COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
Gn 15, 5-12. 17-18

 

1. ABRAHAN/ALIANZA

Este capítulo es uno de los más difíciles de todo el Génesis. Prescindiendo de todas las cuestiones científicas (hay autores que distinguen hasta cuatro unidades de época muy diversa), nosotros podemos hacer las siguientes divisiones:

-Promesa de una descendencia (vs. 1-6): Desde Gn 12, 1-3 es uno de los temas más importantes de toda la historia patriarcal. Pero esta promesa contrasta con la realidad de Abrahán: no tiene hijo alguno, por eso su duda es motivada (vs. 2-3). Eliezer, que no sólo es un criado, sino alguien importante en la casa, será el que herede al faltar el hijo legítimo (según las costumbres orientales, una pareja sin hijos solía adoptar a alguien para que les sirviese en vida y les sepultase al morir).

La duda se va a disipar al anunciar Dios a Abrahám, bajo promesa, que el heredero será "uno salido de tus entrañas" y a través de él su descendencia será numerosa. Abrahán acepta; su fe no es una adhesión a una verdad intelectual, sino una actitud de confianza en una promesa humanamente irrealizable. Y Dios reconoce el mérito de esta actitud (cfr. Dt 24, 13; Sal. 106, 31...).

-Posesión de la tierra (vs. 7-21): es otro tema importante de la promesa hecha por Dios a los patriarcas; la descendencia de Abrahán, convertida en una gran nación, será la que tome posesión de la tierra y la habite. Los confines de esta tierra (vs. 18b-21) son los límites del imperio davídico.

La actitud de Abrahán es de duda, y exige una señal (v. 8). Muchas veces, en la Biblia, pedir un signo no implica una falta de fe, sino todo lo contrario (cfr. Is. 7, 10-14). El Señor considera legítima esta postura y va a dar un signo en los vs.9-12. 17-18a: pasar entre las partes de un animal descuartizado.

A la pregunta de Abrahán en el v. 8, el Señor responde pasando a través de los animales (humo y antorcha=fuego, son símbolos clásicos para indicar la presencia de Dios). El significado de este rito es muy oscuro y si recurrimos al ¿paralelo? de Jr. 34, 18-21, veremos que en ambos textos la parte que se compromete a algo confirma solemnemente este compromiso pasando a través de los animales descuartizados. En el texto de Jr., los que se comprometieron a algo y no lo cumplen correrán esta misma suerte; pero en nuestro texto el significado no puede ser el mismo: el rito no es un sacrificio, ni la palabra alianza del v. 18 podemos entenderla en el sentido de pacto o tratado, sino de un compromiso hecho unilateralmente por el Señor. El paso a través de los animales descuartizados hace que este compromiso adquiera suma solemnidad. Abrahán sólo es el destinatario, no se compromete a nada; y el Señor no puede nunca correr la suerte de ser descuartizado, ya que siempre ha sido, es y será fiel a su compromiso.

A. GIL MODREGO
DABAR 1986, 16


2.

No es que Dios lleve contabilidad de las obras buenas de los hombres y que Abrahán acreciente su haber con otra obra buena.

Según comenta Pablo este pasaje (Rom 4, 1-4; Gál 3, 5), Abrahán fue tenido por justo sólo por la fe en la promesa o por su confianza en Dios y no porque hiciera alguna obra buena según la ley.

El sirio San Efrén aclara el rito de Abrahán, recordando las costumbres de sus propios antepasados: "Dios en este pasaje se acomoda a las costumbres de los caldeos. Estos tenían la costumbre de pasar con una antorcha encendida en la mano entre los miembros descuartizados de los animales y colocados según un determinado orden, para consagrar así los pactos realizados".

Jeremías conoce también esta costumbre (34, 18). Con este rito se expresaba la voluntad de los contrayentes de que ellos mismos, caso de no guardar lo pactado, fueran destrozados por Dios como lo habían sido los animales sacrificados. En un contrato del rey Mati'el de Arapad (s. VIII a. C) se dice: "Y así como es descuartizada esta becerra, así sea descuartizado Mati'el y sus magnates", si no guarda el pacto contraído. Que se trata de un rito muy extendido, lo prueba el hecho de que era practicado también por los pueblos romanos y albanos.

La alianza tiene aquí un carácter de promesa. En realidad, es Dios el único que empeña su palabra y se compromete con Abrahán y su descendencia. Por eso el patriarca está dormido en el momento culminante, y ve en sueños cómo Yahvé, simbolizado por la humareda y la antorcha, pasa por medio de los animales descuartizados. Los buitres que espanta Abrahán son sus enemigos y los de su descendencia.

EUCARISTÍA 1989, 9


3. 

- La narración de este c. 15 contiene una variedad de fuentes de difícil distinción. En principio la división más clara se sitúa entre el primer párrafo y el resto de la lectura.

