SEGUNDA LECTURA
La fe del cristiano consiste esencialmente en creer que Jesús es el Señor, el único Señor, y que, por consiguiente, no permite que surjan otros «señores» que pretendan hipotecar la libertad del individuo o de los pueblos. Por eso, los primeros cristianos, rebeldes ante la tiranía de los emperadores romanos, morían gritando: «¡Cristo es el Señor!»
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 10,8-13.
Hermanos:
La Escritura dice: «La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón.» Se refiere al mensaje de la fe que os anunciamos. Porque si tus labios profesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justicia, y por la profesión de los labios, a la salvación.
Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre Judío y Griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.»