SUGERENCIAS

 

1. PROFETA/QUIEN-ES: CARACTERÍSTICAS SEGÚN EL TEÓLOGO M.D.CHENU. IGLESIA:COMO JUAN LA IGLESIA LLEVA A JESÚS PERO NO PUEDE SER FIN EN SI MISMA.

El papel del Profeta (Evangelio de la vigilia)

* La importancia que se ha concedido siempre dentro de la liturgia de la Iglesia a la celebración del nacimiento de san Juan Bta. proviene de que, en la perspectiva de la historia de la salvación, este personaje representa el último estadio de la preparación de la venida del Mesías. Es el último profeta. El relato de Lc que nos presenta el anuncio del nacimiento del Bta., nos describe su figura con todos los rasgos característicos de los verdaderos profetas: la vocación que se manifiesta desde el nacimiento mismo, la posesión del Espíritu, la ascesis. Lc se basa especialmente en la figura de Samuel para caracterizar el profetismo de Juan: como Samuel, Juan es "grande" a la presencia del Señor; como él, nace de unas entrañas estériles; como Samuel era al mismo tiempo sacerdote y profeta, encargado de elegir al rey, Juan es de familia sacerdotal y es profeta, destinado a designar al Mesías.

* Si en el pueblo de Israel la función profética era de suma importancia, en el nuevo Israel que es la Iglesia los profetas tienen también un puesto y una misión. Según el eminente teólogo M.D. ·Chenu-MD, "el profeta en cuanto tal es, en su acto propio, distinto del catequista, del pedagogo, del doctor: capta la coyuntura concreta del acontecimiento en el punto preciso en el que el futuro le dará significación. Utilizando la expresión de Juan XXIII, ya corriente en nuestros días, lee 'los signos de los tiempos': socialización, desarrollo económico y social de las clases trabajadoras, promoción de la mujer, acceso de los pueblos del tercer mundo a la conciencia política, etc. El profeta no se expresa mediante conceptos; recurre a los signos y a los gestos, y sus 'parábolas' no quedan absorbidas en razonamientos. Más que de solucionarlos, es capaz de vislumbrar los problemas. No entra -¡qué riesgo!- en las distinciones de lo temporal y lo espiritual, puesto que precisamente percibe los signos de lo temporal en lo espiritual. Su lenguaje es directo y crudo. Transmite un 'mensaje': es el heraldo del Mesías, que ha venido y que ha de venir" (La función profética de la teología, "Qüestions de vida cristiana" n. 66 (1973) 50-51). A menudo la Iglesia como institución ahoga la voz de los profetas. Debemos batallar entre todos para que el ambiente de nuestras comunidades sea favorable a la aparición de voces proféticas, con garantía de que sean escuchadas.

-Una Iglesia precursora (las tres lecturas de la misa del día)

* La figura de Juan Bta. es, según como se mire, contradictoria. Por una parte, es grande y extraordinaria (cf. evangelio: "¿Qué va a ser este niño?"; 1a.lectura: "Te hago luz de las naciones"), pero al mismo tiempo, se presenta llena de humildad y totalmente subordinada a la de Jesús (cf. 2a.lectura: "Cuando estaba para acabar su vida, decía: Yo no soy quien pensáis, sino que viene detrás de mí uno a quien no merezco desatarle las sandalias). En este sentido podemos leer unas palabras del propio Jesús que definen este carácter contradictorio de la figura de Juan: "Yo os digo que entre todos los nacidos de mujer no hay profeta mayor que Juan; pero el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él" (/Lc/07/28). Toda la dignidad de Juan radicaba en la tarea de preparación que debía llevar a cabo, pero, una vez llegada la plenitud de la salvación, la figura del Bta. debe disminuir y desaparecer, para dar paso al único y verdadero Salvador.

* En cierto modo, esta característica de Juan es la que debería tener la Iglesia con respecto a la persona y a la obra de Jesús.

