33 HOMILÍAS PARA EL DOMINGO I DE CUARESMA
30-33

30. INSTITUTO DEL VERBO ENCARNADO

COMENTARIOS GENERALES

Sobre la Primera Lectura (Génesis 9, 8-15)

Las 'Alianzas' del A. T. preparan la 'Alianza' del N. T.: la Encarnación

- La Liturgia nos trae el recuerdo del 'Pacto' o 'Alianza' que Dios hizo con Noé después del Diluvio: 'Dijo Dios a Noé: Establezco mi 'Pacto' con vosotros y vuestra descendencia. No enviaré más diluvio para exterminaros' (Gén 9, 5). Y de esta 'Alianza' deja una señal sensible: El arco iris. Los hombres siempre que vean en el cielo el arco iris deben reavivar el recuerdo de unos brazos invisibles, los brazos de Dios, que los rodean y envuelven con amor entrañable (v. 12).

- En las páginas de la Biblia leeremos otras 'Alianzas' (Abraham-Jacob-Sinaí). Dios va estrechando sus relaciones con nosotros y va preparando la Nueva y Eterna Alianza. En virtud de tales 'Alianzas' o acercamientos de Dios, la Historia Bíblica es Historia de Salvación. En la 'Alianza' con Noé y en las demás que la seguirán es siempre Dios quien toma la iniciativa. De parte de Él la 'Alianza' es amor, elección, predilección, protección, promesa, dádiva, liberación, rescate = Salvación. De parte del hombre es: respuesta, fe, fidelidad, obediencia, amor.

- Isaías 'reinterpreta' la Alianza de Noé; y ve en ella tal riqueza de amor y de fidelidad, que se atreve a llamarla: 'Alianza-Desposorio'; la más firme, la más bella, la más cálida de todas las Alianzas: 'Tu Creador es tu Esposo... Y cual el juramento que hice a Noé, así juro que mi amor nunca se apartará de ti, que mi 'Alianza' de paz jamás vacilará' (Is 54, 5. 10). Esta 'Alianza' de amor, prefigurada simbólicamente en la de Noé y en la de Moisés, iluminada por los Profetas, la realiza Jesucristo: 'Esta es la Nueva Alianza en mi sangre' (Lc 22, 19). En esta 'Alianza', que es el amor del Padre, vivimos: 'El Padre, Él mismo, os ama' (Jn 16, 27).

Sobre la Segunda Lectura ( Epístola 1 Pedro 3, 18-22)

San Pedro nos ofrece en este pasaje la catequesis de la Obra Salvífica de Cristo; y nos da enseñanzas preciosas para nuestra fe:

- Cristo se ofrece en sacrificio. Inocente muere por los pecadores. Su muerte es 'reconciliación' = 'Alianza' de Dios con la Humanidad. Muere para resucitar, para vivir de un modo nuevo: 'Vivificado según el Espíritu' (v. 18). El 'Espíritu' es divinidad, en virtud de la cual Cristo Resucitado entra todo Él en la Gloria del Padre, y se convierte en fuente de vida divina, modelo y causa de la Resurrección de todos los hombres (v. 22).

- La eficacia salvífica de la muerte de Cristo tiene una universalidad y plenitud incuestionable. Alcanza también a cuantos antes de Cristo creyeron y esperaron en Él (Heb 11, 40). El mismo Cristo desciende al sheol, a anunciarles el mensaje de salvación (v. 19). Incluso participan de la salvación de Cristo los que el castigo medicinal del Diluvio purificó (20).

- El recuerdo de las 'aguas del Diluvio' y del 'Arca de Noé', Arca de Salvación, lo interpreta San Pedro como tipo y figura del Bautismo (21): 'Baño' que de verdad lava, purifica y salva, pues le da eficacia Cristo Crucificado, Resucitado y Entronizado a la diestra de Dios: 'El Bautismo no es para ablución del cuerpo, sino para purificación de la conciencia, en virtud de la Resurrección de Cristo' (21).

Sobre el Evangelio (Marcos 1, 12-15)

San Marcos narra el ayuno y tentaciones de Jesús con grande concisión y sobriedad. Debemos completarle con lo que nos dicen los otros Sinópticos (Mt 4, 1-11; Lc 4, 1-13).

- El Espíritu Santo mora plenamente en Cristo según se vio en la escena del Bautismo (Mc 1, 10). Vencerá a Satanás. Y en virtud de esta victoria de Cristo venceremos nosotros. En los cuarenta días de ayuno en el desierto vemos como un trasfondo de los cuarenta años que Moisés e Israel anduvieron entre pruebas y tentaciones, camino de la Tierra Prometida. Ahora el nuevo Moisés va a realizar el nuevo Éxodo: a entrar y a entrarnos en la verdadera Tierra de Promisión, el Reino de los cielos.

- En la escena de las 'Tentaciones' resume la catequesis primitiva de la Iglesia, los intentos que hizo Satanás para desviar a Cristo del auténtico Mesianismo. Intentos que reitera con porfía creciente hasta el calvario (Mt 27, 40). Jesús, 'Siervo'-Hijo obediente, debe salvarnos, según voluntad del Padre, con su sacrificio. Su Mesianismo es de obediencia, de pobreza, de dolor, de expiación, de muerte.

- Satanás, que tentó en el Desierto al Pueblo Mesiánico y le venció, y cien veces más le ha vencido, orientándolo hacia mesianismos terrenos, políticos y aun idolátricos, intenta desviar a Cristo hacia un Mesianismo de comodidad, de exhibicionismo, de dominio político. Cristo, que no tiene otro alimento ('Pan' = Mt 4, 4) que la voluntad del Padre, la obediencia y la gloria del Padre, rechaza a Satanás. Y nos enseña con su doctrina y ejemplo el camino del 'Reino'. Pero a Satanás, que sigue tentando al Pueblo del Mesías, con un mesianismo terreno y no espiritual, le vencemos: 'Te pedimos, Señor, alimentados con el Pan celeste con el que se nutre la fe, se sostiene la esperanza, se robustece la caridad, que sintamos hambre del que es Pan vivo y verdadero y logremos vivir de toda palabra que procede de tu boca' (Poscom.).

*Aviso: El material que presentamos está tomado de José Ma. Solé Roma (O.M.F .),"Ministros de la Palabra" , ciclo "B", Herder, Barcelona 1979.


 

SANTO TOMÁS DE AQUINO


a) Tentaciones de Jesucristo

1. El demonio ignoraba la divinidad de Jesucristo

'Como expresa San Agustín, 'Cristo se hizo conocer de los demonios en la medida que creyó conveniente, no por lo que es, la vida eterna, sino por ciertos afectos temporales de su virtud' (De civ. Dei . c.21: PL 41,273), por los que aquellos conjeturaban que Cristo era Hijo de Dios. Pero, como por otra parte veían en Él signos de debilidad humana, no conocían con seguridad que era Hijo de Dios, y por eso quisieron tentarle. Esto se significa (Mt 4) cuando se dice que, después que tuvo hambre, se llegó el tentador a Él; porque, como dice San Hilario, 'el diablo no se hubiera atrevido a tentar a Cristo si no hubiera reconocido en Él por la debilidad del hambre lo que es propio del hombre' (Super Mt. c.3: PL 9,928). Esto es evidente por el modo mismo de ser tentado, cuando dijo: Si eres Hijo de Dios. Exponiendo lo cual dice San Ambrosio: '¿A qué emplea esta manera de expresarse, sino porque sabía que el Hijo de Dios vendría, pero no creía que había venido a causa de esta debilidad corporal?'' (In Lc. 4,3 l. 4: PL 15,1701).

2. Cristo quiso ser tentado

'Cristo quiso ser tentado...'. 'Cristo voluntariamente se dejó ver del diablo para ser tentado' (3 q.41 a.2 c).

1. Para auxiliarnos en nuestras tentaciones.

' Por lo que dice San Gregorio (In Evang . L. 1 hom.16: PL 76,1135): 'No era indigno de nuestro Salvador, que había venido para ser muerto, el haber querido ser tentado, porque era justo que venciese nuestras tentaciones por las suyas, como había venido a vencer nuestra muerte por la suya'' (3 q.41 a.1. c).

