COMENTARIOS AL EVANGELIO
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1. Bienaventuranzas

El texto comienza con un escenario de excepción. Con bastante probabilidad, en la intención del autor, el monte desborda toda ubicación geográfica en Palestina para situarse en el Sinaí, el monte por excelencia en la tradición judía, donde tuvo lugar la constitución del pueblo de Dios. Este pueblo había ido perdiendo su identidad hasta el punto de ser uno más en el conjunto de pueblos, con los mismos recursos, los mismos intereses y las mismas metas.

Presentando a Jesús subiendo al monte, Mateo quiere significar con ello que va a tener lugar el acto fundacional del nuevo pueblo de Dios, con Jesús como nuevo Moisés, como nuevo líder.

El acto constitucional del nuevo pueblo no son principios abstractos, sino que recoge situaciones de hecho de sus miembros.

De estas situaciones, unas son pasivas, en cuanto que sus miembros las padecen (vs.3. 4. 6. 10 y 11), y otras activas, en cuanto las generan (vs. 5. 7-9). A las primeras pertenecen la pobreza, el llanto, el hambre y la sed, los malos tratos y la persecución. Se trata de situaciones de sufrimiento físico que el miembro del pueblo de Dios se ve obligado a padecer por causa de su dedicación a la justicia, es decir, a la construcción de un nuevo modelo de sociedad llamado Reino de Dios. No se deja vencer por ellas, sino que las sufre con gozo. A estos que viven así el realismo de la vida, Jesús los declara bienaventurados. No son, pues, las situaciones las que son objeto de la bienaventuranza de Jesús, sino las personas que no se dejan derrotar por ellas; las personas, por ejemplo, que aceptan vivir el mal de la pobreza.

Esto es lo que significa la formulación "pobres de espíritu" de Mateo.

El comienzo del acto constitucional del nuevo pueblo de Dios es un canto a las personas que sufren por intentar hacer posible el Reino de Dios. Es un canto fantástico por su sencillez y que ciertamente gustan en toda su hondura las personas que saben de sufrimiento por construir algo mejor.

DABAR 1980, nº 55



2.ABNEGACIÓN RESIGNACIÓN BITS/QUE-SON

Las bienaventuranzas no son propiamente una enseñanza sino una declaración. Jesús declara dichosas a todas aquellas personas que se encuentren en las siguientes situaciones: pobreza voluntaria, no violencia, llanto, ansia de justicia, ayuda a los demás, limpieza de miras, búsqueda de la paz y, por último, persecución por causa de la justicia o por seguir a Jesús.

Las personas que Jesús declara dichosas son todas ellas activas y comprometidas en la consecución de un orden de cosas diferente al habitual. A todas ellas Jesús les abre un futuro y una esperanza: el futuro y la esperanza que tienen su origen en el orden de cosas en el que Dios en persona está comprometido.

Comentario. Resulta iluminador leer este texto después de tantos domingos de familiaridad con el evangelio de Mateo. Estamos así en posición mejor para poder comprender que Mateo ha escrito su evangelio teniendo presente un proyecto ambicioso y arriesgado de discípulo. Ambicioso porque apunta a un orden de cosas diferente al existente; arriesgado porque compromete la tranquilidad y la vida misma del discípulo.

En una ocasión hablábamos del negarse a sí mismo no como una autodisciplina sino como un ponerse en la cola y un estar a disposición de los demás. Hoy, en este texto, encontramos situaciones típicas de negación de sí mismo.

Permítaseme repetirlas para que se nos queden bien grabadas: pobreza con los que son pobres, no-violencia, llanto con el que sufra, ansia de justicia, ayuda a los demás, limpieza de miras, compromiso con la paz, persecución.

Probablemente podrían formularse tantas situaciones cuantas personas concretas estamos en el mundo. Pero probablemente también, las ocho recogidas en este texto reflejan y engloban los mil y uno casos concretos.

J/MAESTRO. Estamos ante un texto grandioso por muchas razones. Hoy quiero apuntar sólo una. La actividad docente de un Maestro de la categoría de Jesús no se inaugura dando doctrina, sino teniendo una palabra de ánimo para todos aquellos que tienen el coraje y la altura de hacer algo por los demás y por cambiar el orden existente. Todos ellos están en la línea de lo que significa ser discípulo de Jesús. Discípulo de Jesús sólo se es en la medida en que se haga algo por los demás y por cambiar el orden existente.

ALBERTO BENITO
DABAR 1990, 53


3.

