COMUNIDAD DE CORINTO

1.                  A finales del año 50, Pablo funda la comunidad de Corinto. Prende en ella la experiencia de fe, pero - cinco años después - presenta diversos problemas. Pablo los afronta en sus cartas. Le han informado los de Cloe. Le han visitado y consultado los que están al servicio de comunidad. Veamos qué lecciones son útiles para los grupos y comunidades de hoy.

2.                  Procedente de Atenas, Pablo llega a Corinto, capital de la provincia romana de Acaya.  Les anuncia la experiencia de fe: Me presenté ante vosotros débil, tímido y tembloroso. Mi palabra y mi predicación no tuvieron nada de los persuasivos discursos de la sabiduría, sino que fueron una demostración del espíritu y del poder para que vuestra fe se fundase no en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios (1 Co 2, 3-4).

3.                  En Corinto se encuentra Pablo con un judío llamado Aquila y con su mujer Priscila, que acaban de llegar de Italia. Como son del mismo oficio, fabricantes de tiendas, se queda a vivir y a trabajar con ellos. En principio, se dirige a la sinagoga. Cada sábado intenta convencer a judíos y a griegos. Cuando llegan de Macedonia Silas y Timoteo, Pablo se dedica enteramente a la palabra, anunciando ante los judíos que Jesús es el Cristo (Hch 18, 3-5).

4.                  Ante la oposición judía, Pablo deja la sinagoga y se reúne en una casa: Entró en casa de un tal Justo, que adoraba a Dios (18, 7). El Señor dijo a Pablo durante la noche en una visión: No tengas miedo, sigue hablando y no calles; porque yo estoy contigo y nadie te pondrá la mano encima para hacerte mal, pues yo tengo un pueblo numeroso en esta ciudad. Pablo permaneció un año y seis meses enseñando entre ellos la palabra de Dios (18, 9-11).

5.                  La oposición de los judíos no cesa. Acusan a Pablo ante el procónsul Galión:  Este persuade a la gente para que adore a Dios de una manera contraria a la Ley. El procónsul les dice: Si se tratara de algún crimen, yo os escucharía con calma. Como se trata de cosas de vuestra Ley, no quiero ser juez en estos asuntos (18, 13-15).

6.                  Como en otras partes, el Evangelio choca con la mentalidad judía y con la mentalidad griega: Los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, pero nosotros anunciamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos, necedad para los griegos; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Co 1, 22-24).

7.                  La comunidad de Corinto es un pequeño grupo, humanamente insignificante, en medio de una gran ciudad: ¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados! No hay muchos sabios según la carne ni muchos nobles. Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo para confundir lo fuerte. Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para reducir a la nada lo que es (1, 26-28).

8.                  Han pasado cinco años. En la primavera del 56, Pablo escribe la primera carta a la comunidad de Corinto. Lo hace desde Efeso (1 Co 16,8-9). Los de Cloe le han llevado malas noticias (1,11). Además, le han visitado y consultado diversos asuntos Estéfanas, Fortunato y Acaico,  que están al servicio de la comunidad. Deben seguir y apreciar a estos hombres (16,15-18).

9.                  Por encima de todo, la acción de gracias, porque ha prendido en ellos la experiencia de fe: Doy gracias a Dios sin cesar por vosotros, a causa de la gracia de Dios que os ha sido otorgada en Cristo Jesús, pues en él habéis sido enriquecidos en todo, en toda palabra y en todo conocimiento, en la medida en que se ha consolidado entre vosotros el testimonio de Cristo (1, 4-6).

10.              Enseguida aflora la preocupación de Pablo: Estoy informado por los de Cloe que existen discordias entre vosotros. Me refiero a que cada uno de vosotros dice: yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de Cefas, yo de Cristo ¿Está dividido Cristo? (1, 11-12). Hay que construir sobre el único fundamento, que es Cristo: ¡Mire cada cual cómo construye! Pues nadie puede poner otro fundamento que el ya puesto, Jesucristo (3, 10-11).

