2. EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS


1.      La tradición atribuye a San Marcos la composición del segundo evangelio. Según Papías, obispo de Hierápolis (Frigia, s.II), "Marcos, que fue el intérprete de Pedro, puso puntualmente por escrito, aunque no con orden, cuantas cosas recordó referentes a los dichos y a los hechos del Señor. Porque ni había oído al Señor ni le había seguido, sino que más tarde, como dije, siguió a Pedro, quien daba sus instrucciones según las necesidades, pero no como quien compone una ordenación de las sentencias del Señor. De suerte que en nada faltó Marcos poniendo por escrito algunas de aquellas cosas tal como las recordaba. Porque en una sola cosa puso su cuidado: en no omitir nada de lo que había oído o mentir absolutamente en ellas".

2.      A Marcos se le identifica con Juan, por sobrenombre Marcos (Hch 12,12), primo de Bernabé (Col 4,10). Su madre acogía en casa a la comunidad de Jerusalén. Aparece con Bernabé y Pablo en el primer viaje misionero (Hch 13,13) y en la tensión que provoca la separación de ambos (15,37-39). Después le reclama Pablo, preso probablemente en Roma, pues -dice- me es muy útil para el ministerio (2 Tm 4,11). Y así aparece colaborando con él (Flm 24). Colabora especialmente con Pedro, que le llama hijo (1 P 5,13). Marcos transmite la enseñanza de Pedro.

3.      Las investigaciones de José O’Callagham en torno a unos fragmentos de papiros encontrados en 1947-1948 en la cueva 7 de Qumram, en el mar Muerto, hacen adelantar la fecha de composición del evangelio de Marcos, que se suponía escrito hacia los años 64-70 en Roma. Esos papiros no superan el año 55 y no parece que se trate del original, sino de una copia. El pasaje encontrado pertenece a Mc 6,52-53.

4.      Marcos escribe para comunidades cristianas de origen pagano, que no están al tanto de las costumbres y tradiciones judías. Las explica con frecuencia. Usa palabras romanas, como centurión, cuadrante o legión. Traduce palabras arameas como boanergues (trueno), effeta (abríos) o abba (padre). El evangelio de Marcos facilita la iniciación en el misterio de Cristo. Responde a estos interrogantes: ¿Quién es Jesús? ¿Cómo ser discípulo? ¿Dónde y cómo encontrar el reino de Dios?

5.      Desde el año 64 la Iglesia naciente soporta la persecución de Roma, nueva Babilonia. Tras el incendio de la ciudad, Nerón calma la indignación popular haciendo de los cristianos el chivo expiatorio. Pedro y Pablo sufren el martirio. La comunidad está consternada. Todo parece venirse abajo. El evangelio de Marcos  conforta a los discípulos perseguidos, zarandeados por una tremenda tempestad.

6.      Los discípulos recuerdan el hecho de la tempestad calmada (Mc 4,35-41). Aquel día, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca. El estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: Maestro, ¿no te importa que perezcamos? El increpó al viento y dijo al mar: ¡Calla, enmudece!. Y sobrevino una gran bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe? Ellos se llenaron de temor y se decían unos a otros: ¿Quién es éste que hasta los vientos y el mar le obedecen? Los discípulos creen en Jesús que puede abrir un camino en medio de las aguas.

7.      La misión de Jesús se desarrolla primero en Galilea para terminar en Jerusalén. Tras un tiempo de preparación (Mc 1,1-13), Jesús comienza en Galilea (1,14-15); llama a los primeros discípulos (1,16-20), enseña como quien tiene autoridad (1,22), enseña y cura: recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios (1,39). Los enemigos están al acecho (2,6 y 16;3,2): los fariseos se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarle (3,6). La muchedumbre sigue a Jesús: al oír lo que hacía, acudió a él (3,8).

8.      Jesús elige a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios (3,13-15); sus parientes le buscan: está fuera de sí (3,21); los escribas dicen: está poseído (3,22-30); la comunidad, nueva familia de los discípulos (3,34-35); las parábolas y los secretos del reino de Dios (4,11 y 34); algunos milagros: la tempestad calmada, el endemoniado de Gerasa, la hemorroisa, la hija de Jairo (4,35-5,43); el profeta no es bien recibido en su tierra (6,4); la misión de los doce: de dos en dos, con poder sobre los espíritus inmundos (6,7); muerte de Juan el Bautista (6,17-29); primera multiplicación de los panes (6,30-44); Jesús camina sobre las aguas (6,45-52); lo puro y lo impuro (7,1-23).

9.      Curación de la hija de una sirofenicia y de un tartamudo sordo (7,24-37); segunda multiplicación de los panes (8,1-10); la levadura de los fariseos y la de Herodes (8,11-21); curación del ciego de Betsaida (8,22-26); profesión de fe de Pedro (8,27-30); primer anuncio de la pasión (8,31); condiciones para seguir a Jesús (8,34); la transfiguración (9,2-13); el endemoniado epiléptico (9,14-29); segundo anuncio de la pasión (9,31); la discusión sobre quién es el mayor (9,33-37); empleo del nombre de Jesús (9,38-40); un vaso de agua (9,41); el escándalo (9,42-50); la indisolubilidad del matrimonio (10,1-12); Jesús y los niños (10,13-16); el joven rico (10,17-27); recompensa prometida al desprendimiento (10,28-31); tercer anuncio de la pasión: iban camino de Jerusalén (10,32-34); la petición de los Zebedeos (10,35-40); no seáis como los jefes de las naciones (10,41-45); el ciego de Jericó (10,46-52).

10.    Jesús se dirige a Jerusalén (11,1) y, dentro de Jerusalén, al templo (11,11). Viene en un pollino, humildemente, no como los grandes de este mundo, con caballos o tanques. Jesús denuncia la corrupción del templo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada Casa de oración para todas las gentes? ¡Pero vosotros la tenéis hecha una cueva de bandidos! (11,15-17; ver Jr 7,11). El templo es esa higuera estéril que no da fruto y que Jesús maldice: ¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti! (11,14). También está escrito: quisiera recoger de ellos alguna cosa, pero no hay racimos en la vid ni higos en la higuera, y están mustias sus hojas (Jr 8,13).

11.    Luego viene la verdadera tempestad: Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cómo podrían matarle (11,18). Le acosan con preguntas: la cuestión de la autoridad (11,27-33), el impuesto (12,13-17), la resurrección (12,18-27), el mandamiento principal (12,28-34); los viñadores homicidas (12,1-12); Cristo, hijo y Señor de David (12,35-37); denuncia de los escribas (12,38); el óbolo de la viuda (12,41-44); el futuro, el tiempo del fin: os entregarán a los tribunales (13,9); es preciso estar alerta para no ser sorprendidos (13,33-37). Conspiración contra Jesús (14,1); unción de Betania (14,3-9); traición de Judas (14,10-11); cena pascual (14,12-31); oración del huerto (14,32-42); prendimiento de Jesús (14,43-52); Jesús ante el sanedrín (14,53-65); negaciones de Pedro (14,66-72); Jesús ante Pilato (15,1-15); crucifixión y muerte de Jesús (15,16-47).

12.    El martirio de Pedro y de Pablo, la tempestad que viene después, tiene como precedente el conflicto que le lleva a Jesús a la cruz. En los manuscritos más antiguos el evangelio de Marcos termina con el mensaje del joven y la reacción de las mujeres: No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí. Ved el lugar donde le pusieron. Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis como os dijo. Ellas salieron huyendo del sepulcro, pues un gran temblor y espanto se había apoderado de ellas, y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo (16,6-8). Se afirma la resurrección, pero no se describen las apariciones.