Las bienaventuranzas no son una compensación fantaseada para hacer que las masas se resignen más fácilmente ante las frustraciones que ofrece la realidad; no son un consuelo por las privaciones que impone la vida, no son un estímulo para encajar situaciones injustas; no son un freno al cambio activo de la realidad.

Las bienaventuranzas son más bien la voluntad inconformista y decidida de transformar la realidad. Jesús en esta catequesis habla de hombres y mujeres activos que, frente a situaciones concretas injustas, adoptan actitudes justas. Y por el solo hecho de adoptarlas, son bienaventurados, no desgraciados o ilusos según criterios de muchísimos humanos. Porque en realidad sólo Dios es capaz de hacer justicia, y es él quien los llama dichosos.

EUCARISTíA 1988, 52


4.POBREZA/CONFIANZA:

Llamando bienaventurados a los pobres, Jesús no expresa simplemente un buen deseo para que todo les vaya bien, sino que proclama un hecho: que "de ellos es el Reino de los Cielos" (esto es, el Reino de Dios; los judíos hablaban de los "Cielos" refiriéndose a Dios, no a un lugar). Aunque este Reino está por venir, vendrá ciertamente para los pobres y no para los que no lo son. A partir de la cautividad de Babilonia se llamaba "pobres" a los fieles o "justos" y a la inversa, pues eran precisamente los pobres los que mantenían la esperanza y conservaban la fe de Israel. Jesús llama "pobres" a quienes, no teniendo nada (sentido social de la pobreza) ponen su confianza en Dios (sentido religioso de la pobreza). A partir de ahí Mateo acentuaría más el sentido religioso y Lucas el sentido o significado social de la pobreza. La especial atención que presentó Jesús a los desposeídos, a los enfermos y marginados de su tiempo, demuestra que puso en primer plano la pobreza real sin la que no es posible la pobreza espiritual. Sólo cuando nos olvidamos de que Jesús exigió la pobreza real como condición para seguirle, podemos utilizar ideológicamente lo que en la versión de Mateo se dice de "los pobres de espíritu". La pobreza espiritual no es otra cosa que la radicalización e interiorización de la pobreza real y, de ningún modo, un pretexto para hacer más confortable el cristianismo a los que siguen siendo ricos a costa de los pobres.

......

Mientras Lucas se refiere al hambre corporal, Mateo nos habla del hambre y sed de Justicia. Ciertamente que la "justicia" es aquí el cumplimiento de la voluntad de Dios o de la palabra de Dios, que es el alimento de la verdadera vida; pero los que sienten hambre de esta justicia no pueden estar satisfechos con las injusticias sociales. Por otra parte, cuando se manifiesta toda la justicia de Dios no quedará sin cumplir cualquier otra justicia.

EUCARISTÍA 1985, 50


5.

La liturgia de hoy nos presenta las Bienaventuranzas como síntesis del mensaje cristiano, como proyecto de vida para vivir la santidad de Dios. Exegéticamente, el género bienaventuranza no es nuevo en el NT, ni tampoco es exclusivo de los evangelios. El AT nos presenta numerosos ejemplos de bienaventuranzas; sólo en el libro de los Salmos nos encontramos con más de 20 (cf. Sal 4O, 2; 127, 1 etc.). El Apocalipsis de Juan ritma su texto con 7 bienaventuranzas (cf. 1,3; 14,13; 16,15; 19,9; 2O,6; 22,7; 22,14).

Las ocho bienaventuranzas con que Mateo introduce el Sermón de la Montaña se muestran literariamente bien construidas, lo que nos muestra la mano del redactor eclesial: la primera y la última contienen la misma promesa y la cuarta y la octava (dos mitades!) mencionan la justicia. Cuatro de ellas presentan situaciones de conflicto: pobreza, llanto, sufrimiento, hambre-sed y persecución. Y tres se centran en acciones positivas: misericordia, limpieza de corazón, esfuerzo por la paz. No pretenden ser exhaustivas, presentar todas las situaciones humanas susceptibles de dicha evangélica: pero sí nos muestran un amplio abanico de situaciones de indigencia y de compromiso por el prójimo: en todos ellos se hace patente el rostro de Dios.

En la novena bienaventuranza recae el acento: en la misma persecución por causa del Evangelio se manifiesta el gozo de Dios. Cualquier situación humana, vivida en la línea del Evangelio, es buena para realizar el proyecto de santidad que Dios espera de nosotros.

JORDI LATORRE
MISA DOMINICAL 1991, 15

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