11.              La prostitución de la ciudad de Corinto afecta también a la comunidad. Para algunos es algo natural, como el comer. La comida para el vientre y el vientre para la comida (6,13). Además, hay algo que no se da ni entre los paganos: Uno de vosotros vive con la mujer de su padre. Y ¡vosotros andáis tan hinchados! (5, 1-2). No todo vale. Una cosa es la libertad y otra el libertinaje: Todo me es lícito, mas no todo conviene (6, 12), el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor (6, 13). Como se deduce, hay una carta que se ha perdido: Al escribiros en mi carta que no os relacionarais con los impuros... (5, 9). Ciertamente, los cristianos no pueden evitar relacionarse con los impuros de este mundo:  Tendríais que salir del mundo (5,10), a los de fuera Dios los juzgará (5,12). Ahora bien, el mal no puede fermentar, como levadura, dentro de la comunidad: Os escribí que no os relacionarais con quien, llamándose hermano, es libertino, codicioso, idólatra, difamador, borracho o ladrón. Con esos ¡ni comer! (5,11). Además, hay pleitos entre los hermanos y se acude a tribunales paganos, cuando los hermanos están llamados a juzgar al mundo: ¿No sois capaces de juzgar esas naderías? (6, 3).

12.              En cuanto al matrimonio, Pablo resume lo que ordena el Señor: que la mujer no se separe del marido, mas en el caso de separarse, que no vuelva a casarse, o que se reconcilie con su marido, y que el marido no despida a su mujer (7, 10-11). Esto supuesto, Pablo aconseja a la parte creyente que no tome la iniciativa de la separación, pues ¿qué sabes tú, mujer, si salvarás a tu marido? Y ¿qué sabes tú, marido, si salvarás a tu mujer? (7, 16). Por lo demás, aunque manifiesta cuál es su posición personal y su preferencia, dice Pablo: En cuanto al celibato no tengo mandato del Señor (7, 25).

13.               Libre de toda atadura, Pablo vive en situación permanente de riesgo: en peligro a todas horas (15,30), peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de los de mi raza, peligros de los gentiles, peligros en ciudad, peligros en despoblado, peligros por mar, peligros entre falsos hermanos (2 Co 11,26).

14.              Otro asunto, la participación en los banquetes paganos consagrados a los ídolos. Ciertamente, el ídolo no es nada y no hay más que un solo Dios. Mas no todos tienen ese conocimiento: Tened cuidado que esa vuestra libertad no sirva de tropiezo a los débiles. En efecto, si alguien te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un templo de ídolos, ¿no se creerá autorizado por su conciencia, que es débil, a comer de lo sacrificado a los ídolos? Y por tu conocimiento se pierde el débil (1 Co 8, 9-11). Lo inmolado a los ídolos no es nada, pero se inmola a los demonios y no a Dios: No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios (10, 21).

15.              Pablo lo sabe: El Señor ha ordenado que los que anuncian el Evangelio vivan del Evangelio (9,14), el obrero merece su sustento (Mt 10,10), el día del juicio será riguroso con la ciudad que rechace al apóstol (10,15). Sin embargo, Pablo renuncia al derecho que le confiere el Evangelio (1 Co 9,18) para facilitar el anuncio del mismo:  Anunciar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no anunciara el Evangelio! (9,16). Se hace judío con los judíos, con los que están sin ley como los que están sin ley, no estando sin la ley de Dios sino bajo la ley de Cristo. Lo hace todo por el Evangelio para participar del mismo (9,20-23).   

16.              Otro asunto, el buen orden en la reunión de la comunidad. La disposición del velo de las mujeres para orar y profetizar (11,3) está vinculada al contexto social de la época. Y la disposición de callar (14,34) choca con la anterior. Podría ser un añadido posterior (1 Tm 2,11-14). Muy importante: Cuando os reunís en común, eso ya no es comer la cena del Señor, porque cada uno come primero su propia cena, y mientras uno pasa hambre, otro se embriaga. Pablo ha recibido una tradición que procede del Señor: Que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío. Asimismo también la copa después de cenar diciendo: Esta copa es la nueva alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío. El discernimiento es personal: Examínese cada cual, y coma así el pan y beba de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propio castigo. Se trata de discernir la presencia, el cuerpo del Señor crucificado: Cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. Por tanto, cuando os reunís para la cena, esperaos los unos a los otros (1 Co 11,23-33).

17.              En cuanto a los dones o carismas hay diversos criterios a tener en cuenta. En primer lugar, la confesión central: Nadie puede decir: ¡Jesús es Señor! sino en el espíritu santo. Las acciones de Dios no chocan entre sí, es don del espíritu conjugar la unidad y la diversidad: Hay diversidad de carismas, pero el espíritu es el mismo; diversidad de servicios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que opera todo en todos. Los carismas son para provecho común. El espíritu hace que los diversos miembros de la comunidad formen un solo cuerpo: Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte (12, 1-31). El mayor de los carismas es el amor: El amor no acaba nunca (13,8).

18.              En la reunión de la comunidad pueden aparecer diversos elementos: Cuando os reunís, cada cual puede tener un salmo, una instrucción, una revelación, un discurso en lenguas, una interpretación, pero que todo sea para edificación.  En conclusión, aspirad al don de la profecía, y no estorbéis que se hable en lenguas. Pero hágase todo con decoro y orden (14,26-39).

