barra-01.gif (5597 bytes)

H O M I L Í A S 

barra-01.gif (5597 bytes)

severino.gif (20266 bytes)

SAGRADO CORAZÓN
DE JESÚS
CICLO C

PARA VER LA IMAGEN AMPLIADA HAGA CLIC SOBRE LA MISMA

 

1.

-Somos buscados y encontrados (Lc 15, 3...7)

CJ/A-H: El amor de Dios a los hombres se expresa aquí mediante una parábola conocida y siempre emotiva: la de la oveja perdida, angustiosamente buscada, a la que el pastor coloca sobre sus hombros al encontrarla y por cuyo hallazgo se celebra una fiesta: "He encontrado la oveja que se me había perdido" (Lc 15, 3-7). No puede expresarse mejor el amor solícito con que Dios nos ama. Acude a la memoria el pasaje del evangelio de Juan en que Cristo dice: "...la voluntad del Padre que me ha enviado es que no pierda nada de lo que el me dio", y también: "Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano" (Jn 10, 27-28); o: "Yo doy mi vida por las ovejas" (Jn 10, 15). Ya conocemos el principal papel del pastor en los sinópticos: reúne a sus ovejas (Mt 15, 24), da su vida y resucita por ellas (Mt 26, 31; Mc 14, 27). Entre el buen pastor y sus ovejas existe una intimidad de conocimiento recíproco: "Yo conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen" (Jn 10, 14). Es verdaderamente la revelación del amor.

-Dios apacienta su rebaño (Ez 34, 11-16)

Es el resultado de lo que anunciaba el profeta Ezequiel: "Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas siguiendo su rastro". Esta imagen del pastor, diseminada por el Antiguo Testamento, se la aplica Jeremías a Dios (48, 15) que hace de él el "pastor de Israel". Esta misma imagen la recogen numerosos salmos. El salmo 2º, muy conocido, expresa la realidad de la experiencia vivida por el pueblo de Dios, que conducido por su pastor se siente gozoso, libre de toda aflicción. Ezequiel se coloca fuera de toda intención política: el pastor que él presenta conduce a todos los pueblos. El Señor buscará la oveja perdida: "Buscaré las ovejas perdidas, haré volver a las descarriadas, vendaré a las heridas, curaré a las enfermas; a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré debidamente".

La parábola proclamada en el evangelio y esta profecía de Ezequiel son el verdadero retrato de Dios, valedero para siempre. Por otra parte, él mismo se presenta así a todos nosotros.

-La prueba de que es pastor y de que nos ama (Rm 5, 5-11)

Pero lo mismo la profecía de Ezequiel que la parábola de Lucas podrían ser un género literario. San Pablo, en su carta a los Romanos, quiere expresar la realidad de este papel de pastor, adoptado por Dios: "La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros". La muerte de Cristo nos reconcilió con Dios cuando éramos todavía pecadores; ahora, reconciliados en su sangre, seremos salvos por la vida de Cristo resucitado. Anteriormente había afirmado el Apóstol que el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado.

La celebración de este día deja libre la respuesta a este ofrecimiento del amor. A cada uno de nosotros corresponde responder a este mensaje de parte de Dios, tal como él quiere proponérnoslo todavía hoy.

En un pasaje propuesto en el oficio de lectura de la Liturgia de las Horas, escribe san Buenaventura:

De ti procede el río que alegra a la ciudad de Dios. Recrea con el agua de este deseable torrente los resecos labios de los sedientos de amor, para que con voz de regocijo y gratitud te cantemos himnos de alabanza, probando por experiencia que en ti está la fuente de la vida y tu luz nos hace ver la luz (SAN BUENAVENTURA, opusculum 3, Lignum vitae 29-30, 47: opera omnia 8, 79).

ADRIEN NOCENT
EL AÑO LITURGICO: CELEBRAR A JC 5 
TIEMPO ORDINARIO: DOMINGOS 22-34
SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág. 89 s.