Pontífice, Vicario de Cristo. Hemos de vivir en la Iglesia el problema serio de las vocaciones consagradas. La necesidad de que los elegidos de Dios para una dedicación total al Evangelio, a la santidad y a la acción pastoral en la Iglesia sepan responder fielmente y con generosidad total a este designio divino sobre sus vidas.

Hechos 13,14.43-52: Nos dedicamos a los gentiles. La misión y la obra salvadora de Cristo, Buen Pastor, y la de quienes hacen sus veces en la Iglesia, no pueden quedar limitadas por privilegios raciales o religiosos. Es universal, por cuanto todos los hombres necesitan, por igual, de Cristo Redentor. La Iglesia es universal y aunque los judíos hubieran aceptado el mensaje salvífico del Evangelio, la Iglesia se extendería por doquier. Comenta San Agustín:

 «Admirable es el testimonio de San Fructuoso, obispo. Como uno le dijera y le pidiera que se acordara de rogar por él. El santo respondió: “Yo debo orar por la Iglesia católica, extendida de Oriente a Occidente”. ¿Qué quiso decir el  santo obispo con estas palabras? Lo entendéis, sin duda, recordadlo ahora conmigo: “Yo debo orar por la Iglesia Católica; si quieres que ore por ti, no te separes de aquélla por quien pido en mi oración”» (Sermón 273).

–Con el Salmo 99 decimos: «Servid al Señor con alegría; entrad en su presencia con vítores. Sabed que el Señor es Dios; que Él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño. El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades»

Apocalipsis 7,9.14-17: El Cordero será su Pastor y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. La Iglesia triunfante en los cielos será el fruto de una comunidad de creyentes, elegida de toda nación, raza o lengua, y santificada por la sangre universalmente redentora del Cordero. La muchedumbre vestida de túnicas blancas, lavadas en la sangre del Cordero no son únicamente los mártires de la persecución neroniana, sino también todos los fieles purificados de sus pecados por el bautismo. El sacramento del bautismo recibe de la sangre del Cordero, que es también Pastor, la virtud de lavar y purificar las almas.

Juan 10,27-30: Yo doy la vida eterna a mis ovejas. Fue designio del Padre hacer de su Hijo encarnado el único Pastor para el único Pueblo de elegidos para la salvación.

Véase el comentario al Evangelio en el ciclo A.


 

1. ¿QUE DAN NUESTROS LIDERES?

En una sociedad rural, como era la que escuchaba a Jesús en su predicación, la imagen del Pastor bueno al frente de su rebaño, conociendo a todas y cada una de sus ovejas, guiándolas a los mejores pastos e incluso dando su vida por ellas, era una imagen próxima, conocida y perfectamente asimilable. Por eso la usó Jesucristo que era, entre otras cosas, un espléndido conocedor de la realidad circundante y de sus oyentes.

Hoy, la figura del pastor queda lejana y desdibujada. Apenas se cruza con nosotros alguna vez cuando recorremos las carreteras de nuestra tierra y casi nos parece un vestigio de un pasado superado. A pesar de su rareza todavía aspira cierta ternura y un enlace entrañable con lo más puro de la naturaleza. PASTOR/LIDER

No tenemos pastores. Quizás hoy habría que hablar del líder, porque lo que hoy tenemos son líderes (o lo que no tenemos, quizá). El hombre siempre ha necesitado mirarse en otro hombre, siempre va buscando modelos de comportamientos, siempre ha tenido delante la imagen de algún hombre al que admirar y al que, aunque sea inconscientemente, pretende parecerse o está dispuesto a seguir. El líder se destaca de los demás, por sus especiales cualidades y, para ser auténtico, debería ser imitable sin temor a errar.

¿Cuales son hoy los líderes que acaparan nuestra atención y nos marcan el camino? Fundamentalmente, los políticos. Querámoslo o no, aceptémoslo o no la política tiene una importancia decisiva en la vida de la humanidad. Es evidente que no se puede vivir en sociedad sin organizarse y que la máxima y más importante de las organizaciones sociales, es, sin duda, el Estado a cuyo frente se encuentran los políticos. De los políticos depende que una sociedad sea de una u otra forma porque de las leyes que dicten se derivará la justicia social o injusticia; el respeto a la vida o su desprecio, el respeto a los llamados derechos humanos o su conculcación; la posibilidad de una solidaridad entre los hombres o la incentivación de una individualidad peligrosa capaz de pasar por encima de cualquier consideración para conseguir un propósito que los propios líderes cultivan con pasión: el dinero, la influencia y la autosatisfacción.

Hay otros líderes: los triunfadores apresurados en el mundo de los negocios. Aquellos que dominan y son realmente uno de los llamados poderes fácticos, los que ocupan las portadas y los artículos de las revistas especializadas, los que imponen las leyes del mercado quizá con la fría distancia que supone dictar resoluciones desde los Consejos de Administración de potentes multinacionales que no están cerca precisamente de las "ovejas" y que, por supuesto, ni las conocen.