19.              Hay un aspecto fundamental, que algunos ponen en cuestión: ¿Cómo andan diciendo algunos que no hay resurrección de muertos? Si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación y vana nuestra fe (15,12-14). Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitan los muertos? La cuestión se plantea en el modo de la resurrección: Se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual (15,44).

20.               Tras el recibo de la carta, llegan noticias alarmantes. Adversarios de Pablo socavan la autoridad del apóstol. Pablo decide hacer una rápida visita a Corinto. Obligado a salir de Efeso, se dirige a Tróade donde espera reunirse con Tito. Al no encontrarle y verse acosado por enemigos que le amenazan de muerte, se traslada a Filipos. Entonces escribe la segunda carta, quizá a finales del 57. Tiene reciente el riesgo pasado en Efeso (2 Co 1,9). Sin embargo, como siempre, rebosa de acción de gracias: Dios nos consuela en toda tribulación (1,4), nos lleva siempre en su triunfo, en Cristo, y por nuestro medio difunde en todas partes el olor de su conocimiento (2,14).

21.              Pablo tenía pensado hacer una visita a Corinto (1 Co 16,5-7), que aplazó. Se lo criticaron: Si todavía no he ido a Corinto, ha sido por miramiento a vosotros (2 Co 1,23). Uno de la comunidad le ha ofendido gravemente. Entonces Pablo se limita a escribir una severa carta con gran aflicción y angustia de corazón (2,4). Ahora dice: Bastante es para ese tal el castigo infligido por la comunidad (2,6), a quien vosotros perdonéis, también yo le perdono (2,10).

22.              Adversarios de Pablo le acusan de debilidad y de ambición. Son judeocristianos que, a pesar del concilio de Jerusalén, defienden sus viejas ideas. Pablo se defiende: ¿Comenzamos de nuevo a recomendarnos? ¿O es que, como algunos, necesitamos presentaros cartas de recomendación o pedíroslas? Vosotros sois nuestra carta, escrita en vuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres (3,1-3).

23.              Ciertamente, no somos nosotros como la mayoría que negocian con la palabra de Dios (2,17). Antes bien, hemos repudiado el silencio vergonzoso no procediendo con astucia, ni falseando la palabra de Dios; al contrario, mediante la manifestación de la verdad, nos recomendamos a nosotros mismos a toda conciencia humana, delante de Dios (4,2).

24.              Humanamente hablando, el anuncio del Evangelio pasa por la debilidad, la tribulación, la persecución, la muerte:  Llevamos este tesoro en vasos de barro para que se manifieste que una fuerza tan extraordinaria viene de Dios y no de nosotros. Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados. Llevamos siempre en nuestros cuerpos el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo (4,7-10).

25.              Vivimos ya la transfiguración de nuestra situación: Por eso no desfallecemos. Aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, el hombre interior se va renovando de día en día (4,16), si esta tienda que es nuestra morada terrestre se desmorona, tenemos una morada que es de Dios (5,1-2).

26.              Pablo pide generosidad a la comunidad de Corinto en favor de la comunidad de Jerusalén: Cada cual dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana, ni forzado, pues Dios ama al que da con alegría (9,7).

27.              Por supuesto, Pablo desea no tener que mostrarse severo en su próxima visita, pero lo hará, si es preciso (10,2). No pretende compararse a algunos que se recomiendan a sí mismos: No es hombre de probada virtud el que a sí mismo se recomienda, sino a quien el Señor recomienda (10,18). Son falsos apóstoles (11,13), que presumen de no sé qué: ¿Que son hebreos? También lo soy yo. ¿Que son israelitas? ¡También yo! ¿Son descendencia de Abraham? ¡También yo! ¿Ministros de Cristo? ¡Digo una locura! ¡Más yo! (11,22-23).

28.              Pablo quiere acabar con las discordias que destruyen la comunidad. No se puede seguir así indefinidamente: Por la palabra de dos o tres testigos se zanjará todo asunto. Ya os lo tengo dicho a los que anteriormente pecaron y a todos los demás... Si vuelvo otra vez, obraré sin miramientos (13,1-2). Es preciso revisar la experiencia fundamental: ¿No reconocéis que Jesucristo está en vosotros? (13,5).         

·        Para la reflexión personal y de grupo: ¿Qué lecciones son útiles para los grupos y comunidades de hoy? ¿Ha prendido la experiencia de fe? ¿Qué problemas hay?