VIGILIA
SEGUNDA LECTURA

 

San Pablo tenía una honda experiencia de la absoluta gratuidad de su fe. Fue Dios el que tuvo plenamente la iniciativa en su vida religiosa. Por eso, toda la teología de San Pablo es una teología de la gratuidad, incompatible con cierta «teología» excesivamente racional.

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 1,11-20.

Hermanos:

Os notifico que el evangelio anunciado por mí no es de origen humano; yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre sino por revelación de Jesucristo.

Habéis oído hablar de mi conducta pasada en el judaísmo; con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios y la asolaba, y me señalaba en el judaísmo más que muchos de mi edad y de mi raza, como partidario fanático de las tradiciones de mis antepasados.

Pero cuando Aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó a su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles, en seguida, sin consultar con hombres, sin subir a Jerusalén a ver a los Apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, y después volví a Damasco.

Más tarde, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Pedro, y me quedé quince días con él.

Pero no vi a ningún otro Apóstol; vi solamente a Santiago, el pariente del Señor. Dios es testigo de que no miento en lo que os escribo.