- "Mira al cielo, cuenta las estrellas si puedes... Así será tu descendencia": Abrán es invitado por Dios a salir de su tienda, donde se cuestionaba sobre la contradicción entre la promesa y la realidad de su existencia.

- "Abrán creyó al Señor": El narrador se dirige ahora al lector para darle la interpretación teológica de la situación de Abrán.

Se afirma su fe sin más explicaciones. Externamente la expresión de esta fe es un silencio contemplativo de la promesa, interpretado como una aceptación del plan de Dios. Ahora, Dios actuará en favor de Abrán.

- "El Señor le dijo: Yo soy el Señor...": Un nuevo comienzo narrativo. Dios se autopresenta a Abrán. En un mundo lleno de manifestaciones de lo sagrado o de fuerzas amenazantes. Dios se identifica como el Dios de la promesa. En este texto encontramos por primera vez la promesa de la posesión de la tierra.

- "Tráeme una ternera de tres años...": Dios pasa de las palabras a los hechos. Da órdenes para preparar un ceremonial de alianza según la costumbre de los pueblos antiguos. Se colocaban animales partidos por la mitad, "colocando cada mitad frente a la otra", y quienes hacían el pacto debían pasar por el medio profiriendo contra sí mismos una maldición parecida a la muerte de los animales, para el caso de violación del pacto. Mientras Abrán lo prepara "los buitres bajaban a los cadáveres": podría tratarse de fuerzas malignas que intentan oponerse a la alianza.

- "Cuando iba a ponerse al sol...": Empieza entonces un cuadro de expectación tensa y aterradora: el terror de la oscuridad que cae en el exterior y en el interior de Abrán. Es un contexto de revelación. Entonces "una humareda de horno y una antorcha ardiendo" pasan entre los animales. No se identifica directamente con Dios, pero la presencia del fuego nos recuerda la escena de la alianza del Sinaí. Notemos cómo es Dios quien se compromete en el pacto, mientras se subraya la pasividad del hombre.

- "Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán..": La narración termina con una nueva explicación del hecho para deja constancia jurídica de los términos de la alianza.

JOAN NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1986, 5


4.

-No me has dado hijos

-Mira al cielo. Cuenta las estrellas, si puedes. Así será tu descendencia. Sorprendente diálogo. El gran sufrimiento humano de Abrahán es no tener hijos. Así se lo confía a Dios. Y Dios promete una descendencia tan numerosa como las estrellas. Aparentemente es imposible.

Y nosotros, miles de años después, sabemos que esa promesa se ha cumplido. Millones de judíos, de árabes y de cristianos honramos a Abrahám como a nuestro padre en la fe. Pero él, en aquella época sólo veía que era viejo, que su mujer era estéril y que no tenía hijos.

-Dios es dueño de lo imposible. El porvenir está en las manos de Dios. Confiar en Dios. Dios actúa a menudo en nosotros cuando estamos vacíos de nosotros mismos. Cuando todo parece perdido, como en la Pasión, es cuando la salvación pascual está cerca. Esta Alianza entre Dios y Abrahán se expresa por ritos tomados de los usos de las tribus nómadas de la época: las dos partes contratantes se comprometen, aceptando ser despedazados como animales abiertos en canal, si dejan de cumplir la palabra dada. Pero Dios pasa solo entre las víctimas, en forma de un fuego, porque solamente, su fidelidad queda realmente comprometida.


5. /Gn/15/01-21

Diálogos y expresiones cultuales abundan en este capítulo, que presenta dos partes claramente diferenciadas (1-6- 7-21). La primera está construida a partir de la segunda, más antigua. Probablemente, los vv 3 y 13-16 son adiciones posteriores. La estructura formal es ésta: promesa de Yahvé, lamentación de Abrahán, respuesta de Yahvé a la lamentación (acompañada de actos significativos y confirmativos) y palabra final de Yahvé.

Algunos han creído que en la primera parte comenzaba la tradición elohísta, pero no es opinión unánime. «... habló Yahvé a Abrán en visión»: es el esquema de las escenas proféticas de vocación. La designación de Dios como «escudo» proviene de las promesas de salvación, hechas especialmente al rey, con incidencia en el lenguaje cultual (cf. Sal 3,4; 28,7; 33,20). La gran «recompensa» responde también a ese contexto; por ejemplo, el rey que está a punto de ir a la guerra y que, en un oráculo, recibe la promesa de un gran botín y una brillante victoria.

