Presentación de la catequesis bíblica
 

Poco a poco Dios fue manifestando su existencia y su forma de ser. Primero a través de su creación. Más tarde, a partir de Abrahán, fue formando un pueblo especial, en el que desarrolló un proceso de revelación progresiva a través del cual lentamente fue manifestando su forma de ser y sus proyectos sobre la humanidad. Al final se manifestó de forma más evidente a través de Jesús, Dios hecho hombre, en todo semejante a nosotros.

Dios nunca se impone a la fuerza. Él se da a conocer muy discretamente, según las necesidades sentidas de los hombres y su capacidad creciente de entenderle y vivirle. Se ofrece, se insinúa, entra o se retira, según nuestro grado de aceptación de su presencia. Él sabe respetar nuestros variados niveles de comprensión y asimilación de su realidad.

Nosotros, a través de la fe, aceptamos su existencia, y tocamos, por decirlo así, su realidad. Pero cuando pensamos esa fe, y formamos nuestras “creencias”, comprendemos sólo algo de su realidad, pero tenemos que reconocer que la mayoría de su existencia se nos queda en la oscuridad y aun muchas de nuestras creencias quizás sean falsas. Dios es siempre mucho mayor y mejor de lo que pensamos.

El pueblo histórico que Dios se fue formando, Israel, recorrió un largo camino de comprensión y asimilación de la existencia de Dios en sus vidas y en su historia. Y ellos, a través de un largo proceso, fueron viviendo y escribiendo la experiencia de su Dios, tan distinto a los otros dioses en los que creían los pueblos vecinos.

A la colección de libros que fueron escribiendo le llamamos Biblia. En ella se manifiesta la historia de la maravillosa pedagogía de Dios, que fue paulatinamente manifestándose a ellos, a partir de las necesidades sentidas de la gente y su capacidad de comprensión y asimilación.

Esa pedagogía de Dios es la que intentamos seguir en estos temas catequéticos. La ciencia bíblica moderna ha investigado con seriedad la belleza de la revelación progresiva de Dios a través de la historia y los escritos bíblicos.  Nos ha aclarado las circunstancias históricas de muchos pasajes y el estilo literario del lenguaje usado en ellos. Podemos saber, con suficiente precisión, en qué orden se fueron escribiendo la mayoría de los textos bíblicos. Y todo ello contribuye a la mejor comprensión de los mensajes que Dios ha querido transmitirnos.

Buscamos, pues, una mayor fidelidad a la experiencia bíblica originaria. Ponemos a disposición de los catequistas de nuestras parroquias los hermosos adelantos bíblicos actuales. Se escriben muchos libros sobre la Biblia, pero la mayoría de ellos no están al alcance del pueblo, ni por su precio, ni por su estilo. En estos apuntes, pretendo poner lo mejor de ellos al alcance de los catequistas, y por consiguiente, de nuestros niños y jóvenes, y por supuesto, de sus papás.

La tarea no es fácil. Hay algunos pasajes que no se sabe bien cuándo fueron escritos. Se debate mucho sobre ciertas interpretaciones. Pero podemos afirmar que muchos de los avances de la ciencia bíblica actual ayudan eficazmente a conocer más claramente y más a fondo el mensaje que nos quieren transmitir los pasajes bíblicos.

Queremos poner a disposición de los catequistas estas investigaciones bíblicas, pero en la medida en que puedan ayudarnos en nuestras espiritualidad y nuestra pastoral. Mi esfuerzo se centra en expresar todo esto en lenguaje sencillo. He pensado mucho la selección de los temas.  Muchos ha habido que dejarlos fuera. Se podrían ver, ciertamente, otros temas diversos. Pero me he limitado a los que me han parecido más convenientes, dentro de los estrechos límites de 32 semanas anuales de catequesis.

Un criterio importante de selección han sido las necesidades de los jóvenes de los barrios marginales. Y siempre que he podido he preferido trozos narrativos. De todas maneras, queda abierto el espacio para nuevos temas y, por supuesto, para todo tipo de sugerencias. Lo importante es esforzarnos por respetar y seguir lo más cerca posible el proceso pedagógico de formación de la Biblia adaptándolo a nuestro tiempo.

José L. Caravias sj.

Parroquia Sagrada Familia, Asunción 2005

jlcaravias@terra.com