Podríamos hablar de los líderes, todos ellos triunfadores, arrogantes, subidos al podio del éxito, unos líderes, auténticos ídolos con los pies de barro, que mientras duran, aunque sea fugazmente, dejan embobados a sus seguidores que se visten como ellos, actúan como ellos y quieren ser como ellos.

No es nuevo este fenómeno. Lo que es nuevo es la difusión pública que puede tener el líder y por tanto su influencia.

En tiempos de Jesús también habría líderes de esta clase. Ninguno de ellos, posiblemente como los que hoy tenemos, conocía a las "ovejas", ninguno vivía con ellas ni como ellas, ninguno estaba dispuesto a arriesgar su vida para salvarlas de un mal vericueto.

Pero, de pronto, surgió otro líder. Un líder poderoso, auténtico, veraz, valiente. Un líder capaz de utilizar dos palabras mágicas en su momento justo: Si y No; lo que en román paladino decimos llamar al pan, pan y al vino. De pronto en aquella pequeñísima e insignificante parte del mundo entonces conocido, lejos de la opulenta Roma, la superpotencia del momento, se oyó la voz estruendosa de un líder que decía cosas rarísimas, tales como llamar bienaventurados a los que lloraban, a los que sufrían y a los que nadie quería por pobres y por desgraciados; y no solamente hablaba sino que hacía: liberaba a los paralíticos de su parálisis, a los mudos de su mudez, a los ciegos de su impedimento y abría el oído a los sordos y hasta a los muertos devolvía la vida para que pudiesen certificar de su poder y de su bondad por los caminos de Galilea o de Judea. De repente surgió un líder que no tenía dónde reclinar su cabeza pero al que no le importaba acudir a los convites de algún amigo "pudiente", que también los tuvo, para llenar de gracia y de sentido común su casa. De repente surgió el líder que habló del Reino de Dios no como una espiritualísima realidad a conseguir cuando el hombre abandonara esta tierra en la que está tan arraigado, sino precisamente antes de que la abandone.

De repente surgió un líder cuya voz no se ha callado, cuyo eco sigue retumbando en el aire y golpeando la conciencia de los hombres, creyentes o no porque cuando alguien se acerca al hombre por el hombre está siendo, lo sepa o no, lo quiera o no, una pequeña resonancia de aquella gigantesca voz que gritó hace dos mil años.

Pero el problema actual es que nuestros líderes actuales apenas merecen la pena. Nos falta la figura gigantesca que viva lo que dice, que esté cerca de los hombres, que se adentre con ellos por los difíciles y a veces angustiosos caminos de la vida y que esté dispuesto a recorrerlos palmo a palmo sin desfallecer.

La verdad es que cada cristiano debería ser un líder, a tamaño reducido, claro está, capaz de captar la atención del mundo y de recordar que los hombres pueden y deben vivir, respirar y sentirse creadores.

ANA MARÍA CORTES
DABAR 1992, 28


2. LA VOZ DE SU AMO

Recuerdo muy bien el viejo gramófono con su manivela para dar cuerda, su enorme bocina helicoidal y su etiqueta: un precioso perro, blanco y negro, sentado sobre sus patas traseras con las orejas tiesas en actitud de escuchar el rótulo de la leyenda: la voz de su amo. Recordaba todo esto al leer el evangelio del Buen Pastor: mis ovejas escuchan mi voz. Y me preguntaba qué voz y a qué amo escuchamos hoy en día.

Inevitablemente se asociaba a mi recuerdo la imagen del nuevo transeúnte, con un diminuto cassette en el bolsillo y sendas orejeras-auriculares, caminando rítmicamente por las calles, con movimientos sorprendentes para los que pasamos a su lado con las orejas al descubierto, ajeno a todo cuanto sucede en su derredor.

Y pensaba también en el sorprendente hecho de la disciplina de voto, que religa a los parlamentarios en voto de obediencia al partido, que no a sus representados. Todo esto, la disciplina de voto, los presentadores de la tele y locutores de radio o articulistas de prensa, son ciertamente voces que se escuchan por doquier y a todas horas. La cuestión está en saber quién es el amo cuya voz sirve de reclamo a los poderosos modos de información y alcanza a todos los oídos de los ciudadanos.

Porque a todas partes llega la voz de ese amo que nos pide insistentemente cómo debemos vestir, qué debemos consumir, qué marca de coche debemos comprar, hasta dónde debe llegar el pantalón o la falda, cuál ha de ser el color de esta temporada, qué muebles, qué corbata, qué perfume, que libro hemos de leer, qué película ver, qué moda seguir.

