COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
Pr 8. 22-31

 

1.

El autor del himno a la Sabiduría, ¿ha concebido a ésta dotada de personalidad? Su procedimiento, ¿es solamente metafórico o, por el contrario, considera a la Sabiduría como una especie de hipóstasis? Si la Sabiduría está destinada a convertirse en el nuevo mediador que sustituirá al descendiente de David en las relaciones entre Dios y su pueblo, se distingue de Yahvé y tendrá una existencia propia. La Sabiduría de Prov 8 es, pues, más que una metáfora. Pero, ¿cómo habría podido el autor imaginar una auténtica personalidad divina? La noción de la Sabiduría está ligada a la del "tiempo": ha nacido antes de la creación (v. 22), lo cual equivale a decir que está en el fondo de todas las cosas, de cada ser, de cada acontecimiento. Esta concepción de la anterioridad no sólo cronológica, sino también ontológica, de la Sabiduría de Dios, comporta una renovación de la concepción que los judíos se hacían del tiempo. Como todos los hombres, también ellos se sienten angustiados por la fluidez del tiempo (Sal 89/90, 5): el pasado sólo queda captado en el recuerdo, el futuro en el sueño y el presente apenas vivido desaparece. Sin embargo, el tiempo tiene que tener una significación eterna y los judíos creyeron encontrarla en la escatología: vendrán tiempos que tendrán un carácter pleno de eternidad y el Mesías los inaugurará.

El pasaje de Proverbios que hoy leemos corrige esta esperanza: la carga de eternidad del tiempo no depende del futuro Rey, ni pertenece sólo al futuro; está contenida en todas las cosas del presente, puesto que la Sabiduría divina habita en ellas en el momento mismo en que el hombre las capta. A este último, pues, corresponde la tarea de valorar la carga eterna de su presente.

* * *

Esta lectura recuerda que la venida del Hijo de Dios ha colmado la expectativa de la esperanza mesiánica y subraya la gratuidad de la salvación que supera todo cuanto las esperanzas humanas pueden concebir.

Cristo, Sabiduría divina encarnada, dispone de los medios más espirituales para implantar su señorío sobre la humanidad y sobre el universo: un mesías humano habría implantado su reino por la fuerza y por medios exteriores; nunca podría haber sido todo en todos, como puede serlo esta Sabiduría creada antes de la creación.

Ni la pertenencia de un hombre a un pueblo determinado, ni la observancia de la ley pueden comunicarle esta sabiduría, sino solamente la valentía de ser y vivir en la más total y completa apertura a Dios. Por esta razón el fiat de María la colocó en la cima de la espera.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA IV
MAROVA MADRID 1969.Pág. 292 ss.


2.

Nótese la manera poética de presentar la sabiduría como si fuera alguien, como si fuera una hija de Dios. En su estilo, todas las figuras empleadas entrañan un descubrimiento religioso de los últimos siglos antes de Cristo.

Desde muchísimo tiempo atrás, la Biblia insistía en que Dios es uno solo y nada tiene que ver con los numerosos dioses de los paganos. Pero ahora, el creyente presiente que falta algo en el conocimiento que tiene de Yahvé. Pues, ¿cómo Dios puede ser fuente de vida y de amor si está encerrado en su soledad? Ya sabe el creyente, gracias a la Biblia, que Yahvé, junto con ser el Dios altísimo y santo, se hace presente entre los suyos, como, por ejemplo, en el templo y en la nube, y que se comunica a los profetas, a los que envía su Espíritu.

Por eso, en los últimos libros del AT se acostumbra a hablar del Espíritu, de la Sabiduría, de la Providencia de Dios como si fueran a la vez algo de Dios y algo distinto de él... Así se va preparando la gran revelación que se hará con la venida de Cristo. Este habrá tenido su prefiguración en la Sabiduría.

EUCARISTÍA 1992, 28


3.

Todo el capítulo forma una gran unidad literaria y es uno de los dos grandes discursos de la sabiduría (cfr. 1, 20-33), en los que se presenta como antídoto contra la tentación de las malas compañías (6, 12 ss.) y de la mujer prostituta (cap. 7).

