COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
Is 11, 1-10

 

1.

Una rama saldrá del tronco de Jesé -el padre de David-. Un retoño brotará de sus raíces. Imagen tradicional en Israel en que, refiriéndose a la felicidad, se habla de un árbol floreciente... refiriéndose a la desgracia, se habla de un árbol seco reducido al tronco... De ese tronco casi muerto sale una pequeña yema, un brotecillo endeble, una ramita frágil.

El Mesías futuro, como «resto de Israel» escapado de la prueba, ha de surgir de la pobreza y del sufrimiento. Jesús será perseguido desde su nacimiento y morirá mártir. También la Iglesia vive constantemente en la prueba.

¿Creo yo en el poder de Dios, capaz de hacer surgir la vida desde lo profundo de las situaciones más desesperadas? ¿Cómo es mi esperanza?

-Reposará sobre él el Espíritu Santo del Señor: Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo y de fortaleza, Espíritu de ciencia y de temor del Señor. El Mesías que ha de venir es anunciado como «lleno del Espíritu». Dios viene y "reposa" sobre ese hombre. Jesús hace suya esa profecía, aplicándola a sí mismo, en la sinagoga de Nazaret (Lucas 4, 18). «El Espíritu de Dios reposa sobre mi...»

"Sabiduría", "inteligencia", "fuerza", «ciencia de Dios»...

Me imagino y contemplo esas cualidades en Jesús.

¿Y nosotros... los que tenemos que ser prolongación de Cristo? ¿Es éste nuestro espíritu? ¿Qué voy a hacer, hoy, para dejarme conducir por el Espíritu?

-No juzgará por las apariencias... Juzgará con justicia a los débiles, y dictará sentencia con rectitud a los pobres del país...

Nosotros, los hombres, nos dejamos impresionar fácilmente por las «apariencias». El, el Mesías, juzgará según la verdad y el corazón del hombre.

Los pobres, los débiles son sus preferidos. ¿Y yo? ¿ayudo, defiendo a los pobres?

Imágenes simbólicas: Los animales salvajes "conviven" con los animales domésticos... El lobo y el cordero serán vecinos... El niño meterá la mano en la hura de la víbora... En esta profecía, Isaías anuncia para el "fin de los tiempos", un retorno al paraíso primitivo: así vivía Adán en paz en medio de los animales. Lo que se nos promete es pues una «nueva creación», donde no habrá fuerzas hostiles al hombre... donde el hombre no sentirá temor... donde los instintos agresivos estarán dominados... donde los seres todos podrán convivir en paz unos con los otros.

Ayúdanos, Señor, a convivir en paz.

La Biblia nos habla a menudo de la Paz. El Mesías es un «príncipe de la Paz». Esta es una aspiración universal de la humanidad. ¿Qué puedo hacer en este sentido?

-Nadie hará mal en toda mi montaña santa... Porque el conocimiento del Señor llenará la tierra, como las aguas llenan el fondo del mar.

¡Oh, qué necesario es a la humanidad ese sueño y esa promesa!

¡Una humanidad que ya no obra el mal, que ya no es opresora ni despreciadora de nadie!

La fuente de esa "paz mesiánica" es el «conocimiento de Dios». La «paz-entre-ellos» proviene de tener todos la mirada puesta en el mismo Dios. Dios, factor de unidad. El Padre, fuente de amor entre hermanos. Ciertamente la Iglesia puede ser la suerte de la humanidad. No deja de tener importancia que hombres de todos los países se nutran de la misma Palabra, y comulguen en el mismo ideal, y constituyan un mismo Cuerpo. Te ruego, Señor, que esta profecía se realice y que yo contribuya a realizarla en la parte que de mi dependa.

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 3
PRIMERAS LECTURAS PARA ADVIENTO - NAVIDAD
CUARESMA Y TIEMPO PASCUAL
EDIT. CLARET/BARCELONA 19833.Pág. 10 s.