JBTA/I : La Iglesia no es ningún fin en sí misma, no es ninguna realidad absoluta. Su razón de ser estriba en la misión de precursora de Jesús. Como Juan, la Iglesia indica a los hombres dónde se encuentra la verdadera salvación, pero no puede pretender erigirse a sí misma como única salvación. Ella sabe que los hombres pueden encontrar a Jesús de muchas maneras, y su mayor alegría consiste en que, si es preciso, ella disminuya para que Jesús crezca en el corazón de la humanidad. Demasiado a menudo los cristianos damos la impresión de estar más preocupados por el prestigio social de la Iglesia que por el aumento de la fe y del amor de los hombres hacia el Señor de la Iglesia y del mundo. El ejemplo de Juan nos debe estimular a la aceptación gozosa de nuestro papel, relativo y subordinado, pero lleno de la verdadera grandeza.

J. LLOPIS
MISA DOMINICAL 1973, 2


2. JBTA/J: INFLUENCIA DE JUAN EN JESÚS: Mt/04/12

-Las fiestas de los santos invitan a mirar sus vidas y a darse cuenta de lo que en ellas hay de relevante para nosotros. Y lo que destaca más en Juan es su total dedicación a la tarea de convertir al pueblo ante la venida del Señor. Se le ve incluso obsesionado por ello. Él ha visto la situación de su pueblo, ha experimentado que era necesario hacer algo, ha sentido que Dios le llamaba, y se ha lanzado. Juan habla con dureza, es exigente, combate las desigualdades, las injusticias, las autosatisfacciones, la búsqueda indiscriminada del placer: resulta ilustrativo repasar, en el evangelio, el "código moral" de Juan. Pero Juan es todavía más exigente consigo mismo, hasta el punto que, comparado con Jesús, aparece casi exageradamente ascético: es su manera de mostrar que el proyecto de Dios es lo único importante y, en este sentido, vale la pena también repasar en el evangelio las alabanzas que Jesús le hace.

Es notable como Juan va diciendo constantemente, contra todo afán de protagonismo, que él no viene por sí mismo sino para preparar el camino a otro: él debe quedar en segundo término (2a.lectura).

Y son notables también sus dudas: Juan es hombre del A.T., y no acaba de comprender el proyecto de Jesús, lo encuentra demasiado blando, o demasiado poco evidente en la transformación de las cosas, y tiene que enviar discípulos a preguntar qué es todo aquello. Pero, lo vea o no claro, su fidelidad continuará inflexible, hasta la entrega de la propia vida, en una escena dramática de la que Marcos hará un relato emblemático de la arbitrariedad indigna y la estupidez que encierra todo gobierno totalitario (/Mc/06/14-29).

Todo lo que Juan significa influye en Jesús, y eso muestra la relevancia personal que tenía este personaje. Jesús va a escuchar a Juan en el Jordán. Y. sobre todo, Jesús empieza su acción "al enterarse de que habían detenido a Juan" (Mt 4. 12): Jesús aparece como tomando el relevo a la misión del Bautista.

Hoy, al tiempo que contemplamos el testimonio personal de Juan, contemplamos también su papel en la historia de la salvación. Es decir, contemplamos como Dios va marcando caminos, y escoge a hombres y mujeres para realizar su plan salvador. Juan es escogido con una función especialmente decisiva, y la primera lectura de hoy le aplica el segundo cántico del Siervo de Yahvé para señalar esta elección, que consistirá en empezar a encender en medio del pueblo de Israel la luz que después será luz para todas las naciones.

Hoy se puede reflexionar en lo que significa la historia de Israel para nosotros. Un largo camino difícil de espera de una luz definitiva, la luz que Juan será el encargado de anunciar.

Juan es el A.T. que deja paso al Nuevo, es la voz en el desierto, que deja paso a aquel que es la Palabra (cf. san Agustín en el Oficio de lecturas de hoy).