En los textos de Nuzi (siglo XV a. C.), antigua población al este del Tigris, se han encontrado diversos contratos con la adopción de algún esclavo en caso de no tener hijos, como Abrahán. «Creer» es adherirse, apoyarse en Dios, entrar en los planes divinos. «Le fue reputado» se refiere al juicio calificador del sacerdote acerca de las ofrendas presentadas. «Justicia» es un concepto de relación comunitaria entre los hombres o entre los hombres y Dios. El justo se acomoda a los postulados de estas relaciones y tiene, por ello, una conducta correcta. La justificación de Abrahán no se debe, sin embargo, a ningún sacerdote, sino que se establece en el marco de la relación personal de Dios con el patriarca y es fruto de la fe.

La ceremonia de la partición de los animales, con el fuego que pasa por medio, corresponde a un antiguo ritual de juramento (cf. Jr 34,17s). El sentido es claro: en caso de no cumplir el pacto, que al transgresor le pase como a estos animales.

Los pájaros de presa, ¿significan mal augurio o dificultades en la realización de la promesa? El «sopor» (tardemah) implica la extinción de la actividad de los sentidos y a veces va acompañado de la percepción superior de la revelación. Nuestro relato podría concebirse como una "incubación" o búsqueda de una comunicación divina, o bien de su comunicación a través del sueño, en algún santuario. Por ella, Abrahán adquiere la certeza de la posesión de aquel país. En los vv 13-16 se expresa toda una teología de la historia. Los límites territoriales corresponden a los del tiempo de Salomón.

La doctrina de la justificación por la fe, en las cartas a los Gálatas y a los Romanos, arranca de este capítulo. En la fe y por la fe, que es relación personal con Dios, también nosotros veremos el cumplimiento de las promesas.

J. MAS-ANTON
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 82 s.


6.

Dios prometió y Abraham creyó. La fe de Abraham fue grande. La promesa de Dios era inmensa. Abraham pedía un hijo. Dios le concedía millones de hijos. Incontables como las estrellas. Y, por si fuera poco, le dará también una tierra, donde sus hijos puedan echar raíces.

Y más. Dios le dará mucho más. Le dará su ayuda providente, su presencia constante, su amistad definitiva. Se dará a sí mismo. Es lo que significa la alianza.

¿Qué se le pide al hombre? Sólo una cosa: fe, fidelidad. Aunque te sientas acabado, aunque te envuelva la «oscuridad», aunque te invada «un terror intenso», confía y espera contra toda esperanza.

El sueño, el temor, la oscuridad son el marco de una intervención misteriosa. Los animales partidos: un rito de alianza. Quienes se comprometían pasaban por medio de las víctimas, aceptando sufrir la misma muerte, si faltaba al contrato (Bibl. In. Crist.).

CARITAS
PASTOR DE TU HERMANO
CUARESMA 1986.Pág. 29


7.

La narraci6n de este c. 15 contienen una variedad de fuentes de difícil distinción.

- "Mira al cielo, cuenta las estrellas si puedes... Así será tu descendencia": Abrán es invitado por Dios a salir de su tienda, donde se cuestionaba sobre la contradicción entre su falta de descendencia y la promesa de protección divina. ¿Qué puede esperar si se le niega lo más esencial: el futuro? El signo que se le da no significa ninguna dulcificación para la contradicción entre la promesa y la realidad de su existencia.

- "Abrán creyó al Señor": El narrador se dirige ahora al lector para darle la interpretación teológica de la situación de Abrán. Se afirma su fe sin más explicaciones. Externamente la expresión de esta fe es un silencio contemplativo de la promesa, interpretado como una aceptación del plan de Dios. Ahora, Dios actuará en favor de Abrán.

- "El Señor le dijo: Yo soy el Señor.... ": Un nuevo comienzo narrativo. Dios se autopresenta a Abrán. En un mundo lleno de manifestaciones de lo sagrado o de fuerzas amenazantes, Dios se identifica como el Dios de la promesa. En este texto encontramos por primera vez la promesa de la posesión de la tierra.

- "Tráeme una ternera de tres años... ": Dios pasa de las palabras a los hechos. Da órdenes para preparar un ceremonial de alianza según la costumbre de los pueblos antiguos. Se colocaban animales partidos por la mitad, "colocando cada mitad frente a la otra", y quienes hacían el pacto debían pasar por el medio profiriendo contra sí mismos una maldición parecida a la muerte de los animales, para el caso de violación del pacto. Mientras Abrán lo prepara "los buitres bajaban a los cadáveres": podría tratarse de fuerzas malignas que intentan oponerse a la alianza.

- "Cuando iba a ponerse el sol...": Empieza entonces un cuadro de expectación tensa y aterradora: el terror de la oscuridad que cae en el exterior y en el interior de Abrán. Es un contexto de revelación. Entonces "una humareda de horno y una antorcha ardiendo " pasan entre los animales. No se identifica directamente con Dios, pero la presencia del fuego nos recuerda la escena de la alianza del Sinaí. Notemos que es Dios quien se compromete en el pacto, mientras se subraya la pasividad del hombre.

J. NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1995, 4