2.EP/NECESIDAD:

Una loca esperanza se apodera de nosotros: "He aquí que vienen días de justicia y de paz". Pero esos días ¿dónde están? ¿Qué es lo que va a cambiar con este Adviento? "¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros véis!" Pero ¿qué es lo que vemos? Otro tanto sucede con la esperanza: si no tuviera algo de locura, ya no sería esperanza... Los prudentes, los sabios, los jefes de Estado no la necesitan. En cambio, para los pobres, un rayo de sol, una palabra de consuelo, una mano tendida, valen más que mil tratados de paz. Saben descifrar lo invisible, porque están habituados a vivir al nivel de lo imperceptible. Acaso se diga de ellos que son demasiado crédulos, pero con Jesús ¡están en buena compañía! ¿Habéis visto uno de esos árboles que, adelantándose excesivamente a la estación, empiezan a echar brotes demasiado temprano? Si cae una fuerte helada, ese árbol ya no dará fruto...

Es verdad; pero su audacia es señal de una primavera que, no obstante el invierno, al fin llegará. Necesitamos esperanza, ¡aun cuando sea un poco loca! "Saldrá un vástago del tronco de Jesé..., juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados". Vino Jesús, y vino sin armas, servidor sin corona. Hoy viene al corazón de la gente humilde que le aguarda. El lobo habitará con el cordero; ¿y el hombre con el hombre? ¿Y por qué no, hermanos? De ti depende que acojas al Espíritu de Dios. Aún está Jesús enhiesto en cruz, como un estandarte para los pueblos. Dichoso el que camina poniendo sus pies sobre las pisadas de Jesús para dar consistencia a la esperanza, débil brote en tronco desnudo, aurora de una primavera en medio de la noche ¡que no puede durar siempre!

DIOS CADA DIA
SIGUIENDO EL LECCIONARIO FERIAL
ADVIENTO-NAVIDAD Y SANTORAL
SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 20


3.

Después de haber sido rechazado el rey Acaz por su falta de fe y después de haber amenazado el profeta con la ruptura de la dinastía davídica, le es comunicada la visión sobre el nuevo intermediario fiel a la alianza. Con él aparecerá una nueva situación en la que se podrá decir realmente que "Dios-es-con-nosotros". A medida que avanza el tiempo se afianza la predicción de un juicio sobre la casa de David. Cuando «la espesura del bosque» sea cortada a hierro (10,34), caerá también bajo el golpe el árbol poderoso de la casa de David. En él descansará el espíritu de Yahvé con mayor plenitud (tres veces más) que en otro tiempo sobre David (1 Sm 16,13: «Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió a la vista de sus hermanos, y en aquel momento invadió a David el espíritu de Yahvé»). La fuerza del ungido no reside en un carisma como hasta entonces había sido en Israel, sino en un gran número de carismas. Gracias al espíritu, el nuevo mediador aparece revestido de todas las virtudes de gobernante, capaz de gobernar al pueblo con justicia. Puede parecer modesta esta esperanza en el cuadro del Ungido del Señor. Pero éste era un factor esencial de los tiempos antiguos. Un representante de Yahvé tenía que defender ante todo el derecho de los débiles, tenía que hacer triunfar el dominio de Dios sobre la tierra.

La venida del nuevo ungido significa la inauguración de una era de paz para toda la creación. Una paz que no es simplemente bienestar, sino también justicia y fruto de la justicia. Correlativamente, el pecado, negación de la justicia, se ve como un elemento que perturba el equilibrio al introducir un estado de violencia con Dios, con los hombres y con el cosmos. La catequesis bíblica no predica una paz utópica; exige modificaciones fundamentales que se pueden llevar a término cuando hay espíritu de sabiduría y de inteligencia, de consejo y de fortaleza, de ciencia y de temor de Dios. Este no es un programa abstracto para los cristianos porque Jesús es el camino de la paz, mejor, él «es nuestra paz» (Ef 2,14), y porque está al servicio de la conciliación de todos los hombres. Tenemos que seguirlo aun en la incertidumbre tras el Gólgota.

F. RAURELL
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 45 s.


4.

Contexto literario:

-La unidad literaria de Is. 10, 33; 11, 9, insertada dentro del "Libro del Emmanuel" (7-11), habla de juicio y de salvación divina. Como marco de fondo de esta lectura, y de sumo interés para el predicador, convendría leer la gran profecía mesiánica de Is 8, 23B-9,6 -Con el hacha el Señor "derriba", "abate", "desgaja" y "corta" los árboles del bosque. El juicio de Dios descarga no sólo sobre el pueblo ("si no creéis, no subsistiréis", 7, 9b) sino también sobre la casa davídica (10, 33s). ¿Estará ésta condenada al fracaso y a la ruina?