Juan es, en definitiva -las cosas que celebramos siempre son eso, al fin y al cabo-, una señal del amor de Dios. El nombre de "Juan" quiere decir "Dios concede su favor", y se aplica hoy tanto en el nivel de la felicidad más cotidiana -Zacarías e Isabel, ya ancianos, tienen un hijo-, como en el nivel más pleno de la historia de salvación de Dios para todos los hombres.

J. LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1990, 13


3. VALORES-MORALES MORAL/INMORAL: "SER MORAL ES SER TONTO". MORAL/ETICA  SE NECESITA POR LO MENOS UNA ÉTICA DE MÍNIMOS PARA QUE TODOS PUEDAN CABER EN ELLA. CV/FRUTOS: ES EMPEZAR A DAR FRUTOS DE JUSTICIA PASANDO DE LA INDIFERENCIA AL INTERÉS, DE LA COMPETITIVIDAD AL AMOR.-

De algún tiempo a esta parte, al personal no le llega la ropa al cuerpo. Ve y no quiere creer lo que ve. Huele a podrido y andamos a salivazo limpio. Parece que las conciencias se han clausurado a cualquier motivación moral. Hemos alcanzado la cota: "Ser moral es ser tonto". Dinero, poder y placer es lo que importa. (...).(LAS TRES "G":GANAR-GASTAR Y GOZAR)

He aquí, a vuela pluma -"la pluma es el lenguaje del alma" (·Cervantes-M)-, una panorámica, siquiera parcial, de nuestro entorno: dinero fácil del narcotráfico y del contrabando, tráfico de influencias, escuchas telefónicas, comisiones y millones, compraventa de favores (empedernida afición la de este país a estirar levitas, síntoma manifiesto de que la justicia distributiva está en bancarrota), luchas intestinas dentro de las mismas siglas y general carrera, a tumba abierta, por el poder.

Olvidamos que abajo, en el pueblo llano, siguen aparcados dos millones y medio de parados.

Han caído los valores y "vale" ya casi todo. (...). ¿Qué fue de la bienvenida y bienamada intención de que este país tomara el barco de la ética y el rearme moral? La honradez es más adorno y "slogan" de vallas, en campañas electorales, que propósito y compromiso de conquista. Sólo la inmoralidad controla y vigila a la inmoralidad, pero ni aun así el miedo guarda la viña.

Y si miramos a Europa, paradigma a reproducir y espejo en que contemplarse, se multiplican las paradojas. Europa se define como "comunidad económica", como "mercado común", lo que no deja de ser una lucha civilizada de mercancías e intereses. Ni siquiera una ética rebajada y "light".

Así las cosas, retornemos a la fiesta que nos ocupa. Juan el Bautista: "el mayor de los nacidos de mujer" (Mt 11. 11), el "grande ante el Señor" (Lc 1. 6), el hombre del desierto para mantenerse imparcial, sin problemas con el alimento y el vestido (Mt 3. 4 y Mc 1. 6), el profeta duro, más veces sal que aceite sobre las llagas, el hombre enardecido, radical y terrible que prefiere hacerse entender con claridad más que coleccionar lisonjas, que amontona las denuncias en sus labios como si descargara una tanda de latigazos sobre el pueblo, sobre la sociedad, sobre las masas; voz estridente, inoportuna, estentórea, incordiante y molesta; conciencia vigilante, descarnada, despierta...

Pero, sobre todo, el Bautista es solución, salud y salvación también hoy, aquí y ahora. El profeta, todo profeta, es una intervención salvadora de Dios en la historia humana. Dios, padre y misericordia, ama corrigiendo, y para ello le prestan su voz y su temple los profetas.

¿Qué voz le presta Juan? "Arrepentíos porque ha llegado el Reino de los Cielos" (Mt/03/02). Lo mismo que Jesús dirá poco después: "Ha llegado el Reino de Dios; arrepentíos y creed en el Evangelio" (Mc/01/15). "Juan es el prólogo de Jesús, el eslabón entre ambos Testamentos, entre la esperanza, la justicia y el amor".