2. Para que estuviéramos prevenidos

'De modo que nadie, por santo que fuese, se creyese seguro e inmune de la tentación. Por lo cual quiso ser tentado después del bautismo, porque, como dice San Hilario, 'las tentaciones del diablo se redoblan principalmente en nosotros después de santificados, puesto que le agrada más triunfar de los santos' (Super Mt. c.3: PL 9,928). Por lo cual se dice: Hijo mío, si te das al servicio de Dios, prepara tu ánimo a la tentación (Eccli. 2,1)'. (ibid.).

3. Para ejemplo

'Esto es, para instruirnos en la manera de vencer las tentaciones del diablo. Por lo cual dice San Agustín que 'Cristo se dejó tentar por el diablo con el fin de ser nuestro mediador y ayudarnos a triunfar de las tentaciones de éste, no sólo con su socorro, sino también con su ejemplo' (cf. De Trin. 4 c.13: PL 42,899)'. (ibid.).

4. Para excitar nuestra confianza

'Para darnos confianza en su misericordia, por lo que se dice (Hebr 4,15): No es nuestro Pontífice tal, que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas; antes fue tentado en todo, a semejanza nuestra, fuera del pecado ' (ibid.).

3. Fue tentado en el desierto

'El diablo tienta más a uno cuando está solitario, porque, según se dice, si uno es agredido serán dos a defenderse (Eccl 4,12). De ahí que Cristo fue al desierto como a un campo de batalla para ser tentado allí por el diablo. Por lo cual dice San Ambrosio que 'Cristo marchó al desierto con el propósito de provocar al demonio; porque si éste, esto es, el demonio, no hubiera combatido, no le hubiera aquél vencido', es decir, Cristo (Super Lc. c.4,1: PL 15,1700). Añade aún otras razones, diciendo que Cristo obró así por misterio, 'para librar del destierro a Adán, el cual fue echado del paraíso al desierto, y también para enseñarnos por su ejemplo que el diablo tiene envidia de los que tienden a lo que es más perfecto'' (3 q.41. a.2 c).

4. ¿Fue Cristo tentado otras veces?

Santo Tomás admite y explica un texto de Beda el Venerable con respuesta afirmativa a la cuestión: 'Según la explicación de Beda, el Señor fue tentado cuarenta días y cuarenta noches (In Mc. 1,12: PL 92,132). Pero esto debe entenderse, no de aquellas tentaciones visibles que mencionan San Mateo y San Lucas, las cuales manifiestamente han sido hechas después del ayuno, sino de ciertas otras impugnaciones que Cristo sufrió del diablo en aquel tiempo del ayuno'. (3 q.41 a.3 ad 2).

5. El demonio tentó a Cristo de lo leve a lo más grave

El modo de proceder del enemigo en la tentación es, según se dirá más adelante, avanzar de lo leve a lo grave. Con Cristo observó la misma táctica:

'Este orden de tentar lo observó también en Cristo. En efecto:

1.Le tentó sobre lo que apetecen los hombres, por espirituales que sean, a saber, sobre el sustento de la naturaleza corporal por medio del alimento.

2.Procedió a una cosa en la que los hombres espirituales caen a veces, esto es, a que hagan algo por ostentación, lo cual pertenece a la vanagloria.

3.Llevó la tentación a lo que ya no es propio de los hombres espirituales, sino de los carnales, esto es, a codiciar las riquezas y la gloria del mundo hasta el despreció de Dios. Por esto en las dos primeras tentaciones dijo: Si eres Hijo de Dios; pero no en la tercera, la cual no puede convenir a los hombres espirituales, que son por adopción hijos de Dios, como en las dos primeras. A estas tentaciones resistió Cristo con los testimonios de la ley y no por la potencia de su virtud, 'a fin de honrar más por esto mismo al hombre y castigar más a su adversario, al ser vencido el enemigo del género humano, no por Dios, sino por el hombre', según dice el papa San León (cf. Serm. Quadrag. c.3: PL 54,265)' (3 q.41 a.4 e).

'En las tentaciones se esforzó el demonio en llevarle del apetito de un pecado a otro pecado; y así, del deseo del alimento se esforzó por que cayese en la vanidad de hacer milagros sin motivo; y del deseo de la vanagloria procuró inducirle a tentar a Dios por medio de la caída en el vacío' (3 q.41 a.4 ad 3).

6. Materia de las tentaciones de Cristo

1. De gula

'El usar de lo necesario para el sustento no constituye pecado de gula; pero puede pertenecer a este vicio el que el hombre haga alguna cosa desordenada por el deseo de este sustento; y es desordenado que quiera uno procurarse su alimento milagrosamente, pudiendo recurrir a los medios humanos para sustento de su cuerpo... Cristo podía satisfacer su hambre de otra manera que por un milagro, como se ve que lo hizo San Juan Bautista (Mt 3,4), o también yendo a los lugares inmediatos; y por esto juzgaba el diablo que Cristo pecaría si, siendo un hombre como los demás, intentase hacer milagros para aplacar el hambre" (3 q.41 a;4 ad 1).

2. De vanagloria

'Hay quien frecuentemente busca por medio de la humillación exterior la gloria que proviene de la alabanza que merecen los bienes espirituales. Por lo que dice San Agustín: 'Es de advertir que la jactancia puede existir no sólo en el esplendor y en la pompa de las cosas corporales, sino también en las mismas inmundicias del lodo'. (De Serm. Dom. in monte 2 c.12: PL 34,1287). Para significar esto, el diablo aconsejó a Cristo que se arrojara corporalmente en el vacío para buscar la gloria espiritual' (3 q.41 a.4 ad 2).

3. De ambición

'Apetecer las riquezas y honores del mundo, es pecado cuando se apetecen desordenadamente tales cosas. Esto se manifiesta sobre todo por el hecho de que el hombre, para conseguir estos bienes, hace algo inhonesto. Por lo tanto no se contentó el diablo con aconsejar el deseo de las riquezas y honores, sino que pretendió que Cristo le adorase, para obtener tales bienes, lo cual es la maldad mayor y lo más contrario a Dios. No solamente dijo: Si me adoras , sino que añadió: Si te arrodillas ante mí, porque, como dice San Ambrosio (In Lc. 4,5 1.4: PL 15,1705), 'la ambición tiene un peligro doméstico inevitable; porque para dominar a otros, primeramente ha de servir; y para que se le de honor, primero ha de doblarse obsequiosa; y al pretender ser más alta, necesariamente se hace más baja' (3 q.41 a.4 ad 3).

4. Implícitamente, de todos los pecados

'La Escritura, según San Ambrosio (In Lc. 4,13 1.4: PL 15,1706), no hubiera dicho que, acabado todo género de tentaciones (Lc. 4,13), el diablo se retiró de él, si en las tres tentaciones ya dichas no existiese la materia de todos los pecados; porque las causas de las tentaciones son causas de las codicias, a saber, los goces de la carne, la esperanza de la gloria y la avidez del poder' (3 q.41 a.4 ad 4).

b) No tentarás al Señor, tu Dios

1.Tentar a Dios

'Tentar es propiamente probar a aquel a quien se tienta, Y probamos a una persona, ya por palabras, ya por hechos, y de dos maneras, o de una manera abierta o de una manera disimulada. Así, pues, tienta el hombre a Dios unas veces de palabra y otras de obra. En efecto: por palabras hablamos con Dios orando; por lo cual tienta uno a Dios expresamente en su súplica, cuando se pide algo con la intención de explorar la ciencia, voluntad o poder de Dios; y por obras tienta uno a Dios expresamente, cuando por aquellas obras que hace intenta experimentar el divino poder de Dios o la piedad o la ciencia de éste; tienta a Dios de un modo que podríamos llamar interpretativo quien, sin pretender probar a Dios, pide o hace alguna cosa que no es útil sino para probar el poder, la bondad o el conocimiento de Dios: como, cuando alguien hace correr a un caballo huyendo de los enemigos, esto no es hacer un experimento del caballo; pero, si le hace correr sin utilidad alguna, esto no es otra cosa que hacer una prueba de la velocidad del caballo; y esto mismo puede darse respecto de todas las demás cosas.

