COMENTARIOS
A LA SEGUNDA LECTURA
Hch 13, 16-17. 22-25
1.
La forma en que se presenta la predicación de Pablo en la sinagoga se debe sin duda a la labor literaria de Lucas, como resulta de la comparación con la pieza correspondiente del sermón de Pedro en pentecostés y también con partes del discurso de Esteban ante el sanedrín (7,2-53). Sin embargo, conviene notar que cada relato lleva sus propios acentos, puestos eficazmente en consonancia con la situación respectiva.
En una densa mirada retrospectiva a las obras salvíficas de Dios en favor del pueblo elegido por él y liberado de la esclavitud, se muestra la línea de la historia de la salvación que conduce al verdadero «Salvador», a Jesús. La historia precristiana aparece marcadamente en lo que tiene de transitorio y pasajero. Deliberadamente se pone ante los ojos de los oyentes judíos la promesa del Salvador en la figura de David. Pero sobre todo se muestra claramente cómo el Dios del pueblo de Israel es el que dirige el curso de la historia y, por encima de toda insuficiencia humana conduce a la plenitud de los tiempos, al salvador Jesús. Conscientemente se sitúa Pablo sobre el fondo de historia de la salvación, sobre el que se sabe ligado con sus oyentes judíos. Desde esta situación común quiere despertar la atención hacia lo que va a proclamar tocante a este Salvador Jesús, verdadero cumplidor de la promesa. El carácter provisional y transitorio de lo precedente en comparación con la plena realidad salvífica aparece también claro en la figura del precursor Juan Bautista (cf. 1z5; 1,22; 10,37; 18,25; 19,3s).