A buen seguro, y todos lo celebramos, se ha ampliado el campo de la libertad. Ahora hay más supermercados, hay más productos, más diversiones, hay -según se dice- una mayor oferta cultural. Hay más voces que reclaman nuestra atención, que compiten para alcanzar la mayor audiencia. Pero ¿qué amo está detrás de todas esas voces? Porque no es una voz que clame en el desierto, sino que clama desde el poder, desde los intereses económicos, desde la competencia, desde el negocio y el lucro. Entonces habrá que concluir que no se ha ampliado la libertad, pues se trata de sumirnos en la más precaria irresponsabilidad, sino que, sencillamente, se han corrido un poco más las tapias del redil donde se nos tiene acorralados. Porque un pueblo "bien dirigido" es un pueblo manipulado y, en consecuencia, desorientado. Sobre todo, porque la información se suministra con control, como el amor moderno, de modo que el pueblo sólo sepa lo que conviene (¿a quién?) que sepa.

La desorientación de nuestros días no parece que sea debida a una real ampliación del espacio de libertad, a una mayor apertura de todos a la responsabilidad, a la corresponsabilidad. Más bien parece ser resultado de una sociedad dominada, controlada y superdirigida con pretextos tan banales como la planificación, la organización y la eficacia. Cualquier excusa es buena con tal de darnos prefabricadas preguntas y respuestas, en una indoctrinación bien programada, con tal de evitar que el hombre pregunte desde la libertad y se pregunte desde la responsabilidad. Con tal de evitar que el hombre escuche al hombre, al otro y al enteramente Otro de todos, que es Dios.

Las voces que nos acosan a todas horas y desde todas partes nos impiden escuchar la voz auténtica, la voz del hombre, que sufre, del que nos necesita, del que reclama nuestra solidaridad, del que nos llama a la responsabilidad. Esas voces nos adulan, nos seducen, nos encandilan y tratan de dirigir y orientar nuestras obras y nuestra vida. Pero ¿hacia dónde? Nos prometen la felicidad, el prestigio, el nivel de vida, el desarrollo, el bienestar, ¡Jauja!..., pero, ¿no nos estarán conduciendo, como al rebaño de ovejas, hacia el matadero?

LUIS G. BETES
DABAR 1989, 23


3.

El hombre se fue agrupando con otros hombres por huir de la esclavitud de la periclitada estructura feudal. Se agrupó en municipios, es decir, se atrincheró, se hizo fuerte frente a las intolerables pretensiones de los poderosos de entonces. Buscaba la libertad. Pero el proceso de urbanización, locamente favorecido en nuestros días, vuelve de nuevo a echar en cara a los hombres que no son libres, que la libertad tampoco está aquí, que está más allá.

CIUDAD/LIBERTAD: Como ayer el feudo, hoy la ciudad resulta inhóspita. La contaminación, los ruidos, el tráfico enloquecedor, la complejidad de la burocracia han restado tranquilidad y espontaneidad a la vida, y la pone constantemente en peligro. No podemos obrar como queremos, como creemos que tenemos que obrar, tenemos que claudicar constantemente a una conducta que nos ha sido previamente impuesta.

Por eso el hombre hoy huye de la ciudad. Antes se huía durante el verano. Hoy, los que pueden, huyen cada fin de semana. Y los privilegiados se están estableciendo fuera de la ciudad, en los altaneros barrios y zonas residenciales que rodean nuestras ciudades, apretando con su provocación el otro cinturón urbano, el de las chabolas y barrios desatendidos y miserables. La verdad es que la ciudad ya no es la fórmula para vivir. Ni siquiera nos garantiza un mínimo de seguridades. Es cierto que la sociedad se esfuerza por multiplicar nuestras seguridades..., pero todas juntas no acaban de garantizarnos la seguridad que anhelamos. Se multiplican los servicios para inspirarnos confianza: médicos, psicólogos, abogados, economistas, relaciones públicas, asistentes sociales... Ni siquiera los sistemas son capaces de garantizar la seguridad: las huelgas, la delincuencia, los accidentes, las protestas, las represalias, etc., crecen de manera alarmante. Casi, casi hemos llegado a hacer de la situación normal un estado de excepción permanente. En estas circunstancias, ¿a dónde ir?, ¿qué hacer? ¿Quién puede garantizarnos el ejercicio pacífico de nuestra libertad? ¿En quién podremos confiar los hombres, cuando todos los hombres estamos tocados del mismo mal, cuando todos los hombres nos sentimos igualmente amenazados e inseguros?

EUCARISTÍA 1971, 29


4.

El cuarto domingo está centrado tradicionalmente en una de las imágenes más entrañables del evangelio, de profundas raíces bíblicas e incluso universales: Jesús, el buen pastor. La variedad de los ciclos acentúa diferentes aspectos de esta imagen. Concretamente, en el ciclo C, se centra más la atención en las "ovejas del pastor" y no tanto en el pastor.

Por voluntad de Pablo VI este domingo ha sido señalado como un día propio para la plegaria en favor de las vocaciones al ministerio y a la vida consagrada. Es un elemento que no conviene marginar, pero sí integrar en el conjunto de la liturgia pascual. En algunos lugares se celebra también el día de la parroquia. Es otro aspecto fácilmente integrable en la liturgia de este domingo, que no debe perder su imagen básica y propia de domingo pascual.