Luego, cuando alguno por alguna necesidad o utilidad se confía en sus peticiones o actos al divino auxilio, esto no es tentar a Dios, pues se dice: No sabemos qué hacer; nuestros se vuelven a ti (2 Cr. 20,12); pero cuando se esto sin utilidad y necesidad, se tienta a Dios de una manera interpretativa; por lo cual sobre aquello: No tentéis a Yavé vuestro Dios (Deut. 6,16), dice la Glosa (ordin.): Tienta a Dios el que, pudiendo obrar, se expone sin razón al peligro, indagando si puede ser librado por Dios' (2-2 q.97 a.1 c).

2. Siempre es pecado

'Tentar a Dios para que el mismo tentador conozca la virtud de Dios, es pecado.

Pero, si alguno toma para este objeto las cosas que pertenecen a la divina perfección, no para conocerlas él mismo, sino para demostrarlas a otros, esto no es tentar a Dios, dado que hay justa necesidad o piadosa utilidad y demás circunstancias que deben concurrir al efecto; pues de este modo pidieron los apóstoles al Señor que hiciesen milagros en nombre de Jesucristo (Act. 4,29-30), para que se manifestase a los infieles la virtud del Señor' (2-2 q.97 a.2 c).

3. Contra la virtud de la religión

'El fin de la religión es mostrar reverencia a Dios; por lo cual todas aquellas cosas que directamente pertenecen a la irreverencia de Dios, son opuestas a la religión. Siendo, pues, evidente que tentar a una persona implica irreverencia contra él, ya que nadie presume tentar a aquel de cuya excelencia está seguro, es notorio que tentar a Dios es pecado opuesto a la religión' (2-2 q.97 a.3 c).

4. Orar sin la debida disposición es un modo de tentar a Dios

'El que no prepara su alma antes de la oración, perdonando, si tiene algo contra alguno, o no disponiéndose para la devoción, no hace lo que está de su parte a fin de ser oído de Dios; y, por tanto, se dice que tienta a Dios de una manera interpretativa. Y, aunque semejante tentación interpretativa parezca provenir de la presunción o indiscreción, sin embargo, el hecho mismo de que el hombre se conduzca presuntuosamente y sin la debida reverencia en las cosas que tocan a Dios, pertenece a la irreverencia de Dios; pues se dice: Humillaos bajo la poderosa mano de Dios (1 Petr. 5,6), y Mira bien cómo presentarte ante Dios (2 Tim. 2,15)' (2-2 q.97 a.3 ad 2).


 

SAN JUAN DE ÁVILA


La lucha contra el tentador
(cf. Sermón del dom. I de Cuaresma : BAC, Obras completas, Madrid 1953, t.2 p.172-184)

A) ¿Por qué Cristo es tentado?

'A la entrada del santo evangelio se ofrece una duda y pregunta: ¿Qué fue lo que movió a Cristo a querer ser tentado de una cosa tan baja y fea y sucia como es el demonio? Aun acá una honesta y casta mujer se avergüenza y recibe gran pena por cualquier palabra que un hombre sucio se le atreva a decir, y recibe pena aunque está cierta que por su parte hay toda limpieza, y antes consentirá en la muerte que en nada que fuese contra su honor y limpieza; y esa tal de creer es que si ella pudiese excusar que el tal hombre no le hablase ninguna palabra sucia, que de buena voluntad le excusaría. ¿Cómo, pues, nuestro Señor siendo verdadero Dios y la misma Verdad, permitió, pudiéndolo excusar, que el demonio, que es la misma mentira y suciedad, se atreviese a lo tentar y convidar con ofensa a la Majestad de Dios?'

B) Cristo lo permite para nuestro bien

Cuando Cristo, pudiéndolo evitar, consiente en la tentación, es porque quiere enseñarnos algo a nosotros. Dos razones le movieron a permitirla.

a) Para tener experiencia de la tentación y alentarnos con ello

'Es tan grande el amor que en su corazón nos tiene, que nunca jamás se olvida de nosotros, ni quita sus benditos ojos de nuestras necesidades, flaquezas y miserias para remediarlas, ni quita su favor y mano para ayudarnos y proveernos como verdadero pontífice, que verdaderamente se compadece de nuestras flaquezas, como San Pablo dice (Hebr. 4,15). Y por eso su misericordia consintió que el demonio, cabeza de mentira y maldad, osase llegar a Él y tentarle, para que, tentatus per omnia per similitudinem absque peccato (ibid.), sacase por experiencia y supiese de nuestras tentaciones sin pecado ninguno, porque después, viéndonos a nosotros tentados, nos consolásemos con haber visto tentado a nuestro dechado Jesucristo y creyésemos que seríamos por Él librados, como por pontífice que se duele de nuestras tentaciones y para que vos, hermano, siendo tetado, no desmayásedes ni pensásedes que érades de Dios olvidado; antes habéis de creer que, con la ayuda del Señor, venciendo la tentación, se os volverá en corona, y los trabajos y pena de ella en alegría' (ibid., p. 174-175)

b) Para que no vivamos descuidados sabiendo que hay tentadores

'La segunda razón es para que sepáis, hermano, que hay demonios tentadores y enemigos y tentaciones, y que tenemos cruel guerra siempre con los demonios, para no nos descuidemos...

Por cierto, cosa recia es el descuido grande que tenemos en esta pelea, cuán flojos andamos, cuán poco caso hacemos de ella; y cuán poco temor tenemos a sus crueles y mortales encuentros. Por cierto, mal parecería un soldado traer mercadurías en la guerra, y en tiempo de batalla entender en cosa de paz y en tiempo de mayor peligro pararse a tañer y cantar y cosas de placer' (ibid., p.175-176).

C) Nosotros vivimos en continua guerra

a) Guerra de capital importancia

Como que en ella nos va el alma; debemos estar muy ejercitados y poner todo el corazón en la batalla, teniendo interés por la salvación de nuestra alma que por ninguna cosa.

Sin embargo, vivimos descuidados.

'Grande señal y la más ciertas que tienes a Dios es si temes mucho de lo perder y te guardas de todas las cosas puedan apartar de Él, por grandes que sean' (ibid., p. 176).

b)Modos de hacernos guerra el demonio

1. Por todos los medios posibles

'Este nuestro tentador y perverso enemigo no hay género de maldad que no intente, ni hay combate que él pueda que no nos lo dé. Mil artes nuevas y invenciones ordena y fabrica; mil cosas finge, mil disimula; por aquí, por nos tienta; por todas partes acomete y jamás cesa de y día, en todo tiempo y lugar, de nos perseguir; dice San Jerónimo ( Espist . 14,4: PL 22,34v): Habet mille nocendi artes . Y, aun los siervos y muy siervos de Dios, a cabo de mucho tiempo ejercitados en su santo servicio, hallan nuevos con este guerrero, y les arma cosas en cuales no se saben dar a mano sin la ayuda particular nuestro Señor'. Por esto hemos de vivir siempre alerta preparados para la defensa.

2. Especialista en usar el arma de la mentira

'Dijo el tentador a: Jesucristo mostrándole todos los reinos del mundo y su gloria: Todo esto es mío (Mt 4,9). Y mintió la cabeza de la mentira y no dijo verdad, porque ninguna cosa creada es suya, ni tiene nada en ellas, ni aun una hormiguita posee. ¡Qué de promesas hace, qué de apariencias nos pone para que lo creamos! Y en todo miente. Quien es nada no puede dar algo, y si da es lo que tiene, que es fuego y infierno. Convídate a deleites; dice que no se han de acabar, que te subirá a grandes honras, que te dará grandes riquezas, que te prosperará en esta vida. Y en todo falta, porque en nada tiene poder, ni puede dar sino de lo que él tiene, que es arder en los fuegos infernales' (ibid., p. l77).