Cambiar, pues, es el grito, lo que Dios quiere, el camino hacia la solución de tantos males. Cambiar nuestro corazón y nuestra mente, enfrentarnos con nuestra vida, mirarla a distancia como si fuera la de otro, sentir el dolor de haber obrado mal, convertirnos incesantemente, sin bajar la guardia, si no es para dormir, y retomar, al despertar, la conversión.

Romper con el presente y el pasado. La conversión necesita un momento de tensión y ruptura entre el pasado oscuro y el porvenir luminoso, entre el fango y la justicia, entre los reinos de este mundo y el Reino de Dios, pide lavadora y podadora siempre en marcha, exige limpieza, lavarse más y más. Que escuche nuestra sociedad dónde está la solución: "Convertirse es empezar a dar frutos de justicia pasando de la indiferencia al interés, de la competitividad al amor, de un amor menor a un amor mayor".

Es preciso un mínimo y coincidente denominador común ético, una ética, por lo menos de mínimos, para que todos puedan caber en ella. Porque todos somos responsables de todo "in solidum". La solidaridad humana a todos une, tanto en el bien como en el mal; no hay tierra de nadie ni sitio para la neutralidad o la absoluta inocencia. Todos presuntos culpables más que presuntos inocentes.

Es la dimensión comunitaria de nuestra responsabilidad. "En el momento en que cualquier actividad privada o social no mira más que a los intereses personales o de grupo, se da una perversión responsable de sentido comunitario" (·Rincón-Mora-Azpitarte).

LBT/QUIJOTE Y una apostilla para terminar. Sin moral no es posible la libertad. Creíamos que la libertad era un "paraíso" y, con ser "el más preciado de los dones que los cielos concedieron al hombre". (D. Quijote a Sancho), caemos en la cuenta de su carácter continuo, arriesgado y penoso camino y éxodo -cuyo caudillo ha de ser la ética- siempre punto de partida y nunca meta definitivamente conquistada.

B. CEBOLLA
DABAR 1990, 34


4.

Comentario: Rev. D. Joan Martínez i Porcel (Barcelona, España)

«El niño crecía y su espíritu se fortalecía»

Hoy, celebramos solemnemente el nacimiento del Bautista. San Juan es un hombre de grandes contrastes: vive el silencio del desierto, pero desde allí mueve las masas y las invita con voz convincente a la conversión; es humilde para reconocer que él tan sólo es la voz, no la Palabra, pero no tiene pelos en la lengua y es capaz de acusar y denunciar las injusticias incluso a los mismos reyes; invita a sus discípulos a ir hacia Jesús, pero no rechaza conversar con el rey Herodes mientras está en prisión. Silencioso y humilde, es también valiente y decidido hasta derramar su sangre. ¡Juan Bautista es un gran hombre!, el mayor de los nacidos de mujer, así lo elogiará Jesús; pero solamente es el precursor de Cristo.

Quizás el secreto de su grandeza está en su conciencia de saberse elegido por Dios; así lo expresa el evangelista: «El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel» (Lc 1,80). Toda su niñez y juventud estuvo marcada por la conciencia de su misión: dar testimonio; y lo hace bautizando a Cristo en el Jordán, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto y, al final de su vida, derramando su sangre en favor de la verdad. Con nuestro conocimiento de Juan, podemos responder a la pregunta de sus contemporáneos: «¿Qué será este niño?» (Lc 1,66).

Todos nosotros, por el bautismo, hemos sido elegidos y enviados a dar testimonio del Señor. En un ambiente de indiferencia, san Juan es modelo y ayuda para nosotros; san Agustín nos dice: «Admira a Juan cuanto te sea posible, pues lo que admiras aprovecha a Cristo. Aprovecha a Cristo, repito, no porqué tú le ofrezcas algo a Él, sino para progresar tú en Él». En Juan, sus actitudes de Precursor, manifestadas en su oración atenta al Espíritu, en su fortaleza y su humildad, nos ayudan a abrir horizontes nuevos de santidad para nosotros y para nuestros hermanos.