P. TENA
MISA DOMINICAL 1986, 9


5. DO/EU 

La misa-dominical es el momento privilegiado para comprender y vivir nuestra condición de Iglesia de Jesucristo.

"La liturgia... contribuye en sumo grado a que los fieles expresen en su vida, y manifiesten a los demás, el misterio de Cristo y la naturaleza auténtica de la verdadera Iglesia" (Sacrosanctum Concilium, n. 2). Y esto, dice el Concilio, sucede sobre todo en la Eucaristía.

La misa dominical es privilegiada, en este sentido, porque reúne a los cristianos -precisamente como tales- en una convocatoria universal. La composición de la asamblea dominical es, por naturaleza, abigarrada, heterogénea, como la asamblea celestial descrita en el Apocalipsis (véase la segunda lectura). Y esto, en vez de estorbar la comunicación entre los participantes, más bien la ayuda a profundizarla. En efecto: nos hace descubrir que aquello que nos une en una Iglesia de Jesucristo no son las afinidades humanas, sociológicas, psicológicas, sino la realidad sacramental de nuestro bautismo: el hecho de haber recibido y acogido un mismo mensaje de salvación (1. lectura), de haber sido conducidos todos por un mismo Cordero-pastor hacia fuentes de aguas vivas (2. lectura), de ser ovejas del Padre y de Jesucristo, su Hijo (evangelio).

PERE TENA
MISA DOMINICAL 1986, 9


6.

El libro del Apocalipsis describe la liturgia celestial con expresiones casi idénticas a las de los Hechos de los Apóstoles en el Pentecostés de la Iglesia: "muchedumbre de toda nación, razas, pueblos y lenguas" (véase Hechos 2,7-11). La comunidad eclesial no se fundamenta sobre la raza o la lengua sino sobre la fe en Jesucristo, y es precisamente aquí donde se enraiza su catolicidad. La primera lectura de hoy es uno de los pasajes del NT que describen la decisión difícil de la apertura a los paganos; también los paganos confiesan la misma fe y han recibido el mismo Espíritu (Hechos 10,44-48).

FE/TENSIONES: La Iglesia no se aglutina por la raza o la lengua sino por la fe y el Espíritu; aquí radica su grandeza y su debilidad. La fe no es algo cuantificable ni nunca puede darse por definitivamente conseguida ni en los grupos ni en las personas. La misma definición de la fe supone tensiones; tensión entre confesión y vida vivida según el Evangelio; tensión entre fe personal y comunitaria, y las dimensiones estructurales de la Iglesia; tensión entre fe personal viva y misiones institucionalizadas dentro de la comunidad.

Estas tensiones pueden estar mal resueltas; es la tribulación propia de la Iglesia. Leyendo las lecturas de hoy desde la perspectiva del interés por la Iglesia y la ilusión por su fidelidad, se abre de nuevo la herida hecha por la distancia entre lo que la comunidad cristiana está llamada a ser porque la define y lo que realmente es. El fragmento del evangelio habla de fe como íntima comunión con la Verdad del Señor, experiencia interior que falta en muchos ámbitos eclesiales; el Apocalipsis hace una descripción entusiasta de la Iglesia celestial, a cuya luz la lejanía y las impurezas de la tierra hacen sufrir; y la primera lectura describe casi ingenuamente las típicas reacciones de la mezquindad humana que vemos repetir constantemente en nuestras comunidades.

Tan malo es el pesimismo como el negar la infidelidad de la Iglesia o el abandono del entusiasmo por la fe. El camino consiste en asumir el sufrimiento y hallar constantemente la ilusión sincera de la fidelidad -personal y comunitaria- al Evangelio; hallando en esta intensificación de la fe que alimenta su propio entusiasmo "la alegría del Espíritu Santo".

GASPAR MORA
MISA DOMINICAL 1983, 9


7.

El cuarto domingo de Pascua es cada año «el domingo del Buen Pastor». Una vez concluido el ciclo de las apariciones, se nos va presentando al Señor en algunas de sus dimensiones más teológico-espirituales. Hoy, a partir del cap. 10 de Juan, como el Pastor enviado por Dios.

La celebración en general debe seguir siendo de Pascua: todos estos domingos son los más importantes del año. Si hay primeras comuniones, la celebraci6n del Buen Pastor puede ser muy adecuada: es la primera vez que unos cristianos son admitidos a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, junto con la comunidad, todos siguiendo al Buen Pastor. La homilía podría centrarse en las dos líneas que ofrecemos: el Buen Pastor, y la universalidad de su salvación.

- YO LES DOY LA VIDA

Cada año es distinta la selección que se hace del cap. 10 de Juan para este domingo. La de este año (ciclo C) nos presenta a Cristo en una doble y admirable interrelación: la que hay entre él y Dios («yo y el Padre somos uno») y la que hay entre Cristo y nosotros («yo las conozco y les doy la vida eterna... y ellas escuchan mi voz y me siguen»).