3. Su refinamiento en hacerse bueno con los buenos

'Hace el demonio otra guerra muy más cruel y dañosa, y tanto más cruel y dañosa cuanto más disimuladamente la hace, contra espirituales personas, y tiempos, y lugares, y con armas, y cosas que parecen seguras, y es tanta su maldad y astucia, que no hay quien de sus lazos se pueda escapar.

¿Qué os diré de él? Hácese casto con el casto, manso con el manso, todo para pescar de allí alguna caída, cuanto más los sube en aquella virtud a la cual más inclinado los ve. Asegúralos por una parte y dales combate por otra; señala en una parte y hiere en otra, como buen esgrimidor. Por eso no debe nadie asegurarse en poco ni en mucho, en lo malo ni en lo que bueno parece, porque en esto hay mayores peligros, por la seguridad y apariencia de bien que nos promete' (ibid., p. 177-178).

c)Por los frutos lo conoceremos

Regla evangélica para discernir si me anima el espíritu de Dios o del demonio son los frutos.

'Mirad vos, hermano, cuando hubiéredes obrado, o hablado, o pensado algo bueno, cómo quedáis; que si queda vuestra ánima loquilla, si se tiene en algo, si desprecia a los otros, si se compara o se estima más que otros, esto tal claro es que es el demonio. Y cuando ha precedido algo bueno que he dicho, y hallas a tu ánima vacía de humildad y enloquecida y vana con su propia estimación y contento, reniega de ti y de tal bondad, que no procede de otra parte que del demonio'

D) Por qué permite Dios que seamos tentados

Cuando Dios permite que seamos atacados con tentaciones por un enemigo tan temible, es porque tiene sobradas razones. Son éstas:

a)Para que esperemos en Dios

'Tus enemigos, hermano, y sus astucias y maneras ya las hemos dicho; pero muy más fuerte es Dios para librarte de todo y más bien te puede hacer que mal todos los demonios. Tan solamente quiere Dios que te fíes de Él, que te arrimes a Él, que confíes en Él y desconfíes de ti mismo, y de esta manera ayudarte ha, y con su ayuda vencerás a todo el infierno que venga contra ti. De esta firme esperanza no te dejes caer, porque se enojará de ello, ni porque los demonios sean muchos y muchas las tentaciones y bravas y de muchas maneras. Está siempre arrimado a Él, porque si este arrimo y fuerza no tienes con el Señor, luego te caerás y temerás cualquier cosa. De puro flojos y temerosos no servimos al Señor. Si tuviésemos un corazón varonil, amigo de padecer trabajos por la honra de Dios, no nos espantarían las tentaciones' (ibid., p. 179-180).

b) Para que desconfiemos de nosotros

'Así conviene porque en nuestras flaquezas y tentaciones conozcamos la necesidad que del favor y ayuda del Señor tenemos, y le pidamos favor, viendo claramente que sin su favor y ayuda nada podernos hacer. Más seguridad tienen las tentaciones y trabajos que no los consuelos y regalos, porque en las graves tentaciones y trabajos conocerás que la mano poderosa del Señor es la que te tiene que no caigas...'

c) Para que sepamos compadecer a los tentados

'Creed que el que no es tentado no se puede doler ni compadecer del tentado, ni sabe orar ni rogar a Dios ni acaba enteramente de conocerle. De aquí viene que, cuando uno tentado va a ti, te espantas y le riñes y te muestras áspero, porque no sabes qué cosa es ser tentado, y el que lo es consuela y anima y esfuerza al que va (a) él, porque se duele de él y conoce la necesidad que de su consuelo tiene' (ibid., p. 180-181).

E) Armas contra la tentación

Hemos de preguntar a los capitanes puestos por Dios a su ejército; nos lo indica principalmente San Pedro (1 Petr 5, 8-9). Resistamos con:

a) La sobriedad

Con la destemplanza en la comida derribó a Eva el demonio, y por este mismo camino tienta a Jesucristo en el desierto.

b) La vigilancia

1. Todos deben estar vigilantes al ataque del enemigo

Ya que no sólo tienta a los descuidados, sino que también procura y quiere hacer caer con sus artes a los que son prósperos en el servicio de nuestro Señor y llevan su corriente alegre y deleitosa por los prados de la contemplación y gustos de Dios y de su Sagrada Escritura'.

2. Especial vigilancia de los capitanes del ejército

'Curas, prelados, mirad y velad, catad que el demonio sabe que el bien de otros pende de vosotros y de vuestro ejemplo. Trabaja mucho por derribaros y hace que contra vosotros se acueste la mayor fuerza de sus engaños, pues derribando a vosotros, juntamente derriba a otros muchos' (ibid., p.182).

e) Fe viva y confianza en la cruz de Cristo

'Bienaventurado el que tiene en su corazón fe viva, la cual lo trae seguro entre las tentaciones, y fuerte en los trabajos, seguro y manso en los torbellinos y mudanza de este siglo. Tened memoria firme y fiducia en la cruz de Jesucristo, de la cual huyen y van espantados los demonios y no osan parecer delante de ella'.

d) Dar la batalla en el campo en que nos ataca

'Y por el camino y modo que el demonio entra en las tentaciones para te derribar y vencer, lo derribas tú y vences si con sus propias armas le hieres; de manera que trayéndote tentaciones de soberbia te humillas, y con las de lujuria te hagas más casto, y con las de ira más manso' (ibid., p. 183).

e) La Palabrade Dios

'Notad y aprended de Cristo a responder al demonio con palabras santas de la Sagrada Escritura. En los libros santos habíades de leer ciertas horas desocupadas para entender en ello y para ejercitaros en las palabras del Señor, para hallaros apercibidos en las tentaciones. No se hace ansí y por eso andáis como andáis' (ibid., p.184).


 

SAN JUAN CRISÓSTOMO


Entresacamos los siguientes párrafos del comentario del Santo al Evangelio de San Mateo (cf. Hom. 13 in Mt.: PG 30,207).

A) LA TENTACIÓN DE LOS BUENOS

Jesús fue impulsado al desierto por el Espíritu Santo, precisamente cuando acababa de descender sobre Él en forma visible en el bautismo, para que ninguno de los bautizados se turbe si después de recibido este sacramento se ve acometido de tentaciones mayores... Súfralas con ánimo generoso y como la cosa más natural del mundo. Has recibido las armas para luchar, no para estarte mano sobre mano...

Dios no impide las tentaciones, primero para que te convenzas de tu propia fuerza; segundo, para que seas humilde y no te engrías con los dones recibidos; tercero, para que el demonio, que puede andar dudando sobre si lo has abandonado o no, se persuada de ello; cuarto, para que te robustezcas hasta fortificarte como el hierro y entiendas el valor de los tesoros que se te han encomendado. De verte constituido en muy alto honor, el demonio no se hubiera molestado en acometerte. Por ello tentó a Adán y por la misma razón embistió contra Job...

Entonces, ¿por qué el Señor nos dice: Orad, para que no entréis en la tentación? ( Mt . 26,41). Pues porque el Señor no fue espontáneamente al desierto, sino guiado por la Providencia, con lo cual se nos da a entender que no debemos lanzarnos en medio de la tentación y que, una vez puestos en ella, perseveremos con generosidad constante.

B) LAS TRES TENTACIONES

a) Primera Tentación

Cristo se somete a la tentación como los luchadores, que para enseñar a sus discípulos bajan a la palestra. El demonio andaba perplejo ignorando si Jesús era Hijo de Dios o no. Por una parte había oído el testimonio divino en el bautismo, mas, por otra parte, le veía como hombre. Así se acerca empleando palabras ambiguas, del mismo modo que tentó a Eva. En uno y otro caso finge lo que no es verdad, para enterarse de lo que es. Se presenta muy taimado y, en vez de decir, como parece lógico: 'Si tienes hambre', se lo calla y deja traslucir que no rebaja a Cristo, cuyas grandezas conoce en parte; pero pretende halagar su vanidad diciendo: Si eres Hijo de Dios.