Texto:

-El castigo divino nunca es, en la Biblia, su palabra última y definitiva. Así el árbol talado aún no está muerto sino que de su tocón va a brotar un tierno vástago; la raíz o tocón se refiere a la muy humilde familia de Jesé, padre de David, de la que brotará este nuevo vástago (v.1), un segundo David que, al igual que el primero, estará equipado para su trabajo con el don del Espíritu divino (v. 2, cfr. I Sam. 16, 1-13; 2 Sam 23, 2ss). Poseerá el espíritu de prudencia y el don de sabiduría para poder percatarse de la situación concreta y obrar en consecuencia (capacidad para saber juzgar), espíritu de consejo para poder prescindir de opiniones interesadas y egoístas (el futuro rey no necesita consejeros parciales), espíritu de valentía para llevar a cabo las sabias y valientes decisiones tomadas. Más aún, su actuar estará en perfecta consonancia con el querer de Dios: "espíritu de conocimiento y respeto del Señor".

-El vástago, equipado con estos dones tan preclaros, ejerce su oficio estableciendo un reino justo (vs. 3-5). Los jueces humanos sentencian de acuerdo con el testimonio que aportan los testigos que, con frecuencia, es falso; el nuevo juez nunca juzgará por apariencias sino por la realidad que conoce con todo detalle. Del juicio divino queda desterrada toda ambigüedad, todo lado oscuro del problema, toda ignorancia, el sentenciar atendiendo a la emoción del momento... El nuevo juez es siempre incorruptible: defiende al pobre y al oprimido, al desamparado (tema muy bíblico, cfr. Is. 9, 6; 32,1; Sal. 72,12 ss.; 101...) sin dejarse violentar por la sinrazón de la fuerza o del poder; su sentencia judicial es la vara que castiga y condena al malvado (I Rey. 8, 32), justicia y lealtad son el lema y la insignia de su reinado.

-En el v. 2, el autor ha usado el símbolo de los vientos o espíritus que convergen en el tocón de Jesé, ahora (vs. 6-9) a través de un símbolo vegetal y animal intenta enseñarnos cómo debería ser una sociedad humana ideal: los animales salvajes cohabitan, sin temor, con los domesticados ya que la hierba ha sustituido a la matanza; tampoco se temen el hombre y los animales, todos pueden vivir en paz y armonía, como en el relato primigenio de la creación (Gn. 1, 29), rota por el pecado humano (Gn. 9, 2ss.). Comienza una nueva era paradisíaca en la que el hombre ni mata ni teme a ningún animal, la enemistad con la serpiente se da por terminada y al hombre se le concede la ciencia del Señor (cfr. Gn. 3).

Reflexiones:

-Con harta frecuencia los juicios humanos dejan mucho que desear; la sinrazón de la fuerza, de la corrupción, del poder de turno, de la riqueza... violentan la sentencia judicial. El pobre, marginado... Ilevan muchas veces las de perder. Sólo Jesús es el juez siempre incorruptible, la justicia y la lealtad son sus insignias; por eso, rezamos, en este Adviento, con el Sal. 72: "...que los montes traigan paz para tu pueblo y los collados justicia, que él defienda a los humildes del pueblo y quebrante al explotador...".

-La etapa paradisíaca que aquí se describe ha comenzado con Jesús de Nazaret, El es el muchacho que pastorea a todos los animales en paz, porque ya ha empezado a germinar con su venida, pero que irrumpirá con toda su fuerza en su Adviento definitivo en el que toda la creación será transformada. Surgirá entonces un nuevo universo y una nueva ciudad en la que «... El enjugará las lágrimas de sus ojos, ya no habrá muerte ni luto... pues lo de antes ya ha pasado» (Apoc. 2, 1).

A. GIL MODREGO
DABAR 1992/02


5.