La imagen del Pastor no nos debería dar miedo. Aunque los rebaños no pertenecen al paisaje de muchas ciudades, pero todos saben qué son y entienden la metáfora de las relaciones entre el pastor y las ovejas. El Apocalipsis ha enriquecido todavía la imagen presentándonos a Cristo como el Cordero: inmolado en la cruz, como un cordero que se entrega voluntariamente por todos, es el que mejor puede decir que es nuestro Pastor, el que puede ir delante de todos, guiando y dando su vida por sus ovejas: «El Cordero será su Pastor y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas».

Cristo Buen Pastor se presenta a sí mismo como el que nos conoce por nuestro nombre a los que somos ovejas del «rebaño adquirido por la Sangre de Cristo» (poscomunión), nos da vida, nos guía, nos defiende (evangelio), nos purifica en su Sangre y nos conduce a fuentes de agua viva (2a lect.). A veces aparece Cristo como Maestro y Guía, como Salvador y Señor. Hoy le miramos como a nuestro Pastor, que nos acompaña en nuestro camino y se nos da él mismo como alimento y bebida, sobre todo en la Eucaristía. El es nuestro verdadero alimento, nuestro Guía. Su Palabra es la que vale la pena de escuchar. A nosotros nos toca escuchar su voz, tener fe en él, dejar que él dé sentido a toda nuestra vida. Seguimos siendo débiles, «débil rebaño» (oraci6n colecta), y todavía estamos en «la gran tribulación» (2a lect.). Pero su presencia, su Palabra y su alimento eucarístico nos dan fuerza para todo.

J. ALDAZABAL
MISA DOMINICAL 1995, 6


8. CR/TESTIGO

TESTIGOS, ¿DE QUÉ?

En los últimos tiempos muchas palabras han perdido su significado por efecto del mal uso o de la inflación del mismo. Una de ellas ha sido la palabra. Testigo, ¿de qué? Resulta difícil, en el uso habitual, saber cuándo la persona que es requerida como tal es verdadera o falsa y, a veces, cuesta descifrar qué es lo que testifica. Es decir, que en el lenguaje popular hoy el testigo es como un trámite más para ciertos casos, pero en el que pocos confían en su veracidad.

Sin embargo, cuando Jesús se despide de sus discípulos les invita a ser sus testigos en todos los tiempos y en todos los lugares de la tierra. El cristiano es un testigo de Jesús. Pero, ¿qué significa esto?

Jesús se define ante Pilatos como el testigo de la verdad. La pregunta de Pilatos a Jesús, «¿qué es la verdad?», es hoy más frecuente y actual, porque como el político romano son muchos los que se lavan las manos y se desentienden de ella. Pero Jesús respondió con su vida y con su muerte a esta pregunta. La verdad de Dios es su AMOR manifestado en Cristo. El amor al hombre, la entrega, el servicio, su trabajo incesante por la paz y la justicia. La mentira es el fundamento de una sociedad injusta e insolidaria, la verdad lo es de la cultura del amor que produce la justicia y la paz. NECESITAMOS TESTIGOS DE JESÚS que sean ante el mundo signo y fundamento de una nueva historia fundamentada sobre la CIVILIZACIÓN DEL AMOR.

El papa, en su mensaje para esta jornada de oración por las vocaciones, convoca a la Iglesia para que siendo testigo de Jesús sepa responder a las expectativas de los jóvenes y llama a las comunidades cristianas para que sean lugares de encuentro con Jesús, donde los jóvenes sientan la llamada y puedan hacer posible la respuesta.

LA JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES invita a todos los cristianos desde la voz de su Supremo Pastor, a hacer posible que la Iglesia, y especialmente en ella -familia de las comunidades-, sea lugar en el que florezcan VERDADEROS TESTIGOS DE JESÚS.

EUCARISTÍA 1995, 22


9. VOC-RELIGIOSA

"La comunidad cristiana está llamada a hacer posible el encuentro del joven con Jesús, haciéndose mediadora de la llamada y educadora de la respuesta que Él espera. Ella tiene la misión de hacer descubrir a los jóvenes su llamada personal a ser Iglesia y a hacer Iglesia. La comunidad cristiana se ofrece, por tanto, como el contexto natural en el que los jóvenes pueden completar su iter educativo, descubriendo la riqueza más grande de su maravillosa edad y correspondiendo a la vocación que el Señor de la vida ha previsto para cada uno desde la creación del mundo...

Sostenido por la certeza de que el Padre Celestial continúa llamando a muchos jóvenes a seguir más de cerca las huellas de Cristo, su Hijo, en el sagrado ministerio, en la profesión de los consejos evangélicos, en la vida misionera, confió a todos los responsables y agentes de la pastoral juvenil el fascinante y, al mismo tiempo, exigente deber de la animación vocacional. Es necesario obrar de modo que "se difunda y arraigue la convicción de que todos los miembros de la Iglesia, sin excluir ninguno, tienen la gracia y la responsabilidad de cuidar las vocaciones".