¿Cuál es la actitud de Cristo? Confesar lo que tiene de flaco: No sólo de pan vive el hombre, y afirmar ante todo la necesidad natural. Satanás no olvida sus trampas. Comenzó en el paraíso su tentación por medio de la gula y aquí repite la misma faena. Muchos necios aseguran que todos los males del mundo nacen del estómago, pero Cristo nos enseña aquí que ni siquiera esta necesidad debe obligar al mal.

También nos da la lección de que con el diablo no se puede transigir, ni aun cuando nos pida cosas indiferentes o buenas. ¿No mandó callar al demonio cuando le confesaba? ( Lc . 4,35). ¿No hizo lo mismo San Pablo? ( Act . 16,18).

Su última lección, reiterada después delante de los judíos, es lo de no recurrir a milagros innecesarios. 'No hagamos nunca nada vanamente y sin causa'.

b) Segunda tentación

Satanás vuelve a repetir: Si eres Hijo de Dios , continuando el mismo sistema empleado con Adán. Allí quiso indicar a nuestros primeros padres que andaban muy engañados en fiarse de Dios, pues si en lugar de obedecerle comían del árbol prohibido, se les abrirían los ojos. Ahora viene a decir al Señor: No hagas mucho caso de lo que has oído en el bautismo. Te ha engañado la voz, y si no es así, preséntame una prueba de lo que eres.

Cristo contesta mesuradamente, enseñándonos que 'conviene vencer al demonio, no con milagros, sino con paciencia y longanimidad, sin dejarnos llevar nunca por la ostentación y la vanagloria'.

También debemos observar cómo el demonio maneja los textos de la Escritura a su antojo. En el que utiliza no se habla del Mesías ni se le exhorta a que se tire por precipicio alguno.

Jesús en una y otra tentación contesta sin descubrir quién es, pues sus respuestas las pudo dar cualquier hombre.

c) Tercera tentación

Los luchadores, cuando han recibido golpes fuertes y sangran por todos sus miembros, se revuelven de una a otra parte, sin saber por dónde herir. El demonio anda ya desquiciado y dice sin tino lo primero que se le presenta.

El Señor se cansa y, al oír que Satanás blasfema contra el Padre, puesto que dice que el mundo es suyo y le pide que le adore, lo expulsa.

d) Resumen

San Lucas (4,13) afirma que las tentaciones fueron consumadas, porque, en efecto, aquellas tres de gula, vanagloria y ambición compendian todas las principales. El demonio, al presentarlas, va de menor a mayor, según suele observar siempre con los hombres y según hizo con el santo Job.

'¿Y cómo se han de vencer las tentaciones? Como nos enseñó el Maestro. Acudiendo a Dios, de modo que ni el hambre nos envilezca, pues creemos en Aquel que con su palabra puede sustentarnos, ni tentemos a Dios en los mismos bienes que nos ha concedido, ni apreciemos los humanos, contentándonos con la gloria del cielo y despreciando lo que no es preciso para remediar nuestra necesidad... Nada hay que nos pueda entregar a Satanás como la avaricia. Hoy ocurre también que algunos, hombres por naturaleza, pero instrumentos de Satanás, nos dicen: Todo esto te daré si cayendo de hinojos me adorares'.

Vencida la tentación, los ángeles sirvieron a Jesús. Como sirvieron al pobre Lázaro cuando murió ( Lc . 16,22), como te servirán a ti...

C) CERRAR LOS OÍDOS AL DEMONIO

¿Cuál es la lección definitiva? 'No dar al demonio absolutamente ningún crédito, cerrarle por completo los oídos y aborrecerle cuando nos halaga'.

'Nos tiene declarada guerra sin cuartel y pone más empeño en perdernos que nosotros en salvarnos... No hagamos nada de lo que a él le guste, y así cumpliremos lo que agrada a Dios'.

A Eva la engañó prometiéndole lo que no pensaba dar. Es su táctica. Tienta por medio de las riquezas, y, si sale derrotado, es muy capaz de sumirnos en la miseria, como hizo con Job, y por cierto con poco seso, porque quien supo salir airoso de la tentación del oro, ¿cómo podrá pecar en la pobreza?

A veces el demonio se sirve de nuestros propios familiares para que nos tiente, como ocurrió asimismo con aquel santo patriarca Job. Pero aunque un hermano, una esposa o un amigo nos inciten al mal, debemos rechazarlos.

También suele el demonio usar palabras de conmiseración y benevolencia. Mas no le hagamos caso, porque, si el Señor nos azota, es porque nos ama.

'Por consiguiente, si nos, vemos rodeados de felicidad, pero en pecado, dolámonos, porque siempre debemos dolernos de nuestras culpas, pero mucho más cuando no sufrimos mal alguno'. Porque el castigo purga y es la llamada de Dios.

Terrible cosa es vivir tranquilo y mal, porque a la postre llega el castigo, como le sobrevino a Faraón y a Nabucodonosor.

D) CERTEZA DEL INFIERNO Y CASTIGO

La peroración final del Crisóstomo comienza con estas palabras: 'Mas dirás: ¿quién ha venido del infierno a contarnos estas cosas?' Extiéndese seguidamente explicando la certeza de la fe, la necesidad de un premio o castigo ultra-terreno, y afirma que, si del infierno no ha venido nadie, por lo menos del cielo bajó Jesucristo para enseñarnos. La cuestión estriba en que observemos sus enseñanzas.


 

EJEMPLOS PREDICABLES


FORTALEZA EN LA TENTACIÓN

SAN ANTONIO ABAD (cf. Fray Justo Pérez de Urbel, Año Cristiano , t. I, p.95-96: San An­tonio el Grande, 17 de enero)

Al principio de su vida eremítica tuvo que luchar con las más patéticas estratagemas del infierno. Coronados de rosas o de cuer­nos, enormes como torres o diminutos e impalpables como duendes, bellos como dioses paganos o majestuosos e hirsutos como profetas hebreos, transformados en larvas o cubiertos de pústulas repugnan­tes, con apostura de efebos encantadores o con ademanes de ascetas encanecidos en la práctica de la virtud, los emisarios de Luzbel es­taban siempre a su lado, tentadores y atormentadores. Tomaban la imagen de un niño desvalido que, recostado a la puerta de su caba­ña, lloraba sin cesar hasta que el padre, lleno de compasión, se acer­caba para socorrerlo; o bien metamorfoseándose en algún religioso, se cruzaba en su camino, pidiéndole sus bendiciones. Otras veces, viendo que estos ardides eran estériles, turbaban sus sueños sugiriéndole visiones de grandeza y de poderío. Pero, como el Santo demostraba el más absoluto desdén por los esplendores terrenales, Satanás ponía en juego todo el poderío de sus legiones malditas. Ni un paso podía dar el solitario sin ver surgir de la tierra piaras innu­merables de puercos que gruñían espantosamente, manadas de chacales que estremecían con sus alaridos la soledad, millares de ser­pientes y de dragones que le rodeaban echando fuego por la boca. La choza se tambaleaba con la tempestad de rugidos, silbidos y es­tridores de aquellas fieras monstruosas...

Una vez, en medio de esta lucha, Antonio vio que sobre lo alto de la montaña se abría el cielo, dejando escapar una gran claridad, que ahuyentó a los espíritus de las tinieblas. '¿Dónde estabas, mi buen Jesús? -exclamó entonces el solitario- ¿Dónde estabas? ¿Por qué no acudiste antes a curar mis heridas?'. Y de entre la nube luminosa salió una voz que le decía: 'Contigo estaba, Antonio; asistía a tu generoso combate. No temas; estos monstruos no vol­verán a causarte el menor daño'.

Pero el demonio, que, es muy sabio, cambió desde entonces de táctica; olvidando la violencia y el furor, echó mano de la malicia y sutileza. Con una ligereza imperceptible trataba de insinuarse en todos los actos de su enemigo: tomaba voz angélica para alabar su penitencia y cantar su perfección; cambiaba sus alimentos por otros más exquisitos; trastornaba el orden de las letras en las Sa­gradas Escrituras; cerraba los párpados del anacoreta cuando vela­ba, y usaba de toda suerte de mañas para distraerle en sus rezos, (cf. Fray Justo Pérez de Urbel, Año Cristiano , t. I, p.95-96: San An­tonio el Grande, 17 de enero).