-En la primera estrofa (vs. 1-11) toma la palabra la sabiduría sin que nadie le haya invitado. Se dirige a todos los hombres, especialmente a los inexpertos. Para poder ser escuchada, habla en los lugares más estratégicos y no a escondidas, como hace la prostituta. Invita, con insistencia, a escuchar sus consejos que son más preciosos que cualquier riqueza.

-Con la segunda estrofa (vs. 12-21) empieza su autopresentación. Está adornada con la inteligencia, reflexión, valentía y saber obrar (cualidades de un buen rey: Salomón la poseyó y el Mesías las poseerá). El orden existente en la sociedad jerarquizada de su tiempo depende de ella, y este orden en las relaciones interpersonales es un bien superior al oro y a la plata (también Salomón la prefirió). Así las relaciones entre los hombres serán justas y verdaderas. La única condición que se impone a todo mortal es desearla, salir a su encuentro, amarla (vs. 9.17).

-En la tercera estrofa (vs. 22-31), la sabiduría intentará probar su capacidad para llevar a cabo este orden entre los hombres. Ella se mueve entre Dios creador (v. 22) y los mortales que aparecen al final (v. 31). Es primogénita y mediadora: y el orden existente en el mundo no es independiente de ella ya que cuando Dios pone orden y estabilidad al universo, ella como primera criatura, está junto a El.

Al principio habla de sus relaciones con Dios (sólo en el v. 22 aparece el nombre del Señor). Ha sido engendrada (en sentido figurado), tejida con nervios y hueso al igual que el embrión en el seno materno (v. 23) y dada a luz con dolor por el Señor (v. 24). La sabiduría es anterior al mundo que el hombre ve (cfr. repetición de "antes" en los vs. 23-26) y está junto a Dios cuando organiza el mundo (cfr repetición de "cuando" en los vs. 26-29). No tiene ningún papel activo en la creación (v. 30), sino que es como un niño de pecho en el que Dios pone su complacencia; y ella tendrá sus mayores delicias en estar junto a los hombres (vs. 30 ss.). Miguel Ángel, al pintar la creación de Adán en la Capilla Sixtina, representa a la sabiduría como un niño que juega en el taller de su padre.

Establece un lazo entre Dios y los hombres para que reinen la verdad y la justicia en las relaciones humanas. Por eso, el hombre deberá escucharla y amarla, sabiendo que encontrará en ella la vida (vs. 31-36).

-Por su carácter de primogénita, los Padres verán en esta personificación de la sabiduría un símbolo del Verbo, de Cristo, primicia de la creación (Cof. Apoc. 3, 14). Otros Padres verán en ella al Espíritu (vg. Ireneo).

DABAR 1980, 32


4.

El cap. 8 de Proverbios es una reflexión nueva sobre el ser de las cosas. Esto adquirió consistencia en lo que llaman "sabiduría", como algo muy próximo a Dios (cf. Sab 7) y que queda casi personificado. En este v. 22 se habla de la Sabiduría "establecida desde el principio". El entender las cosas desde Dios tiene su raíz en Dios mismo. Cualquier criterio religioso tiene que nacer de un criterio de fe.

Por antigua que sea la Sabiduría, tiene su origen. En esto se distingue de Dios, que es anterior y que la ha engendrado. Pero a la vez es anterior a toda creación. Aquí se apunta la cuestión del ser misterioso de esta Sabiduría a la que se asimilará Cristo, "Sabiduría de Dios" (1 Cor 1, 30). El himno cristológico de Col 1, (15-20) parece haberse inspirado muy de cerca en este pasaje. Si entendemos globalmente la sabiduría como una comprensión de las cosas desde Dios, ninguno mejor que Jesús para ser "sabio". Fuerza para el que le sigue.

Esto hace referencia a los primeros elementos de los que los antiguos creían estaba formada la tierra. En hebreo, como en acádico, son designados como "polvo". La expresión es semejante a los "elementos del mundo" de Gá 4, 3 que Pablo opone al Cristo transcendente de Col 2, 8-20; aunque el sentido que Pablo le quiere dar es algo diferente. De todos modos, el ser "antes" de la Sabiduría es más motivo de gozo que de vano poder. Una idea parecida la encontramos en Bar 3, 38 y Eclo 24, 11. La Sabiduría es la compañera activa de Dios, manifestación alegre y amante de la solicitud por los hijos del hombre. Esta descripción concuerda perfecta- mente con la persona de Cristo y con el ser cristiano. Tener "las delicias" es elaborar una nueva sociedad, un nuevo reino, donde los criterios de Dios nos hagan comprender que ser sabio es saber servir.