JUAN-PABLO-II


10

OVEJAS DEL BUEN PASTOR

Este domingo, conocido como el del Buen Pastor, recientemente desde tiempos del Papa Pablo VI tiene el matiz propio de ser Jornada de oración por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.

Una de las imágenes bíblicas más entrañables es la del pastor. Ya en las catacumbas y en los mosaicos de las antiguas basílicas es frecuente la imagen del "buen pastor", joven y fuerte, que carga una oveja sobre sus hombros. Pastor y cordero son una misma realidad dentro de la maravillosa unidad de las imágenes terrenas usadas para representar al Cristo pascual desde la primitiva Iglesia. Son rasgos propios del pastor la fortaleza, el aguante, el silencio, la sensibilidad, la capacidad de observación, la sencillez de un rico mundo espiritual, la constancia. Todas estas características encerradas en la figura, frecuentemente enjuta y curtida, del pastor, hacen que sea persona entrañable e imprescindible en la experiencia de la vida rural de todos los tiempos, aunque muchos de nosotros, habitantes de la gran ciudad y un tanto tecnificados, tengamos que hacer un esfuerzo para captar la riqueza de su significado.

El trozo de evangelio que se lee este año, la última parte de la parábola, está centrado en la relación que existe entre las ovejas y el pastor Jesús, que se presenta a sí mismo como pastor verdadero, identificándose de esta manera con Dios, a quien los profetas y salmos proclaman como el Pastor de Israel. "Yo y el Padre somos uno".

Andrés Pardo


11. Oración de Juan Pablo II por las vocaciones

Espíritu de Amor eterno, que procedes del Padre y del Hijo, te damos gracias por todas las vocaciones de apóstoles y santos que han fecundado a la Iglesia.

Continúa, todavía, te rogamos, esta tu obra. Acuérdate de cuando, en Pentecostés, descendiste sobre los Apóstoles reunidos en oración con María, la madre de Jesús, y mira a tu Iglesia que tiene hoy una particular necesidad de sacerdotes santos, de testigos fieles y autorizados de tu gracia; tiene necesidad de consagrados y consagradas, que manifiesten el gozo de quien vive sólo para el Padre, de quien hace propia la misión y el ofrecimiento de Cristo, de quien construye con la caridad el mundo nuevo.

Abre los corazones y las mentes de los jóvenes, para que una nueva floración de santas vocaciones manifieste la constancia de tu amor, y todos puedan conocer a Cristo, luz verdadera del mundo, para ofrecer a cada ser humano la segura esperanza de la vida eterna. Amén.


12.

Orar por las vocaciones a la vida consagrada, tarea de toda la Iglesia

La celebración de la XXXV Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones en este 3 de mayo, IV Domingo de Pascua, "es una ocasión dice el Papa para anunciar que el Espíritu Santo de Dios escribe en el corazón y en la vida de cada bautizado un proyecto de amor y de gracia".

En su mensaje para esta Jornada de 1998, que se celebra, en el camino de preparación al Gran Jubileo del 2000 bajo la nube luminosa del Espíritu Santo, Juan Pablo II desarrolla el tema El Espíritu y la Esposa dicen: ven!, palabras que, afirma el Santo Padre, nos llevan a considerar la relación fecunda entre el Espíritu Santo y la Iglesia de la que nacen las diversas vocaciones. Este año, el número de jóvenes de más de18 años que en España han decidido seguir la llamada de Dios y entrar en el Seminario Mayor o en un noviciado de vida religiosa asciende a 1.599 (876 chicos y 723 chicas). De ellos, 38 han ingresado en seminarios mayores diocesanos. Oremos para que el Señor siga enviado vocaciones a su Iglesia! Es una tarea de Todos.

Juan Pablo II:

"Originado en Dios, el diálogo vocacional se realiza en la Iglesia y por la Iglesia"

Mensaje con motivo de la Jornada Mundial de Oración por la Vocaciones

VOCAS/JORNADA: La celebración de la XXXV Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones (3 de mayo, IV Domingo de Pascua) "es una ocasión dice el Papa para anunciar que el Espíritu Santo de Dios escribe en el corazón y en la vida de cada bautizado un proyecto de amor y de gracia, que sólo puede dar sentido pleno a la existencia, abriendo el camino a la libertad de los hijos de Dios y capacitando para el ofrecimiento del propio, personal e insustituible concurso al progreso de la humanidad en el camino de la justicia y de la verdad".

En su mensaje para esta Jornada de 1998, que se celebra, en el camino de preparación al Gran Jubileo del 2000 bajo la nube luminosa del Espíritu Santo, Juan Pablo II desarrolla el lema El Espíritu y la Esposa dicen: ven! (Ap 22,17). "Estas palabras del Apocalipsis afirma el Santo Padre nos llevan a considerar la relación fecunda entre el Espíritu Santo y la Iglesia de la que nacen las diversas vocaciones, y a recordar aquel Pentecostés en el que cada comunidad cristiana fue engendrada en la unidad, modelada por el fuego del Espíritu en la multiplicidad de dones y enviada a llevar la Buena Nueva al corazón de la espera. En efecto, si es verdad que la llamada tiene su origen en Dios, es igualmente cierto que el diálogo vocacional se realiza en la Iglesia y por medio de la Iglesia. La fuerza del Espíritu que impulsó a Pedro a ir a casa del centurión Cornelio para llevarle la salvación (Act 10, 19) y que dijo: Separadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que os llamo (Act 13, 2), no se ha agotado. El Evangelio continua difundiéndose no sólo con palabras, sino también con poder y con el Espíritu Santo (1 Ts 1, 5)."