Después de anunciar la derrota de los asirios, fuertes y numerosos como los cedros del Líbano (10,34), Isaías profetiza el advenimiento del Mesías. Cambiará la suerte de Israel: sus enemigos caerán a golpe de hierro como se tala un bosque, pero del viejo tronco de Jesé brotará de nuevo la vida irresistiblemente. El vástago que nazca de él será como un David redivivo y aún mayor, porque le superará en santidad y en justicia y sobre él se posará la fuerza y la sabiduría de Dios, el Espíritu Santo. "Vástago" en hebreo se dice "neser", de ahí que Mateo, jugando con la semejanza fonética de ambas palabras interprete este pasaje de Isaías refiriéndolo al "Nazareno" (Mt 2, 23).

El espíritu del Señor, o de Yavé, desplegará sobre el descendiente de Jesé todos sus dones. La enumeración de estos dones, hasta siete, se ordena en el texto de dos en dos y se añade al final el temor del Señor. El número siete es en lenguaje bíblico símbolo de la plenitud; así, por ejemplo, "Isabel" significa literalmente "Dios es el siete" y quiere decir la plenitud de todas las bendiciones divinas. De esta manera Isaías afirma que el Mesías será un hombre excepcional, enteramente poseído por Dios e inundado con su divina presencia. Pablo nos dirá que en Cristo "habita la divinidad corporalmente".

De un rey así puede esperarse que haga la justicia que reclaman los pobres, de cuya opresión se hace cargo el profeta una y otra vez (1, 23; 3, 14s.; 5, 8; 10. 1s). Será un juez imparcial, no juzgará de oídas o por las apariencias y su sentencia herirá de muerte a los impíos.

El Mesías estará lleno de justicia y de verdad. La verdad y la justicia se unirán a su persona como el ceñidor a la cintura. La justicia y la verdad configurarán su comportamiento, serán la perfección y el ornato de todas sus obras. Como un hermoso cinturón que ordena y sujeta los vestidos al cuerpo.

Y el fruto de esta justicia será la paz de los hombres entre sí y con la naturaleza. Los pueblos antiguos vivían constantemente amenazados por las fieras del campo que depredaban sus ganados, devastaban su agricultura y ponían en peligro la vida de los niños y aún de los mayores. Isaías expresa la esperanza de una vida tranquila en una tierra sin alimañas. Es la reconciliación del hombre con la naturaleza.

Pero lo más importante será la reconciliación del hombre con el hombre. Al amparo del rey Mesías, los hombres ya no lucharán por la vida unos contra otros y nadie hará mal a nadie. Vivirán llenos del espíritu de Dios en la nueva Jerusalén, en la ciudad siempre deseada: en una ciudad santa y en una tierra santa en la que habite la justicia.

Al situar la paz en lo que está por venir, el profeta no consagra ningún orden presente o establecido. El centro del mundo no es un lugar geográfico sino "el que ha de venir", el Mesías. Hacia él correrán todas las gentes. El anuncio profético promueve la esperanza de Israel hacia un sorprendente futuro, hacia el adviento del Señor.

EUCARISTÍA 1980/56


6.

El texto profético que la liturgia nos propone es claramente mesiánico y así interpretado por toda la tradición cristiana. Hay que destacar del texto su personalismo: más que sobre el tiempo mesiánico la atención recae sobre la figura del Mesías. Alguna de las características del rey-mesías anunciado hallarán una especial resonancia en el evangelio de san Mateo, siempre preocupado por mostrar cómo en Jesús alcanzan cumplimiento las profecías del AT.

La primera parte de la lectura gira en torno a la acción del Espíritu de Dios que, con plenitud, tendrá el Mesías. El tema es muy importante bíblicamente, puesto que es ese Espíritu el que teje toda la historia de la salvación: está presente en el momento de la creación (Gn 1,2), cuando la vida nace (Gn 2, 7) y, especialmente, actuando a través de las gestas de los jueces y de la palabra de los profetas, conduce al pueblo de Dios hacia una dimensión cada vez más espiritual. El Mesías poseerá este Espíritu con plenitud, aspecto central de la lectura de hoy. Ya en el NT, san Mateo lo descubrirá presente en el nacimiento de Jesús (Mt 1, 11), en el momento de su bautismo (Mt 3, 16), guiando sus pasos por el desierto de la tentación y de la opción por Dios (Mt 4,1) y de modo especial, en la lucha de Jesús contra el Maligno como signo de la presencia del Reino entre los hombres (Mt 12, 28). En Pentecostés este mismo Espíritu es el don de la Pascua de Cristo para su Iglesia. La profecía, pues, de Isaías anuncia el tiempo de la plenitud del Espíritu de Dios en la persona del Mesías, en primer lugar.