31. Neptalí Díaz Villán CSsR http://www.scalando.com

EL DILUVIO UNIVERSAL

La primera lectura surgió cuando el pueblo vivía exiliado forzosamente en Babilonia entre los años 587 y 538 a.C. El desarraigo de su tierra y la fuerza arrolladora que ejercía la cultura dominante, complementados con la explotación a la que era sometido, amenazaban el idioma, la cultura y la religión o sea la propia identidad del pueblo como tal.

Como es sabido, el hombre primitivo contemplaba admirado los astros y la madre naturaleza que con sus bondades le proporcionaba alegría o con sus desastres lo llenaba de temor. Con esta inspiración elaboró mitos cosmogónicos y eticoreligiosos, y fue estableciendo cánones de conducta que más tarde los estados confesionales les darían carácter de ley político religiosa.

La experiencia religiosa de toda la zona mesopotámica (donde estaban exiliados los judíos, en Babilonia, la actual Irak), se basaba en el miedo a los desastres naturales. Los ríos Tigris y Éufrates le proporcionaban grandes bondades para el regadío de sus cultivos, para sus ganados y para el consumo humano; pero, aunque no era una zona muy lluviosa, en ocasiones se daban crecidas y desbordamientos de los ríos que destruían e infundían terror. La bondad y peligrosidad de la naturaleza eran vistas como acciones de los dioses que se podían modificar si la conducta humana se acoplaba o no a su voluntad. ¿Quién determinaba cual debía ser la conducta humana para agradar a los dioses? He ahí el dilema.

Aquí entramos directamente en el tema del diluvio. El diluvio o cataclismo universal, es mencionado en muchas tradiciones mitológicas y religiosas (india, griega, china, judía, babilónica, etc.). Según estas tradiciones, en otras épocas el mundo había sido destruido por obra de Dios o de los dioses, para purificarlo. La religión oficial del imperio Babilonio con el rey Nabucodonosor II a la cabeza, amenazaba a sus súbditos con un nuevo diluvio universal si no obedecían sus designios, incluidos los sacrificios humanos en honor a los dioses, llevados a cabo en la torre de Babel, lugar donde pretendían estar más cerca del cielo (Gen 11,1-9). Por su parte, los Maestros judíos en la cautividad lucharon contra esa aculturación[1] y, con los mismos medios (mitos, leyendas, etc.), contradijeron la versión oficial para defender su identidad y sus derechos como pueblo.

Según el relato del Génesis (Cap. 6 al 10 ‘1ra lect.’) Dios, por la maldad del hombre y  para purificar la humanidad, envió el diluvio durante cuarenta días y todo ser vivo que existía sobre la tierra murió, exceptuando los que estaban en el arca de Noé. La novedad del relato bíblico consistía en la promesa de Dios de no volver emplear este mecanismo para purificar: “les prometo que las aguas del diluvio no volverán a exterminar la vida; no habrá otro diluvio que arrase la tierra”. Con este contra-cuento se pretendía superar el miedo al diluvio y por tanto el miedo a los designios del rey que manipulaba las conciencias y amenazaba las masas con sus engaños y mentiras.

Superada la religión de miedo, hay cabida para un nuevo pacto de Dios con la vida. Superada la religión del miedo, hay cabida para construir pueblo a partir de convicciones profundas, con proyectos concretos que nos animen y nos hagan arriesgar la vida por ideales realizables. Las nubes y su amenaza de lluvia, la magia y el color del arco iris que generaban miedo, fueron convertidos en signos del compromiso de Dios: “Pongo mi arco en las nubes, como señal de mi compromiso con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá el arco iris, y me acordaré del compromiso que tengo con ustedes y con todos los seres vivientes, las aguas no causarán otro diluvio que acabe la vida”.

¿Y toda esta historia para qué? Todo esto para ayudarnos a comprender que hoy estamos invitados a cuestionar los mitos imponentes que embotan nuestra mente; a releer y reinterpretar estos textos sagrados, y a abandonar la religión del miedo. Necesitamos purificar nuestra vida, pero no por miedo al castigo, sino como parte de un proyecto personal. Necesitamos purificar el amor, de todo miedo, de toda dependencia esclavizante y de todos los intereses mezquinos, para que desde la libertad y con la gracia de Dios podamos construirlo a plenitud. Necesitamos purificar nuestras costumbres sociales y políticas; dejar el clientelismo, combatir la corrupción y sobre todo la indiferencia y el miedo a quedarnos sin el mísero apoyo de los políticos infectos que manejan la historia a su antojo. Nos queda la tarea de mirar con criticidad las ideologías que dominan nuestro mundo y descubrir caminos para que desde la fe y en la diversidad, trabajemos por una casa común donde haya vida abundante.

CONVIÉRTANSE Y CREAN EN EL EVANGELIO

En algunas partes del mundo (Venecia, Colonia, Río de Janeiro, Barranquilla, etc.) se vivieron unos días intensos de carnaval. Tiempo para resucitar lo bueno de las deidades “paganas”, que en nuestra Patria Grande (Latinoamérica y el Caribe) heredamos de amerindios y africanos. Tiempo para las diferentes manifestaciones culturales, el esparcimiento, la alegría y la bulla, la danza y el baile. Ambiente para liberarnos de “los malos espíritus” y una oportunidad para satisfacer nuestra necesidad humana de reír.

Algunos lo rechazan tajantemente, otros lo disfrutan sanamente y otros lo toman como una válvula de escape; una oportunidad para sentirse libres y manifestar lo que se es, así sea ocultándose bajo el anonimato de la máscara y el disfraz, oposición entre lo que se es y la apariencia. Tiempo para olvidar la bochornosa vida cotidiana y medio para evadir responsabilidades. El carnaval quien lo vive es quien lo goza. Quien lo ignora desconoce la magia, el colorido y la riqueza humana de nuestro mundo mestizo que lucha contra la esclavitud y busca la libertad… Quien lo critica mordazmente deja ver su amargura y quién lo vive irresponsablemente, sufre sus peligrosas consecuencias. Cada uno puede hacer su balance.

Para los cristianos viene ahora un nuevo tiempo: la cuaresma. Como todo en esta vida, sobre la cuaresma también hay diferentes posturas: algunos la rechazan, otros se burlan, a otros le es indiferente y algunos la viven de manera fanática. Aunque puede ser desviada, no es precisamente el tiempo para la flagelación, para llorar sobre la leche derramada, ni para sentirse iguales a los gusanos más asquerosos sobre la tierra, lleno de pecados, miseria y dolor.

Así como podemos disfrutar sanamente del carnaval o de cualquier otro medio lúdico, podemos también aprovechar al máximo esta cuaresma. No serán cuarenta días de tenebroso diluvio, serán cuarenta días de desierto, como lo sugiere el evangelio. Es decir, días para tomar conciencia de nuestra débil naturaleza humana sometida al hambre, la sed y a la constante tentación de volver a la esclavitud, como la vivieron los israelitas en los cuarenta años de desierto, camino a la tierra prometida.

Cuaresma es una oportunidad para la reflexión, es decir para hacer una flexión hacia dentro, para dirigir una mirada hacia nosotros mismos. Para descubrir nuestra desnudez en lo profundo de nuestras conciencias, núcleo central del ser humano. Para vernos tal como somos, sin máscaras, sin disfraces y sin risas falsas. Para descubrir las alimañas y los ángeles en nuestras vidas. Para encontrarnos con Dios, evaluarnos, conocernos y reconocernos, y escuchar al Señor que nos tiene una Buena Noticia: “el Reino entre nosotros”;  y una invitación: “convertirnos y creer”.

Durante este retiro cada uno puede preguntarse: ¿Estoy caminando con Jesús hacia la construcción del Reino? ¿El Reino de Dios hace parte de mi opción fundamental? O,  ¿es una palabra más en la múltiple gama de palabras con un significado misterioso, un cuento por el que un loco llamado Jesús dio su vida, pero aún no he entendido por qué?