En la Iglesia y por medio de ella

Se centra a continuación en el tema: "El Espíritu Santo y la Iglesia, su mística Esposa, repiten también a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo su Ven! Ven a encontrar el Verbo encarnado, que quiere hacerte partícipe de su misma vida! Ven a acoger la llamada de Dios, venciendo titubeos y rémoras! Ven y descubre la historia de amor que Dios ha entretejido con la humanidad: Él quiere realizarla también contigo. Ven y saborea el gozo del perdón recibido y otorgado! El muro de separación que existía entre Dios y el hombre, y entre los mismos seres humanos, ha sido abatido. Se perdonan las culpas y el banquete de la vida está preparado para todos."

Oración y testimonio

El Papa expresa su deseo de que la celebración anual de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones suscite en el corazón de los fieles una oración más insistente para obtener nuevas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, y reanime la responsabilidad de todos, en especial de los padres y de los educadores en la fe, en el servicio a las vocaciones, y termina haciendo una triple invitación. "En primer lugar dice Juan Pablo II os invito a vosotros, queridísimos obispos, y con vosotros a los sacerdotes, a las diáconos y a los miembros de los Institutos de vida consagrada, a dar incansablemente testimonio de la plenitud espiritual y humana que impulsa a cada uno de vosotros a hacerse todo para todos, para que el amor de Cristo pueda alcanzar al mayor número posible de personas. Estableced relaciones apropiadas con todos los componentes de la sociedad; valorad las vocaciones ministeriales y carismáticas que el Espíritu suscita en vuestras comunidades, favoreciendo la complementaridad y la colaboración recíprocas; dad vuestro aporte para que cada uno crezca hacia la plena madurez cristiana. Que mirándoos a vosotros, gozosos servidores del Evangelio, pueden los jóvenes sentir la fascinación de una existencia enteramente dedicada a Cristo en el ministerio ordenado o en la opción radical de la vida consagrada."

A continuación, invita a los esposos cristianos. "Estad prontos a dar testimonio de la realidad profunda de vuestra vocación matrimonial: la armonía en el hogar, el espíritu de fe y de oración, el ejercicio de las virtudes cristianas, la apertura a los otros, sobre todos a los más pobres, la participación en la vida eclesial, la serena fortaleza para afrontar las diarias dificultades, constituyen el terreno favorable para la maduración vocacional de los hijos.

Considerada como Iglesia doméstica la familia, sostenida por la gracia sacramental del matrimonio, es la escuela permanente de la civilización del amor, donde es posible aprender que sólo del don libre y sincero de sí mismo brota la plenitud de la vida." Por último, invita a los educadores, catequistas, animadores pastorales y a cuantos desempeñan funciones educativas. "Sentíos, en el desempeño de vuestro importante y laborioso servicio, cooperadores del Espíritu. Ayudad a la juventud para que libere sus corazones y sus mentes de cuanto obstaculiza su camino; espoleados a dar lo mejor de sí mismos en una tensión constante de crecimiento humano y cristiano, moldead en ellos, con la luz y la fuerza de la palabra evangélica, los sentimientos más profundos, para que así puedan, si son llamados, realizar su vocación para el bien de la Iglesia y del mundo".

Oración 

Espíritu de Amor eterno, 
que procedes del Padre y del Hijo,
te damos gracias por todas las vocaciones
de apóstoles y santos que han fecundado la Iglesia.
Continúa, todavía, te rogamos, esta tu obra.
Acuerdate de cuando, en Pentecostés,
descendiste sobre los Apóstoles reunidos en oración
con María, la madre de Jesús,
y mira a tu Iglesia que tiene hoy
una particular necesidad de sacerdotes santos, 
de testigos fieles y autorizados de tu gracia;
tienen necesidad de consagrados y consagradas,
que manifiesten el gozo de quien vive sólo para el Padre, 
de quien hace propia la misión y el ofrecimiento de Cristo,
de quien construye con la caridad el mundo nuevo.
Espíritu Santo, perenne Manantial de gozo y de paz, 
eres tú quien abre el corazón y la mente de la divina llamada;
eres tú quien hace eficaz cada impulso
al bien, a la verdad, a la caridad.
Tus "gemidos inenarrables"
suben al Padre desde los corazones de la Iglesia,
que sufre y lucha por el Evangelio.
Abre los corazones y la mentes de los jóvenes,
para que una nueva floración de santas vocaciones
manifieste la constancia de tu amor,
y todos puedan conocer a Cristo, 
luz verdadera del mundo,para ofrecer a cada ser humano 
la segura esperanza de la vida eterna. Amén.
Juan Pablo II 


13. SILENCIO/TEMPLO 

Silencio, por favor!

