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La Sabiduría
de saber reconocer y rechazar
a los ídolos

 

 

 

CATEQUISTA-AUDIO   - TEMA A EN PPS - TEMA B EN PPS


Texto: Sabiduría 13,1-5.10; 14,12-14.22-30

Palabra central: IDOLATRÍA NO

 


1. Presentación del tema:

La Biblia hace un largo recorrido buscando dar a conocer cada vez mejor a Dios. Empieza a partir de las creencias paganas, y poco a poco va purificando las ideas y los sentimientos falsos sobre Dios, y así logra mostrar progresivamente con más claridad el verdadero rostro de Dios.

En la medida en que conocemos a Dios, aprendemos a detectar y rechazar mejor sus falsas imágenes: ¡los ídolos! Y en la medida en que desenmascaramos a los ídolos, nos acercamos más al auténtico Dios.

La idolatría es una actitud interior de las personas por la que nos inventamos ideas o imágenes falsas sobre Dios. Es pensar que es Dios lo que no es Dios: crear imaginativamente divinidades que acepten y favorezcan nuestras vulgaridades, nuestros caprichos, nuestros egoísmos o nuestros vicios. A veces estas ideas quedan sólo en nuestra mente, pero con frecuencia las proyectamos en objetos exteriores a nosotros mismos, como pueden ser imágenes concretas, o más frecuentemente la plata acumulada sin medida, el poder opresor o diversos placeres egoístas, como el sexo desenfrenado, el consumismo o la gula. A todo ello le atribuimos un valor absoluto, capaz de hacernos plenamente felices; y como de hecho su adoración no nos consigue la felicidad deseada, seguimos siempre frustrados, insaciados, queriendo siempre más.

El idólatra confunde a la creación con su Creador. Ninguna imagen creada, o la plata o el poder o el placer, son en sí mismas un ídolo. En sí no son malos; es más, son necesarios para la vida. Todo depende de la actitud con que los miremos. Si les damos un valor absoluto y ponemos todas nuestras esperanzas en ellos, entonces los convertimos en ídolos. Cualquier cosa ante la que nos postremos, considerándola norma suprema de conducta, por encima de todo otro valor, ésa nuestra actitud la convierte en ídolo. Pero no es ídolo si la miramos como ser creado, sometido a los valores determinados por Dios.

Toda idolatría es pecado, el peor de los pecados. Pero no todo pecado es idolátrico, si es que reconozco mis faltas, y pido perdón y ayuda. Lo malo es cuando quiero justificar mis pecados echándole la culpa a Dios o presentándolos como queridos por Dios. Pero si recurro con sinceridad y humildad a Dios, ahí no hay nada de idolatría.

Los jóvenes también creamos nuestros propios ídolos, con los que nos engañamos y nos causamos mucho daño. Y sufrimos cantidad de propagandas que nos hacen tomar actitudes idolátricas se sumisión total: si no seguimos lo que impone la moda, “no somos nadie”.

2. Leer las citas hasta que seamos capaces de hacer un resumen de lo más importante.

3. Dialogar sobre la idolatría

a)     ¿Tenemos los jóvenes algunas idolatrías? ¿Soy yo idólatra? ¿En qué? ¿Por qué?

b)     ¿Cuándo las imágenes, la plata, el poder o el placer son idolátricos y cuándo no?

c)     ¿Por qué dice el texto que la idolatría es la causa de todos los males? (14,12 y 27).

d)     ¿Qué tendríamos que hacer para desprendernos de nuestros ídolos?

4. Orar el mensaje:

·         La grandeza y hermosura de las cosas creadas dan a conocer a su Creador mucho más grande y hermoso (13,5).

·         Son unos desgraciados los que llaman dioses a obras humanas; y desgraciadas sus esperanzas (13,10).

·         Los ídolos son el origen del libertinaje y la corrupción (14,12).

·         El culto de los ídolos infames es el principio, la causa y el fin de todo mal (14,27).

·         Perdón porque tantas veces nos hemos hecho ideas falsas de Dios (14,30).

·         Perdón porque llamamos dios a lo que de ninguna manera es Dios.

·         Tú, Dios nuestro, eres bueno, fiel, lento para enojarte, y gobiernas todas las cosas con misericordia (15,1).

(Los catequistas pueden profundizar en el tema leyendo José L. Caravias, Idolatría y Biblia).