EUCARISTÍA 1977, 27


5.

El Antiguo Testamento desconocía el misterio de la Trinidad. Por eso jamás habla de él. Sin embargo, hace muchas referencias al Espíritu, entendido como una fuerza de Dios, como un poder o un impulso de Dios con el que obra en el mundo y en la historia de los hombres, especialmente en su pueblo.

El monoteísmo absoluto del A. T. no podía hacer la menor referencia a un hijo de Dios. Será el Nuevo Testamento quien va a darnos la maravillosa doctrina del Hijo eterno de Dios hecho hombre para salvar al mundo.

Pero hoy, en el libro de los Proverbios, libro sapiencial con un gran material antiguo (anterior al Exilio), se nos habla de la sabiduría de Dios. Esta sabiduría se presenta personalizada, como la primera de las criaturas de Dios, muy unida a Dios y a su actuación, como un discípulo, que constituía la delicia de Dios, y su propia alegría consistía en estar entre los hombres.

El autor de este capítulo pensaba en la sabiduría de Dios dada a conocer a Israel y formando parte de su propia mentalidad y sabiduría. Pero será otro autor, del Nuevo Testamento, San Juan, quien se inspire en este texto para la redacción del prólogo de su evangelio, en el que nos hablará de la preexistencia del Logos, de su intervención en la creación, de su unión con Dios, de su venida entre los hombres.

La visión del Nuevo Testamento perfecciona e interpreta al Antiguo. Cristo será llamado por Pablo "sabiduría de Dios" (1 Cor 1, 24). Este texto de Proverbios no es más que un embrión de verdad que se manifestará totalmente en la revelación del Nuevo Testamento.

J. M. VERNET
MISA DOMINICAL 1983, 11


6.

Después del exilio en Babilonia, a medida que el politeísmo fue dejando de ser una amenaza para la fe en el Dios único, se fue desarrollando la idea de una Sabiduría personificada, como la que encontramos en el texto de hoy. En el mismo libro de los Proverbios, y sobre todo en el Eclesiastés, será profundizando en este sentido. No es extraño, pues, que los autores cristianos vieran en él una imagen de Jesucristo. El evangelio de Juan y Pablo en algunas cartas ya utilizan textos como el que hoy nos ocupa como referidos a Jesucristo.

Nuestro texto presenta la Sabiduría de Dios hablando de ella misma y afirmando que existe desde antes "del principio de las tareas" de Dios, lo que significa no sólo una precedencia en el tiempo, sino una preeminencia sobre toda criatura.

La afirmación según la cual "en un tiempo remotísimo fui formada" trajo muy pronto problemas entre los cristianos, ya que algunos la utilizaban para defender que el "Logos" había sido creado por Dios.

La Sabiduría no dice sólo que existe antes que todo, sino que estaba presente en la obra creadora de Dios, que explica de acuerdo con la concepción del relato del Génesis. Sorprende esta imagen tan tierna de la Sabiduría, que hace las delicias de Dios, jugando en su presencia y por toda la tierra, y su proximidad con los hombres, con los cuales comparte sus delicias. No es extraño que aplicaran este texto a Jesús aquellos que le descubrieron como Sabiduría de Dios y como cercano a los hombres. Digamos de paso que, como mínimo, da qué pensar esta osadía de hablar de la Sabiduría de Dios como juguetona. El lenguaje sobre Dios necesita creyentes osados para hacerse cercano a los contemporáneos.

J. M. GRANÉ
MISA DOMINICAL 1992, 8


7. /Pr/08/01-05 /Pr/08/12-36

Continuamos escuchando en el libro de los Proverbios la insistencia de la sabiduría en enseñar y en pedir ser acogida y practicada. Hoy lo vemos de dos maneras: la una en tercera persona (vv 1-11); la otra en primera (12-36); pero en ambos casos se trata de mover la voluntad del hombre a seguir los consejos de la sabiduría, la cual se nos presenta como la que dirige el gobierno de los reyes y el dominio de la justicia, acompañada de riqueza y honor, de prosperidad y de fortuna. La sabiduría es fácil de hallar porque es algo que necesariamente se quiere comunicar y dar para guiar al hombre en todos sus caminos.