El templo es lugar de diálogo: se habla con Dios, habla el que preside con la comunidad y esta habla entre sí, por ejemplo, con el canto o con los salmos y oraciones alternadas. El templo es el espacio en el que la comunidad cristiana tiene sus encuentros con Dios, en la presencia de Cristo, que siempre está entre los que se reúnen en su nombre. Es, por tanto, lugar de oración y lugar de fraternidad.

El templo es la casa familiar en la que entramos con confianza, en la que nos sentimos a gusto, en la que nos reconocemos hermanos y en la que juntos escuchamos la Palabra de Dios y le decimos las nuestras en la oración personal y en la celebración comunitaria. Todo esto ha de vivirse en un clima que huya tanto del individualismo hierático y pietista, que aisla de la comunidad, como del alboroto y la algarabía con que en muchos templos se conducen los cristianos antes, durante y después de las celebraciones. Para esto están los atrios y los lugares de acogida, no el templo.

El diálogo con Dios necesita del silencio, para que nada nos distraiga en la escucha y cuando seamos nosotros los que le hablemos. No podemos tampoco olvidar que en nuestros templos Jesús está presente en el sagrario y no podemos dejar de tener con él los gestos de amor y de respeto que se merece. Amadeo Rodríguez  

La vida eterna

La expresión que titula estas líneas no está de moda en nuestro lenguaje cristiano y es una pena porque pertenece a lo más esencial del mensaje cristiano y , con pleno derecho, al mismo contenido del Misterio Pascual que estamos celebrando en estas semanas. Todo lo anterior lo ratifican las tres lecturas de este domingo que intentan hacernos sintonizar con la novedad que nos ha traído la resurrección de Cristo.

La primera lectura narra las dificultades que encontró Pablo y ante los judíos que le impedían que predicase la Palabra de Dios. Les echa en cara que no os consideráis dignos de la vida eterna mientras que de los que gentiles que escuchaban con gusto la predicación del apóstol se dice los que estaban destinados a la vida eterna, creyeron.

En el evangelio Cristo es más explícito que el Apóstol y, también en un ambiente de hostilidad creado por los que no querían aceptarle, afirma contundentemente y refiriéndose a sus ovejas, es decir a los creen en El, que yo les doy la vida eterna, no perecerán para siempre. Es claro que la vida eterna es la vida del Resucitado que es el gran don que aporta Cristo a los suyos, como vid da la sabia a los sarmientos.

La segunda lectura casi describe la vida eterna al presentar la muchedumbre inmensa de los que, venidos de la gran tribulación de esta vida, han llegado a ella y ya no pasaran hambre ni sed serán conducidos por el Cordero hacia las fuentes de aguas vivas y Dios enjugará las lagrimas de sus ojos.

Realmente es la gran noticia que necesitamos recordar, alguna vez, para encontrar el sentido total que tiene nuestra vida cristiana.

Antonio Luis Martínez
Semanario "Iglesia en camino"
Archidiócesis de Mérida-Badajoz


14.

Hoy día celebramos la jornada mundial de oración por las vocaciones sacerdotales y es bueno orar y pensar en la repercusión que éste día debe tener en nuestra iglesia.

Hoy más que nunca debemos pedir al Señor que siga llamando jóvenes a su servicio y al servicio de los hermanos; jóvenes que junto a Él quieran desempeñar el oficio del Buen Pastor que da la vida por sus ovejas.

¿Dónde debemos poner la mirada? Indudablemente que en las familias cristianas; debe ser un honor muy grande el saber que el Señor ha mirado a un hijo de la propia familia, lllamándolo a su servicio.

¿Porque no orar para que el Señor te dé la gracia de un sacerdote en tu propia familia, un hijo, un nieto, un sobrino?

La vocación sacerdotal es una llamada a santidad, ésta es intimidad con Dios, imitación de Cristo, es amar sin reserva a las almas y entregarse buscando su bien; es amor a la Iglesia, siguiendo el ejemplo de Cristo que se entregó a sí mismo por ella para santificarla.

Un elemento fundamental para el surgimiento de las vocaciones es la oración. Un laico que trabaja por las vocaciones debe rezar y hacer rezar.

El Santo Padre insiste en que es tarea de todos contribuir a crear y mantener las condiciones den las cuales la buena semilla sembrada por Dios, puede echar raíces y dar frutos abundantes.

La Iglesia, sacerdotes y laicos, deben ayudar a los jóvenes a discernir la verdad de la llamada de Dios para que respondan a ella con generosidad.

¿Si Dios llama, nosotros debemos oponernos? Antes bien, démosle a Dios lo que es suyo, un hijo de Dios, al servicio de los hermanos para que Dios sea conocido, amado y glorificado.

C. E. DE LITURGIA PERU