Pero como consecuencia de esta realidad toda la creación vuelve a participar de la primigenia paz del paraíso, cuando todavía el pecado no había desbaratado la obra creada por Dios. Con esta anotación se nos anuncia ya de algún modo el aspecto cósmico de la restauración obrada por Jesús, aspecto recogido también por san Pablo (Rm 8, 19-22). Finalmente, cabe resaltar el universalismo de esta epifanía de Dios en la persona del Mesías. Ningún pueblo quedará excluido de su conocimiento y de su guía, signo de la trascendencia que caracterizará la salvación en la era mesiánica.

A. R. SASTRE
MISA DOMINICAL 1977/22


7.

-"En aquel día: brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz: He aquí un poema mesiánico con el que el profeta entrevé los tiempos de la paz definitiva como un nuevo paraíso. La dinastía de David es presentada como un árbol cortado, casi incapaz de generar ninguna cosa, pero esa débil realidad servirá para realizar las promesas de Dios. Sobre el renuevo nacido se posará la fuerza del Espíritu de Dios, creador e inspirador de los profetas. Se subraya la plenitud del Espíritu mediante cuatro repeticiones del término "espíritu". Dios no escatimará su don.

-"... con equidad dará sentencia al pobre..": De esta plenitud del Espíritu surgirá el ejercicio de un gobierno justo, que tenga como norte la función básica de los reyes: la defensa de los pobres y desamparados.

-"Habitará el lobo con el cordero...": El establecimiento de la justicia en el mundo humano tendrá también un eco en el resto de la creación. La paz se extenderá al mundo animal como si se tratara de un nuevo paraíso. Al final de cada grupo de tres parejas de animales salvajes y domésticos aparece la figura de un niño: "un muchacho pequeño los pastorea", "el niño jugará con la hura del áspid". Además de una reconciliación entre especies antagónicas, éstas se someterán al hombre, y al hombre más débil un niño. La paz lo ha penetrado todo; hasta el punto que los animales se han vuelto tan mansos que un niño los puede pastorear y jugar con ellos; incluso la serpiente, protagonista del drama del primer paraíso, aparece ahora como objeto de ese juego de niños.

-".. está lleno el país de la ciencia del Señor..": Dios dará en este nuevo paraíso la auténtica sabiduría, su propio conocimiento. Contrastando así con el afán ambicioso del hombre en el primer paraíso de conseguirla contra el mandamiento de Dios.

J. NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1989/23


8.

Juzgará a los pobres con justicia

Hoy leemos el poema que describe algunos rasgos significativos del Mesías davídico que vendrá (11, 1-10). De la dinastía de David, sin tener la fuerza de antes y sin ser gran cosa (es un tronco; el reino de David está dividido en dos reinos), es de donde saldrá el Mesías que restablecerá la paz entre los pueblos y restituirá la armonía a la creación. El Señor se vale de lo que es pequeño e insignificante para mostrar su fuerza y su libre iniciativa. En efecto, colma a su elegido de la plenitud de su Espíritu (11,2-3), plenitud que es indicada por la posterior repetición hasta cuatro veces del término espíritu (que la versión litúrgica no refleja). Por tanto, el elegido recibe de Dios todo lo necesario para llevar a cabo la misión encomendada.

La misión del Mesías consiste en implantar la justicia de Dios en su reino mesiánico y en establecer una nueva relación con toda la creación (11,4-9). Su arbitraje favorecerá a los pobres y a los desamparados (11,4), su justicia atraerá a todos los pueblos y su reino de paz se convertirá en una morada gloriosa (11,10), la morada de la presencia de Dios, allí donde se le podrá reconocer y donde él mismo se dará a conocer a todo el mundo (como en el origen, en el paraíso): el país está lleno de ciencia (conocimiento) del Señor (11,9). El mundo creado quedará tan impregnado de la paz mesiánica que nadie será enemigo de nadie, incluso los animales considerados como enemigos tradicionales de los humanos serán dóciles con ellos, y lo serán con sus más débiles representantes: los niños (11,6.8).

J. FONTBONA
MISA DOMINICAL 1995/15