PRIMERA LECTURA

Los reyes históricos decepcionaron las esperanzas que en ellos puso el pueblo de Dios. Se los vio pasar sin que fundaran un reino de justicia y de paz. Eran sólo símbolo del Dios justo y portadores de esperanza mesiánica. El anhelado descendiente de David está viniendo y revelando a Dios en su verdadera faz de "Señor-nuestra-justicia". Con él está la paz (Jr 23,5-6).

 

Lectura del Profeta Jeremías 33,14-16.

Mirad que llegan días -oráculo del Señor-, en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá.

En aquellos días y en aquella hora
suscitaré a David un vástago legítimo,
que hará justicia y derecho en la tierra.
En aquellos días se salvará Judá
y en Jerusalén vivirán tranquilos,
y la llamarán así: «Señor-nuestra-justicia».