Conversión implica cambio: cambio de mentalidad, cambio de valores, cambio de paradigmas, cambio de vida. ¿Necesito convertirme? ¿De qué necesito convertirme?

¿Creo en la Buena Noticia del Reino? Es decir, ¿aún por encima de tanta agresión y sufrimiento, de injusticias que causan miseria y muerte, creo que es posible un mundo justo, fraterno e igualitario? Aunque por mi naturaleza limitada caigo muchas veces en egoísmos, envidias y rencores, en fin, en pecado; ¿creo que Dios, por su infinita misericordia, me perdona y conduce mi vida hacia la plenitud? Aunque a veces pareciera que el mal rigiera los caminos de nuestro mundo ¿le creo a Jesús, camino con él y trabajo ayudado de su gracia para que en este mundo reine la verdad, la alegría y el amor misericordioso, es decir, para que reine Dios?

La Cuaresma no es escape del mundo para rezar porque “el que peca y reza empata”; no es tristeza, llanto y luto. Es reflexión, interiorización, evaluación y encuentro con nosotros mismos y con Dios. Vive la cuaresma y ella te ayudará a vivir mejor

Oraciones de los fieles

1.    Por la Iglesia, empujada, como Cristo, por el Espíritu, al desierto de la Cuaresma: para que se vea fortalecida en la lucha contra las fuerzas del mal. Roguemos al Señor.

2.    Por todos los cristianos: para que esta Cuaresma sea un tiempo de conversión. Roguemos al Señor.

3.    Por los difuntos, especialmente los de nuestras familias y nuestra Parroquia Espíritu Santo: para que pronto vean el rostro del Señor. Roguemos al Señor.

4.    Por los grupos y las personas interesados e la conservación de la naturaleza y en la preservación del ambiente: para que perseveren en la llamada de atención  a la responsabilidad de todos. Roguemos al Señor.

5.    Para que reine la paz en la humanidad y entre nosotros. Roguemos al Señor

6.    Por cada uno de nosotros aquí reunidos, que queremos entrar en la Cuaresma: para que podamos vivir la experiencia del encuentro con  Dios en Cristo, creamos y nos convirtamos sinceramente. Roguemos al Señor.


32. SERVICIO BÍBLICO LATINOAMERICANO

La primera lectura, Génesis 9, propone un nuevo camino de comunión, a contravía de la lógica destructiva de los imperios mesopotámicos. ¡Nunca más habrá diluvio para destruir la tierra! El motivo es exactamente aquel que dio origen a la catástrofe: “Es malo el designio íntimo de la persona desde su niñez” (8,21). Esto significa que la violencia, la corrupción, la injusticia, la acumulación, el egoísmo, la insolidaridad continuará existiendo mientras exista el ser humano sobre la tierra. Pero ahora sabemos que ningún “diluvio” tiene la solución a los males humanos. La seguridad y la paz que ofrecen y exigen los imperios mundiales no soluciona los problemas que agobian al género humano. En este sentido la historia bíblica del diluvio es una verdadera “contra-vía”: por terribles y múltiples que sean las agresiones, destrucciones y violencias entre los seres humanos, la promesa y la opción de Dios es que “¡No habrá más diluvio!” (Gn 9,11). Y esta promesa va acompañada de un memorial: el arco iris, señal del nuevo pacto entre Dios y la humanidad.

¡El miedo al “diluvio” ha sido quebrado! Ahora tenemos una nueva alianza a partir de una alternativa de vida para todos los seres vivientes. El arca que ha abrigado a la familia se transforma en una gran casa acogedora de la vida, en donde el cuidado con los animales se destaca de una manera especial (Gn 9,1-7). Es la casa de la vida que coloca al ser humano en comunión con la tierra, con la naturaleza, con el cosmos.

La religión del miedo es superada, ha quedado atrás. Los pueblos sometidos no necesitan tener miedo del Imperio, porque sus amenazas son infundadas, son engaños, mentiras. Dios, a pesar de la maldad humana sostendrá el cosmos. ¡El amor de Dios a la humanidad es garantía de su indestructibilidad! Terminado el diluvio, surge la casa familiar junto con la naturaleza como nuevo orden vital. Importa, sobre todas las cosas, la familia, la casa, la comunidad, la naturaleza, la tierra. El texto apuesta por la casa familiar a pesar de su fragilidad y de sus limitaciones, aún de la maldad anidada en el corazón humano. Esta realidad no es negada. Se evidencia la casa familiar como un espacio poco armonioso. Pero para todos los problemas de la familia humana hay posibilidades de solución sin la intervención de la fuerza del Imperio. ¡Las soluciones vienen desde la casa! Es desde este nuevo lugar donde la vida recupera su dignidad. La historia del diluvio propone la casa junto con la tierra como alternativa de vida frente a la fuerza destructiva del poder Imperial.

Para hoy, “la casa” no puede ser la estructura tradicional de la familia patriarcal. Tendríamos que apuntar hacia estructuras alternativas de comunidades vinculadas por diversas proximidades que ofrecen sustento, espacio, reconocimiento, afecto a las personas. Son “casa” las organizaciones, los movimientos, los grupos, las “tribus urbanas”, las asociaciones que desarrollan ciudadanías inclusivas, participativas y protagónicas. En la relectura de nuestro texto se hace necesario realizar el puente hermenéutico para estas realidades socio-políticas y religiosas en el mundo de hoy. Es lo que está produciendo los diversos pactos ecuménicos de “arco iris” para avanzar en los procesos e iniciativas de humanización y de dignificación.

El río Jordán, el desierto, y la Galilea son como un mismo “hilo conductor” de un desplazamiento fundamental que da inicio al evangelio de Marcos. Ahí percibimos el movimiento del reino de Dios que nos invita a movilizarnos en búsqueda de nuestros propios “lugares del Reino” donde se concreten y desarrollen nuestras opciones por la vida, por la dignificación de las personas y de las comunidades.

El río Jordán evoca grandes y significativos hechos de la historia de Israel. El más importante, sin duda, cuando Josué y el grupo del desierto atraviesan el río para entrar en la tierra prometida (Jos 3-4). Relato de los orígenes de aquel proyecto de vida igualitaria revelado por Dios a los esclavos fugitivos de Egipto. A partir de esta memoria primordial, Juan el Bautista convoca al pueblo alrededor de una nueva esperanza mesiánica. Allí también acude Jesús, procurando “las aguas de Juan”.

El desierto es la mediación indispensable de discernimiento, formación y maduración en el proyecto de Dios. Jesús es llevado por el Espíritu al desierto, lugar por excelencia donde Israel aprendió a ser pueblo. Sujeto y proyecto anudados alrededor de la memoria del éxodo dando inicio al evangelio de Jesús.

Galilea es el lugar donde Jesús concreta su opción de humanidad y de humanización. Esta geografía es para Jesús el espacio vital del Reino. Es un mar, una tierra y un pueblo abierto a las naciones del entorno. Las fronteras se “cruzan” dando lugar a la inclusión de lo diverso en múltiples “misturas”. Favorabilidad donde madura e irrumpe el kairós del reino de Dios.

El paso del Jordán al desierto, plantea la articulación de movimientos mesiánicos proféticos que tienen en esos lugares, sus fuentes de inspiración y de organización. La confrontación con Satanás, como principio cósmico del mal que Marcos lo vincula con la enfermedad, la marginación y la muerte de los pobres, será para Jesús la definición de su vida por la ruta del reino de Dios. El desierto deja de ser lugar de prueba y penitencia según la tradición judía, para convertirse en lugar de aprendizaje definitivo en la confrontación y el desequilibrio. El Espíritu de Dios lleva a Jesús hasta la memoria fundacional de Israel, donde, venciendo a Satán, la vida se torna en fidelidad hacia Dios y hacia lo humano.

