SAN AGUSTÍN COMENTA EL EVANGELIO

Lc 21, 25-28: La venida que el Señor realiza cada día en su Iglesia

Y entonces verán al Hijo del hombre que viene sobre una nube en gran poder y majestad (Lc 21,27). Veo que eso puede entenderse en dos sentidos. Puede venir en la Iglesia cual sobre una nube, como no cesa de venir ahora, según lo dicho: ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Poder viniendo sobre las nubes del cielo (Mt 26,64). Pero entonces vendrá con gran poder y majestad, porque aparecerá más en los santos su poder y majestad divina, porque les aumentó la fortaleza para que no sucumbieran en la persecución. Puede entenderse también que viene en su cuerpo, el que está sentado a la derecha del Padre, en el que murió, resucitó y ascendió al cielo, según está escrito en los Hechos de los Apóstoles: Dicho esto, una nube lo recibió y lo ocultó de sus ojos. Y allí mismo los ángeles dijeron: Así volverá, como le habéis visto ir al cielo (Hch 1,9.11). Por eso tenemos motivos para creer que vendrá no sólo en su cuerpo, sino también sobre una nube; vendrá como fue, y al irse una nube lo recibió.

Es difícil juzgar cuál de los dos sentidos es el mejor. El sentido obvio indica que al decir: Y entonces verán al Hijo del hombre venir sobre una nube con gran poder y majestad se entiende que viene por sí mismo y no por su Iglesia, cuando venga a juzgar a los vivos y a los muertos. Pero debemos escrutar las Escrituras y no contentarnos con ojear la superficie. Para nuestro ejercicio están adaptadas de tal modo, que a fin de penetrarlas mejor, hemos de examinar lo que sigue. Primero dice: Y entonces verán al Hijo del hombre venir sobre una nube con gran poder y majestad. Luego continúa: Cuando eso comience a acaecer, mirad y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención. Y les dijo esta semejanza: Mirad la higuera y los otros árboles; cuando producen fruto sabéis que está cerca el verano. Pues del mismo modo, cuando viereis que esto se realiza, sabed que está cerca el reino de Dios (Lc 21,28-31). Al decir: Cuando viereis, ¿a qué puede referirse, sino a lo que hemos citado? Y una de las cosas citadas es: Y entonces verán al Hijo del hombre venir sobre una nube con gran poder y majestad.

Vemos que los dos evangelistas mantienen el mismo orden. Marcos dice: Y las virtudes que están en los cielos se estremecerán. Y entonces verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes con gran poder y gloria. Y lo que Lucas refería a la higuera y a todos los árboles, Marcos lo refiere a sólo la higuera: Aprended de la higuera esta parábola: Cuando sus ramas están tiernas y nacen las hojas, conocéis que se acerca el verano. Pues del mismo modo, cuando viereis que se realiza todo esto, sabed que está cerca, a las puertas. ¿A qué se refiere Cuando viereis que se realizan estas cosas, sino a lo que citó antes? Y una de esas cosas es: Y entonces verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes con gran poder y gloria; y entonces enviará a sus ángeles y reunirá a sus elegidos. Luego no será entonces el fin, sino la cercanía del fin.

Quizá se diga que las palabras Cuando veáis que se realizan estas cosas, no se refieren a todas ellas, sino a algunas, y que se exceptúa esa parte: Y entonces verán venir al Hijo del hombre, etc. Porque esta parte será ya el fin, no su proximidad. Pero Mateo declara que no se ha de exceptuar nada al decir: Cuando viereis que se realizan estas cosas, las virtudes de los cielos se estremecerán y entonces aparecerá el signo del Hijo del hombre en el cielo, y entonces llorarán todas las tribus de la tierra. Y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y majestad. Y enviará a sus ángeles con una trompeta y grande voz, y congregarán de los cuatro vientos a sus elegidos, de lo más alto de los cielos a su ínfimo extremo. Del árbol de la higuera, aprended la parábola: cuando ya echa ramas tiernas y nacen las hojas, sabéis que se acerca el verano. Pues así, cuando viereis estas cosas, sabed que está cerca, a las puertas (Mt 24,2933).

Luego sabremos que está cerca cuando viéremos todas estas cosas y no sólo algunas; y entre ellas está esa de ver al Hijo del hombre venir, y enviar a sus ángeles y reunir a sus elegidos de las cuatro partes del mundo, es decir, de todo el mundo. Todo esto constituye la hora novísima, cuando el Señor venga, o bien en sus propios miembros, o bien en toda la Iglesia, que es su Cuerpo, como una nube grande y fértil que se viene extendiendo por todo el mundo desde que él comenzó a predicar y decir: Haced penitencia, porque se acerca el reino de los cielos (Mt 4,17). Luego quizá todas esas señales que los evangelistas dan de su venida, si se comparan y analizan con mayor esmero, puedan referirse a la venida que el Señor realiza cada día en su Iglesia, en su Cuerpo, de cuya venida dijo: Ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Poder venir sobre las nubes del cielo. Exceptúo aquellos pasajes en que promete y afirma que se acerca su venida última en sí mismo, cuando juzgará a los vivos y a los muertos, y la parte final de las palabras de Mateo, en que se refiere evidentemente a esa venida, de cuya inminencia daba antes ciertas señales.

Carta 199, XI, 41-45