Además, como para presentarse con más motivos para ser aceptada, la sabiduría aparece siempre junto a Dios, desde los comienzos, desde antes de la creación: al comienzo de la actividad creadora, Dios la tenía ya junto a sí, como si no pudiese obrar sin contar con ella. Aun cuando participa en la obra de la creación y está siempre en compañía de Dios, la sabiduría sabe bajar al mundo de los hombres, y su delicia es encontrarse entre nosotros, ser compartida y actuada por los hombres para comunicarles un rayo de luz del mismo Dios, artífice de todas las maravillas del universo.

Para una mentalidad cristiana, esta representación de la sabiduría lleva aneja la idea desarrollada en el Evangelio de Juan, especialmente en el prólogo (Jn 1,1-18). De hecho, estas ideas y representaciones de la sabiduría parecen constituir el trasfondo que inspiró a Juan su concepción de la Palabra, que, estando junto a Dios y actuando en la creación de todo, plantó luego su tienda entre nosotros (v 14). San Pablo dará a Cristo el nombre de sabiduría de Dios (1 Cor 1,24): la sabiduría que ha querido compartir y ser compartida. La última parte del fragmento (32-36) acaba con una nueva exhortación a escuchar y seguir la sabiduría: sólo siguiendo su camino puede el hombre encontrar la felicidad (32-33). Solamente siguiendo sus pasos se puede encontrar la vida auténtica, el sentido profundo de una existencia que sabe de dónde viene y adónde va, que se puede vivir sin ningún nihilismo en una atmósfera de confianza: «Quien me encuentra, encuentra la vida» (35); sólo la sabiduría permite encontrar la plenitud de una existencia que no envilecen ni las desilusiones ni los desengaños, que sabe superar los obstáculos y no conoce el sentido trágico que toda lejanía de Dios da a la vida del hombre. Las palabras sobre la sabiduría en los Proverbios recuerdan las del cuarto Evangelio, donde Jesús se presenta a la samaritana como el dador de vida (Jn 4,8-15) y pronuncia el discurso sobre el pan de vida entregado a los hombres (6,35-40) o la alegoría del buen pastor: «Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante» (10,10).

J. M. VERNET
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 289 s.


8.

Dios no es un ser solitario, ni aburrido, ni egoísta. Dios es una comunicación infinita, una generosidad sin medida, una risa eterna.

La creación es un signo de su generosidad y de su sabiduría. Dios es vida que se desborda. Pero ya antes de ser creados Él se complacía en nosotros y en todas las cosas, como los esposos que sueñan con el hijo deseado. Y antes de todo, desde la eternidad, la Sabiduría jugaba en presencia de Dios, y era su encanto cotidiano. Y del amor de Dios surgía un gozo inexplicable que era el Espíritu. Dios es una comunidad de Espíritu.

CARITAS
FUEGO EN LA TIERRA
CUARESMA Y PASCUA 1989.Pág. 205


9.

Echando imaginación y poniendo fantasía, estos sabios bíblicos nos cantan las excelencias de la sabiduría como una hija de Dios personificada. Es la primera en ser engendrada y acompaña a Dios en todas sus obras. «Yo estaba junto a él, como aprendiz, y yo era su encanto cotidiano».

No sabían estos sabios hasta qué punto acertaban en sus imágenes literarias. La Sabiduría de Dios llega a ser persona en el Hijo, engendrado desde el principio. Diálogo gozoso con el Padre, colaborador en todas sus obras, «su encanto cotidiano». Dios no es un ser solitario ni aburrido. Es comunicación infinita y «juego» eterno. El Padre y el Hijo juegan amorosamente, y esa relación, ese juego, ese encanto, es el Espíritu.

La creación es el desbordamiento de esta comunicación. Desde la eternidad, Dios ya piensa en nosotros y juega con nosotros.

CARITAS
UN DIOS PARA TU HERMANO
CUARESMA Y PASCUA 1992.Pág. 268