El simbolismo de los “cuarenta” tiene que ver con el trauma del nuevo nacimiento. Los poderes de la historia se hayan enfrentados: Jesús como principio de la humanidad liberada desde Dios, y Satanás, que es signo y causa de la muerte en el mundo. Nos hayamos frente al relato de un nuevo origen. Marcos re-escribe la historia, llevándonos del agua del bautismo a la re-construcción de la humanidad, para decirnos que Jesús está ahí apostando por una opción de vida, dignidad y felicidad humana. Pero Jesús no asume el combate solitario. Está junto con los animales y los ángeles como evocando un nuevo paraíso. El servicio angélico comunica esperanza y porta salvación. Al retomar el “paraíso” para re-iniciar el camino de lo humano, Jesús cuenta con fuerzas naturales y angelicales (la tierra y el cielo) favorables. Jesús se encuentra entre la tentación satánica y el servicio angélico. Es el dilema que permanentemente enfrentaremos.

Marcos ha evocado estos poderes como en un espejo para que podamos mirarnos en ellos. Nos ha dicho lo que es tentar y servir, nos ha arraigado en la “historia original”. Ya en la historia concreta esos actores sobrenaturales desaparecen y es cuando Jesús nos enseña a servir, sirviendo a su comunidad discipular.

Obviamente, los cuarenta días del desierto no desaparecen. Duran todo el evangelio, toda la vida. Son paradigma de la contradicción y el desequilibrio que permanentemente atraviesan la historia. En la trama de la vida humana se ha venido a introducir y decidir la trama de pecado y esperanza de todos los vivientes (incluidos los animales, los ángeles y los diablos).

Después viene la memoria martirial proveniente del profetismo del bautista en el Jordán: “Después que Juan fue entregado”, como lugar de referencia que pre-anuncia la entrega de Jesús. El martirio está presente a lo largo del nuevo proyecto que se inicia. Es la “marca” del profetismo genuino. Este profetismo cambia de lugar. La memoria de los orígenes se articula con la Galilea “de todos los pueblos” convocados alrededor del nuevo nacimiento, de la nueva humanidad. Pasamos del Bautista a Galilea, descubriendo allí el mensaje de Jesús abierto a toda la humanidad. El evangelio de los gentiles es el cumplimiento de las promesas mesiánicas. La pertenencia al reino deja de ser étnica-religiosa. Ahora es metanoia, acogida de la Buena Noticia de Dios. Este evangelio transforma a la gentilidad galilea haciéndola capaz de acoger y construir la humanidad mesiánica, dando lugar al nacimiento del “movimiento profético de Jesús”, donde mujeres y varones asumen la experiencia del nuevo nacimiento en Dios. Para ello solo es preciso convertirse y creer.


Para la revisión de vida

Acaba de comenzar la Cuaresma. ¿Qué va a significar para mí? Tal vez puedo darle un significado personal, diferente, el que yo quisiera que tuviera… Tengo espacio para la originalidad y creatividad. ¿Qué voy a hacer?

Para la reunión de grupo

- Si el evangelio no hubiera afirmado taxativamente que Jesús sufrió tentaciones, muchos cristianos hubieran dicho que él no podría haberlas experimentado, por ser simultáneamente Dios. Pero una persona humana que no pueda sentir tentaciones, ¿sería realmente humana? ¿Qué implicaciones tiene esto para nuestra comprensión de la humanidad de Jesús?

- Marcos no explicita cuáles fueron las tentaciones que experimentó Jesús. Otros evangelistas nos las señalan de un modo arquetípico. Recordemos cuáles fueron y qué significación tienen fundamentalmente.

- En la situación actual de nuestro Continente, y del mundo, ¿cuáles podríamos decir que son las tres más grandes tentaciones con las que se encuentra todo ser humano y todo cristiano?

- El evangelio de Marcos que hoy proclamamos incluye el "primer sermón de Jesús", su primera predicación, o, si queremos, lo que fue de algún modo su "manifiesto", su "proclama", que resume de algún modo todo lo que será su mensaje. Es un texto muy sintético y muy preciso el que nos presenta Marcos. Comentemos el significado de los cuatro elementos que contiene esa "proclama de Jesús".

- Si la alianza con Abraham abarca por derecho a las tres religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e Islam), la alianza hecha por Dios con Noé abarca tal vez a la humanidad de todas las religiones y a la naturaleza misma... Si Dios es Dios, y si Dios es uno, ¿qué significan para nosotros, cristianos, las diversas religiones? Si el tema del pluralismo y del diálogo religioso está siendo actualmente uno de los temas más cultivados por los teólogos, ¿qué información estamos teniendo sobre ello? ¿Quién, cómo, cuando... nos puede informar?

Para la oración de los fieles

- Por la comunidad de creyentes en Jesús, para que, en medio del desierto de la vida, sea capaz de animar la esperanza de las personas en conseguir la plena liberación. Oremos.

- Por toda la comunidad humana, para que en medio de sus egoísmos, injusticias e insolidaridades sepa escuchar y poner en marcha los mensajes de liberación que se siguen pronunciando en nuestro mundo. Oremos.

- Por los que sufren en su carne el azote del hambre, el paro, la violencia, la injusticia, la explotación, para que renazca su esperanza al encontrar personas que les apoyen y luchen por sus derechos. Oremos.

- Por los creyentes, para que nuestra condición de bautizados nos haga vivir una nueva forma de vida, como hijos de un Dios de Vida y de vivos. Oremos.

- Por nuestra comunidad, para que se esfuerce en construir una sociedad cada día más fraterna y esperanzada. Oremos.

Oración comunitaria

Dios, Padre nuestro: al comenzar esta Cuaresma te pedimos nos ayudes a empeñarnos en una auténtica conversión de nuestros corazones y nuestra vida personal y comunitaria, a la vez que nos esforzamos por transformar nuestra familia, nuestra sociedad, el mundo. Por Jesucristo nuestro Señor


33.CÓMO SERÍA LA VIDA

JOSÉ ANTONIO PAGOLA.

ECLESALIA, 01/03/06.- Propiamente, Jesús no enseñó una «doctrina religiosa» para que sus discípulos la aprendieran y difundieran correctamente. Jesús anuncia, más bien, un «acontecimiento» que pide ser acogido, pues lo puede cambiar todo. Él lo está ya experimentando: «Dios se está introduciendo en la vida con su fuerza salvadora. Hay que hacerle sitio».

Según el evangelio más antiguo, Jesús «proclamaba esta Buena Noticia de Dios: se ha cumplido el plazo. Está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia». Es un buen resumen del mensaje de Jesús: «Se avecina un tiempo nuevo. Dios no quiere dejarnos solos frente a nuestros problemas y desafíos. Quiere construir junto a nosotros una vida más humana. Cambiad de manera de pensar y de actuar. Vivid creyendo esta buena noticia».

Todos los expertos piensan hoy que esto que Jesús llama «reino de Dios» es el corazón de su mensaje y la pasión que alentó toda su vida. Lo sorprendente es que Jesús nunca explica directamente en qué consiste el «reino de Dios». Lo que hace es sugerir en parábolas inolvidables cómo actúa Dios y cómo sería la vida si hubiera gente que actuara como él.

Para Jesús, el «reino de Dios» es la vida tal como la quiere construir Dios. Ése era el fuego que llevaba dentro: ¿cómo sería la vida en el Imperio si en Roma reinara Dios y no Tiberio?, ¿cómo cambiarían las cosas si se imitara, no a Tiberio que sólo buscaba poder, riqueza y honor, sino a Dios que pide justicia y compasión para los últimos?

¿Cómo sería la vida en las aldeas de Galilea si en Tiberiades reinara Dios y no Antipas?, ¿cómo cambiaría todo si la gente se pareciera, no a los grandes terratenientes que explotaban a los campesinos, sino a Dios que los quiere ver comiendo y no de hambre?

Para Jesús el reino de Dios no es un sueño. Es el proyecto que Dios quiere llevar adelante en el mundo. Él único objetivo que han de tener sus seguidores. ¿Cómo sería la Iglesia si se dedicará sólo a construir la vida tal como la quiere Dios, no como la quieren los amos del mundo?, ¿cómo seríamos los cristianos si viviéramos convirtiéndonos al reino de Dios?, ¿cómo lucharíamos por el «pan de cada día» para todo ser humano?, ¿cómo gritaríamos «Venga tu reino»? (
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